Memorias colectivas del movimiento “Orgullo Loco” en Chile: foto-elicitación grupal con activistas

Collective Memories of the “Mad Pride” Movement in Chile: Group Photo-Elicitation with Activists

  • Juan Carlos Cea Madrid
El presente artículo pretende identificar las memorias colectivas del movimiento “Orgullo Loco” en Chile a partir de los discursos de activistas que han participado de manifestaciones entre los años 2015 y 2022. Desde una aproximación cualitativa, se desarrolla la técnica de foto-elicitación grupal para una construcción discursiva con medios visuales. En este sentido, se profundiza en los marcos interpretativos que han orientado los procesos de movilización colectiva en el espacio público. En relación con esto, se enfatiza que la locura es una identidad política que merece ser explicada y comprendida, planteando una disputa simbólica a los códigos culturales dominantes en el campo de la salud mental que la ubican en el terreno de la enfermedad. Finalmente, se concluye que los plurales grados de compromiso y sentidos de pertenencia que surgen del “Orgullo Loco” desafían las lógicas de participación institucional y sitúan la subjetividad como instrumento de lucha política.
    Palabras clave:
  • Orgullo Loco
  • Salud mental
  • Memoria colectiva
  • Movimiento social
  • Foto-elicitación
This article aims to identify the collective memories of the “Mad Pride” movement in Chile based on the speeches of activists who have participated in demonstrations between 2015 and 2022. From a qualitative approach, the technique of group photo-elicitation is developed for a discursive construction with visual media. In this sense, the interpretative frameworks that have guided the processes of collective mobilization in public space are explored in depth. In relation to this, it is emphasized that madness is a political identity that deserves to be explained and understood, posing a symbolic dispute to the dominant cultural codes in the field of mental health that place it in the realm of illness. Finally, it is concluded that the plural degrees of commitment and senses of belonging that arise from the “Mad Pride” challenge the logics of institutional participation and place subjectivity as an instrument of political struggle.
    Keywords:
  • Mad Pride
  • Mental health
  • Collective memory
  • Social movement
  • Photo-elicitation

1 Introducción

El campo de la salud mental a nivel global se ha caracterizado en las últimas décadas por diversas formas de participación social e implicación ciudadana (Organización Mundial de la Salud [OMS], 2022). En este ámbito, activistas con experiencia vivida se han constituido como agentes de cambio para promover servicios de atención y apoyo basados en los derechos, centrados en la persona y orientados a su recuperación (OMS, 2021). Junto con ello, han adquirido relevancia las iniciativas de asociatividad y apoyo entre pares que han contribuido a aumentar la concienciación pública sobre la salud mental desde una perspectiva crítica (Cea-Madrid, 2023a; Guzmán-Martínez et al., 2021; Keller-Garganté, 2022).

En esta tradición, el movimiento “Orgullo Loco” se encuentra liderado por personas que en algún momento de su vida tuvieron la experiencia de la psiquiatrización (Masoud-Salazar, 2021). Tomando como ejemplo el movimiento LGBTQ+, estos colectivos trabajan contra la estigmatización y discriminación que sufren, reivindicando la igualdad de derechos a través de una nueva y diferente identidad “loca” (Herrero y Demano, 2022). Siguiendo el activismo queer y negro, el “Orgullo Loco” invierte el lenguaje de la opresión, recuperando una identidad positiva sobre la locura y restaurando la dignidad de la diferencia (LeFrançois et al., 2013). Así, este movimiento impulsa un enfoque despatologizador de las expresiones no normativas en la esfera de la subjetividad, enfatizando que se ubican dentro del espectro de la diversidad humana y no necesariamente deben ser consideradas síntomas de una enfermedad (Schrader et al., 2013; Rashed, 2020).

La celebración del “Orgullo Loco” nace en 1993 en la ciudad de Toronto, Canadá, bajo la denominación de “Psychiatric Survivor Pride Day”. Esta conmemoración enfatizaba el orgullo de las personas que habían recibido etiquetas diagnósticas al sobrevivir a la incomprensión y la violencia recibida dentro y fuera del sistema psiquiátrico. Actualmente, el “Orgullo Loco” se ha difundido a diversos territorios, incluyendo Europa y Latinoamérica (Cea-Madrid, 2018; Correa-Urquiza et al., 2020; Haigh, 2016). En Chile, la primera marcha del “Orgullo Loco” se realizó el año 2015, y el 2022 se desarrolló la octava versión. Esta modalidad de ocupación del espacio público ha reunido a personas comprometidas con la defensa y promoción del derecho a la locura, estando su convocatoria marcada por una pluralidad de consignas y demandas (Castillo-Parada, 2021; Cea-Madrid, 2022).

Durante las jornadas, se han tomado registros fotográficos que han contribuido a la documentación visual de estos encuentros y acciones de protesta, los que se han compartido en múltiples plataformas y soportes, principalmente redes sociales. Utilizando estos recursos visuales, este trabajo plantea un diseño cualitativo que tiene por objetivo identificar las memorias colectivas del movimiento “Orgullo Loco” en Chile a partir de los discursos de activistas que han participado de marchas entre los años 2015 y 2022.

Para ello, se emplea la técnica de foto-elicitación que implica el uso de fotografías para promover reflexiones y contribuir al debate en el curso de una conversación (Banks, 2010). En este punto, las fotografías favorecen la posibilidad de recuperar eventos del pasado y desarrollar una discusión más profunda y reflexiva en el contexto de investigación (Harper, 2002). Tomando las fotografías como recursos semióticos, cabe aproximarse a la historicidad de las manifestaciones a partir de la atribución de sentido otorgada por sus protagonistas. De esta manera, se asume que en las imágenes reside la potencialidad del recuerdo y, por lo tanto, pueden contribuir a la elaboración de sentidos que permitan profundizar en el posicionamiento crítico y en las dimensiones políticas del “Orgullo Loco”. Lo anterior, se sustenta en el carácter discursivo de los recuerdos y el grado de significación que guardan en la construcción de los escenarios sociales (Vázquez-Sixto, 2001).

Situando el lugar de la psicología social en el estudio de las acciones de recordar y en la comprensión de los procesos de memoria colectiva (Piper-Shafir et al., 2013), se pretende identificar los discursos sobre el pasado que atraviesan las experiencias de lucha y resistencia en el presente. A su vez, bajo las orientaciones de una investigación activista en salud mental (Cea-Madrid, 2024), se propone otorgar protagonismo a actores sociales que han sido invisibilizados en este ámbito, aproximándose a los repertorios simbólicos que han desarrollado para constituirse como sujetos políticos (Crossley, 2006; Morrison, 2005).

2 Orgullo Loco: identidad política y disputas simbólicas

En los últimos años, la palabra “loco” ha vuelto a incorporarse en las agendas de académicos y activistas críticos en salud mental. En ese tránsito, el movimiento “Orgullo Loco” ha contribuido a considerar la locura como un asunto político (LeFrançois et al., 2013). El “Orgullo Loco” se inscribe en la tradición del movimiento de “expacientes o sobrevivientes de la psiquiatría”, una coalición internacional de agrupaciones de base comunitaria que tomó como referencia las formas de activismo vinculadas a las comunidades negras, feministas, homosexuales y trans que enriquecieron los repertorios de acción política en la esfera pública y ampliaron las luchas por la emancipación desde los años 60 (Adame, 2014; Castillo-Parada, 2019; Cea-Madrid y Castillo-Parada, 2018).

Estas formas de organización ciudadana se caracterizaron por reunir a personas que habían recibido diagnósticos psiquiátricos y comenzaron a articular sus intereses con el propósito de fortalecer una voz propia, crear conciencia sobre la injusticia y la desigualdad, así como desarrollar expresiones de resistencia al poder y el control de la psiquiatría (Chamberlin, 1978/2023; Crossley, 2006; Morrison, 2005).

En su expresión contemporánea, el movimiento “Orgullo Loco” propone resignificar el concepto de locura y dejar atrás el lenguaje que pretende codificarla en un sistema de déficits y trastornos que requieren intervenciones biomédicas (De Juan Franco, 2021; Dyck y Russell, 2020; Rashed, 2020). Desde una posición afirmativa, el “Orgullo Loco” busca introducir narrativas no patologizantes sobre las experiencias que se encuentran fuera de la norma, al mismo tiempo que sostiene que estas condiciones pueden ser dignas de aceptación y valoración positiva (Frieiro et al., 2024; Hoffman, 2019; Rowland, 2015; Schrader et al., 2013).

De esta manera, el movimiento “Orgullo Loco” establece conexiones con otros movimientos de liberación que se han apropiado de los estereotipos distintivos con los que habían sido devaluados y despreciados, para conscientemente celebrarlos y considerarlos valiosos (Dellar et al., 2003; Dyck y Russell, 2020). Para otros autores, el “Orgullo Loco” se inscribe en las formas de activismo “biocultural”, ya que se encuentra en la interfaz de la biociencia y la política (Lewis, 2013; Rose, 2020). Aun así, el “Orgullo Loco” no se circunscribe a una lucha en el terreno de la salud mental, sino que pretende intervenir en cómo se representa y se atribuye significado a la locura en la sociedad (Rashed, 2021).

En esta línea, el “Orgullo Loco” no solo se orienta a la despatologización, sino que enfatiza la construcción cultural de las diferencias y jerarquías que estructuran el orden social. Como consecuencia, pretende desafiar las representaciones hegemónicas de la normalidad. Al respecto, si bien acabar con el estigma que afecta a las personas que han recibido diagnósticos psiquiátricos es uno de los propósitos del movimiento “Orgullo Loco”, no se trata solo de una cuestión de prejuicios y estereotipos, sino de un sistema que mantiene lógicas de segregación y etiquetación negativa. De esta manera, el activismo del “Orgullo Loco” reflexiona sobre los mecanismos sociales que producen y sostienen el estigma, es decir, problematiza las formas específicas en que una sociedad marca y excluye a quienes no se ajustan a la norma. Para dar cuenta de ello, el movimiento “Orgullo Loco” ha planteado el concepto de cuerdismo.

El cuerdismo representa un conjunto de ideas, actitudes y comportamientos al que las personas que han recibido diagnósticos psiquiátricos se ven sometidas limitando el ejercicio de derechos y la participación en condiciones de igualdad (Corominas, 2016). En específico, el cuerdismo constituye un modelo profundamente arraigado de actitudes discriminatorias y formas de opresión hacia las personas locas (Poole y Ward, 2013). En tanto sistema, asume una visión patológica de la locura y refuerza que tiene sus raíces en el individuo, en lugar de ser producto de estructuras y relaciones sociales (LeBlanc-Omstead y Kinsella, 2016). Frente a ello, el movimiento “Orgullo Loco” promueve acciones para modificar las raíces sociales vinculadas al estigma y, de manera ampliada, la violencia estructural del sistema psiquiátrico (Castillo-Parada, 2021; LeBlanc-Omstead y Poole, 2024).

Para desafiar al cuerdismo, el activismo del “Orgullo Loco” se opone a la opinión común de que la locura es inherentemente incapacitante (Rashed, 2019). Frente a ello, el itinerario político de los enfoques locos positivos se ha orientado a construir espacios seguros para que las personas locas puedan expresar libremente su forma distinta de ser y aceptar su condición diferente (Dellar et al., 2003). Lo anterior está en sintonía con los aprendizajes de la comunidad gay y lesbiana que ha combatido la misma tensión sobre cómo “salir del clóset”, logrando sortear el temor por la evitación y desaprobación social (Corrigan y Matthews, 2003).

En ese proceso de reconocimiento y validación social, se ha descrito la importancia de una nueva cultura loca (Rashed, 2023). Esta apuesta contracultural no solo permite situar a las personas que han recibido diagnósticos psiquiátricos como un grupo oprimido, sino abrir un camino para despojar los atributos despectivos y los significados peyorativos asociados a la locura, perdiendo esta palabra sus connotaciones negativas (Schrader et al., 2013).

En ese recorrido, con el propósito de dar visibilidad a un colectivo que sufre agresiones constantes, se ha considerado relevante situar su presencia en el espacio público a partir de desfiles y manifestaciones, compartiendo así una estrategia similar al movimiento LGBTQ+ en términos de empoderamiento colectivo (Haigh, 2016). Incluso, desde una posición disidente, activistas del “Orgullo Loco” rechazan asimilarse a la sociedad establecida, vinculándose a las formas de activismo trans/queer, en tanto sujetos que no encajan y se resisten a la normalización (Castillo-Parada, 2021; Pilling, 2022).De igual forma, las acciones del movimiento “Orgullo Loco” establecen articulaciones con otros activismos minoritarios relacionados con el paradigma de la neurodiversidad y el modelo social de la discapacidad (Cea-Madrid, 2023b; Rowland, 2015).

Otras aproximaciones consideran que el “Orgullo Loco” permite comprender que las personas locas experimentan formas de despertar espiritual: ven y sienten lo que está mal en la sociedad y lo que hay que hacer para cambiarla (Farber, 2012). En esta misma línea, la reconceptualización del concepto de locura se ha asociado a la promoción de actividades artísticas y creativas en sus diversas formas, tales como la música, la poesía, la narrativa o la expresión visual (Frieiro et al., 2024). Con relación a esto, al oponerse al lenguaje de la “enfermedad mental” y los procesos de psiquiatrización que promueven los intereses de las compañías farmacéuticas, el “Orgullo Loco” enarbola la necesidad de crear entornos de apoyos y cuidados gestionados por pares como alternativas a las conexiones coercitivas entre la psiquiatría y el poder estatal (Burstow, 2015; Chamberlin, 1978/2023).

En definitiva, aunque el movimiento “Orgullo Loco” es heterogéneo en su composición y carece de cohesión, rechaza las actitudes paternalistas y de bajas expectativas del modelo biomédico, impugna los estereotipos de deficiencia y reafirma el valor de la diversidad (Hennig, 2022; Masoud-Salazar, 2021; Rashed, 2023). En suma, la acción política militante y de resistencia cultural del movimiento “Orgullo Loco” favorece que las personas que se sientan locas y las que desean serlo, adquieran mayores grados de libertad y autonomía. Esto permite ampliar los horizontes de significación en torno a la salud mental, dando lugar a las voces de quienes no han sido considerados como sujetos protagonistas en este campo.

3 Metodología

La presente investigación se inscribe en la tradición del uso de imágenes en investigación cualitativa (Fernández-Droguett y Hermansen-Ulibarri, 2009; Hernández, 2006). En las prácticas de investigación social, se ha descrito el uso y potencial de las fotografías para obtener información, movilizar sentimientos y evocar recuerdos debido a su particular forma de representación (Harper, 2002). En específico, la fotografía, al convertirse en relato, favorece la expresión de emociones y experiencias a las que no se podría acceder mediante otros formatos (Banks, 2010; Pink, 2012). Como marco de referencia del estudio, también se consideran las orientaciones de los Estudios Locos [Mad Studies], proyecto de investigación y acción política que se enfoca en documentar y visibilizar las luchas de las comunidades locas a partir de propuestas metodológicas experimentales o exploratorias (Beresford y Russo, 2021; LeFrançois et al., 2013). En esta tradición, se valora la introspección, el trabajo de la memoria, la autobiografía y las expresiones creativas en torno a la locura como fuentes de saber y formas de conocimiento (Gorman y LeFrançois, 2017).

En octubre de 2023, se desarrolló un grupo focal con activistas que han participado de las marchas del “Orgullo Loco” en Chile entre los años 2015 y 2022, haciendo uso de fotografías de estas manifestaciones para una construcción discursiva con medios visuales. Como técnica de producción de datos, se utilizó la estrategia de foto-elicitación que considera la introducción de fotografías en conversaciones atendiendo el valor semiótico de estos recursos como medios de evocación (Harper, 2002). Esta modalidad da lugar a una especie de reacción en cadena: las fotografías provocan que las personas piensen cosas que habían olvidado, o que vean de una manera nueva cosas que habían sabido desde siempre (Banks, 2010).

Como práctica de investigación colaborativa, la foto-elicitación enfatiza el carácter polisémico de las fotografías y promueve una actitud reflexiva de los y las participantes. En este caso, las fotografías fueron propuestas por el investigador. Se eligieron 12 fotografías de las marchas del “Orgullo Loco” que se encuentran disponibles en las páginas de Facebook “Locos por nuestros derechos” y “Autogestión Libre-mente”, organizaciones sociales que han convocado a estas manifestaciones desde el año 2015. Para su selección, se tomó en cuenta la cualidad estética y visual de los registros en un número representativo de las ocho marchas realizadas. A su vez, se consideró la potencialidad analítica de cada fotografía en términos de la cantidad de información susceptible de ser interpretada por los y las activistas.

Al respecto, cabe precisar que en el uso de fotografías como método de indagación es menos importante su contenido visual como reflejo de la realidad, que su interpretación en un proyecto de investigación específico, cuya significación se establece en ese contexto (Rose, 2019). En cuanto a esto, la modalidad grupal tuvo por finalidad desarrollar una comunidad interpretativa que permitió dar sentido a los registros visuales, así como generar un espacio de interacción para la elaboración de discursos sobre el pasado.

En cuanto a los criterios de inclusión de los y las participantes, se consideró que hubieran participado en al menos 6 marchas del “Orgullo Loco” con el fin de que pudieran compartir experiencias y recuerdos asociados a estas manifestaciones. Además, se estimó relevante resguardar un criterio de equidad de género en la composición del grupo. Los detalles de la conformación de la muestra se describen en la tabla 1. Con relación a las consideraciones éticas, se utilizó un documento de consentimiento informado con el fin de resguardar la voluntariedad, confidencialidad y anonimato de los y las informantes.

Participante Edad Género Número de marchas del “Orgullo Loco” que ha asistido
A 54 años Femenino 6 marchas
C 60 años Masculino 6 marchas
R 57 años Masculino 6 marchas
T 33 años Femenino 6 marchas

Tabla 1

Participantes del estudio

Las transcripciones de los relatos de los y las participantes se abordaron a partir de una perspectiva discursiva. Este enfoque estudia las formas discursivas que construyen y sustentan prácticas sociales específicas (Íñiguez-Rueda, 1997). Esta aproximación explora la importancia del lenguaje como práctica constituyente y regulativa en la comprensión y el estudio de los procesos sociales (Íñiguez-Rueda y Antaki, 1994). Por ende, se sustenta en tratar los discursos como prácticas que forman los objetos de que hablan, enfatizando el interés por advertir y remarcar los aspectos constructivos y productivos del lenguaje en el modelamiento de la realidad (Garay et al., 2005).

Con base en lo anterior, la estrategia de análisis de datos consistió en una lectura sistemática de la transcripción detallada del grupo focal y las interacciones entre los y las participantes. El examen de los datos se orientó a la identificación de componentes retóricos, secuencias tácticas de temas y posiciones enunciativas como procedimientos analíticos (Íñiguez-Rueda, 2019). Luego se realizaron agrupaciones de enunciados atendiendo a sus contenidos y los procesos enunciativos que los conformaron. De esta manera, se perfiló la emergencia de 8 ejes discursivos que se elaboraron a partir de la labor interpretativa en función del contexto. En resumen, esta lectura plantea un análisis de las memorias colectivas del movimiento “Orgullo Loco” a partir de una dimensión interactiva y performativa de los discursos que la constituyen.

4 Resultados

A continuación, se exponen 8 ejes discursivos que dan cuenta de las memorias colectivas del movimiento “Orgullo Loco” en Chile, considerando la valoración de las experiencias compartidas y la centralidad de los recuerdos en la construcción simbólica por parte de los y las activistas.

4.1 La locura a la calle

En la reconstrucción de la historia de las marchas del “Orgullo Loco”, se menciona la importancia de rememorar sus inicios, vinculando su origen a las reuniones del colectivo “Autogestión Libre-mente”, grupo de apoyo mutuo y por los derechos humanos en salud mental que realiza reuniones semanales abiertas a la comunidad. Se menciona que el “Orgullo Loco” nace a partir de un proceso de deliberación y negociación colectiva de sentidos que se construyeron en dicho espacio asambleario. Esto refiere a la conformación de una voluntad colectiva que tuvo como resultado llevar la locura a la calle:

Contar la parte de más atrás, de cuando empezamos a pensar en organizarnos, tirar un rollo, todo un desarrollo de empezar a pensar en la identidad loca, pasar a sentirse orgulloso de estar loco. Fue toda una elaboración grupal, en las reuniones, empezar a conversar, con la resistencia de algunos compañeros de decir “no, yo soy enfermo mental y los locos no sé qué”. Todo eso para llegar a que estuviéramos de acuerdo en celebrar esto y llevarlo a la calle, fue un proceso grupal súper bonito, de debate, de opiniones. (Participante R, grupo focal, octubre de 2023)

Si bien “Orgullo Loco” se inaugura cuando se presenta en el espacio público, exhibe una relación de continuidad con el sostenimiento de espacios de encuentro donde se ponen en práctica relaciones sociales y formas alternativas de organización que posibilitan la emergencia de una identidad colectiva. El siguiente extracto da cuenta de este proceso en su dimensión instituida e instituyente:

Me acuerdo de que, no sé si esta es una de las primeras, o las que dijimos que era una de las primeras, me acuerdo de que eran las marchas como bien trabajadas en las reuniones y tenía su parte organizada y su parte no organizada. La parte organizada era juntarnos antes a hacer los carteles, por qué íbamos a hacer ciertos carteles, qué íbamos a poner en los carteles, por qué eso y no otra cosa. Pero en la calle se daba esto de ir tomando el micrófono. Me acuerdo de que en las primeras marchas, a veces hacíamos textos, repartíamos panfletos, se leía ese panfleto en la calle y luego, mientras más se iba empoderando una persona, agarraba el micrófono. Entonces cada uno tiraba su rollo con su estilo. Pero yo siento que había un trabajo previo y esos mismos trabajos previos tengo la impresión de que se iban sumando [...] Tengo un bonito recuerdo de eso. De cómo las reuniones empoderaban, la calle empoderaba, empoderaba y daba identidad loca. (Participante A, grupo focal, octubre de 2023)

En esta cita se desprende la idea de que las marchas del “Orgullo Loco” tienen un componente formal y organizado, pero no cerrado, sino con una apertura a lo espontáneo y a lo creativo, lo que favorece la acumulación de una experiencia en un hacer en común. A su vez, se enfatiza que, en ese proceso, el “Orgullo Loco” favorece dinámicas de politización y fortalecimiento comunitario a partir de un despliegue propio de la movilización social.

4.2 Dentro y fuera del clóset loco

Las marchas del “Orgullo Loco” posibilitan experiencias situadas y no reguladas en el camino de revelación y autoidentificación con la locura. De esta manera, establecen una escuela propia de participación política y ejercicio plural de la ciudadanía:

Yo recuerdo también, que había personas que quizás no eran de “Libre-mente” pero igual compartían el rollo, pero desde el clóset. Entonces se daba mucho en las marchas, algunas personas que estoy mirando acá, como que les daba vergüenza decirse loco o loca, pero igual iban porque era el espacio para estar. Pero como que estaban, pero a la vez no estaban. Estaban como observando, a veces como más alejados. Pero después, como que, al rato, ayudaban a levantar el lienzo, de a poco, integrándose. Siempre recuerdo eso, esas personas que todavía estaban en el clóset loco. (Participante T, grupo focal, octubre de 2023)

Yo creo que eso es algo bonito que ocurre cuando uno saca a la calle una apuesta política, porque permite que las personas se identifiquen en esos niveles. En un nivel totalmente abierto, adelante, gritando, con una consigna y otros más atrás, así como de apoyo. Militancia, pero más piola, o adentro del clóset derechamente. Esto lo permite. (Participante R, grupo focal, octubre de 2023)

En esta clave discursiva, el “Orgullo Loco”, debido a su apertura, posibilita que cada persona que asiste a las manifestaciones asuma los roles y las atribuciones que más le acomoden, sin necesariamente reconocer abiertamente su locura, pero estando presente en la marcha. En este sentido, se refuerza la idea que la identidad “loca” es relacional, no responde a un conjunto de cualidades predeterminadas y su devenir depende de las circunstancias que posibilitan afirmar su diferencia. De esta manera, la trayectoria de aceptación y reivindicación de la locura constituye un proceso paulatino y no automático que se propicia en la ocupación del espacio público.

4.3 La locura como identidad no esencialista

En continuidad con lo descrito anteriormente, se destaca que en las marchas del “Orgullo Loco” la locura no corresponde a una identidad cerrada, sino que se configura en contraste con lo denominado “cuerdo” y ese es su posicionamiento estratégico:

Esa es una lucha siempre, del tema de percepción de la locura, loco o loca, es por el tema de cómo la sociedad y la mayoría de las personas interpreta el término de locura, entonces ese es un trabajo superdifícil para nosotros, el tener que establecer que la locura, sea que no somos ni mejores ni peores, somos distintos no más. Entonces, cómo decir que fue más o menos lo que pasó con el Orgullo Gay que llegó un momento en que era considerados enfermos, entonces como desarraigar eso. Incluso hay compañeros y compañeras que de repente incluso les incomoda el ser denominado loca o loco. Y esa es responsabilidad nuestra de no apropiarnos en forma cierta, yo diría hasta dura del término y no con esas apreciaciones despectivas que se tiene de la expresión loca o loco. Y ese es un desafío para nosotros sin lugar a duda. (Participante C, grupo focal, octubre de 2023)

Según lo señalado, la locura representa una categoría en disputa. Forma parte de una trama de determinaciones y en la medida que expresa una negociación permanente de sentidos, su posicionalidad debe evitar atributos dados y preexistentes. Esto implica un desplazamiento de lo que se ha definido como loca o loco según los parámetros establecidos del poder dominante. Frente a ello, se plantea la necesidad de pensar su cualidad relacional y contingente para no caer en la reproducción de un discurso en el que se definan posturas excluyentes que, a su vez, generen una distancia en las personas que no se identifican con el término loca o loco.

4.4 Formas no cuerdas de manifestación

En el inicio de las marchas del “Orgullo Loco” se plantea que fue necesario diferenciarse de las maneras tradicionales en que se evalúa el éxito de una manifestación en el espacio público:

Yo recuerdo mucho la primera vez, porque uno hace todo por primera vez. La discusión respecto a ojalá que haya harta gente o que nos cubran o no nos cubran los medios, toda la lógica cuerda que permeaba siempre y nosotros en algún momento decíamos no, no nos interesa, que seamos los que seamos, si llegan los medios o no llegan los medios, nos da lo mismo. (Participante R, grupo focal, octubre de 2023)

En este punto, se plantea que las marchas del “Orgullo Loco” no tenían como propósito convocar a un número importante de personas y llamar la atención de los medios de comunicación, que es la manera habitual de medir el alcance de una manifestación. Se enfatiza que esta manera de comprender el efecto e impacto de una marcha responde a las lógicas de un activismo “cuerdo”. En la misma línea, se cuestiona la noción de una militancia permanente y continua, que se mantiene de forma regular en todas las manifestaciones:

En cada marcha hay personas diferentes. Es que ese es el fondo de la militancia loca, no es una militancia como cuerda, normal, donde son los mismos de siempre, sino que siempre iba rotando porque la participación en “Libre-mente” iba rotando. (Participante T, grupo focal, octubre de 2023)

En esta cita, se refuerza una modalidad de participación que es inestable y pasajera, en oposición a lo esperado y habitual respecto a la noción de militancia. Eso destaca que cada marcha es una instancia única, un evento no replicable al año siguiente, tanto en la convocatoria como en la asistencia, en la medida que la participación es dinámica, intermitente y voluntaria. Del mismo modo, la celebración del “Orgullo Loco” no es algo que esté establecido, no es una acción colectiva que se haya institucionalizado, sino que se actualiza de manera permanente y no tiene un día fijo en el calendario:

Si bien las marchas van marcando el cierre del año, lo contrahegemónico de no hacerlas todas en la misma fecha. Porque es muy cuerdista eso, tal fecha es el “Orgullo Loco”, para nosotros puede ser cuando nosotros nos pongamos de acuerdo. (Participante R, grupo focal, octubre de 2023)

A partir de lo señalado, el activismo del “Orgullo Loco” exhibe diferentes grados de compromiso y sentidos de pertenencia. Y es que la realización de cada marcha depende plenamente de la capacidad de agenciamiento del colectivo que prepara la convocatoria y que asiste en consecuencia. Esto produce una forma de expresión en el espacio público abierta a la temporalidad y la contingencia.

4.5 Marcha como apuesta autocentrada

Un campo de discusión relevante respecto a las marchas del “Orgullo Loco” tiene relación con sus efectos o implicancias. Esto refiere a lo que la manifestación pretende con su realización o cuál es el objetivo que persigue. Lo descrito anteriormente, tiene relación con lo que se espera en términos “cuerdos” de las manifestaciones:

Lo otro que es lo que yo he pensado de las personas que van a la calle a manifestarse, la gente dice “oye, pero no van a cambiar nada”, pero adentro de las personas cambian muchas cosas cuando están con otros y se sienten parte de algo más grande. Una marcha o las marchas del “Orgullo Loco” representan eso, superan los instrumentos que sean capaces de medir lo que les pasa a las personas, como que las personas ven otro nivel: “Estoy sola, pero oye, hay más gente que está en esto, existe el Orgullo Loco”, o sea el alcance que esto tiene es tremendo. (Participante R, grupo focal, octubre de 2023)

A mí siempre me ha llamado la atención, claro que uno dice “a lo mejor no va a lograr nada”, pero ese es el tema “¿y si no lo hago?”, yo nunca voy a saber si logré algo o no. Porque lo importante no es si logras o no logras algo sino el hacerlo, es cuan comprometido estas tú en la acción, porque yo creo que eso es vital. Llegas a un nivel en que poco te va a preocupar si lo lograste o no, porque eso no depende de uno, pero si depende de uno el tratar de hacerlo lo mejor posible. (Participante C, grupo focal, octubre de 2023)

En estas citas se problematizan los parámetros bajo los cuales se evalúa el éxito de una manifestación: que tengan un efecto medible y un impacto constatable en las instancias de poder para modificar cierto estado de cosas. Frente a ello, las marchas del “Orgullo Loco” tienen un carácter autocentrado, cuyo propósito es reafirmar una posición en la sociedad. En consecuencia, los logros de las marchas del “Orgullo Loco” no se pueden medir de manera externa o cuantificar de forma objetiva, ya que el cambio más relevante se alcanza en la esfera personal y en la relación con otras y con otros, como energía transformadora que surge de la propia capacidad de agencia y del reconocimiento entre pares.

4.6 Marcha como horizonte de visibilidad

Otro aspecto importante tiene que ver con la audiencia en la que esperan influir las marchas del “Orgullo Loco”. Esto se plantea como una responsabilidad de vinculación con la ciudadanía para impulsar la conciencia pública de acontecimientos de violencia psiquiátrica que antes de las manifestaciones pasaban desapercibidos para el conjunto de la sociedad o eran naturalizados en los entornos de salud mental:

Es un tema de la acción, yo creo que ese es el compromiso. De la referencia que a veces busca institucionalizar las actividades, lo mejor es quizás ir al público que no está vacunado, porque quien no está vacunado, que está pasando por la calle, probablemente tiene menos aproximación, menos apreciación, menos conocimiento del tema. Por ejemplo, pasaba cuando se hablaba del electroshock, la gente pensaba que no existía. Entonces cuando a personas que no tienen idea, las cuales no tienen por qué saberlo, le entregas una información de ese tipo, es una forma, me da la impresión a mi más cierta de llegar a un público sin conocimiento, que esa persona sin quererlo le va a conversar a alguien, que probablemente tampoco le interesa, un tema que para ellos no les va ni les viene, pero si cuando alguien se los plantea. (Participante C, grupo focal, octubre de 2023)

En estos términos, se enfatiza la importancia de hacer presente la estrategia enunciativa de denuncia del “Orgullo Loco” y dar a conocer su punto de vista, abriendo un horizonte de visibilidad a través de conversaciones con personas que no están vinculadas al activismo produciéndose así un impacto divulgativo.

4.7 Desbordes locos

Un elemento relevante de las marchas del “Orgullo Loco” es el potencial de creatividad y los alcances no previstos de una iniciativa con estas características:

Cuando uno hace una acción política como esta, de ponerla en el espacio público, la marcha, se producen estos desbordes. Se genera una energía, que va más allá de la organización y entonces empiezan a producirse estas identificaciones. Empezaron a marchar las locas aparte, con sus propios lienzos […] Es montón de energía y recursos, materiales y humanos, de tiempo, de cariño, de amor, de apañe y se produce el desborde. E igual que las reuniones, como no le tenemos miedo al desborde, ni al desborde emocional ni al compromiso, se produce un desborde y la locura se pone en la calle, y se desborda no más. (Participante R, grupo focal, octubre de 2023)

Se plantea la metáfora de desborde como un curso de acción que amplifica y multiplica la construcción de identidades plurales y la elaboración de novedosas consignas al interior del movimiento (por ejemplo, el feminismo loco). Lo anteriormente descrito, posibilita la ocurrencia de demandas emergentes e instancias organizativas que surgen precisamente al calor de la lucha y como resultado de una apropiación del espacio público. Por lo tanto, esta dimensión simbólica de los “desbordes locos” depende de las prácticas colectivas que lo hacen posible.

4.8 La locura entre lo individual y lo colectivo

Finalmente, un último eje discursivo hace referencia a la articulación de las historias personales y el hacer común como elementos inseparables de la memoria colectiva del “Orgullo Loco”:

Todo surge de las historias personales, a pesar de que en sus historias personales no surge el movimiento o que emerja de alguna forma, pero serían representantes en estas fotos de eso. Más como todas las personas que han dejado sus huellas. Las huellas en las marchas, en las ideas, en las propuestas, en las críticas y que eso dio fruto a las marchas del “Orgullo Loco” y que a la vez dio fruto a todas las distintas luchas que tenemos en el movimiento, como el electroshock, la desaparición de José Vergara, el feminismo loco. (Participante T, grupo focal, octubre de 2023)

En específico, se menciona que cada activista que ha sido parte de las marchas ha dejado su legado en las consignas y demandas que ha enarbolado el movimiento, posibilitando los desbordes creativos descritos anteriormente. De esta manera, la contribución de cada persona, en términos de conexión y vínculos solidarios, se integra en los procesos de recuerdo:

Lo que han dicho que desde lo individual pasamos a lo colectivo, donde cada una tiene su cosa loca, sus cosillas ahí, su historia de vida, pero cuando encuentra a los pares, hace la fuerza del colectivo, como se dice, de la manada, tu identidad, puedes estar y reflexionar, ser libre, tener esa paz que no está en otros lados, cuando uno está sola o está sin los otros donde se siente parte, la encuentra en el colectivo. Y quiero rescatar eso, el colectivo donde una saca fuerzas y donde una suma gente, donde otros no se sienten solos, donde está el apañe que tanto se busca, que tanto se anhela cuando uno no está bien. Y en estos momentos yo siento con mucha fuerza y recuerdo con mucho cariño a todas las personas que han pasado por “Libre-mente”. (Participante A, grupo focal, octubre de 2023)

Con arreglo a lo señalado, los y las activistas que alguna vez fueron parte de las movilizaciones, encuentran su lugar en los relatos sobre el pasado y en las acciones de recordar. Así, el movimiento “Orgullo Loco” es un espacio de encuentro y sostén comunitario en el que se enlazan afectos y cuidados para conmemorar una identidad colectiva que se elabora desde el presente.

5 Discusión y conclusiones

Las memorias colectivas del movimiento “Orgullo Loco” en Chile articulan un lenguaje de contestación y protesta que abre nuevas posibilidades de enunciación en el campo de la salud mental. Los testimonios y vivencias en torno a las marchas dan cuenta de los procesos de construcción de identidades políticas que sustentan una cultura diferente basada en prácticas compartidas en la esfera pública. Esto implica la configuración de una cultura loca en un sentido amplio (Dellar et al., 2003; LeFrançois et al., 2013; Rashed, 2023).

Sobre este punto, las reconstrucciones y ejercicios de memoria condensan las dinámicas de significación que desarrollan los y las activistas para transmitir sus experiencias. Al respecto, el uso de fotografías en el diseño de investigación da cuenta de su utilidad para dotar de sentido a los recuerdos de los procesos de movilización social. Sin embargo, no se ha buscado establecer la verdad de los hechos que se recuerdan, sino comprender cómo ciertos actores sociales elaboran versiones de ese pasado (Piper-Shafir et al., 2013). En ese ejercicio, los relatos plurales que emergen en el encuentro grupal tienen efectos en el tipo de relaciones y prácticas sociales que configuran el “Orgullo Loco”. De esta manera, la memoria juega un papel fundamental en la construcción del pasado, pero también del futuro, en tanto que dota de continuidad a la realidad y da sentido al presente (Vázquez-Sixto, 2001).

En ese marco, las memorias colectivas del movimiento “Orgullo Loco” expresan la construcción simbólica que implica toda afirmación de identidad. En clave discursiva, los y las activistas plantean una redefinición de la locura en términos no esencialistas, sosteniendo diversas posiciones que, al no estar fijadas ni establecidas, se articulan de manera contingente y en relación con otras fuerzas en pugna. En dicho proceso, las significaciones disruptivas constituyen una forma de adquirir visibilidad en el espacio público. Así, las dimensiones simbólicas del “Orgullo Loco” sustentan una actitud reivindicatoria y autoafirmativa frente a las prácticas de desvalorización y estigmatización dominantes.

Por otra parte, las memorias colectivas del movimiento “Orgullo Loco” refieren a una modalidad de intervención en la arena pública que se distancia de los ejercicios de participación política tradicional. Al respecto, el Estado no es un blanco de las reclamaciones colectivas, esto lo distingue de las manifestaciones de otras latitudes que exigen justicia y reparación por los abusos recibidos por el sistema psiquiátrico. En consecuencia, esta forma de activismo, más que enarbolar demandas ante una autoridad política o articular una agenda de reforma institucional, sostiene mundos de vida que se crean al estar en común.

Este descentramiento del Estado como referente de las protestas posiciona al orden microsocial como eje de cambio. Así, el “Orgullo Loco” se inscribe en la tradición de los movimientos sociales latinoamericanos que se orientan a crear espacios autónomos en que los deseos de otra vida y la afirmación de relaciones sociales alternativas prefiguran el mundo que pretenden construir (Modonesi e Iglesias, 2016: Ouviña, 2013; Zibechi, 2017).

Respecto a los alcances del diseño metodológico, cabe mencionar que los materiales visuales no fueron generados por los y las participantes y se utilizó un número limitado de fotografías, por lo tanto, la potencialidad de este recurso y el medio de exploración presentan ciertas restricciones. A pesar de ello, cabe destacar el uso de materiales visuales como herramientas innovadoras de investigación en el campo de la salud mental.

En cuanto a futuras investigaciones, se plantea examinar el lugar del “Orgullo Loco” como espacio privilegiado de subjetivación política entre el espacio público y la vida cotidiana. Lo anterior es una invitación a profundizar en la elaboración de “memorias locas” a partir del concepto de “memorias políticas” propuesto por Loreto López-González et al. (2024), entendido como diversos aspectos de la construcción del pasado en y para la acción política en el presente.

Finalmente, el “Orgullo Loco” da cuenta de la importancia de la subjetividad como instrumento de lucha política en los movimientos sociales contemporáneos. Esto implica reconocer, más allá de la conformación de una memoria hegemónica, las acciones de lucha y praxis comprometida en torno al derecho a la locura como expresión de nuevas formas de ciudadanía en el Chile contemporáneo.

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