Pensar las migraciones femeninas vigentes y el papel que desempeñan como sostenedoras de la vida, en países de origen y destino, nos obliga a observar las dinámicas que están teniendo lugar en torno a la organización social de los cuidados (Hochschild, 2000/2001; Levitt, 2018; Pérez-Orozco, 2014). Cuidar es un proceso complejo de múltiples dimensiones donde acontecen relaciones a nivel material, emocional y moral que muestran la vulnerabilidad e interdependencias inherentes al ser humano (Martín, 2008). Sin embargo, los estudios migratorios han explorado en menor medida las prácticas y significaciones de auto/cuidados en colectivo, y muy especialmente cuando son autogestionadas por las propias mujeres (in)migradas. Estas acciones de cuidado colectivo entre mujeres implican diferentes formas de organización cuyas protagonistas y beneficiarias persiguen dar respuesta a necesidades de distinto tipo que no son resueltas por instituciones públicas o privadas. Las redes de mujeres llevan a cabo acciones que conceptualizan el cuidado desde una amplia perspectiva: combaten la soledad y promueven prácticas de autocuidado, además de mediar entre las administraciones públicas y aquellos entornos expulsados a los márgenes (Vega et al., 2018). Adicionalmente, suponen formas de agenciamiento y resistencia grupal frente a las dificultades en destino (Rosas, 2018), siendo estrategias imprescindibles, en ocasiones, para su supervivencia.
El objetivo del presente artículo es analizar las nociones y reflexiones en torno al CC que mujeres latinoamericanas residentes en España articulan para el sostenimiento de sus vidas cotidianas. A partir de dinámicas personales, familiares y comunitarias, las mujeres que participan en estos entornos reivindican el reconocimiento de sus derechos fundamentales en el marco de unos territorios y gobiernos que, por su condición de extranjeridad1 y clase social, dificultan sus condiciones vitales (Jiménez y Ruberte, 2021). Muy a pesar del estrangulamiento generalizado en sus posibilidades de acceso a los diferentes servicios públicos, especialmente estando en situación irregular, las mujeres sortean dificultades creando tejidos sociales y redes de apoyo mutuo desde la propia comunidad, poniendo en valor sus capacidades de agencia y resistencia frente a las adversidades. De forma consustancial al trabajo co-laborativo, estas experiencias encierran numerosas tensiones a nivel individual y colectivo, resultando muy significativas para comprender los contextos en los que discurren los modelos de CC desde los que organizan las responsabilidades y afrontan los compromisos entre mujeres.
A nivel metodológico, en tanto estamos involucradas en los escenarios de CC observados, hemos desarrollado esta investigación desde un enfoque cualitativo, etnográfico, participativo y colaborativo. El conocimiento y reflexiones sobre cuidados que sustentan esta investigación están producidos del diálogo entre los saberes personales y colectivos que ellas aportan con sus experiencias. Buscamos la centralidad del grupo como principal protagonista de la investigación, posibilitando espacios afectivos de escucha y diálogo (Álvarez y Sebastiani, 2020).
Los estudios migratorios entre contextos euro-latinoamericanos han contribuido a la construcción de conocimiento relevante sobre la crisis de cuidados que tiene lugar en las sociedades actuales, derivada del colapso que sufre el modelo tradicional de provisión de cuidados sustentado en la división sexual del trabajo y las familias (Carrasco, 2013; Pedone et al., 2012). Dicha coyuntura, que afecta específicamente a los países del Sur de Europa, evidencia las dificultades que encuentran los Estados de Bienestar mediterráneos para garantizar la existencia de la población en escenarios donde convergen: “la precarización del mercado laboral, la pérdida de redes sociales y el afianzamiento de un modelo individualizado de gestión de la cotidianidad” (Pérez-Orozco, 2014, p. 13).
En la última década, las investigaciones centradas en la “feminización de las migraciones’’ muestran la proliferación de proyectos migratorios protagonizados por mujeres (Dasten, 2021; Stang, 2021). La constatación de que estas mujeres, cuando se desplazan, son el primer eslabón de la cadena migratoria, favoreció el incremento de investigaciones que detallan los arreglos de cuidado, articulándose entre múltiples campos sociales transnacionales de manera simultánea (Levitt, 2018). Para Arlie Hochschild (2000/2001) este tránsito supone un trasvase de cuidados desde países del Sur Global hacia los del Norte Global, conformando las denominadas cadenas globales de cuidados (Parella, 2007; Pérez-Orozco, 2014), bajo un proceso de desnacionalización y salarización en torno a la organización socioeconómica de este trabajo. Si frente a las mujeres españolas existían pocas respuestas al ¿quién cuida de quien nos cuida?, cuando las protagonistas son extranjeras, esta interpelación queda completamente al descubierto (Zúñiga y Arrieta, 2021).
Investigaciones como la de Cristina Vera y Magalí Marega (2021) analizaron la organización colectiva entre mujeres tras la pandemia de Covid-19, pero en el contexto español se han explorado en menor medida los argumentarios que motivan a las propias mujeres (in)migradas a involucrarse en estrategias de supervivencia y organización comunitaria para sus autocuidados. Si bien se ha analizado la despolitización ocasionada sobre algunos derechos sociales fruto de la implantación de políticas públicas que limitan la acción comunitaria (Comas, 2019; Zubero, 2017), es necesario profundizar en las situaciones y percepciones que verbalizan las propias mujeres extranjeras. Resulta pertinente incorporar sus reflexiones en torno a las formas de agenciamiento y de resistencia con las que responden a las restricciones percibidas como extranjeras en España.
Los análisis sobre CC o colectivización de las prácticas de cuidado2 se están incorporando de manera emergente al ámbito académico europeo (Jiménez y Ruberte, 2021; Vega y Martínez, 2017), poniendo en cuestión la concepción tradicional de estado de bienestar como único proveedor de cuidados en relación con otras perspectivas más amplias (Martínez y Vega, 2021). El aumento de estudios que analizan la progresiva desresponsabilización del Estado en materia de gestión y organización de los cuidados ha posibilitado ampliar el debate y la mirada, primero hacia las mujeres nacionales y después hacia las extranjeras. En consecuencia, destacan las contribuciones que muestran cómo las personas (in)migradas cuidan de la ciudadanía de destino, pero son muy residuales los estudios que atienden al propio ámbito comunitario (in)migrante, entendido como agente no institucionalizado que resuelve “sus” autocuidados, sin poner en valor sus experiencias desde el plano asociativo (Arribas, 2014). Las carencias institucionales de cuidados dan lugar a prácticas de resolución de necesidades y de reivindicación política por parte de las mujeres (in)migradas cuya intención es construir modos alternativos de vida con un nexo central: organizar el cuidado de sus cuerpos desprotegidos desde estrategias colectivas (García et al., 2021).
Desde el enfoque comunitario, el cuidado es entendido como un constructo social que colabora en la reproducción cotidiana de las familias y los barrios mediante una tarea viva, afectiva y útil, motivada en la necesidad, el compromiso y la voluntad del grupo (Rosas, 2018). Esta definición de CC refiere a la totalidad de actividades, pasivas y activas que, en el seno de las comunidades de mujeres (in)migradas, contribuyen de manera directa o indirecta a la provisión de su bienestar y asistencia colectiva, donde la dimensión de los afectos es central (Gavazzo y Nejamkis, 2021). La emocionalidad que implica colectivizar los cuidados comprende la corporalización de las identidades grupales, a menudo precarias, generando los vínculos necesarios para emprender un trabajo de supervivencia basado en la cooperación y la solidaridad (Monteros, 2017). Aun siendo espacios donde surgen numerosas tensiones y contradicciones, también son lugares de sinergias.
Si bien las cambiantes “crisis de cuidados” en las sociedades del Sur de Europa condicionan de manera generalizada la vida de las mujeres, quienes soportan mayoritariamente las responsabilidades de cuidado, se interseccionan con otras dimensiones como la clase social, la nacionalidad, la religión, la situación familiar o la edad. Los saberes que las mujeres han acumulado históricamente sobre la colectivización de prácticas de cuidado a menudo las sacan de los hogares y las ubican en el centro de la vida pública. De este modo se desarrollan conceptos como el “buen vivir”, que remiten a una vida que merezca la pena ser vivida (Federici, 2021; Monteros, 2017), y exponen la tensión entre el bienestar, entendido como una experiencia individual o como una vivencia que puede alcanzarse únicamente mediante la interdependencia (Pérez-Orozco, 2014).
El trabajo territorial que las redes de mujeres latinoamericanas en España realizan en los espacios relegados a los márgenes permite dar continuidad a sus vidas cubriendo necesidades desamparadas por el Estado que, aun poniendo en marcha medidas paliativas, no logra transformar las desigualdades estructurales (Gavazzo y Nejamkis, 2021). Los procesos de organización comunitaria que articulan estas mujeres les permiten tejer relaciones desde la reciprocidad, desarrollar y expresar su capacidad de agencia y afianzar compromisos con los procesos de transformación y reivindicación de sus derechos (Arribas, 2014; Cuentas y Vera 2000; Vivone, 2020).
Para “equilibrar” la (des)atención estatal de las necesidades de cuidado social de sus nacionales, los Estados a menudo refuerzan las condiciones laborales e ideológicas que sustentan la legitimación y (re)creación de las presencias de las personas (in)migradas en situaciones de desigualdad, muchas de ellas, ejerciendo de sustitutivas de los cuidados gubernamentales (Agrela, 2012). Frecuentemente, su situación de irregularidad les imposibilita el acceso al reconocimiento de derechos de todo tipo, incluidos los relacionados con el (auto)cuidado social.
Los regímenes migratorios imponen grandes dificultades a muchas mujeres latinoamericanas para regularizar su situación administrativa en el país de destino, posibilitando su explotación en términos económicos (Butler, 2016; Mezzadra, 2012), y desautorizando sus saberes y capacidades de acción, gestión y participación en la esfera pública (Sayad, 2010). Aun cuando una parte significativa de las mujeres logran sortear el precario acceso al mercado laboral a través del trabajo de cuidados, persisten las condiciones de informalidad que les impone su situación de irregularidad administrativa y las dificultades para la homologación de títulos. En consecuencia, son numerosas quienes experimentan múltiples efectos perversos como son el incremento de pobreza y precarización.
Las mujeres (in)migradas en España han mostrado una significativa capacidad para subvertir muchas de las condiciones de vulnerabilidad social que comprometen su bienestar, conectándolas con sus posibilidades de resiliencia en circunstancias de desastre. Ejemplo de ello son las experiencias de sostenimiento desarrolladas por las agrupaciones de mujeres latinoamericanas en España durante la pandemia de COVID-19. Estas buenas prácticas contribuyeron a la gestión democrática de recursos de cuidados y al fortalecimiento de los espacios de defensa de derechos sociales (López-Sala, 2021; Tutistar et al., 2022).
En esta investigación analizamos desde un enfoque cualitativo (Taylor y Bogdan, 1984/1990) las concepciones de CC que tienen las mujeres (in)migradas en España que participan en agrupaciones de auto-cuidados. La muestra está formada en su totalidad por mujeres de origen Latinoamericano, por ser quienes presentan una mayor actividad de promoción y auto-gestión en este campo, en algunos casos, con experiencia previa en sus contextos de procedencia, así como por ser espacios con los que teníamos mayor proximidad laboral. Este estudio tiene un carácter notablemente feminista, y un enfoque multisituado que considera los saberes construidos por las participantes, antes y durante su proyecto migratorio, lo que es esencial para comprender de qué estamos hablando cuando hablamos de CC. Organizar los auto-cuidados entre mujeres en escenarios de destino está cargado de herencias y significaciones del cuidar desde el género, en origen, tránsito y destino; son prácticas comunitarias que constituyen muestras de cómo desplegar formas de supervivencia, sororidad, identidad, militancia o estrategia, entre otras.
Iniciamos el trabajo de campo en septiembre (2021), con un ejercicio de mapeo de las agrupaciones de mujeres latinoamericanas en Madrid, con un perfil correspondiente a los objetivos de investigación. Todas las agrupaciones son de tipo comunitario no institucionalizadas, aunque algunas decidieron conformarse como asociaciones formales. Aunque existen particularidades según el contexto donde se ubican, mayoritariamente despliegan actividades relacionadas con: el acompañamiento en situaciones de violencia, la asesoría jurídico-administrativa y para la inserción laboral, y el apoyo emocional/afectivo. Los grupos motores surgieron desde el activismo social de sus integrantes, siendo únicamente en cuatro casos en los que las mujeres perciben un salario por esta actividad.
Las formas de financiación y subsistencia son variadas, si bien en su mayoría están sostenidas por donaciones de particulares y aportaciones sociales, como el fondo Calala. El acceso a proyectos financiados por la administración pública es muy limitado; tan solo 2 de los grupos tienen ingresos permanentes para proyectos. Por ello nos hemos centrado en estas iniciativas que, aunque no están registradas oficialmente ni operando como escenarios institucionales, suponen grupos de apoyo mutuo efectivos y reconocidos por las propias mujeres. Existen diferentes roles al interior de las agrupaciones, siendo las mujeres más veteranas quienes suelen conforman los grupos motores, y las encargadas de recibir a quienes van incorporándose a la colectividad. El grado de participación varía en función de cuestiones como la disponibilidad de tiempo, la situación familiar, el horario laboral, los recursos o la estabilidad en el país, aunque perdura el concepto de cuidado en comunidad, por lo que todas en algún momento dicen sentir que cuidan a las demás y perciben que son cuidadas.
Las técnicas de investigación empleadas han sido dos: 1) La observación participante, realizada en la ciudad de Madrid (septiembre de 2021 a septiembre de 2022) acudiendo a participar, escuchar, dialogar y aprender en diversas actividades de las agrupaciones (ver Tabla 1).
Actos reivindicativos | Talleres y formaciones | Artísticas y de ocio |
Manifestaciones por la ratificación del convenio-189 | Eventos de la plataforma “regularización, YA” | Celebración del 8M |
Sobre autocuidados colectivos | Asesoría sobre trabajo de cuidados y del hogar | Asociacionismo de mujeres (in)migradas |
Performances | Teatro social | Espacios compartidos de recreación |
Tabla 1
Actividades de las agrupaciones
Figura 1
Concentración por la ratificación del convenio 189. Madrid. 17-03-2022.
2) Entrevistas semiestructuradas, primero de tipo exploratorio y, posteriormente, en profundidad con informantes claves. Se realizaron 8 entrevistas exploratorias con los grupos motores de las agrupaciones (entre marzo-diciembre (2021). Posteriormente, entre diciembre del 2021 y mayo del 2023, realizamos 18 entrevistas en profundidad con mujeres, de entre 20 y 60 años, con roles activos dentro de las formaciones. Todas ellas tienen un nivel formativo mínimo de estudios secundarios, siendo el 90 % de ellas tituladas universitarias. Las entrevistas transcurrieron con relación a las siguientes temáticas: identificación de necesidades en el país de destino, reflexiones sobre sus experiencias de CC y participación en redes nacionales de mujeres (in)migradas (ver Tabla 2).
Identificador | Origen | Situación administrativa | Rol | Tipo Agrupación | Sector profesional |
---|---|---|---|---|---|
EP1-Madrid | Perú | Regular + 1 año | Promotora comunitaria |
Formal* | Administrativo |
EP2-Madrid | Nicaragua | Regular + 1 año | Grupo motor | Cooperativa | Cuidado de personas |
EP2.2-Madrid | Nicaragua | Regular + 1 año | Grupo motor | Cooperativa | Cuidado de personas |
EP3-Barcelona | Perú | Regular + 1 año | Grupo motor | Formal | Comunicaciones |
EP4-Getxo | Argentina | Regular + 1 año | Grupo motor | Formal | Gestoría de proyectos |
EP5-Madrid | Ecuador | Regular + 1 año | Participante | Grupo informal | Cuidado de personas |
EP6-Honduras | Honduras | Regular + 1 año | Grupo motor | Formal | Hostelería |
EP7-República Dominicana |
República Dominicana |
Regular + 1 año | Grupo motor | Formal | Abogacía |
EP8-Cádiz | Colombia | Regular + 1 año | Grupo motor | Formal | Sociología |
EP9-Euskadi | Guatemala | Regular + 1 año | Grupo motor | Formal | Cuidado del hogar |
EP9.1-Euskadi | Guatemala | Regular + 1 año | Grupo motor | Formal | Educación |
EP10-Barcelona | Guatemala | Regular + 1 año | Grupo motor | Formal | Hostelería y psicología |
EP11-Huelva | Colombia | Regular + 1 año | Participante | Formal | Cuidado de personas |
EP12-Huelva | Colombia | Solicitante de Asilo | Participante | Formal | Comunicaciones |
EP13-Huelva | Costa Rica | Regular + 1 año | Participante | Formal | Cuidado de personas |
EP14-Huelva | Colombia | Irregular | Participante | Formal | Hostelería |
EP15-Huelva | Colombia | Solicitante de Asilo | Participante | Formal | Cuidado de personas |
EP16-Barcelona | Chile | Regular + 1 año | Grupo motor | Formal | Gestión de proyectos |
Tabla 2
Perfil de la muestra
Todas fueron grabadas con el consentimiento informado de las participantes, con la finalidad de respetar cuestiones éticas recogidas en el código de buenas prácticas de investigación de nuestra institución, destacando aspectos como la voluntariedad de quien participa, la información sobre los objetivos y finalidad de los datos, el anonimato, el derecho de retracto o la no maleficencia del conocimiento. Posteriormente, fueron transcritas y los discursos producidos fueron analizados mediante categorías registradas con el programa de análisis cualitativo Atlas.ti. Adicionalmente, estos contenidos, incluido el borrador de este texto, han sido expuestos en distintos momentos de intercambios y encuentro social en las agrupaciones.
Los datos producidos y analizados en esta investigación los hemos organizado en torno a tres categorías centrales: 1) Autodiagnóstico de necesidades, 2) Motivaciones para colectivizar el autocuidado y 3) Percepciones acerca de la participación en redes de acción conjunta.
Las mujeres (in)migradas con quienes dialogamos expresan en sus narrativas cómo, en muchas ocasiones, no pueden hacer frente por sí solas a algunas de las necesidades fundamentales de su supervivencia cotidiana, de las situaciones que nos dicen vivir desde vulnerabilidad y que precarizan sus vidas. Muchas de estas circunstancias derivan de los dilatados procesos de regularización administrativa, que las condicionan irremediablemente al acceso a unos nichos generizados, extranjerizados e irregulares que se caracterizan por tener condiciones de mayor informalidad y precariedad. Sin papeles, nos dicen, las opciones son muy escasas. Estos contextos acotan frecuentemente las posibilidades para resolver de forma autónoma sus vidas porque limitan la obtención de recursos económicos suficientes, restringen el uso de los tiempos y las conciliaciones o dificultan el reconocimiento de derechos sociales, lo que implica una costosa sobrecarga diaria. A menudo, sin apoyos familiares en destino, las estrategias de (auto)cuidado en colectivo son una de las prácticas habituales para resistir.
Me fui de interna, y esos 4 años de interna, no tenía papeles […] existe una ley de extranjería que te anula como persona, que te hace pasar por esos 3 años de clandestinidad, de trabajar para la economía sumergida ¿A quién favorece? Porque soy una mujer sana. Si soy una mujer sana, no voy a quitarle dinero a la Seguridad Social. Sin embargo, puedo aportar. Y no. Aquí pasamos esos tres años. Y te manda un mensaje, que no sos importante como persona, que no sos parte de una sociedad con derechos, que unos papeles valen más que mi persona. Y si no fuera por esas alianzas que una hace con las otras, te morís de asco. (EP2, Grupo motor, marzo de 2022)
Estamos hablando de ciudadanía, ¿no? Del derecho a existir y el acceso a cualquier servicio está atravesado primero por esta valla de tener el padrón, que es como súper dramático, porque claro, esto va por comunidades autónomas […] Durante la pandemia repartimos comida por ejemplo, y claro, la Cruz Roja tiene este tipo de servicios, pero claro, también exigen que vengan derivados de servicios sociales, y si servicios sociales no tiene padrón no la atienden. Entonces es como un pez que muerde la cola. La gente queda absolutamente fuera de todos estos circuitos que se supone que son para ayudar a la gente que está más mal, pero no, quedan fuera. (EP17, Grupo Motor, mayo de 2023)
Las dificultades para la homologación de titulaciones académicas obtenidas en origen interrumpen sus trayectorias profesionales, proyectándolas casi en exclusiva al sector laboral de los cuidados de las personas y del hogar. La desvalorización de este ámbito profesional posibilita el abaratamiento de una mano de obra esencial para el sostenimiento de la sociedad nacional.
Yo les digo que tenemos que hacer esos procesos a nivel interno, porque el título de comunicadora, de filóloga o mi máster en desarrollo. No tiene por qué entrar en contradicción con el trabajo profesional que yo estoy haciendo ahora de cuidados. Cuidar a una persona para mí es tan importante porque… ¿qué estoy haciendo yo como parte de esta estructura social por las demás personas? Yo quiero cultivar algo que a mí me va a beneficiar a futuro, porque yo hoy cuido a la gente con la que estoy trabajando y me gustaría que, más adelante, se velara por mí. Pero que se te vea también como una pieza importante en toda esa estructura. (EP2.2, Grupo motor, marzo de 2022)
Entonces que una compañera diga que está graduada, que tiene un título, eso no. “Pero es que no está homologado, no vale”. Entonces todos esos saberes que ella tiene no importan”. (EP9, Grupo motor, septiembre de 2022)
Nos refieren de forma reiterada cómo la falta de redes familiares y sociales en el contexto de acogida restringe el acceso de las mujeres a recursos fundamentales para la reproducción de sus vidas como son: los apoyos emocionales y afectivos, las estrategias de conciliación laboral-familiar y la información sobre procesos de migración. Todo ello se agrava cuando experimentan situaciones de violencia de diferente naturaleza, ya sea de manera previa o durante el proyecto migratorio.
Aparte de que a nosotras nos ha tocado sufrir, porque sufrimos, dejamos nuestros hijos, dejamos nuestra familia, que en vez de cuidarlos nosotros a ellos, nos toca… Seguramente por eso es que nos entregamos mucho. Porque no tenemos nuestra familia acá. No estamos con nuestros seres queridos. Entonces, es como otra, una segunda familia, otro entorno. (EP13, Participante, octubre de 2022)
Hay mujeres que vienen de ilegal con dos niños y luego te es muy difícil conciliar vida laboral, tener dinero, esto y lo otro. Si no pasas tiempo con el niño, los servicios sociales te dicen que tienes que pasar más tiempo. Y si pasas tiempo, ¿de dónde sacas el dinero? (EP7, Grupo Motor, junio de 2022)
La información es esencial. De extranjería, de legalidad para trabajar, de poder hacer una red para podernos apoyar entre nosotras, de: “mira, yo necesito esto y tú me lo puedes dar”. (EP12, Participante, septiembre de 2022)
Aquí es donde sí sentí como la violencia del racismo directamente. Fue el mismo año en que yo llegué aquí, que sufrí un ataque racista en Plaza Catalunya. Y a partir de ahí, pues estuve muy, muy, muy subjetivizada durante casi dos años, hasta que encontré la sanación colectiva en compañeras que estaban viviendo unas experiencias similares, aunque venían de otros orígenes. (EP3, Grupo Motor, mayo de 2022)
Para reconectar, intentar sanar heridas, porque en los procesos migratorios muchas veces se acarrean muchas violencias previas y se vuelve a caer en más procesos de violencia. (EP5, Participante, junio de 2022)
Entre tiempos de esperas (para regularizar su situación, para acceder a una prestación social, o para acudir al médico) y la sobrecarga de tareas de cuidados, las oportunidades de ocio y desahogo se reducen considerablemente. La carga horaria que soportan día tras día, más aún cuando se está sola, como nos dicen, impone los descuidos propios.
Pero sí te das cuenta trabajando a lo largo del tiempo que una mujer que está encerrada, trabajando de interna, si puede salir un día domingo, ir a comer algo y compartir con otras mujeres. Para esa mujer salir de la soledad, permitirle un poco de ventilación emocional, para muchas mujeres ha sido un cambio. (EP4, Grupo motor, mayo de 2022)
Pues porque muchas personas llegan, se meten a una casa a trabajar de interna. Nunca tienen un horario ni nada. Entonces pues eso les causa muchos problemas ¿no? Su salud mental, no tener comunicación con otras personas, todo eso les afecta. (EP14, Participante, octubre de 2022)
En consecuencia, según las entrevistadas, las redes de apoyo mutuo son experiencias colectivas que protegen frente a las necesidades de su propia existencia. Los motivos para involucrarse colectivamente son muy diversos; dicen agruparse por empatía e identificarse con otras mujeres extranjeras en situaciones similares de necesidad, por buscar estrategias de supervivencia donde el sostenimiento no recaiga solo sobre sus espaldas, por solidaridad entre mujeres, por donar sus tiempos a “sus semejantes”, por comprometerse con ciertos ideales de justicia social, por entrar en una red que les permita dar y recibir, por sentir el peso de “tener que ayudarnos entre mujeres”, por cuestiones ideológicas y de reivindicación, por huir de la soledad o por reforzar recursos frente a la precariedad.
Las soluciones de autocuidado colectivas implican acciones de diverso tipo tanto a nivel material, como afectivo y psicológico, de provisión de servicios o intercambio de bienes. Estas agrupaciones articuladas por las propias migrantes suponen una importante fuente de bienestar y sostenimiento para sus integrantes, tanto en la cotidianidad como en situaciones de crisis o de necesidades de asesoramiento jurídico, laboral, de búsqueda de vivienda o de información de recursos. De una u otra manera, agruparse implica poner en práctica respuestas concretas y efectivas a las necesidades. Son acciones que subsidian cuando “una sola no puede” y cuando el Estado y otros agentes sociales no llegan. Están enfocadas a sostener(se) afectiva y materialmente, asegurando la reproducción de los contextos donde sus vidas se desarrollan (Rosas, 2018).
Las acciones de cuidado colectivo que despliegan son muy heterogéneas y varían en función de los recursos y la estabilidad del grupo en cada momento. Algunas de las prácticas habituales en las distintas agrupaciones tienen que ver con: el acompañamiento en situaciones de violencia, la orientación en procesos administrativos y jurídicos, apoyo para la inserción sociolaboral y sostenimiento emocional/afectivo. Su resolución se comunitariza3 con el reparto de tareas en colectividad, evidenciando la interdependencia del grupo.
Vivir el feminismo como una tarea diaria de cuidado, de crecimiento, de desarrollo personal. Y si creces y te desarrollas personalmente, pues vas a contagiar o aliarte con otras, emprender caminos. Porque primero por eso es que lo personal es político, te hace posible juntarte con otras. En esa juntanza. (EP2, Grupo Motor, marzo de 2022)
Desde que nacimos estamos buscando cómo crear una comunidad más amplia, y una red de vida totalmente distinta de como se están concibiendo en este país de destino. Que la verdad siempre nos va a querer fraccionar de una forma u otra. Y bueno, el caso es entender cómo puedes esquivar eso. (EP8, Grupo Motor, septiembre de 2022)
Para nosotras lo más importante es que nuestro espacio de encuentro sea un espacio seguro, un espacio donde nosotras nos arropemos, un espacio donde nosotras nos sintamos acompañadas, escuchadas, donde podamos compartir. Porque es muy duro cuando tu migras, especialmente como mujer. (EP9, Grupo Motor, septiembre de 2022)
No podemos salvar el mundo, porque hay tantas cosas… Pero si podemos contribuir al menos a que a una compañera no se le haga mega complicado su trámite de administración, y de que esos rumores que suelen existir, igual podemos contrarrestarlos, si todavía no tienes la documentación que tienes mucho miedo a denunciar, y si no conoces todos esos derechos. (EP9.1, Grupo Motor, septiembre de 2022)
Algunas mujeres entrevistadas ya contaban, de forma previa a su proceso migratorio, con experiencias de gestión comunitaria, por lo que crear o participar en propuestas similares en España les supone una continuidad de su forma de estar en el mundo, apoyadas sobre el convencimiento ideológico del potencial colectivo. Suelen ser mujeres que disponen de “más tiempo libre”, con fuertes convicciones solidarias quienes, además, en su mayoría tienden a realizar estos trabajos voluntariamente y sin remuneración. Por su parte, otras mujeres nos dicen contemplar la alternativa comunitaria por primera vez en sus vidas cuando llegan a España, cuando sus condiciones vitales se han visto mermadas y vulneradas, o cuando empiezan a tomar conciencia de la necesidad de organizarse colectivamente.
En Nicaragua ha marcado mucho el hecho de la cercanía con el vecino, con la vecina, pero también los contextos políticos, como por ejemplo la revolución. Hubo muchísimo trabajo en las comunidades para desarrollar pequeñas tiendas o pequeñas cooperativas. Entonces, siento que en cierta medida de allí nos viene. (EP2, Grupo motor, marzo de 2022)
Yo creo que es algo ancestral, que es algo en nuestros orígenes. Yo he escuchado que muchas dicen: “¡Ay siempre hay peruanas!” Sobre todo las peruanas. Estamos acostumbradas a eso, a reunirnos, a asociarnos, a andar juntas, a apoyarnos. (EP1, Grupo Motor, marzo de 2022)
Yo conozco a las demás en unos espacios de unas jornadas que se estaban haciendo a la cual yo decido ir porque yo decía que yo no podía ser la única que estuviese pasando las vicisitudes que yo estaba pasando dentro de la burocracia migratoria, vamos a decir. Yo decía: tiene que haber más mujeres como yo, búscalas. (EP8, Grupo Motor, septiembre de 2022)
O sea, creo que crear comunidad es lo que realmente queremos más, aunque nos hagamos que somos muy independientes, y que nos las llevamos de yo puedo sola. (EP12, Participante, octubre de 2022)
La decisión de conformar espacios auto/gestionados por y para sí mismas, al margen de las agrupaciones de mujeres españolas, nos explican que responde en ocasiones a la falta de reconocimiento, representación y respuestas a sus necesidades concretas en tanto que (in)migradas.
Yo era para ellas la pobrecita migrante, la que necesitaba ayuda, pero no me veían más allá́ de ser víctima de la migración. Entonces eso también al principio, pues tú lo asumes porque forma parte de ese proceso, pero luego sí se eterniza, ese es el tema, como romper con esa lógica. Y ya por eso decidimos formar organización también, para tener voz propia, representación propia, porque si no, al final estar subsumidas dentro de un espacio donde no te dan voz y donde tienes que seguir como una tutela permanente. (EP3, Grupo Motor, mayo de 2022).
Mira todo está muy bien mientras nosotras aprendamos español, pero cuando nos empoderamos ¿no? Cuando cogemos el liderazgo. Eso ya no gusta. (EP8, Grupo Motor, septiembre de 2022).
Dentro de las agrupaciones, no todas las mujeres cumplen los mismos roles ni tienen siempre las mismas implicaciones; la centralidad se apuntala sobre reducidos grupos motores que, apoyados por una diversidad de mujeres con tiempos y compromisos heterogéneos, hacen viable el engranaje. De sus lineamientos argumentativos se desprende la noción de responsabilidad para/con las necesidades de las demás, lo que posibilita la sostenibilidad del grupo. Con diversos grados de voluntariedad, aceptación o elección, participan en estos espacios, también, porque la desatención estatal lo impone.
Nosotras bajo esta lógica no hemos querido tampoco crecer, accionando en la medida que hemos podido y adaptándonos a las necesidades de las compañeras que forman parte de la organización. Y también porque esto implica que no todas tenemos la misma realidad, la misma disponibilidad… Unas ya hemos pasado por todo el proceso hasta obtener papeles, que ha sido muy duro, y otras recién están en este proceso. Entonces para nosotras era fundamental ver cómo generamos un equilibrio. (EP3, Grupo Motor, mayo, 2022)
Optamos por organizarnos con una junta directiva, un equipo motor, y en ese equipo motor estamos las 4. Luego sí que tenemos más compañeras que participan. (EP9.1, Grupo motor, septiembre, 2022)
Momentos de crisis y de necesidades extraordinarias, como los producidos durante la pandemia 2020, provocaron un notable incremento de actividad en las agrupaciones, mostrándose como el único recurso real que encontraron muchas mujeres. Si no éramos nosotras ¿quién?, nos reiteran. En ocasiones, la ausencia de apoyo/colchón familiar en sus proximidades, y las dificultades para acceder a los servicios sociales públicos, precipitó la búsqueda de otras estrategias de auto/cuidado comunitario. Muchas de las agrupaciones desplegaron acciones creativas para responder a las diversas demandas psico/sociales que, de una u otra manera, implican cuidarse y bienestar para sobrevivir.
Nos volvimos una máquina de informar, de acompañar en papelitos, o sea, de acompañar en la virtualidad, reconducir a gente que nos escribía de cualquier lado y decirles: “tenéis que contactar con tal y tal”. (EP5, Participante, junio, 2022)
Tenemos esta práctica que tiene que ver con cómo sostienes la vida en conjunto, comunitaria ¿no?, que, bueno, durante la pandemia, también fue clave. Nosotras hicimos cajas de resistencia, estuvimos repartiendo mascarillas entre las compañeras que no tenían. (EP3, Grupo Motor, mayo, 2022)
Sí, porque varias compañeras se quedaron sin poder trabajar, entonces se tuvo que ver de qué manera se les apoyaba. A través de una caja de resistencia en conjunto con otras organizaciones, para apoyar un poquito. Porque sabíamos que no íbamos a lograr todo, pero por lo menos para poderles pagar las habitaciones a algunas compañeras. (EP11, Participante, septiembre, 2022)
Estas formas de cogestión comunitaria, que habitualmente tienden a pasar desapercibidas por el Estado, comportan tanto el sostenimiento “propio” de las (in)migradas como de las sociedades de destino. Significado bajo el eufemismo de “trabajo voluntario”, esta desresponsabilización de los gobiernos hacia las extranjeras, en tanto que agentes activos de su propia existencia, implica ignorar los derechos de quienes también residen y trabajan en territorio español.
Si bien estos grupos de autoayuda colectiva implican, en un primer momento y nivel, respuestas comunitarias que surgen desde y para las propias migrantes, en algunos casos, encontramos agrupaciones han buscado un segundo nivel de promoción y alianzas de meta redes. La pretensión de alinear las respuestas a los problemas sociales más allá de sus colectividades implica una estrategia de organización que, como nos explican, les reportan una mayor incidencia política, permitiéndoles realizar con mayor potencialidad las reivindicaciones colectivas. Se trata de hacerse visibles en la sociedad civil y potenciar sus capacidades de subsistencia y recursos sociales. Pese a las dificultades que imponen los procesos competitivos de las convocatorias de financiación pública, así como las posibles reticencias con relación al reconocimiento identitario, surgen continuas sinergias entre asociaciones, cuya vinculación algunas integrantes valoran muy positivamente. Se trata de pensarse cómo cuidarnos colectivamente más allá del nosotras migrantes.
Figura 2
Performance “Se fue el país y quedamos nosotras”. Madrid. 17-03-2022.
Pues el que sea que quiera cambiar algo, una sola asociación no lo va a poder hacer. Hay acciones que puedes hacer sola como una asociación, no te digo que no, pero realmente en temas de incidencia política o en temas más fuertes, por ejemplo, en una plataforma, que agrupa a más colectivas, no es lo mismo, no funciona igual. También porque no puedes hablar por las otras. […] Otra de las cuestiones que hemos visto aquí, y que tiene que ver con esa colonialidad del cuidar, es la competencia permanente que el sistema nos imprime. Todas tenemos que competir porque yo tengo que sobresalir más que tú, porque yo tengo más ganas que tú, yo tengo que tener más oportunidades que tú. (EP8, Grupo Motor, septiembre, 2022)
Y parte del cuidar también tiene que ver con esto. Cómo dejamos de vernos como competencias con otras colectivas y sumar para fortalecer sus capacidades de acción. Por eso es que nosotras también utilizamos el nombre de Red, porque es hacer todo en red, tejer vínculos, compartir capacidades, reconocimientos colectivos, y esa práctica que nosotras implementamos no solo al interior de la organización sino también hacia fuera con otras organizaciones (EP3, Grupo Motor, mayo, 2022)
La diversidad de las agrupaciones y sus experiencias particulares de agencia constituyen un capital fundamental para la conformación de redes nacionales cuya actividad, en muchas ocasiones, se extiende a contextos internacionales. En estas redes las mujeres (in)migradas dialogan sobre sus problemáticas y establecen agendas comunes en torno a sus reivindicaciones políticas.
Hacemos como cadenas, estamos integradas a toda la Red de Mujeres Latinoamericanas y del Caribe, la Comisión Antirracista, La comisión del 8 M. Una de nuestras compañeras, fue una pieza fundamental en la organización del 8 M. (EP7, agosto, 2022)
Creamos una plataforma andaluza, habíamos varias asociaciones de mujeres migradas y racializadas que éramos solo mujeres, y entonces propusimos encontrarnos nosotras no más, y conocernos y ahí surgió el EMMA. El espacio de mujeres migrantes en Andalucía. Entonces ahora, con el encuentro nos hemos relacionado con un montón más de asociaciones que no conocíamos, y ha sido super potente. (EP9, septiembre, 2022)
Las mujeres involucradas en estas redes transnacionales destacan dos aspectos fundamentales de su funcionamiento: 1) el reconocimiento de capacidades y 2) la efectividad de los procesos articulados. Esto les reporta mayor representatividad, formas de expresión y vinculación con los propósitos de otras mujeres y sus agrupaciones.
Y claro, todo organizarlo lleva su tiempo, pero también lo haces a gusto porque sabes que no vas a hacer una cosa en la que vas a estar mal, sino que lo pensaste, te incluyeron, vos también fuiste parte de la organización que eso es super importante, te respetaron tus puntos de vista, se tuvieron en cuenta tus aportaciones. (EP4, Grupo motor, mayo, 2022)
En el momento que sepamos qué podemos ofrecer, que lo veo super factible porque la red de mujeres y Calala son super efectivas, vamos a poder empezar a tener un poco más de colaboración y de movimiento de nosotras mismas aquí. (EP10, Grupo Motor, septiembre, 2022)
Y esto nos sirve mucho, lo de las redes de acción y de incidencia, para traerlo a otros espacios, y hacer de empoderamiento, tanto de participación, porque hay talleres para ciudadanas activas. (EP17, Grupo Motor, mayo, 2023)
La participación inter-organizacional, nos argumentan, ofrece posibilidades de responder de forma más integral a las causas que generan desigualdad y pobreza a las mujeres (in)migradas, por lo que consiguen dotar de más sentido las reivindicaciones políticas desde donde algunas de ellas entienden el cuidado comunitario. Esta dinámica implica potenciar las capacidades de activación de las agencias individuales y grupales de género. Estas estrategias suponen trascender las respuestas más asistencialistas, uniendo sus demandas a las otras mujeres que por su condición de género, migración o nicho laboral comparten situaciones de desigualdad, contribuyendo a dar visibilidad de las necesidades de (auto)cuidado de las mujeres (in)migradas en España.
Las transformaciones que se han sucedido en las últimas décadas con relación a los sistemas de organización social de los cuidados integran las vidas de las mujeres (in)migradas en un complejo engranaje de provisión de cuidados, donde a menudo “sus” necesidades son invisibilizadas. Esta desprotección motiva la conformación de diferentes modelos de comunidades de cuidado donde las prácticas de reproducción y subsistencia se comunitarizan y adquieren un gran potencial de transformación social. Con los CC se preocupan de identificar necesidades, de organizar cómo darles respuesta y de procurar atención y circularidad de las ayudas. Poner en común “sus” necesidades de cuidado y desarrollar estrategias colectivas para su cobertura les permite subsistir y resistir desde los márgenes, obviando que al subsistir ellas, posibilitan a su vez la permanencia de servicios esenciales de cuidado de las sociedades de acogida.
Los saberes que las mujeres construyen juntas en este ámbito les/nos permiten explorar nuevos lugares y formas desde los que articular el cuidado, identificando los límites del sistema y las posibilidades para su subversión. Hemos mostrado cómo los análisis sobre cuidados comunitarios entre/por mujeres (in)migradas son embrionarios, incluso desde los estudios feministas, a pesar del marcado carácter de género que los atraviesa tanto a nivel de organización del social care como de incidencia en las vidas cotidianas. El CC es una oportunidad para activar procesos de cooperación y recuperación del tejido social, y un paso hacia modelos sociales que pongan en valor la capacidad de autogestión de la comunidad. No obstante, las propuestas de CC analizadas presentan importantes dificultades derivadas de sus condiciones de inestabilidad y precariedad debido a la falta de apoyo por parte de los organismos estatales.
Este texto no habría sido posible sin la generosa participación de todas las mujeres (in)migrantes nos han compartido sus saberes, sus tiempos y sus espacios. Igualmente, somos deudoras de los valiosos debates que mantuvimos con Carolina Rosas.
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