Ricard Huerta (2021) Cementerios para educar. McGraw-Hill, Aula Magna. ISBN: 9788418808333
Cementerios para educar es el título del nuevo libro del Catedrático en Educación Artística Ricard Huerta, publicado en la Editorial Aula Magna a finales del pasado 2021.
Es una obra que propone un acercamiento al desarrollo de la mirada artística a partir de lo que el mismo autor propone como “lugares de memoria”, en este caso concreto, los cementerios.
El libro se estructura en siete capítulos: 1. Pedagogías del recuerdo; 2. Crear una educación desde la memoria; 3. Observar y comunicar la imagen del camposanto; 4. El cementerio como entorno patrimonial; 5. Disfrutar compartiendo jardines relajantes (ODS); 6. Celebrar el aprendizaje en las visitas a cementerios; y 7. Letras, epitafios, y demás poéticas de la muerte.
A partir de ellos, el texto desarrolla una narración fresca y poética, acompañada de constantes referencias que enriquecen el contenido conceptual de la propuesta, ofreciendo la posibilidad de profundizar en cada planteamiento e idea que se presenta.
Los tres primeros capítulos introducen las ideas del recuerdo y la memoria desde dos enfoques: el personal y el histórico. De modo que nos invita a observar el cementerio, por un lado, como el lugar donde rememorar a seres queridos, y por otro, poder evocar otras épocas al observar los modos de enterramiento y la estética en las tumbas, lápidas y mausoleos. Además, enfatiza la idea de que este espacio es parte de la ciudad y, como tal, posee su diseño y belleza; combinando estructuras, espacios ajardinados y vías de conexión y paseo en sus calles y sendas.
De estas ideas deriva el foco del cuarto capítulo, entendiendo el cementerio como parte del patrimonio urbano, para pasar en los siguientes tres capítulos a proponer de modo muy abierto, tres miradas que lleven a diseñar visitas y actividades didácticas a partir de este enclave urbano tan poco tenido en cuenta. Las propuestas derivan de la observación del espacio y la creación de composiciones mediante el dibujo o la fotografía. Así mismo, de propuestas de creación de narrativas tanto personales como míticas.
La relación entre el texto y la imagen acompaña toda la obra de un modo inevitable, pues Huerta es un profesional gran conocedor y apasionado de la tipografía, y los cementerios están repletos de letras que no solo nos ofrecen información a partir de nombres, fechas y epitafios, también, a partir de sus formas, nos regalan información estética e histórica muy rica. Por otra parte, todos los capítulos vienen acompañados de imágenes de cementerios que forman parte de la colección artística y personal del autor.
La narración se apoya en múltiples referencias y experiencias personales, a través de las que se va presentando la educación artística como modo de focalizar la mirada
desarrollando la capacidad de observación del entorno y la recreación de la historia tanto personal, como comunitaria y social de los y las estudiantes. De manera que el educar se puede enriquecer llevando al alumnado a reconocerse y reubicarse en la realidad concreta, que como individuos habitamos por un tiempo limitado, ofreciendo un desarrollo de conciencia que les devuelva, por un momento, a una realidad espacio temporal alejada de la que se les propone desde las nuevas tecnologías.
De modo que estamos ante una obra que invita a observar nuestro entorno patrimonial como espacio y herramienta educativa y artística, recolocando emplazamientos tan olvidados para estos menesteres como son los cementerios. Con este enfoque devolvemos al camposanto su significado y valor, tanto a nivel social como cultural y artístico. Y lo utilizamos como re-conector de la conciencia de finitud e historia personal del alumnado, al tiempo que puedan desarrollar sus capacidades y habilidades de observación y creación estética y plástica.