Sergio Tonkonoff (2017) From Tarde to Deleuze and Foucault. The Infinitesimal Revolution. Palgrave Macmillan. ISBN: 9783319551487
La propuesta de este trabajo es contribuir al desarrollo de un paradigma aún en formación el cual se presenta como una alternativa ante las propuestas teóricas que el autor va a denominar totalismos macrofísicos, por un lado, e individualismo metodológico, por el otro. Esto es así porque realiza una inversión y un descentramiento de los puntos de vista que se derivan de dichos enfoques, produciendo —entre otras cosas— una resignificación de conceptos clásicos como los de individuo y sociedad. Recibe el nombre de Paradigma de la Diferencia Infinitesimal que se caracteriza “por considerar a lo social como el infinito campo de diferencias infinitesimales y diferenciales” (Tonko-noff, 2017, p. 5) dentro del cual se incluye a autores como Gabriel Tarde, Gilles Deleuze y Michel Foucault debido a que, según la interpretación hecha de sus obras, comparten formas análogas de concebir lo social.
El libro comienza haciendo un recorrido por los enfoques tradicionales de las ciencias sociales y analiza cómo, a partir de la obra de Tarde, empezaron a ser cuestionados. Dichos enfoques reciben el nombre de totalismos macrofísicos debido a que comparten el mismo objeto de estudio: los grandes sistemas sociales. Dentro de este grupo se incluye, aun con sus especificidades, a pensadores como Émile Durkheim, Auguste Comte y al Estructuralismo (Saussure, Levi Strauss, Barthes). Por el contrario, en el centro de la propuesta del paradigma de la diferencia infinitesimal tardeana se puede hallar “el problema de lo infinitamente pequeño y su potencia constituyente y transformadora” (Tonkonoff, 2017, p. 3). En el caso de Tarde, esto fue posible tras nutrirse de los desarrollos científicos de la época, producto del advenimiento de la nueva física a comienzos del s. XX, sumado a la fuerte influencia presente en su obra de la ontología de Leibniz. Como resultado, el mundo social, desde este enfoque, es presentado como un conjunto (no cerrado totalmente) de elementos heterogéneos y singulares en constante movimiento, donde la relación social no se da entre individuos interactuando cara a cara sino entre corrientes (impersonales) de flujos de creencias y deseos que tienen al individuo como soporte y consecuencia.
El autor sostiene que la obra de Tarde —a partir del triunfo de la tradición dur-kheimiana— quedó un largo tiempo en el olvido. Unos años más tarde, Deleuze, en Diferencia y repetición (1968, en Tonkonoff, 2017) lo presentó como el filósofo de la diferencia y como el “creador de una microsociología que rechaza el recurso explicativo a factores impersonales” (Tonkonoff, 2017, p. 25). También está presente en Mil Mesetas (1980, en Tonkonoff, 2017), y en el libro sobre Foucault (1986, en Tonkonoff, 2017). En el caso de Foucault, se puede ver como, en Vigilar y Castigar (1975), las disciplinas son caracterizadas como invenciones y como una anatomía política del detalle, a pesar de que no cita a Tarde ni una sola vez. Asimismo, Bruno Latour lo ve como un precursor de la teoría acción-red proponiendo reemplazar el concepto de sociedad por el de asociación o ensamblaje. Maurizio Lazzarato, por su parte, lo concibe como el creador de la ontología del acontecimiento y la multiplicidad y, a su propuesta, como una alternativa a la oposición holismo- individualismo de la sociología clásica.
Ahora bien, ¿En qué consiste esta forma particular de abordar lo social? y ¿Por qué puede ser efectivamente una alternativa frente a los enfoques tradicionales? En primer lugar, el autor destaca que, para Tarde, lo social no preexiste ni está separado de los elementos que lo componen y consiste en tres modalidades de acción inter-psíquica: imitación, oposición e invención. A partir de estas, el espacio social —al cual concibe como un campo heterogéneo y múltiple compuesto de flujos de creencias y deseos― se va homogeneizando, transformando y neutralizando. Desde esta perspectiva, toda unidad social será vista como un compuesto o ensamblaje de elementos dispersos que entran en relación, distanciándose de todo esencialismo-sustancialismo predominante en los enfoques clásicos. Según sostiene el autor, la alternativa radica en concebir la interacción psíquica como la responsable de producir todos los fenómenos sociales incluyendo los de nivel macro-social, característica que lo distancia de los enfoques predominantes en la teoría social clásica, como el marxismo, durkheimismo y estructural-funcionalismo, como así también, del individualismo metodológico, el cual suele sostener que todos los hechos del mundo social se reducen a la acción racional de individuos independientes. Contrariamente, para Tarde, la sociedad no es una totalidad orgánica sino un ensamble de elementos asociados y la sugestión-imitación, el hecho social elemental, mediante el cual una forma de hacer, sentir y pensar es transmitida de un individuo a otro generando cierto grado de unidad y coherencia donde había una pluralidad indeterminada.
En cuanto a la inclusión de autores como Foucault y Deleuze en este paradigma, el libro hace referencia a varias cuestiones. Para empezar, propone demostrar que, a partir de la utilización de la sintaxis tardeana, es posible encontrar en Foucault y en su genealogía una teoría social sobre la producción, reproducción y transformación de los conjuntos sociales. En tanto que las tecnologías de poder son definidas como una serie de invenciones minúsculas y contingentes que se difunden y ensamblan o co-adaptan en un contexto histórico específico, orientadas a ordenar la multiplicidad que caracteriza al campo social.
Sin embargo, el autor señala que la presencia de Tarde en Foucault es tan importante como subordinada, porque se mantiene el vector nietzscheano de lucha, poder y coerción como parte central de su microfísica, mientras que el poder no tiene un lugar central en la microsociología de Tarde. En ella, sin dejar de suponer que existe dominación en el lazo social, el mismo aparece a través de la sugestión. Es de este modo que ambos difieren en lo que respecta a los modos de subjetivación. Al mismo tiempo, el autor se permite establecer algunos elementos para la crítica a las formulaciones foucaultianas, ya que el modelo de guerra de éstas supone, como efecto de la eficacia homogeneizante de los dispositivos de poder, un campo pasivo en el cual las tecnologías se diseminan.
Llegando al final del libro, el autor expone el modo en que Deleuze se apoya en la microsociología tardeana y en la microfísica foucaultiana y de qué modo subvierte a esta última. Al igual que Tarde, concibe a lo social como un campo abierto y heterogéneo hecho de corrientes de creencias y deseos. Las formulaciones hechas por Deleuze sobre el deseo maquínico —en las cuales el deseo es pura productividad y positividad— proponen a este último como el sustrato de lo social. Tanto Deleuze como Foucault entienden a los agenciamientos y dispositivos como una solución al problema del ordenamiento de las multiplicidades, y es a partir del concepto de dispositivo de Foucault, que Deleuze da cuenta de qué modo se lleva a cabo este proceso.
En la obra deleuziana las nociones de dispositivo y diagrama foucaultianos serán resignificados como agenciamiento maquínico y máquina abstracta respectivamente. Los primeros, son diversas formas en las que múltiples relaciones de fuerzas —que no son otra cosa que las corrientes de deseos y creencias tardeanas— se agencian y en-samblan, componiendo, a su vez, máquinas abstractas que, dependiendo del tipo de agenciamiento que prevalezca, resultará en un tipo de configuración social dada, las cuales están siempre en continuo devenir. Además, aporta la posibilidad teórica de explicar la transformación social que en Foucault había quedado encerrada al ubicar como sustrato al poder diseminado capilarmente.
El libro realiza una lectura articulatoria de los tres autores mencionados, en la cual se sostiene como hipótesis central que tanto Deleuze como Foucault retoman en sus trabajos la gramática de la microsociología de Tarde. Tal como se señaló a lo largo de esta breve reseña, el libro sostiene que dentro de este marco paradigmático se afirma la primacía de la relación, lo heterogéneo y lo múltiple, y, al mismo tiempo, se intenta superar las limitaciones presentes de los enfoques clásicos de la teoría sociológica. Por este motivo, la lectura del libro resulta fundamental para poder comprender las características y elementos básicos de este paradigma que aún se encuentra en formación.