Reseña de Colombo (2017) Espacios de desaparición

Review of Colombo (2017) Espacios de desaparición

  • Dolores San Julián
Portada libro

Pamela Colombo (2017)
Espacios de desaparición. Vivir e imaginar los lugares de la violencia estatal (Tucumán, 1975-1983). Miño y Dávila Editores.
ISBN: 978-84-16467-71-6

Tal como señala Gabriel Gatti en su prólogo, Espacios de desaparición. Vivir e imaginar los lugares de la violencia estatal (Tucumán, 1975-1983), es un trabajo que, si bien se inscribe dentro del campo de estudios sobre la práctica de desaparición forzada de personas en Argentina, al mismo tiempo lo tensiona y desafía, en tanto aborda el problema desde lugares y perspectivas poco exploradas. En primer lugar, porque coloca la mirada en Tucumán, y particularmente en las zonas rurales y semi rurales del suroeste de la provincia, donde la desaparición adquirió contornos específicos: lógicas de producción y despliegue, así como también modos de enunciarla que no necesariamente coinciden con lo sucedido en las grandes ciudades. En segundo lugar, porque propone analizar el vínculo entre espacio y desaparición, no ya desde la infraestructura creada para tal fin -el espacio concentracionario en sí mismo- o la lógica represiva que lo organizaba, sino desde la experiencia que los sujetos violentados hicieron y hacen de ella –particularmente, y como se dirá a continuación, a partir de los relatos actuales de ex militantes, sobrevivientes y familiares de desaparecidos. En ambos casos, el libro realiza una contribución significativa no sólo al campo de estudios en el cual se inserta sino al debate académico más amplio sobre los modos de inscripción social –y espacial- de la violencia estatal.

Versión ampliada y revisada de su tesis doctoral en Sociología, el libro de Pamela Colombo analiza el modo en que son vividos e imaginados los espacios en donde tuvo lugar la desaparición forzada de personas en la provincia de Tucumán durante el periodo 1975-1983. El universo de actores con el que trabaja comprende a quienes fueron más directamente afectados por ella: familiares de víctimas, sobrevivientes de Centros Clandestinos de Detención y quienes fueran en la época militantes de partidos y organizaciones políticas de izquierda. A partir de un profuso corpus de entrevistas, que constituyen la fuente principal de este estudio, la autora analiza en detalle las representaciones espaciales que dichos actores construyen a partir de lo que recuerdan, piensan, sienten, viven e imaginan en torno a la desaparición. El presente desde el cual los sujetos hablan es el tiempo transcurrido entre los años 2007 y 2012, periodo en que se realizó el trabajo de campo en la provincia.

Las herramientas teóricas que la autora retoma en el análisis provienen de la teoría crítica del espacio, como aporte novedoso para pensar los procesos de violencia estatal a partir de una hipótesis fundamental: el espacio no es un reducto vacío y preexistente a lo que allí acontece, sino que es socialmente producido –incluso en contextos de violencia extrema- y esa construcción continúa hasta el presente, aun cuando el conflicto ha cesado. Esto le permite plantear dos cuestiones importantes. En primer lugar, que analizar la producción social de los espacios de desaparición implica considerar necesariamente las representaciones que elaboran los sujetos violentados, las cuales pueden coincidir o no, pero con frecuencia desbordan la intencionalidad de quienes planificaron y ejecutaron el accionar represivo. En segundo lugar, que el espacio al que se accede a través del relato es una construcción que se realiza desde el presente, donde el recuerdo de lo vivido se entreteje con los modos en que se lo habita y piensa en la actualidad. En este sentido, el espacio de desaparición es relacional, plural y heterogéneo en su constitución y está siempre abierto a nuevas configuraciones. De allí que, como bien señala Colombo, este libro no se propone reconstruir la historia y lo que habría sucedido en cada uno de los lugares que analiza, sino de qué manera son vividos e imaginados desde el presente.

El libro tiene una estructura sencilla que facilita la lectura de un tema por lo demás complejo. Se compone de una introducción y siete capítulos. En el primero se presenta el marco teórico utilizado, donde se retoman lo aportes de autores como Henri Lefebvre, David Harvey, Doreen Massey, Edward Said y Derek Gregory. Tomando distancia de los análisis centrados casi exclusivamente en la materialidad del dispositivo de desaparición o en sus representaciones hegemónicas, Colombo centra la atención en esa otra dimensión que interviene en la construcción social del espacio: la de la experiencia subjetiva, que hace posible que emerja un espacio otro, el de lo vivido y lo imaginado. El segundo capítulo ofrece una descripción sucinta pero suficiente del contexto histórico de referencia, esto es, la provincia de Tucumán entre los años 1975 y 1983 y el comienzo de las desapariciones sistemáticas a partir de la implementación del llamado “Operativo Independencia”1. Allí se trabaja sobre la construcción social del monte como “espacio de la confrontación” y sobre los procesos de (re) territorialización forzada de poblaciones locales que acompañaron la intervención militar en la región. A partir del tercer capítulo la autora se sumerge en lo que constituye su objeto de análisis: los espacios de desaparición. Uno de los aportes centrales del libro tiene que ver con la ampliación de este concepto, usualmente reservado para hablar del lugar de reclusión, que en Argentina cobró la forma del Centro Clandestino de Detención (CCD). Por el contrario, la autora propone pensar en la existencia de una constelación de espacios-tiempos en los que la desaparición tuvo lugar, que van desde el momento del secuestro hasta la desaparición de los cuerpos, pasando por el traslado y la detención. La distinción –advierte- es meramente analítica, en tanto y en cuanto esos espacios existieron (y existen) de un modo interrelacionado y variable, no necesariamente lineal2.

En primer lugar, se analiza el espacio del secuestro –principalmente, la casa donde vivía el desaparecido- como un espacio “intermedio”, donde lo conocido y lo cotidiano convive con una ausencia que nunca se resuelve e inaugura así nuevos modos de ser y estar allí: los modos del (des)habitar, de continuar viviendo en la misma casa, pero de una manera dislocada, “des-esperada”. Luego, se aborda el espacio del traslado como aquel que se produce a partir del desplazamiento de los detenidos (hacia y desde el CCD), que se ha inscripto como marca en el cuerpo y que la memoria solo logra revelar de manera fragmentaria3. Se trata de espacios que se construyen a partir de incertidumbres, indicios y conjeturas que devienen en “verdades adjetivadas”. El quinto capítulo aborda el espacio de los CCD a partir del relato de los sobrevivientes. Su análisis permite a la autora concluir que es en la intersección del CCD como dispositivo deshumanizante y como espacio vivido e imaginado por los sujetos violentados, que el espacio concentracionario aparece, se crea y existe. Finalmente, los dos últimos capítulos exploran el espacio producido a partir de las prácticas de desaparición de los cuerpos. Aquí la autora analiza tanto el espacio de inhumación clandestina como aquello que denomina “espacio de entrehumación”, es decir, el espacio que se constituye en torno a los cuerpos que son arrojados y dejados sobre la tierra. Ambos dan cuenta de la puesta en escena de un poder desaparecedor que, al mismo tiempo que oculta, da a ver imágenes de muertes posibles, puesto que en ello se basa gran parte de su efectividad como dispositivo de control. Tanto unos como otros permiten indagar acerca de la muerte “fuera de lugar” del desaparecido, que no refiere a la ausencia de un espacio en sí sino a una relación inesperada entre el espacio y la muerte.

Por último, Espacios de desaparición ofrece una mirada lúcida no sólo sobre los vínculos posibles entre la desaparición forzada de personas y los lugares donde ésta se produjo, sino también sobre las transformaciones de ese vínculo a lo largo del tiempo, sobre las maneras de re significar y re situar una ausencia que se prolonga al infinito. De este modo, aporta nuevos elementos para comprender las consecuencias sociales y subjetivas de un pasado distante y sin embargo tan “inquietamente” presente en los entramados de la vida cotidiana.