Reseña de Žižek (2016) La nueva lucha de clases. Los refugiados y el terror

Review of Žižek (2016) La nueva lucha de clases. Los refugiados y el terror

  • Maria Fernanda Noboa González
Portada libro

Slavoj Žižek (2016)
La nueva lucha de clases. Los refugiados y el terror. Anagrama.
ISBN: 978-607-8441-60-0



Aventura epistémica y desafío cognitivo es incursionar en un diálogo crítico con el maestro esloveno Slavov Žižek, a propósito de su obra: La nueva lucha de clases. Los refugiados y el terror, reconociendo que ello ha implicado moverme en un espacio de arenas movedizas teóricas. Esto es, entre una particular propuesta lacaniana combinada con materialismo dialéctico —barricada onto-epistémica del autor— hasta sumergirme en su estrategia argumental fundada en un lenguaje peculiar, catalogado por varios críticos de “posturas vacías infladas con polisílabos elegantes”. Todo ello, apostando por comprender su propuesta como un acontecer de sentidos. En otras palabras, implica embarcame en una relación del sujeto en el texto y desde el texto, como un proceso recursivo —en lenguaje gadameriano—, y no un simple estado lineal de acumulación del conocimiento; “un estar ahí” para atreverme a vislumbrar la propuesta del autor y su aporte para el pensamiento político contemporáneo, “más allá del margen”, en la reformulación del proyecto izquierdista en el capitalismo global y un redimensionamiento de la cuestión ideológica en torno a la apuesta del multiculturalismo.

Así, entre la sospecha y una polisemia narrativa, Žižek aborda, priorizando en la estrategia argumentativa, la problemática del terrorismo vinculada a la fenomenología de los refugiados en el contexto de la Europa Occidental actual. De hecho, desde una mirada crítica que cuestiona el locus de enunciación hegemónico de las grandes potencias, inscribe su reflexión en el contexto del mundo global, salpicando reflexiones en torno las concepciones y mecanismos de la ideología en lectura de escenas de la política internacional, y esto, ironizando y casi caricaturizando —como es su estilo habitu-
al— las lecturas simplistas, fragmentadas, y reduccionistas de la dinámica global, convertidas en voz oficial. Al respecto denuncia:

Hay algo extraño en las solemnes declaraciones según las cuales estamos en guerra con el Estado Islámico: todas las superpotencias contra una banda religiosa que controla una pequeña extensión de tierra en su mayor parte desértica(…) hace falta mucho más que patéticas declaraciones y llamamiento a la solidaridad de todas las fuerzas contra el denominado enemigo fundamentalista. (Žižek, 2016 p. 9)

Y… así arranca todo su entramado argumental, cuyo andamiaje se sostiene en varios escalones de sentido, ribeteados con soberbios contenidos de obras literarias y ar

tísticas (cine) que aparecen en un orden/-no orden. En un primer momento, en Un descenso al malestrom, analogando al gran remolino que se forma en las costas del archipiélago noruego, pinta la característica engullidora del mercado global y sus implicaciones directas en la crisis política europea, derivando en la configuración del capitalismo cultural y sus perversos efectos. Un segundo escalón, Romper los tabúes de la izquierda, alude a los imaginarios desfigurados izquierdistas —intocables y casi esculpidos en piedra— que han deformado el núcleo emancipador de Europa, develando la débil capacidad autocrítica de Europa, que la califica como “máscara engañosa” (p. 24) ubicando al “otro” como potencial enemigo externo —los refugiados— y, frente a ellos, los falsos espejos de la crítica eurocentrista. A la par enfatiza que “la verdadera amenaza a nuestro modo de vida comunitario, no son solo los extranjeros, sino la dinámica del capitalismo global” (p. 26).

El tercer peldaño titulado El obsceno envés de las religiones, triangula hábilmente una discusión entre los fundamentalismos judío, cristiano y musulmán, a propósito del examen crítico que hace del islam. Teje sutilmente una aguda crítica en torno a los escándalos y violencia racial religiosa, ritualizada e institucionalizada, que la devela como construida en medio de la espectacularización de la vivencia cotidiana de actores en espacios culturales. Al respecto estudia la pedofilia, violencia sexual contra las mujeres y la violencia simbólica, caricaturizadas a partir de un populismo antinmigración, que Žižek lo evidencia como un tema profundamente ideologizado.

El cuarto escalón, titulado Violencia Divina, Žižek lo presenta elocuentemente en analogía directa con las reflexiones filosóficas de Walter Benjamin: una violencia como pura manifestación, “medios sin un fin”, mostrándola inicialmente como inorgánica, para ilustrarla posteriormente en sus diversas manifestaciones —en apariencia “irracionales”— proyectadas por parte de las poblaciones extranjeras y sus respuestas institucionales en diversos momentos y espacios. Tales conductas, según el maestro esloveno, no admiten hermenéutica posible y, como parte de su habitus intelectual, las explica desde la categoría lacaniana del passage al acte (pasar a la acción) al referirse a los estallidos violentos que rebasan reflexiones y se anidan con frustración intolerable. Igualmente muestra aguda reflexión en torno a los argumentos de Carl Schmitt y Benjamin respecto a la violencia, matizados con la elocución del experto lacaniano Guy Le Gaufey, todo ello para situar analíticamente los disturbios de Baltimore de abril de 2015, los de los suburbios franceses de otoño de 2015 o situaciones ocurridas en centros educativos cercanos a los guetos negros. Finaliza afirmando:

La triste conclusión que se impone es doble. En primer lugar, no hay nada noble ni sublime en lo que Benjamin denomina “violencia divina”, es divina precisamente en nombre de su carácter destructor: Hemos de abandonar la idea de que hay algo emancipador, en las experiencias extremas, como si nos permitieran abrir los ojos. (p. 50)

Acto seguido, arremete en la dimensión económica —el quinto espacio de reflexión— en lo que denomina La Economía Política de los Refugiados, as bajo la manga para comprender la compleja dinámica de los refugiados. Encuadra, así, el debate en un elocuente oxímoron para plantear la relación orden-desorden mundial, que, irónicamente, esboza para censurar la dinámica del mundo global y las intervenciones militares. Entre ellas destaca: la europea en Libia, la norteamericana en Irak y la guerra interna en la República Sudafricana provocada por la pugna geoestratégica entre Francia y China por el control del petróleo. Hace particular referencia al origen y desarrollo de la crisis alimenticia del Tercer Mundo, derivada de la política occidental global —Estados Unidos y Unión Europea— criticando las míticas explicaciones de sus causas en la corrupción o el intervencionismo estatal. Hace particular énfasis en que la gran parte de los refugiados son producto de la integración de la agricultura local a la economía global y sus perversos efectos —por ejemplo, las hambrunas en Haití y Etiopía, maquilladas con la fachada de guerras étnicas—, que invisibilizan la expulsión de los granjeros de sus tierras y el encarecimiento de las semillas. Así, manifiesta: “lo único que hemos de hacer es eliminar a las empresas extranjeras de alta tecnología, de la ecuación, y todo el edificio de la guerra étnica alimentada viejas pasiones se desmorona” (p. 55).

Sostiene que el flujo de refugiados procede de los “Estados fracasados” en los cuales el poder estatal se ha disuelto, ya sea como efecto de la política y economía internacional o por la intromisión occidental, situación clave para el ejercicio del colonialismo económico.

En medio de este debate mantiene prudencia en no echar a Europa todo el muerto, criticando —en son caricaturesco— el rol de los medios de comunicación en la representación exacerbada de la crisis de refugiados. “Lo que deberíamos sorprendernos es cómo nuestros medios de comunicación presentan la crisis de los refugiados: más o menos como si más allá de Grecia existiera un agujero negro que escupiera a los refugiados” (p. 58). Con todo, apunta a que la situación de las masas de refugiados está articulada a la división de clases del mundo árabe —los países muy ricos como Kuwait, Katar, los Emiratos y Arabia Saudí no los aceptan—, mientras que países menos ricos, sí —por lo menos mantienen una postura más abierta—, como son Turquía, Egipto e Irán; con ello desenmascara la compleja economía de transporte de refugiados, una verdadera industria que mueve millones de dólares y con réditos asimétricos para determinados países.

Igualmente resalta la “una nueva era de esclavitud” con diversas máscaras que operan estratégicamente para el sostenimiento y reproducción del capitalismo global. Puntualiza casos tales como el de los inmigrantes en la península saudí, de los trabajadores explotados en fábricas asiáticas y de los trabajos forzados para la obtención de recursos naturales en las inmediaciones del Congo y, entre otras, la delicada situación de inmigrantes chinos, en calidad de trabajadores sobreexplotados en fábricas de confección en las zonas de Florencia y Prato. Todo ello, según el esloveno, permite situar una dinámica doble: de un lado, la necesidad estructural del capitalismo global y, de otro, un severo cuestionamiento del significado de la “libertad de movimiento para todos”, proclamado a viva voz por la Unión Europea y que pone en entredicho los límites de tal libertad, asumiéndolos en la discusión respecto de la libertad indispensable del mundo global de contar con mano de obra libre y de libre circulación, que el autor matiza desde la paradoja de: “ La manera en que el universo del capital se relaciona con la libertad de movimiento de los individuos es, por tanto, inherentemente contradictoria, necesita de individuos libres” (p. 64). Tal postura deja entrever claramente el profundo arraigo de las ideas hegeliano-marxistas de Žižek, anclándose a la par en una discusión respecto del objeto del deseo lacaniano: objet petit. Así, afirma: “Los refugiados lo quieren todo: básicamente para conseguir las ventajas del Estado de bienestar occidental” (p. 65), a partir de lo cual, difusamente, se puede entrever una mezcla —en apariencia contradictoria— entre una crítica social y elementos del pensamiento lacaniano.

Además, lo que se podría llamar una crítica social zizekiana, se empeña en buscar la posibilidad de buscar un movimiento político transnacional sostenido en una fuerte institucionalidad, para lidiar con la influencia y dominio del capital global, y simultáneamente presenta, con mucha claridad, la problemática de la división de clases tanto en Europa, Oriente Medio y Estados Unidos, en sus diversas dimensiones: ideológica, económica, axiológica y cultural, así como espacio necesario en donde se inscribe el problema de los refugiados. De hecho, expresa que: “La lucha de clases es aquí la ‘universalidad concreta’ en el sentido estricto hegeliano: al relacionarse con su otredad (otros antagonismos) se relaciona consigo mismo, es decir que (sobre)determina la manera en que se relaciona con otras luchas” (p.71). Por ende, subsume las diferencias culturales que son motor de los procesos sociales de hoy en día, y explica en gran medida las particularidades que subyacen a la mirada autoconstruida y proyectada de los refugiados sobre sí mismos y de los otros sobre ellos. Sostiene que en el camino habrá de liberarse de:

La patética solidaridad con los refugiados y la no menos falsa y patética manera con que nos humillamos, como si nosotros fuéramos por definición culpables del apuro en que se encuentra (…) por eso otro tabú que hay que abandonar es el de seguir viendo la intranquilidad que los refugiados provocan en la así llamada gente normal. (p. 74)

¿De dónde procede la amenaza? es el sexto peldaño en el que el filósofo esloveno discute sobre la película Junction 48 —de Udi Aloni— respecto de los jóvenes palestinos israelíes que se debaten entre dos frentes: uno contra la opresión del estado israelí y otro contra las presiones fundamentalistas que surgen en el interior de su propia comunidad, para bosquejar la compleja fenomenología de los refugiados en medio de una amalgama entre imposición de valores occidentales —en apariencia posiciones multiculturales— que Žižek aglutina dentro de una misma mistificación ideológica. A partir de ahí insta a considerar que el tema refugiados no es una externalidad amenazante, sino que proviene del sentido europeo de propia identidad, abogando por una mirada reflexiva ante la crisis europea actual con un evidente tinte ideológico-político, y, por ende, la búsqueda situada de soluciones.

En el apartado Los límites de amor al prójimo, saboreando de la teología política de Adam —una metáfora del “prójimo como instancia inquietante”— sostiene: “Una experiencia, un encuentro, se vuelve inquietante cuando de repente todos sospechamos que la otra persona actúa por una razón que no es la evidente” (p. 85), todo lo cual obliga a confrontarse con el lado oscuro de la globalización en su falsa utopía de espacio ideal y unificado de comunicación hacia el encuentro de algo más.

Retomando a Sigmund Freud y a Peter Sloterdijk —estableciendo un puente entre los elementos psicoanalíticos y la hermenéutica poética— ve a las dinámicas de interacción como paradójicas, en tanto que una mejor interacción pasa por no interponerse en el camino del otro. Esto es que la cercanía del otro provoca reacciones negativas hasta un deseo de librarse de un intruso potencial. Žižek está convencido de que una dosis de alienación —entendida como un distanciamiento inherente a la textura social de la vida cotidiana— permitiría mantener un vínculo razonable que contribuya a la coexistencia pacífica de distintos modos de vida. De hecho, tiñendo el argumento con categorías piscoanalíticas lacanianas, de igual modo, interroga la concreta imposibilidad de fusionar las prácticas cotidianas sociales entre diversas culturas. Así, alude a la jouissance —excesivo placer convertido en dolor— como categoría para explicar que “la incompatibilidad definitiva no es entre mi jouissance y la del otro, sino entre yo mismo y mi propia jouissance que permanece para siempre como intruso interior” (p. 87, cursivas del original). Simultáneamente, desde una postura sagaz, reflexiona críticamente la temática de la humanización ideológica —alegando el mandato juego cristiano de la incompatibilidad de la idea de prójimo con la universalidad, argumentando que la universalidad procede la dimensión inhumana del prójimo— es decir, la imposibilidad de que los semejantes se reconozcan a sí mismos en los demás. Con ello devela una “falsa conciencia” en la humanización. Permite asimismo dibujar un relativismo cultural en la medida en que no existe una dimensión humana universal. Sostiene que:

La universalidad es una universalidad de ‘extraños’, de individuos reducidos al abismo de la impenetrabilidad no solo para los demás sino para sí mismos (…) Por esto, la manera más válida de llegar hasta el prójimo no es la empatía, intentar comprenderlo, sino una carcajada irrespetuosa que se burle tanto de él, como de nosotros en nuestra mutua falta de (auto) comprensión (e incluyendo los chistes ‘racistas’). (p. 91)

Apuesta por un deber ser en torno a cómo conocer a los refugiados: marginalizar una ayuda basada en la compasión hacia su sufrimiento y hacerlo desde un compromiso ético, “en el momento en que comprendemos que la mayor parte de los refugiados no son ‘personas como nosotros’ (no porque sean extranjeros, sino porque nosotros mismos no somos ‘personas como nosotros’) (p.95).

Luego de un talentoso recorrido para explicar los ataque sexuales de Colonia y el germen de los ataques terroristas de ISIS —entre otros casos—, para contextualizar la respuesta de Occidente, sitúa a la ideología de clase media occidental en una lógica dicotómica: una arrogante creencia en la superioridad de su valores que coexiste con un miedo obsesivo a que sus dominios se vean invadidos por miles de millones de personas que están fuera y que no cuentan en el capitalismo global, porque ni producen ni consumen mercancías, inscribiendo en esta reflexión a aquellos “poseídos por el deseo de Occidente” —como lo menciona al hacer referencia a los tipos predominantes de subjetividad que argumenta el filósofo Alain Badiou— a los refugiados inmigrantes, sin deseo revolucionario y con un anhelo de integrarse la tierra prometida del Occidente desarrollado. Este argumento se asocia con el de la configuración del fundamentalismo, producto de la incapacidad de la mayoría de los refugiados inmigrantes —barnizados por envida y odio de clase no reconocidos— cuya frustración y odio al no poder estar en la tierra prometida, se convierte en odio y deseo autodestructivo hacia Occidente —nihilismo autodestructivo—, “el fundamentalismo permanece arraigado en el deseo de Occidente gracias al mismísimo odio que siente hacia Occidente” (p. 99).

Muchas otras ideas importantes que hilvanan el argumento quedan flotando, provocando un encantamiento que seduce a una mayor dedicación y detenimiento en este escalón… interrogantes, discusiones más profundas, conjugación de actores y agendas político-ideológicas son parte de la magia de los caleidoscópicos argumentos, concurrentes en casos empíricos emblemáticos, reflexiones filosóficas y políticas a luz de los “grandes contemporáneos”, temas de género… en fin, un entramado de bocadillos intelectuales que esperan ser devorados.

Y… arribamos al final ¿Qué hacer? Que, al estilo zizekiano, más que respuestas abre el espacio a mayores incertidumbres… no obstante, el preludio pasa por exhortar la ruptura del círculo global. El esloveno considera como salida la suspensión del poder de la economía autorregulada, en metáfora, de la utopía de la militarización de Frederick Jameson, que encierra la utopía de la emancipación como alternativa a la problemática de los refugiados en Europa y potencial lección aprendida para el resto del mundo. Žižek, al respecto enfatiza en que

Es una completa locura pensar en que un proceso como éste puede desarrollarse sin el menor control: los refugiados cuando menos necesitan provisiones y atención médica, para lo cual se sugiere mecanismos de coordinación y organización a gran escala (…). El Ejército es el único agente que puede acometer una tarea de estas dimensiones de manera organizada. (p. 112)

De otro lado, exhorta:

A formular una serie mínima de normas que sean obligatorias para todos, sin temor a que parezcan ‘eurocéntricas’: libertad religiosa, protección de la libertad individual contra la presión del grupo, derechos de las mujeres; y segundo, dentro de estos límites, insistir de manera incondicional en la tolerancia hacia distintos modos de vida. (p. 114)

Algunas lecciones y algo más…

Sin duda alguna la aventura epistémica y el desafío cognitivo de incursionar en la obra del maestro esloveno dejan valiosos aprendizajes. El texto, de principio a fin, trasluce una exquisita construcción argumental que incita un constante ejercicio de interrogación frente a su discurso y un amplio manejo convergente de categorías y perspectivas teóricas, en particular de la Ciencia Política, de la Filosofía —anclada principalmente a la filosofía del ser de Martín Heidegger—, de la Psicología —en los principios rectores de la producción de Jacques-Marie Émile Lacan— y de Geopolítica crítica, desde una mirada interdisciplinaria. Instrumentando una analítica profunda —sin ningún resquemor— de la fenomenología actual del refugio, ha hecho alusión a más de 15 libros académicos y de producción literaria y periodística —incluso la Biblia y El Corán—, más de 6 producciones cinematográficas (Malcom X, Junction 48, Tsahal, Centauros del desierto, Los viajes de Sullivan, Quentin Tarantino, entre otros) y múltiples referencias a la literatura de filósofos y académicos de talla, tales como: Kant, Heidegger, Rosseau Foucault, Lacan, Le Gaufey, Benjamin, Scmitt, Laclau, Agamben y un sinnúmero de personalidades de la política mundial, tales como: Stalin, Hitler, Marx, Netanyahu, Churchill, Jeroen Dijsselbloem, Gadafi, Clinton, Hussein, Angela Merkel, Viktor Orban. Todo ello para inyectar de adrenalina a múltiples escenas del mundo internacional: crudas, paradójicas e imborrables realidades de la vida cotidiana. Dicha lectura, superando una mirada lineal y admitiendo claramente los desafíos de la epistemología contemporánea de naturaleza política y praxis social del conocimiento “que debe evaluar el conocimiento producido y las prácticas socio-cognitivas que lo producen” (Rodríguez Zoya, 2010, p. 15) prioriza la dimensión ética y el compromiso político de la emancipación ante las diversas formas de violencia —una de las cuales constituyen los refugiados— inherentes a la arquitectura global.

El enfoque de la ideología y el estado de situación de los múltiples imaginarios eurocéntricos de las prácticas políticas que gravitan el fenómeno del refugio, pueden ser comprendidos más claramente incursionando en la polémica producción de Žižek (en Alexzantro, 2013) titulada: Sobre retretes, mierdas e ideologías europeas. Animo al lector a complementar con una dosis de humor la obra de un pensador, sociólogo, psicoanalista crítico cultural, que es capaz de dibujar —con toda la complejidad que ello implica— una postura polémica de qué hacer y cómo hacerlo frente a la crisis del capitalismo y sus perversos efectos. Indiscutiblemente el compromiso recae sobre todos, en diversos niveles, frente a que:

Estamos viviendo en tiempos apocalípticos (…) nuestra estrategia debería ser “no puede seguir” y si no actuamos ahora, la elección no es relativamente, relativamente, a pesar de la crisis funcionar en Capitalismo o comunismo. No el problema es que, si las cosas las dejamos correr solas, estaremos despertándonos en una sociedad terrorífica. (Žižek, en Vivint, 2012, s/p).

Referencias

Alexzantro (2013, junio 14). Sobre retretes mierdas e ideologías europeas (Archivo de video). Recuperado de https://voxpopulivoxanimus.wordpress.com/2013/06/14/slavoj-zizek-sobre-retretes-mierda-e-ideologias-europeas/

Rodríguez Zoya, Leonardo (2010). Hacia una epistemología política: la tensión entre ciencia y política en la filosofia de la ciencia del positivismo lógico. A Parte Rei. Revista de Filosofía, 69. 1-17. Recuperado de http://serbal.pntic.mec.es/~cmunoz11/zoya69.pdf

Vivint, Sebastián (2012, agosto 17). ¿Qué significa ser un revolucionario hoy en día- Slavoj Zizek ?. Conferencia Internacional de Marxismo 2009. Bloomsburry (Archivo de video ). Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=k-8oD9TwpYs

Žižek, Slavoj (2016). La nueva lucha de clases. Los refugiados y el terror . Barcelona: Anagrama .