Axiologías para el desarrollo de las nuevas ideas para la Propiedad Intelectual

Axiologies to develop new ideas on Intellectual Property

  • Fernando Martínez Cabezudo
  • Rafael Rodríguez Prieto
Una aproximación filosófica al copyleft supone un punto importante de reflexión que enlaza las TIC, el derecho de autor y, en algunos casos, el propio planteamiento del modelo democrático. El copyleft es el mecanismo mediante el cual se está vehiculizando todas las energías sociales que se articulan en esta nueva sociedad del conocimiento. Sin embargo, es necesario hacer una investigación sobre desde dónde se han elevado estas nuevas ideas y las implicaciones que tienen los discursos y prácticas de los grupos que están trabajando en este campo desde el inicio. Para este artículo hemos seleccionados los dos actores más importantes dentro del campo de la creación del Software Libre. Mediante el cuestionamiento de los respectivos discursos pretendemos elucidar si existen diferencias en cuanto a la definición de obra libre, a las implicaciones de las ideas-fuerza y a la posibilidad real del copyleft en cuanto a su potencial subversivo.
    Palabras clave:
  • Copyleft
  • NTIC
  • Software Libre
  • Propiedad Intelectual
A philosophical approach to copyleft is a big deal. It brings together copyrights, TICs and, sometimes, the democratic model itself. Copyleft is the device that conducts all these social empowerments articulated on this new society of knowledge. However, it is needed to make a research on the origins of these new ideas and the implications that discourses and practices of the pioneering collectives have had from the beginning. We have pick out two of the main actors of the field of the production of Free Software: the Free Software Foundation and the Open Source Initiative. Through the analysis of the discourses we will elucidate if we can appreciate differences in significance of “free work” notion for both actors, the propositions that underlie its main ideas and the factual possibility of the copyleft as to its subversive perspective for the discourse of the traditional operators of cultural market.
    Keywords:
  • Copyleft
  • NTICs
  • Free Software
  • Intellectual Property

1 Introducción. Breve Referencia Metodológica

Las nuevas ideas sobre el copyleft suponen un punto importante de reflexión que enlaza las TIC, el derecho de autor y las expectativas surgidas alrededor de sus posibilidades emancipatorias. Son bastantes los que como consecuencia de su emergencia, han decidido lanzar las campanas al vuelo. Sin bien es cierto que podemos encontrar música, literatura e, incluso, cine, que buscan sistemas alternativos que escapen de la lógica tradicional de la Propiedad Intelectual, también lo es que su implantación dista de hacer sombra al sistema de derechos de autor. Incluso, a pesar de que Free Software Foundation es un punto de partida esencial para la comprensión del fenómeno del software libre, no puede ignorarse que la mayor parte del mismo no se publica bajo la licencia de copyleft duro de la Free Software Foundation, la General Public License (GPL). Es necesario advertir que un altísimo porcentaje del software libre de cierta complejidad, estable y con las prestaciones necesarias no sería posible sin una participación empresarial. Resulta muy relevante, tal y como señala Astra Taylor, que más del 85% de los desarrolladores de Linux son de hecho trabajadores de grandes corporaciones que dependen de software no propietario (Taylor, 2014, p. 63). En definitiva, resulta llamativo que en la industria cultural apenas aparezca el uso de licencias de copyleft duro.

Una vez situado la cuestión en un contexto realista, lejos de ensoñaciones sublimadoras de lo digital, cabe afirmar que el movimiento de Software Libre supone un nuevo enfoque del modo de existencia del valor que articula las modernas Sociedades de la Información: el conocimiento. El copyleft sería una forma distinta de concebir los derechos de autor. Este mecanismo no supone un escenario pacífico en el que un solo discurso emerge de forma clara. Muy al contrario. Es un territorio de luchas, en el que no solo se discuten cuestiones técnicas sino verdaderos planteamientos de fondo. A pesar de las críticas de autores como Cesar Rendueles (2013, pp. 71 y ss.), no nos parece acertado pensar que el copyleft sea una cuestión exclusivamente procedimental, aunque pueda tener parte de este carácter. La proposición de que puede existir un forma diferente de establecer los sistemas por los cuales la ciudadanía accede al conocimiento, por los que las obras son dispuestas en su vida social o la discusión sobre la conveniencia de la existencia de un mercado cultural tan concentrado con el de ahora, es algo que excede con mucho un mero problema de procedimiento.

Con el fin de investigar las bases axiológicas que se encuentran detrás de las diferentes formas de entender el copyleft, se llevará a cabo un estudio de las superficies de emergencia desde las que se origina (Foucault, 1999/2008: p. 12). A la manera de la arqueología de raíz foucaultiana, se realizará un análisis de los grupos, las prácticas y las diferentes ideas que han dado forma al significado del copyleft. En un espacio en el que todavía no se ha impuesto un pensamiento hegemónico, como en este caso, resulta interesante poder hacer un rastreo de los orígenes para situar mejor el debate que ahora se plantea.

2 El semillero del copyleft: Movimientos Free/Libre Open Source Software (FLOSS)

El copyleft es una idea que se origina en torno a los movimientos que se sitúan alrededor del Software Libre (SL), los cuales se han venido a agrupar entorno a la denominación de FLOSS (Free Libre Open Source Software). Éstos han influido tanto a nivel de proposición formal como de realización fáctica. No solo se han esforzado en decir lo que significa el SL y cuáles son las características que lo definen; también han elaborado una gran cantidad de programas exitosos. Sin embargo, los diferentes actores dentro de los colectivos del FLOSS se mueven de acuerdo a diferentes lógicas, llegando a la colisión frontal en algunas ocasiones. Para este trabajo es necesario contemplar cuáles son esos puntos de conflicto, para lo que hemos decidido seleccionar a los dos actores más visibles y enfrentados del campo, la Free Software Foundation (FSF) y el Open Software Initiative –dentro del heterogéneo Open Source Movemment (OSM). En cualquier caso, es necesario analizar los caracteres que los unen para después pasar a las diferencias.

En primer lugar, llama la atención el nombre de free/libre con el que se agrupan estos sujetos, ya que conjuga un término en inglés y otro en castellano. Podríamos hallar una explicación en la confusión se produce en la lengua inglesa con free, ya que significa al mismo tiempo gratis y libre. Identificar esta cuestión es un punto central si tenemos en cuenta que no es lo mismo adquirir una cosa gratis, sin pagar una contraprestación, que decir que una cosa es libre, lo cual se refiere a su estatuto jurídico. Una persona podría acceder a un programa gratuitamente —por venir de regalo con el periódico— pero la obra ser propietaria, porque no se pueda modificar o copiar. Como esto confunde, la propia naturaleza de la idea que persiguen estos grupos ha de ser precisarla. Debemos recordar que dentro de este tipo de actores hay empresas que altamente rentables, económicamente hablando, como Red Hat que está incluida en el índice Nasdaq de la Bolsa de New York, lo que hace que la gratuidad no sea un elemento definitorio. Richard Stallman, fundador de la FSF, elaboró un eslogan que intentaba clarificar esto mediante términos simples, rezaba: free as in free speech, not as in free beer (Stallman, 2004, p. 59).

En segundo lugar, otro elemento común de unión es la predilección por un sistema de trabajo y organización que difiere, con mucho, de la habitual organización empresarial jerarquizada en departamentos independientes que trabajan de forma aislada. En los colectivos del FLOSS se puede trazar un árbol genealógico que nos lleva directamente a los primeros colectivos de programadores estadounidenses de prestigiosas universidades que se formaron en la mitad del siglo pasado, como el Home Brew Club del MIT (Massachusetts Institute of Technology). Estos grupos crecieron con la lógica de trabajo que existía en los departamentos de informática, en los cuales se trabajaba de manera abierta en proyectos en los que cada uno iba aportando nuevas perspectiva de manera libre (Punt, 1998). Al romper con las rígidas formas del mundo profesional, se optaba por una organización diferente que empezó a dar frutos en seguida. Prueba de ello es el hecho de que partes de código tan importantes como los avances en los protocolos de Internet, partieran de este tipo de grupos en gran medida. El éxito de estas estrategias, junto a las tensiones constantes con las grandes empresas, hicieron que esta forma de trabajo se convirtiera en un estandarte, pasando a ser un factor propio de la identidad de los sectores alternativos en el campo del software que ha pervivido hasta nuestros tiempos.

Por último, el tercer rasgo se refiere a la inclinación por el ofrecimiento del Código Fuente (Source Code) en todos los programas. La consecuencia lógica de la organización abierta en un sector como el de la programación hace referencia a este extremo. Cuando ejecutamos un programa en nuestro ordenador lo que tenemos es un archivo compilado, es decir, traducido al lenguaje que entiende la máquina, el cual es imposible de entender por humanos. La industria tradicional vende los programas en su forma cerrada haciendo casi imposible conocer la forma en la que están realizados, ya que la operación de descompilar suele ser demasiado complicada, además de limitada por la legislación (Real Decreto Legislativo 1/1996, artículos 100.5 y 100.6.). Existe un motivo histórico para ello vinculado a la historia de la computación. En los años cincuenta los ordenadores carecían de un estándar en cuanto a la arquitectura de sus componentes, por lo que para hacer funcionar los programas hacía falta modificarlos con el fin de que trabajasen con una máquina diferente a la que se usó en su programación original. Sin duda, este comportamiento se ha preservado en el tiempo marcando una diferencia que, como en el caso anterior, identifica a todo un colectivo. La libertad de ver el código fuente posibilita y es la consecuencia, al mismo tiempo, del deseo de organización plana no jerarquizada, por lo que podemos decir que estos dos últimos factores constituyen caras de un mismo prisma que se resume en la idea de libertad antes mencionada.

3 Free Software Foundation (FSF) y Open Source Movement (OSM): polos axiológicos enfrentados

Partiendo de este terreno común, los diferentes colectivos que se agrupan dentro de los movimientos del FLOSS han desarrollado su propio carácter y prácticas, que en ocasiones pueden poner a los diferentes sujetos en posiciones casi antagónicas. Las dos individualidades que hemos escogido para representar esta varianza se sitúan en polos ideológicos antagónicos, Richard Stallman y Eric Raymond (Berry, 2008, pp. 98-100).

En Stallman destacan ideas fuertemente vinculadas a un comunitarismo fuerte y una tendencia a una organización más estructurada. En contraste, Raymond se distinguen por su proximidad con las tesis más anarcocapitalistas, que lo colocan muy cerca de los planteamientos ultra-liberales de filósofos como Robert Nozick (1974/1990). Los modelos y grupos de trabajo en el OSM están presididos por una tendencia manifiesta a la desorganización, en el sentido de que en los proyectos no hay estructuras permanentes o fijas con división clara de funciones. También es muy llamativo observar cómo se da un mayor protagonismo a la colaboración con empresas del sector del software propietario, poniendo en marcha diferentes iniciativas que se ajustan al imaginario mercantil. En contraposición a ello, la FSF tiene una vocación bien diferenciada que se aprecia en una inclinación hacia la cooperación con las Administraciones Públicas. Pero, sin duda, uno de los rasgos que más los separan es su posición respecto a la acción social y hacia las implicaciones políticas que tiene el propio planteamiento de los derechos de autor. Un gran indicador de esto es que en la página de la FSF se da apoyo y soporte a diferentes acciones que están relacionadas con este extremo, como la crítica a los DRM que limitan las libertades de uso de las obras, la lucha contra las patentes de software o proposiciones para la reforma de la legislación mundial del copyright (Free Software Foundation, 2013).

La FSF tiene un modo de organización que implica la existencia de una tendencia centrípeta en la estructura de la misma, la cual se pliega en torno a su fundador Richard Stallman. Esta característica ha sido ampliamente criticada desde la Open Source Initiative (OSI), sobre todo a través de la voz de Raymond, que por su propia filosofía libertaria rechaza toda proposición que pueda recordar remotamente a las jerarquías tradicionales (Raymond, 1997). El trabajo plano e informal en el OSM ha dado lugar a un terreno mucho menos homogeneizado, y la propia OSI es testigo de ello. Si bien, hay que apuntar que tampoco estamos hablando de un espacio similar al del estado de naturaleza pre-estatal lockeano. Se han elevado grandes figuras, como la del propio Raymond, que suponen puntos de concentración evidentes. Por esto, resulta interesante observar que Raymond, a pesar de las críticas a Stallman por su personalismo, a veces habla como si fuera el portavoz del conjunto de la OSM, a pesar de su heterogeneidad (Raymond, 2011). Aun así la movilidad de sujetos dentro de estos dos grupos es grande y no es de extraño apreciar cambios de bando o la existencia de importantes proyectos donde conviven grupos de los dos sectores.

Lo interesante de sumergirse en el estudio de estos dos agentes es que nos pueden ayudar en nuestra comprensión de las actuales vías alternativas de instrumentar los derechos de autor. Esto conlleva algo que va más allá de descripciones organizacionales o terminológicas. El potencial axiológico de las diferentes iniciativas marca el carácter de los horizontes político-jurídicos. Ante un campo tan efervescente como el de la lucha por los derechos de autor y las posibilidades sociales de participación y acceso a los conocimientos, diferencias en cuanto a los valores pueden originar escenarios totalmente diferentes, pese a que se comparta, en alguna medida, la propuesta procedimental.

3.1 Free Software Foundation

En 1985, Richard Stallman crea la FSF como una organización sin ánimo de lucro para el desarrollo del Software Libre. Junto con otros entusiastas establece el propósito social de la Fundación de la siguiente manera:

The Free Software Foundation is working to secure freedom for computer users by promoting the development and use of free (as in freedom) software and documentation—particularly the GNU operating system—and by campaigning against threats to computer user freedom like Digital Restrictions Management (DRM) and software patents (Free Software Foundation, 2015a, párrafo 2)

No es difícil detectar un interés por tomar una postura clara con el fin de lograr un objetivo más amplio que el de crear programas. Aunque en sus primeros años de funcionamiento el presupuesto se dedicaba casi exclusivamente a la contratación de programadores, a mitad de los 90 empezaron a surgir un gran número de nuevos sujetos que producían software libre. De esta manera, la FSF abundó en aspectos jurídicos —sobre todo en el diseño de las licencias—, ya que todo el proyecto se asentaba en la base de un nuevo modelo de Propiedad Intelectual. En consonancia con ello, los instrumentos jurídicos para llevarlo a cabo estaban en el centro de la discusión. De estos esfuerzos surgió la General Public License, verdadero estandarte del copyleft más duro a nivel de software. Además de este cometido, la FSF también se postuló como uno de los sujetos más activos en cuanto a la difusión de propaganda e ideas, dedicándose a la realización de presentaciones, encuentros o talleres en los foros más diversos.

Pese a esto, uno de los rasgos que marca con más fuerza todo el proyecto es la clara existencia de una vocación política que va más allá de la proposición jurídico-técnica de un tipo de licencia específica. En el manifiesto del proyecto GNU, verdadero corazón de la Fundación, se expone que la apuesta por este tipo de software no se debe exclusivamente a su posible eficiencia, sino a que existen claros impulsos éticos y políticos (Stallman, 2004, pp. 45-58). La elección de una organización sin tantas jerarquías, junto con un entendimiento del sistema de Propiedad Intelectual alternativo, son caracteres que suponen algo más que cuestiones técnicas. La construcción de algo más que herramientas informáticas les hace pensar que son productores de un discurso político contrahegemónico. Reflejo de ello es la justificación que ofrece la FSF para la producción del software libre en su página. Así, afirman que

To use free software is to make a political and ethical choice asserting the right to learn, and share what we learn with others. Free software has become the foundation of a learning society where we share our knowledge in a way that others can build upon and enjoy (Free Software Foundation, 2015b, párrafo 1).

Lo relevante no es el modelo de los programas que se producen sino cómo esta elección trasluce una inclinación hacia valores compartidos, sobre todo en lo referente a los bienes del conocimiento. Este discurso no se queda en un afán meramente declarativo, ya que trasciende a casi todas las prácticas de la Fundación. David Barry estima, respecto a la propia auto-representación de la FSF,

I would argue that Kant's notion of a categorical imperative seems to underlie the philosophical foundations of the FSF (…) FSF use a discourse that draw from Enlightenment philosophy, communitarianism and the collegiate ideals academic and scientific communities both intertextually and interdiscursiverly to present a strong moral position. (Berry, 2008, p. 154).

De esta manera, Barry entiende que esta conciencia fuerte hace surgir nociones de lo bueno y lo malo, de lo correcto y lo incorrecto desde el punto de vista deontológico, lo que supone una elaboración ideológicamente consciente desde el inicio. Es en este punto donde la presencia de una figura tan carismática como la de Stallman cobra toda su relevancia, los planteamientos explícitos de éste van más allá de la mera proposición de modelos para la programación. Este hecho supone una diferencia que marca una ruptura casi definitiva con la OSI —y por extensión con la OSM—, tanto es así, que el propio Raymond ha llegado a decir que Stallman se parece más a un místico que a un verdadero programador (Raymond, 2004, pp. 45-46). En todo caso, se debe señalar que buena parte de la comunidad critica el mesianismo de Stallman porque no entiende acertada su visión radical de la propiedad del software como elemento de transformación social profunda.

3.2 Open Source Movement

A diferencia de la FSF, el OSM resulta un colectivo en el que podemos encontrar una gran variedad de participantes. Aunque no se pueda afirmar que exista una Fundación como centro de todo el movimiento, sí podemos señalar que hay grupos con un peso determinante en el mismo. Un estudio pormenorizado del elenco de sujetos que conviven bajo el término excedería con creces las posibilidades de este trabajo. En consecuencia, se analizará la agrupación que ejerce más peso e influencia: la Open Source Initiative (OSI). Si bien pudiera parecer una reducción importante hay que tener en cuenta que dentro del OSM coexisten un gran conjunto de proyectos o desarrolladores que podríamos encajar dentro de los parámetros de la OSI, pero que no conforman un grupo propio. Sin embargo, la OSI es considerada como la vanguardia del movimiento y, de alguna manera, hace las veces de portaestandarte. Gracias a esta posición de privilegio, sus prácticas y discursos tienen una gran resonancia en todo el campo, lo que podemos utilizar para trazar un dibujo mínimo sobre cuáles son los elementos axiológicos que impregnan, en parte, al propio OSM.

La OSI es creada por Bruce Perens, uno de los máximos responsables del proyecto Debian Project Leader, creadores de la popular distribución de GNU/Linux Debian, que ha sido usada de base para proyectos tan extendidos actualmente como Ubuntu. Debian es una distribución GNU/Linux (que agrupa al núcleo Linux y determinados programas del proyecto GNU, junto con otros bajo diversas licencias, y cuyo conjunto constituye el Sistema Operativo/distribución), pensada para que resulte lo más universal posible, en el sentido de que se pueda hacer funcionar en un muchas máquinas diferentes —más allá de los ordenadores que usamos para trabajar— y de que se pudiera integrar con un el mayor número de programas posible. Estas características parece que saltan directamente al propio imaginario de la OSI.

La importancia propia de la iniciativa se comprende cuando se es consciente de que gran parte de la popularidad de Eric Raymond como figura destacada del OSM, proviene del hecho de que presidiera la OSI desde su creación en 1998, hasta su renuncia en favor de Russ Nelson, en 2004.

Si se señaló que la FSF se centraba en la creación del Software Libre casi con una visión política, la razón fundacional de la OSI es totalmente opuesta. En palabras del actual presidente de la organización, Michael Tieman, la labor principal de la Iniciativa será: “[To] dump the moralizing and confrontational attitude that had been associated with ‘free software’ in the past and sell the idea strictly on the same pragmatic, business-case grounds that motivated Netscape” (Tiemann, 2009, párrafo 3). La diferencia a nivel puramente ontológico ya supone una separación clara de la FSF. Esta necesidad de distinguirse se puede observar también en la FSF. En palabras de Stallman: “Estamos en desacuerdo en los principios básicos, pero estamos más o menos de acuerdo en las recomendaciones prácticas. Así que trabajamos juntos en muchos proyectos específicos. No pensamos en el open source como enemigo” (Stallman, 2004, p. 76).

Estas diferencias de fondo no tardan en suponer un distanciamiento de las posturas entre los dos agentes más importantes de los colectivos FLOSS. La OSI ha permitido aglutinar el OSM en torno a Eric Raymond, lo que tiene una gran importancia en la propia caracterización de la OSI, ya que esta posición de relevancia le otorga un altavoz que resuena en todo el colectivo. Su inclinación hacia el ultra liberalismo y el dogma de la eficiencia técnico-económica han acabado por calar profundamente en la perspectiva de la OSI y del OMS en su conjunto. Prueba de ello es el artículo The Cathedral and the Bazzar (Raymond, 1997), que finalmente se ha colocado base de la imagen con la que se auto-representa el propio movimiento. La diferencia que propone nuestro autor hace referencia al modelo de construcción de estos dos espacios y la manera en que el criterio de la eficiencia técnica sirve de guía para optar por el más adecuado. El texto surge de la experiencia de Raymond como uno de los primeros colaboradores en el proyecto GNU. En su artículo muestra cómo la forma de trabajo en éste fue algo semejante a la construcción de una catedral. Un proceso muy estructurado y ordenado, con un plan preciso que dirigía todos los aspectos de su construcción. GNU estaba pensado como un todo, un sistema que integraba todos los programas posibles para resolver el mayor número de cuestiones. Para hacer esto se organizó un plan maestro, con secciones de personas dedicadas a diferentes aspectos, destinados a que fueran ensamblados de una manera determinada para establecer el sistema como una totalidad. En contraste con ello, tras su colaboración con otros proyectos que tenían una lógica de funcionamiento bastante diferente, extrae la idea de que realmente no existía una única forma de afrontar el problema, ya que habían otros sistemas que pueden funcionar mucho mejor que las catedrales, asegurando que:

The Linux community seemed to resemble a great babbling bazaar of differing agendas and approaches (aptly symbolized by the Linux archive sites, who’d take submissions from anyone) out of which a coherent and stable system could seemingly emerge only by a succession of miracles. (Raymond, 1997, p. 2).

De una manera muy cercana a la lógica marcada por la filosofía neocontractualista de autores libertarios como Nozick o Buchanan, entiende que cualquier tipo de barrera en el flujo de la información, como los planes centrales de la catedral, tiene una influencia negativa sobre el resultado final. De hecho, en su opinión, estos sesgos pueden tener origen en cualquier cosa, por eso hay que rechazar todo lo que no sea estrictamente un comentario del código. Esta consideración conduce a la principal diferencia axiológica con la FSF. En su página web, en el artículo en el que definen los puntos clave para la funcionamiento de la Iniciativa, el punto 5 señala que la asociación no podrá intervenir en ningún acto que trate de influir en la legislación, campañas políticas o cualquier ejercicio de propaganda. Es decir, se asume el credo de que la mejor forma de obtener el beneficio común es evitar todo pronunciamiento político que suponga una distorsión del mismo proceso de creación. De esta manera, mientras la FSF pone en primer lugar los motivos políticos para la OSI éstos no serían, ni siquiera, un argumento plausible.

4 Implicaciones Político-Jurídicas de las diferentes axiologías de los sujetos del FLOSS

Nuestro último propósito consistirá en el análisis de las consecuencias que deparan las diferentes visiones objeto de esta investigación. Habitualmente, el campo del copyleft y de las iniciativas alternativas para con los derechos de autor es entendido de manera lineal, como si de este solo emergiese un discurso claro y sin contradicciones. Sin embargo, a través de las breves descripciones que hemos hecho, es posible comprender que el origen de las ideas no es una cuestión baladí.

4.1 FSF y la proposición fuerte de la conexión entre Derechos de Autor y modelo societario

Teniendo presentes las nociones del apartado anterior es fácil comprender que pese a compartir un horizonte común en cuanto al software libre, estos dos agentes difieren bastante. Podríamos decir que toda la problemática surge por la caracterización del término libre, la cual será el centro epistémico de cada una de las concepciones.

La FSF entiende el concepto como un término dialéctico formado por dos mitades irreductibles que se conforman mutuamente, de esta manera son tan importantes las cuestiones de eficiencia técnica como las relativas al acceso al conocimiento. Por su posición abiertamente orientada hacia una ordenación inclusiva y participativa, el acceso al código tiene que estar a la altura de los propios Derechos Humanos en el sentido tradicional. Si hacemos una revisión de sus posturas centrales para rechazar el copyright percibimos que, por encima de cualquier cosa, destaca el miedo a que este mecanismo implique la internalización de la misma matriz epistémica individual/propietaria en la que está construido (Martínez, 2014, pp. 58-77). La propia noción societaria de la que parte Stallman le lleva a preguntarse si la cláusula constitucional de promoción del conocimiento se empieza a ver impedida por el copyright (Stallman, 2004, pp. 167-191). Desde su óptica, esta cláusula supone que la justificación para la existencia de los monopolios privados del copyright se debe a la promoción de las artes y las ciencias. Sin embargo, las prácticas de las grandes corporaciones del mercado cultural están poniendo en riesgo que esa promoción se maximice y llegue al mayor número de personas. En el caso de las industrias informáticas, los costes de los derechos, la imposibilidad de ver cómo funciona o la incapacidad de los usuarios para adaptarlo puede llegar a la siguiente antítesis: “Si un programa de gran utilidad es propietario, mayor será la cantidad de gente que no lo use [o no lo pueda usar] pese a su utilidad. (Stallman, 2004, p. 76). La FSF entiende que de sus proposiciones surge un metaobjetivo que va más allá del desarrollo de programas de ordenador, la proposición de un sistema de creación y participación orientado por lo inclusivo y lo común hace referencia a un ideal social más democrático que de organización de las empresas informáticas.

Por lo tanto, el término libre es algo que trasciende a lo técnico, es una proposición ideológica que se justifica a sí misma por un cierto imaginario stallmantiano cuyo fin sería la consecución de un orden social con unas mayores posibilidades de emancipación, según las entiende Stallman. Pese a esta dimensión abstracta, la Fundación ha desarrollado una caracterización esquemática del significado de esta libertad que es totalmente concreta. Dentro de la epistemología de la FSF, que un programa sea libre equivale a que se ceda con las siguientes condiciones: libertad para ejecutar, libertad para estudiar, libertad para modificar (de estas dos últimas surge la necesidad de que se ofrezca el código fuente) y libertad para poner en circulación copias del programa, tanto original como con las modificaciones; a su vez, existe la obligación general de que todos los trabajos derivados también sean liberados de acuerdo a estos principios (GNU, 2015). La consecuencia es que las licencias que produce la Fundación y la propia caracterización de copyleft tengan un carácter restrictivo en cuanto a su ámbito, pero muy fuerte en cuanto a su significación. Desde este lado, importan más las consecuencias político-sociales del software que cualquier tipo de acomodo al mercado o a la explotación directa de los programas. Para llevar esto a un nivel más práctico podríamos ver como una consecuencia de esta posición el rechazo a realizar proyectos que involucren software propietario, lo cual reduce el ámbito efectivo de las iniciativas que emprenden.

Por lo tanto, podemos decir que en la FSF los componentes ideológicos son explícitos y utilizados dentro de su propia auto-representación como factores determinantes de la propia identidad de la Fundación. Las licencias y la propia definición del copyleft hacen que se entienda que exista un proceso de transformación social en el cual la informática juega un papel clave. La defensa de un mayor acceso tanto a las herramientas técnicas como al conocimiento que hay detrás de ellas forma una parte indisoluble del espíritu de este sujeto. El copyleft encuentra su razón de ser como coadyuvante en el proceso de profundización de las libertades democráticas. Sus dardos contra el sistema de propiedad intelectual adquieren una carga crítica explícita que termina por ser su estandarte, pese a que implique un menor desarrollo comercial de sus proyectos.

4.2 OSI y la proposición tácita de un orden neoliberal

El OSM y más en concretamente la OSI nacen después de la irrupción de la FSF y su definición del software libre. El motivo que comúnmente se entiende como el dinamizador de su creación es que empezaba a existir un cierto distanciamiento con las tesis marcadamente políticas de la Fundación y un número importante de colaboradores comenzaba a desear otra cosa. Entre las razones de este divorcio se podrían apuntar motivos económicos antes que a los meramente políticos. En cualquier caso, había un número creciente de desarrolladores, que si bien se sentían a gusto con el trabajo y el tipo de programa desarrollado, querían poder monetizar este tipo de productos y las estrictas definiciones de software libre de la FSF suponían un serio impedimento (Reunión de Ovejas Electrónicas, 2006, pp. 58-59).

Como hemos apuntado arriba, el propósito de buscar formas de introducir programas libres en el ciclo comercial es algo que la Iniciativa ha sabido llevar a cabo de manera magistral con productos como Mozilla o Firefox. En el artículo que dedican a la definición del Open Source, de una manera similar a la FSF, enumeran una serie de características que deben de cumplir los programas (Open Source Initiative, 2015). En líneas generales, comparte el fondo de la proposición anterior. Sin embargo, existen detalles que hacen que la OSI tenga un planteamiento totalmente distinto. Destacan los puntos 9 y 10, que suponen una separación radical. El noveno hace referencia a que no se puede licenciar un programa con la exigencia de que solo se pueda utilizar con otros programas que compartan las mismas libertades. Esto lo relacionamos con el hecho de que la General Public License de la FSF apuesta por todo lo contrario, y exige que cuando se usen programas liberados. Hay que tener en cuenta que muchos programas no son aplicaciones en sí mismas, sino pedazos de código que efectúan una función que se puede incluir en diversos proyectos. A este tipo se les llama librerías. Si la OSI quería que sus productos tuvieran el máximo impacto posible en el mercado, no podía exigir que sus librerías se utilizasen solo con software libre. Era necesario poder abrir las expectativas a la mayoría de las empresas que trabajan con software propietario. A su vez, el punto décimo del artículo, dedicado a la neutralidad tecnológica de la licencia, implica que no pueden existir cláusulas que estén destinadas a apoyar el software libre y ha de ser totalmente neutral a este respecto. Esta asunción es radicalmente diferente a la FSF, donde el proyecto político está en primer lugar.

Si la FSF consideraba el código y la programación como una necesidad social y un punto de reflexión necesario, si se quieren construir propuestas más inclusivas en un mundo cada vez más tecnológico. La OSI entiende que la forma de construir el código es algo totalmente derivado de la voluntad individual del autor. Es decir, la razón para decantarse por el software libre no se debe a una conciencia política común, sino a que los partidarios, de forma individual y libre, entienden que éste es mejor sistema de producción que el de las empresas tradicionales. Un agricultor puede elegir un abono ecológico para mejorar el resultado final, no por una conciencia medioambiental, sino porque es el que mejores resultados objetivos le da en cuanto a su balance de gastos y beneficios. De acuerdo a David Berry, extraemos cuatro ideas generales sobre la noción de Raymond sobre la producción del OSM: a) cuando muchos individuos se ponen a trabajar simultáneamente detectan rápidamente los fallos, b) la mejor solución y más conveniente es la que apueste por la eficiencia, c) la ineficiencia de los sistemas de control y jerarquías de empresas y grandes proyectos sociales en la obtención de resultados palpables, y d) el mercado es el mejor mecanismo a para la distribución y valoración de las obras (Berry, 2008, p. 175).

Por todo esto, los programas e iniciativas que ascienden del OSM suponen una caracterización diferente del propio fin y motivación. Hablábamos en el título del apartado que esta propuesta es tácita, dado el decir que no se tiene una ideología política no implica que ésta no exista. Como se deduce de todo lo que venimos diciendo, parece que los planteamientos de este grupo entrarían de lleno dentro del neo-liberalismo en cuanto a lo económico, de lo anarcocapitalista en cuanto a lo político y de lo posmoderno en cuanto a lo social1. Sin embargo, esta proposición queda invisibilizada por la propia asepsia en la que envuelven sus proclamas.

5 Conclusión

En suma, se ha de recalcar la necesidad de revisar las bases desde las que se está construyendo todo el discurso acerca del software libre, el copyleft o la ampliación del acceso a la cultura para la ciudadanía. Estas ideas pudieran contener un potencial emancipatorio. Pero no podemos ignorar los graves obstáculos a los que una lógica como la propuesta por Stallaman se enfrenta en un modelo de producción con unas reglas muy definidas y que además se caracteriza por reproducir una división entre un trabajo pagado y otro —el creativo— que se hace por amor al arte.

Ambos actores que hemos presentado mantienen posiciones que se separan de manera evidente a nivel axiológico y procedimental. Hoy en día, estas cuestiones parecen haber desaparecido del debate público, pero nuestra investigación sugiere el replanteamiento de este punto para poder construir alternativas realmente inclusivas y emancipadoras, que permitan pensamientos más allá de lo puramente técnico. El encaje de la Propiedad Intelectual y los nuevos modelos de ordenarla es uno de los puntos centrales que posibilitará o impedirá que los beneficios de las TIC se extiendan a todos los sectores sociales.

Es imprescindible que tengamos en consideración la forma en que las propuestas tendrían la potencialidad de hacernos transitar hacia otro modelo democrático o de acceso al conocimiento. La visión de Stallman carece de una propuesta que englobe cambios relevantes a nivel estructural en lo que respecta a las relaciones de producción y el modelo de propiedad. No deja de ser un brindis al Sol el concebir un modelo claramente marginal como el “motor tecnológico” de una nueva revolución social. Nos encontraríamos con un episodio más de una cierta sublimación digital, apuntada por Vincent Mosco en un brillante estudio, que en este caso revestiría un modelo de mesianismo político escasamente vinculado a la realidad material. El verdadero y hasta pueril mesianismo de Stallman procede de la necesidad de que el desarrollo de su propuesta, en primer lugar, depende de un sistema de producción (de software, de cultura, económico) hostil a su idea. En segundo lugar, su enfoque supone continuar con la perniciosa idea de que el trabajo creativo debe conformarse con el altruismo o el prestigio. Esta división entre profesionales y amateurs (etimológicamente los que trabajan por amor al arte) ha tenido un dramática vuelta de turca en la era digital. Las grandes empresas aprovechan este caudal inventivo de laboriosidad y lo transforman en un valor que le es negado a los productores, que deben conformarse con las migajas o con el prestigio.

El debate objeto de este estudio nos sitúa ante un cruce de camino que, tal vez, se trate del mismo. Por un lado, se exige un cambio de enfoque que solucione el desafío de la remuneración de los creadores; por otro, nos acogeríamos a la evidencia de la palmaria necesidad de cambio en las estructuras económicas, de producción, y propiedad, para dar lugar a cambios cualitativos en las formas de acceso y distribución culturales. Allí donde el modelo de la FSF se evidencia como inviable o marginal, el de la OSI se desarrolla con evidente éxito gracias a su total compatibilidad con el modelo de relaciones de producción hegemónico. Mientras subsista la tajante separación entre productores y apropiadores, las posibilidades de cambios reales no son otra cosa que ensoñaciones stallmantianas.

6 Referencias

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