Reseña de Kessler (2014) Controversias Sobre La Desigualdad. Argentina 2003-2013

Review of Kessler (2014) Controversias Sobre La Desigualdad

  • Maximilianoe E. Korstanje
Portada libro

Gabriel Kessler (2014)
Controversias Sobre La Desigualdad. Argentina 2003-2013. Fondo de Cultura Económica.
ISBN: 978-987719016-8



¿Ha sido el kirchnerismo un gobierno cuyos avances se traducen en una década ganada o simplemente aceleró el inevitable retroceso en materia socio-económica? La respuesta a esta cuestión parece lejos de ser sencilla, y es en este sentido que la obra de Gabriel Kessler merece un sustancial reconocimiento. Comprender si la pobreza se ha acentuado o ha disminuido y su conexión con la delincuencia parecen dos de los objetivos que hacen a Controversias sobre la Desigualdad.

A la vez que una de las voces reivindica al proyecto nacional kirchnerista como una época de transformaciones radicales, otra presenta un panorama totalmente contrario. Este último discurso no solo resalta la continuidad del “menemismo” sino el aumento de la desigualdad social en los puntos clave del país. Kessler considera que igualdad y desigualdad han coexistido este tiempo dentro de la misma estructura, generando lo que comúnmente conocemos como paradoja. La tesis central del libro es que el crecimiento medido en ciertas dimensiones implicó la perdurabilidad de ciertos retrocesos. En palabras del autor,

En este punto se ubica el objetivo de este libro: cuando sostenemos que hay parte de razón en ambas posiciones, surge una idea que nos guiará a lo largo de estas páginas, las de tendencias contrapuestas. Consideramos que, en el período que nos convoca, hubo claros movimientos hacia una mayor igualdad en ciertas dimensiones, pero también la perdurabilidad, o en ciertos casos hasta el reforzamiento de desigualdades en otras (Kessler, 2014, pp. 17-18).

El texto se encuentra articulado, en todos sus capítulos sobre tres dimensiones definidas. Para evitar caer en un realismo epistémico, agrega Kessler, es necesario no simplificar la realidad a la interpretación de los indicadores. En perspectiva, indicadores como el coeficiente Gini pueden ser relativos cuando se analiza de cerca la igualdad de un país. El crecimiento no necesariamente está asociado a la forma que se redistribuye esa igualdad derivada, mucho menos si caemos en sobredimensionar la importancia del factor ingreso. En Argentina muchas familias perciben mayores ingresos aun cuando la inflación y ciertas variables demográficas han coadyuvado para precarizar los poderes adquisitivos de ciertos grupos. El segundo aspecto importante, es como se comparan los datos; es decir, las franjas en décadas que se contrastan pueden ser esclarecedoras en un sentido, pero confusas en otros. Si nuestro eje de análisis es el 2001, la mayoría de los indicadores de 2003/2010 son muy positivos a favor del kirchnerismo, pero si nos detenemos en los datos estructurales de 2001/2004 a 2005/2010, es evidente que el crecimiento argentino se ha desacelerado con rapidez. La destrucción en la credibilidad de las estadísticas del INDEC son, además, otro problema agregado.

Por último, las consecuencias de la desigualdad que ha llevado a un recrudecimiento de la delincuencia y del clima de inseguridad. La falta de políticas integrales de seguridad ha sido uno de los aspectos más problemáticos de los gobiernos recientemente democráticos. Si bien todavía el epicentro continúa siendo la cantidad de policías en las calles, también se han observado esfuerzos por parte del gobierno de limitar los alcances represivos de la institución, por ejemplo prohibiendo el uso de armas de fuego en espectáculos deportivos. Al despliegue de fuerzas de frontera como Prefectura y Gendarmería en jurisdicciones bonaerenses se le suma el endurecimiento de las penas pedidas por la ciudadanía luego del caso Blumberg, un secuestro extorsivo al hijo de un empresario seguido de muerte. Todos estos cambios, sin embargo, no han podido traducirse en programas holisticos de reducción del delito. Kessler argumenta convincentemente que algunos estudios demuestran la correlación efectiva entre el índice Gini y la delincuencia. La desigualdad sería un factor de peso en el delincuente joven. Por ende, y al verse ciertas mejoras en Argentina, Bolivia y Paraguay respecto al Índice, podemos ver también cierta reducción del delito, empero la constante espiral creciente de “victimización” a la virulencia de ciertos crímenes genera el efecto contrario. Ciertos grupos quedan marginalizados, estereotipados como “responsables de inseguridad ciudadana” y ese sentimiento no solo los precariza como colectivo, sino sienta las bases para la instalación de un discurso “autoritario” respecto al otro. Esta suerte “presunción de peligrosidad” permite la creación de dispositivos de control y disciplinamiento que actúan sobre territorios específicos. En este proceso de aislacionismo, la desigualdad se agrava activando donde la alteridad o el supuesto “multiculturalismo” de la elite, sucumbe frente a la necesidad de “protección”.

En términos objetivos, desde 2003 se observa una reducción en la tasa de delitos pero que de ninguna forma puede bajar o retornar a los niveles de la década del 90. Eso sugiere que el aumento del delito es una realidad insoslayable, aun cuando Argentina mantenga los índices más bajos de criminalidad de Latino América. No obstante, la cantidad y el tipo de homicidios en los barrios más precarizados ha ido en aumento. Las paradojas introducidas por la modernidad que Kessler investiga pueden resumirse de la siguiente forma:

  1. Mayores oportunidades de trabajo, pero con menos condiciones de legalización y protección para ciertos grupos.
  2. Un consumo creciente que no se condice con la perdida del poder adquisitivo del ciudadano.
  3. Una reducción en las tasas de delito que no se corresponden con la marginalización de ciertos barrios o territorios.
  4. En una economía que genera empleo, mayores son los temores a ser asesinado por quienes quedan excluidos del modelo de consumo producción.

Cada capítulo se encuentra estructurado acorde a una mirada respecto de cómo esos indicadores de la igualdad han evolucionado. La discusión conceptual de que es y como definimos a la igualdad se presenta en el capítulo primero. En el segundo, se trata el factor del ingreso, mientras en el tercero se hace lo propio con el acceso a la vivienda. En lo que a título personal es el capítulo mejor logrado, el desarrollo urbano y rural abona el terreno para conformar el capítulo cuarto. Los problemas de explotación en las zonas rurales y sus efectos en la población parecen dos temas casi olvidados por la literatura sociológica reciente. No se puede bajo ningún concepto evaluar el bienestar de la sociedad acorde a los parámetros del consumo y el ingreso. El debate debe tomar carriles más fructíferos y ricos. El capítulo final queda reservado a lo que es el fuerte de Gabriel Kessler, la inseguridad y la propensión del ciudadano frente al delito.

El lector encontrará en la obra del profesor Gabriel Kessler un texto que combina rigurosidad metodológica respecto a las fuentes consultadas y los resultados discutidos, con una prosa amena, que cuestionan los discursos políticos vigentes. Un trabajo altamente recomendable para especialistas en pobreza, desigualdad y victimización.

La ruptura epistémica introducida por la posmodernidad y desde donde opera el kirchnerismo como fuerza continuadora del “neoliberalismo”, a fines complementarios, ha sido recientemente estudiada por Korstanje en diversos abordajes. Su éxito no radica en la vulnerabilización del sujeto sino en la imposición de “realidades paralelas”, en done cada persona es el mundo de sí misma. A grandes rasgos, esta brecha instalada por la “teoría conspirativa” permite crear dos realidades antagónicas en donde lo político se moldea a lo deseable. No es extraño que la monopolización de la información que siempre estuvo a cargo del estado clásico, experimente ahora un quiebre en la credibilidad sobre la metodología empleada, mucho menos que los organismos oficiales a cargo de la estadística como el INDEC queden seriamente cuestionados. Como proyecto postmoderno, el Kirchnerismo apela a valores “absolutos” similares a los que se pueden observar en la Saga Matrix, en donde el concepto de realidad queda cuestionado de raíz y sólo tiene entidad en el futuro. Neo no sabe quien es, su vida entera ha sido una farsa, ahora será quien en realidad no ha sido; este axioma construido por la “conspirativa” puede delinear un mundo “ideal” que hace catarsis con las privaciones reales del medio. La identidad ya es una cuestión que puesta en duda nos abre la puerta al futuro. A la vez que la pobreza se refuerza en ciertos cordones como ha estudiado Kessler, mayores son los deseos de hacer algo único y patriótico, cuando la inseguridad laboral aumenta mayores son las devociones a un modelo que funciona por medio de la creación constante de escenarios míticos donde el temor juega un rol importante.

Esta forma esquizoide de comprender el poder funciona por la dicotomización radical donde la realidad se ajusta al terreno de lo perceptivo. Ella se construye a medida de un sujeto que solo desea, empero permanece relegado de los círculos de toma de decisiones (Kelman, 2012; Korstanje, 2011; 2012; 2013; 2014). En perspectiva, el kirchnerismo sustenta su legitimidad en la duda desde donde la historia de desdibuja acorde al discurso. Indudablemente hay una relación directa en la búsqueda de la identidad de los niños secuestrados que se ha acoplado a esta forma radical de empirismo. La dicotomización radical por medio de la cual el kirchnerismo puede producir política —creando dos realidades antagónicas— se construye por medio del discurso del desaparecido, donde los familiares “luchan” por recuperar la identidad perdida de sus familiares. No sabemos si es que el kirchnerismo ha visto en las organizaciones de Derechos Humanos un fértil campo ideológico para desembarcar, o si genuinamente fueron estas últimas quienes inspiraron el proyecto kirchnerista de alguna forma que no podemos precisar ahora. Como sea, nuestra tesis es que “el poder de lo oculto” propuesto por el kirchnerismo para hacer política frente a un enemigo externo, se refuerza, desde lo interno, por medio de la búsqueda de una identidad perdida. Como bien advierte Kelman respecto a la teoría conspirativa, tal una de las mayores contradicciones y/o paradojas de la recuperación de las “identidades robadas”, es que al hacerlo, se niega la conexión del sujeto con su pasado. Esta nueva identidad propuesta como real, no tiene entidad en el presente, pues su razón de ser es negar el pasado. Por ese motivo, la identidad del desaparecido es imposible y sólo puede existir anclada en el futuro, es decir en el campo de lo “que no es”, pero que se espera que sea (Korstanje, 2014). Particularmente, los discursos políticos contemporáneos frente a los desastres o tragedias, que no pudieron ser controladas, funcionan de esta forma, apelando al futuro, a la promesa, a lo que se debe hacer de ahora en más. De esta manera, el pasado queda desdibujado de la praxis política. Lo que el profesor Kessler observa en el campo de sus estudios se corresponde con nuestra explicación de cómo hoy funciona la política postmoderna.

Referencias

Kessler, Gabriel (2014). Controversias Sobre La Desigualdad. Argentina 2003-2013. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.

Kelman David (2012). Counterfeit Politics, Secret Plots and Conspiracy Narratives in the Americas. Maryland: Bucknell University Press.

Korstanje, Maximiliano (2011). El Culto K en la era Contemporánea: crónica, génesis, y apoteosis del proceso kirchnerista. Nómadas, 0, 233-268. Disponible en http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4136823&info=resumen

Korstanje Maximiliano (2012). Estado, Política y Religión. Reflexiones para comprender la Argentina contemporanea (2001-2011). Saarbrucken: Lap-Lambert Academic Publishing.

Korstanje, Maximiliano (2013). Deconstruyendo la Personalidad Kirchnerista. Eikasia. Revista de Filosofía, 53, 221-248

Korstanje Maximiliano (2014). Duda y Realidad: el uso político de los Derechos Humanos. Mad: revista del Magíster en Antropología y Desarrollo. 31(2), 73-92. http://dx.doi.org/10.5354/0718-0527.2014.32960