Dentro del vasto campo de la Psicología Social, los estudios del discurso ingresan definitivamente a partir de la década del ochenta, de manera tardía en relación con otras disciplinas como la lingüística o la sociología y desde la confluencia de dos grandes áreas de investigación: los estudios sobre la interacción cotidiana, desarrollados a fines de los sesenta bajo el paradigma de la etnometodología y las preocupaciones de la psicología cognitiva en torno a la comprensión de textos, intensificadas a principios de los setenta. Desde entonces y enfatizando la importancia del discurso en la construcción de representaciones sociales, emerge la “psicología discursiva” como corriente de investigación particularmente interesada en la “realización interactiva de fenómenos psicológicos como la comprensión, la explicación, las opiniones y las ideologías” (van Dijk, 1997/2006, p. 55). Considerando la tendencia transdisciplinar que asume este campo del análisis, sobresale el hecho de que la disciplina que sistemáticamente se muestra ausente sea la ciencia política (van Dijk, 1997/2006, p. 56), aun considerando que los fenómenos psicosociales del texto y la interacción representan aspectos centrales y constitutivos de los procesos políticos. En cuanto al interés de la psicología social en este sentido y respecto de la ideología como objeto de estudio, se destacan los trabajos de Michael Billig (1982, 1988 citado por van Dijk, 2003) junto a la obra de John B. Thompson (1984, 1990 citado por van Dijk, 2003) sobre cultura y medios de comunicación masiva, como investigaciones pioneras.
Reconociendo estos orígenes y procurando profundizar en la relación entre el lenguaje y la cognición social, Susan Condor y Charles Antaki (1997/2006) distinguen hoy la vigencia paralela de dos concepciones, cada una de las cuáles ofrecería repertorios de interés sustancialmente diferentes para los analistas del discurso.
Por un lado, existiría una concepción más clásica vinculada al estudio del procesamiento mental de la información acerca del mundo social, tradicionalmente asociada con la investigación de laboratorio y desarrollada desde un interés particular por los procesos mentales internos. Por el otro, se encontrarían aquellos investigadores que “hacen hincapié en la naturaleza social de la cognición humana” y “tienden a tratar al discurso como un recurso cultural” (Condor & Antaki, 1997/2006, p. 454). Para esta segunda perspectiva, la “cognición social” sería entendida como un “producto social bajo un régimen de propiedad compartida” (Condor & Antaki, 1997/2006, p. 465). Procurando superar cierto individualismo de los enfoques mentalistas, esta orientación retoma algunos de sus aportes al estudio de mecanismos psicosociales como son la formación de estereotipos, esquemas y modelos mentales o la conformación de disposiciones actitudinales y la atribución causal de comportamientos, más allá de su representación mental y considerando “la naturaleza social de los perceptores y del mundo social que ellos construyen” como miembros de culturas o grupos (Condor & Antaki, 1997/2006, p. 484).
Desde esta tendencia alternativa de la cognición social, interesada por el estudio de aquello que reside efectivamente fuera del individuo pero negándose a instrumentar una separación analítica entre procesos internos y externos, el discurso es asimilado como acontecimiento social y por ende, también político e institucional. Al respecto, dentro del novísimo campo del ACD (Análisis Crítico del Discurso) el uso del lenguaje y del discurso se constituye en “una de las prácticas sociales más importantes condicionadas por las ideologías”, en tanto uso que “simultáneamente influye en la forma de adquirir, aprender o modificar las ideologías” (van Dijk, 2003, p. 17). En su estudio sobre el vínculo entre ideología y discurso, van Dijk construye un marco comprensivo transdisciplinar de la ideología como esquema cognitivo: en el contexto de sus funciones políticas o sociales, las “ideologías” constituyen “sistemas básicos de creencias porque otras creencias más específicas dependen de ellas o se organizan a su alrededor” (van Dijk, 2003, p. 23). Es decir, en términos de van Dijk las ideologías no sólo forman representaciones sociales sino también constituyen un tipo específico de cognición social: al tratarse de un conjunto de creencias básicas compartidas por un grupo, “funcionan como el marco de referencia que define la coherencia global de estas creencias” y operan fundamentando sus “representaciones” (van Dijk, 2003, p. 25). Cognitivamente las ideologías operan organizando representaciones sociales y esta función puede ser analizada en dos niveles complementarios: a nivel micro, en cuanto a su capacidad de control de las prácticas sociales y la interacción dentro y fuera de los grupos humanos, y también a escala macro, a partir del estudio de las relaciones de poder y legitimación que reproducen las instancias de dominio.
Dentro de sus estudios discursivos sobre la ideología y sus mecanismos psicosociales, T. A. van Dijk ha profundizado en el papel del discurso informativo periodístico. Para este autor, la prensa “haciendo uso de sus estrategias institucionales e ideológicas, también reproduce, y por lo tanto legitima, los puntos de vista de aquellos que ostentan el poder social y político” (1997, p. 101). En el marco de su investigación sobre los mecanismos sociales, cognitivos y discursivos que sustentan la reproducción de problemáticas culturales como la discriminación y el racismo, van Dijk estudia cómo los medios de comunicación reproducen ciertos consensos dominantes y preformulados por las diversas élites políticas, sociales y académicas en función de “sus propios estereotipos acerca de las minorías, contribuyendo con ello a confirmar los prejuicios predominantes en la sociedad en general” (van Dijk, 1997, p. 104). Así, los “miedos” sociales producto de lecturas mediáticas de la realidad asociadas a la amenaza de ocurrencia de acontecimientos potenciales, con frecuencia “se limitan a la proyección de estereotipos y prejuicios” (van Dijk, 1997, p. 115) en relación con minorías políticas y sociales. Tal es el caso de la “semántica del pánico” que encierra la caracterización de la llegada de inmigrantes tamiles a los Países Bajos en términos de “invasión”, ejemplo donde este autor analiza los efectos de la asociación entre criminalización real y potencial como una de las “más persuasivas conexiones de la descripción mediática negativa” (van Dijk, 1997, p. 115).
En el empleo del término “estereotipo”, desde la perspectiva de la presente investigación confluyen tanto enfoques provenientes de la sociología y la psicología social como perspectivas propias del análisis del discurso. Por un lado, el estereotipo entiendo remite a “representaciones colectivas fijas” de base sociocultural e implicadas en los procesos de consolidación de la identidad social de grupos humanos, comunidades y sociedades. Se define como “instrumento indispensable para la cognición, puesto que hace posible la categorización, generalización y previsión” (Charaudeau & Maingueneau, 2002/2005, p. 240). Como fundamento frecuente de prácticas prejuiciosas y discriminatorias, por otro lado también se trata de “una construcción de lectura, en el sentido de que sólo emerge cuando un alocutario reúne en el discurso elementos dispersos y a menudo lacunarios para reconstruirlos en función de un modelo cultural preexistente” (Amossy, 1991, p. 21, en Charaudeau & Maingueneau, 2002/2005, p. 240). En cuanto a los mecanismos de representación, imaginación y estereotipación construíbles desde el discurso de la prensa, los temas de las noticias y particularmente sus titulares constituyen un componente clave dado que “programan el proceso de interpretación” y por lo general “aportan una definición (subjetiva) de la situación” (van Dijk, 1980 y 1987, en Van Dijk, 1997, p. 108). En este sentido, otro aspecto fundamental son las características de la cobertura mediática desplegada en función de los acontecimientos noticiosos analizados, donde para el caso de la construcción de un clima de pánico mediático se destacan la “atención preferencial” de ciertas problemáticas en detrimento de otras, la “selección especializada” siempre aplicable a los acontecimientos considerados “noticias” y la reiterada “transformación” de fuentes, rumores y especulaciones en “datos” del escenario sociopolítico retratado e interpretado por la prensa. Desde este enfoque, considero que los medios masivos de comunicación como una de las instituciones fundamentales de la contemporaneidad, son parte de la circulación del poder y sus estrategias de control ideológico en la disputa por el sentido de los cambios sociales. Por ende, las representaciones provistas desde la cobertura mediática de los procesos electorales, como instancia democrática de configuración del poder político en una sociedad, ofrecen un espacio estratégico para comprender la dinámica de la opinión pública y las disposiciones colectivas de una sociedad hacia la acción política.
En este apartado, el lector encontrará los fundamentos de mi recorte analítico sobre la cobertura de la prensa durante cuatro procesos electorales nacionales consecutivos. Se trata del escenario social dentro del cual se produce y re-produce el tratamiento de la izquierda como fuerza política, en tanto caso de estudio abordado aquí desde la perspectiva de la socio-cognición y con base en las herramientas metodológicas provistas por el análisis crítico del discurso.
Durante la última década, en Argentina los procesos electorales nacionales y locales han funcionado crecientemente de modo interdependiente, como “comicios en cadena” (Botana, 2006), tendiendo a la concentración de alternativas y fechas de votación. En la misma dirección, Norma Monzón (2009) destaca el “caudal” de información sobre la geografía electoral argentina que una sola instancia puede ofrecer, mencionando que sólo en octubre de 2008, en el país “se eligieron 434 cargos legislativos y ejecutivos nacionales y provinciales” (Monzón, 2009, p. 122) y en coincidencia con las elecciones nacionales, se celebraron comicios legislativos en 8 provincias. En las últimas elecciones generales producidas en el año 2011, observo la continuidad de esta situación advertida por Botana (2006) y Monzón (2009), cuando en virtud de la implementación de comicios primarios abiertos y simultáneos como reforma política sustancial de este período, se eligieron 156 cargos nacionales junto a 811 cargos provinciales entre gobernadores, senadores y diputados.
Dentro de este esquema concentrado, la Ciudad de Córdoba presenta dos condiciones que enmarcarían su consideración como territorio de disputa electoral dentro del universo nacional.
En primer término y en su carácter de departamento capital de la provincia homónima, Córdoba constituye una “sección” del sistema nacional (Código Electoral Nacional, Art. 39). Esta división territorial se articula al interior de la división política del país, en virtud de una forma de gobierno representativa republicana federal (Constitución de la Nación, 1853/2000, Art. 1), bajo la cual las provincias —aunque autónomas— mantienen una relación de subordinación respecto del nivel nacional o federal como instancia administrativa más abarcativa. En segundo lugar y de acuerdo con estadísticas oficiales (Dirección Nacional Electoral y de la Reforma Política, 2008), cabe destacar que el 63,30% del padrón de electores habilitados se corresponde sólo con los territorios de tres provincias: Buenos Aires, Córdoba y Santa Fé, en comparación con un reducido 36,70% que nuclea a las restantes 20 provincias en que se divide geográfica y políticamente la nación argentina. Esta concentración sigue los contornos de otros desequilibrios, donde la cuestión de la densidad poblacional se solapa con otras asimetrías económicas y políticas. En el marco de una geografía electoral históricamente estancada, así la Ciudad de Córdoba representa el tercer distrito numéricamente más importante, luego de la provincia y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Teniendo en cuenta entonces esta estructura institucional, donde el poder político disputado en el ámbito local forma parte de la organización y la competencia electoral en el orden nacional, el período estudiado por el presente artículo (1999-2005) abarca la realización de los dos principales tipos de comicios previstos por el sistema: la elección de cargos ejecutivos y la renovación de cargos legislativos a nivel nacional, ambas instancias jerárquicamente posicionadas en el nivel más general de representación democrática. Así, el estudio de estos procesos nacionales en perspectiva o escala local, considero permite construir una visión de los acontecimientos electorales realista y ajustada a un esquema de disputa política que en la práctica se observa concentrado.
La estructura propietaria del mercado de prensa masiva en Argentina también ha tendido a desarrollarse de modo concentrado, destacándose el liderazgo histórico de los diarios nacionales “Clarín” y “La Nación” editados en la capital del país. En este sentido, en el presente artículo evaluaré el tratamiento del diario local “La Mañana” sin dejar de considerar su posición en relación con ciertos competidores estratégicos, emergentes de esta genealogía propietaria de la prensa con epicentro en la capital del país. Por este motivo incluyo en el análisis dos diarios que además de representar líneas editoriales distintivas, cuentan con una mayor antigüedad y un importante posicionamiento comercial: “La Voz del Interior” (en adelante LV) como líder del mercado local ligado al Grupo Clarín y “La Nación” (LN) de trayectoria y alcance nacional.
Cabe señalar que las posiciones y relaciones de fuerza entre estos diarios nacionales y locales se ven reconfiguradas sustancialmente a partir de la concentración del mercado de medios masivos durante los noventa, en sintonía política con las sucesivas presidencias de Carlos Menem en Argentina (Mochkofsky, 2012). En un contexto internacional de convergencia tecnológica y económica sin precedentes, durante esta década se inicia la conversión de “Clarín” en un multimedio de dimensiones monopólicas, que como grupo empresario vinculado a capitales extranjeros1 se expande sobre numerosos ámbitos (televisión, diarios, radio) y dispositivos de la comunicación masiva (servicios de distribución por cable y satelital, Internet, etc.), adquiriendo desde entonces el capital accionario de LV entre otros diarios regionales históricos.
LV es un diario editado en la ciudad de Córdoba y distribuido a través de más de 1200 puntos de venta no sólo en el interior provincial sino también a otras provincias como Catamarca, Santiago del Estero, La Rioja, San Luis, Santa Fé y Buenos Aires. Se trata de un medio masivo pionero dentro de la región centro del país, que inicia sus actividades en el año 1904 y hoy alcanza una tirada de 49.732 ejemplares diarios, según datos del Instituto Verificador de Circulaciones (s/f). En 1997 el liderazgo tradicional local de LV es subsumido dentro del esquema nacional de capital creciente del Grupo Clarín, al tiempo que emergen nuevas empresas periodísticas que encuentran nichos de mercado minoritarios, logrando perdurar hasta la actualidad al verse favorecidos por la expansión de las plataformas digitales que progresivamente les permiten publicar on line. Dentro de este ecosistema mediático relativamente pequeño a nivel de periodismo gráfico, también en 1997 surge el diario “La Mañana de Córdoba”2 (en adelante LM) como una apuesta editorial en competencia declarada con LV, pero cuya línea editorial de modo paradójico se encontraba sin embargo vinculada a la de su antagonista mediático: LM es fundado por el grupo UNO, propiedad de los empresarios Daniel Vila y Luis Manzano, figuras cercanas al menemisno dominante en la década del noventa y a partir de este período próximos también a diversas gestiones peronistas3.
Volviendo sobre las condiciones estructurales del mercado de la prensa donde las operaciones de los diarios locales LV y LM se insertan, resta caracterizar al diario “La Nación” (en adelante LN), fundado en 1870 y con una antigüedad superior incluso a la de “Clarín” creado en 1945. Aun cuando LN conserva una posición nacional dominante, al igual que LV y LM este diario sufre las consecuencias de la cadena de fusiones y adquisiciones empresarias propiciada con la desregulación del mercado y la ausencia cómplice del Estado. Así, en 1991 LN se integra al conglomerado mediático trasnacional “Grupo de Diarios América” (GDA) , un consorcio integrado por once de los periódicos tradicionales con mayor tirada y circulación de América Latina, entre los que se incluyen O Globo (Brasil), El Mercurio (Chile), El Universal (México), El País (Uruguay) y El Nacional (Venezuela), etc. En tiempos de una acelerada concentración propietaria en las comunicaciones masivas que amenaza la vigencia de un auténtico “pluralismo informativo” (Doyle, 2002), cabe señalar que “Once periódicos, once países, una sola fuente” es el slogan con que GDA promociona sus servicios —no sólo ligados al periodismo sino también a los sondeos de mercado y opinión pública—. Considerando algunos indicadores empíricos que para Gillian Doyle (2002) son determinantes del pluralismo mediático —tamaño y riqueza del mercado, diversidad de proveedores, nivel de consolidación de recursos técnicos y diversidad de productos ofrecidos—, la concentración propietaria en Argentina, América Latina y el mundo, se convierte así en una problemática tanto política como cultural.
En coincidencia con el diagnóstico de Horacio Tarcus (2007) sobre la existencia de un importante vacío historiográfico en la reconstrucción de las trayectorias de la izquierda argentina, en la actualidad se destaca un revival del interés académico y político por la investigación de las raíces y proyecciones de la política de izquierdas, favorecido por lo que entiendo múltiples factores contextuales tanto externos —el papel del giro a la izquierda en la política latinoamericana y su representación dentro de los discutidos populismos y neo-populismos en Brasil, Paraguay, Venezuela, etc.— como internos —tal es el caso del deterioro del bipartidismo tradicional entre peronismo y radicalismo, producto de la fuerte dispersión de las alianzas electorales y la creciente personalización del sufragio—. Así, en Argentina hoy es posible encontrar propuestas analíticas y clasificatorias de las fuerzas políticas de izquierda, muy dispares ideológicamente. Mientras algunos enfoques identifican a la izquierda nacional con el peronismo y más específicamente con el kirchnerismo (Kohen, 2010), otros análisis sitúan a la centro-izquierda (Saavedra et al, 2009) o a ciertas derivaciones del radicalismo (Iglesias, 2009), dentro de un socialismo progresista vinculado con la izquierda en oposición a un peronismo hegemónico.
Desde una perspectiva centrada en la historia político-partidaria de la izquierda, Ricardo De Titto (2010) señala que sus resultados electorales nacionales en general han sido modestos: “la izquierda argentina no ha configurado una corriente con un caudal de votos significativo, como lo es en otros países cercanos, como Uruguay y Chile” (De Titto, 2010, p. 21). Sin embargo, si nos concentramos en su evolución contemporánea, desde el inicio de la transición democrática argentina —signada por el triunfo electoral del radicalismo en 1983— hasta comienzos de la década del noventa, se da un fecundo proceso de re-creación de sus agrupaciones políticas y un sostenido aumento de su caudal electoral desde la conformación de la alianza “Izquierda Unida” (en adelante IU). En 1987, el “Frente Amplio de
Liberación” (FRAL), el “Partido de los Trabajadores Socialistas” (PTS), el “Movimiento Al Socialismo” (MAS) y sectores del “Partido Intransigente” (PI), articulan IU como alternativa electoral que hasta la fecha se sostiene tanto a escala local como nacional. Posteriormente se produce la fragmentación del MAS, dando lugar al “Movimiento Socialista de los Trabajadores” (MST) y en 1997, éste en alianza con el “Partido Comunista Argentino” (PCA) re-editan IU, en sintonía con los inicios del movimiento social de piqueteros en las provincias sureña de Neuquén y norteña de Salta. Tales protestas son ampliamente apoyadas por los marcos orgánicos de la izquierda y encarnan las primeras reacciones explosivas al profundo calado en el tejido social del neoliberalismo intensificado hacia fines de los noventa, en el contexto de un proceso de desgaste institucional que luego desembocaría en la crisis de 2001.
En cuanto a las elecciones presidenciales de 1999, previas a la debacle de 2001 y primer comicio incluido dentro del lapso abordado por esta investigación, estos comicios acompañan un profundo debate social sobre la necesidad de sostener la estabilidad de la economía, manteniendo el programa de convertibilidad monetaria vigente. Esta política del gobierno peronista-menemista se sustentaba en algo más que una paridad “1 a 1” del peso argentino con el dólar, siendo parte de un paquete de medidas tales como la privatización de empresas públicas, la reducción del gasto público, la flexibilización laboral, etc., aggiornadas al Consenso de Washington en el marco de un fortísimo endeudamiento externo (Bulla y Postolski, 2004). Mientras encuestas y compulsas mostraban que los temas preocupantes para los argentinos eran “el alto desempleo, la inseguridad urbana ante el auge delictivo y la corrupción”, durante la campaña las propuestas se centraron en la seguridad pública y la corrupción (Varela, Oberti y Chejter, 2000), evitando los intercambios sobre el primer punto. Con un alto porcentaje de participación —82,14% del padrón, 19.878.018 sufragios—, triunfa la “Alianza” del radicalismo (Unión Cívica Radical, en adelante UCR) y el “FrePaSo” (Frente País Solidario) con un 48,37 %, seguida por la fórmula peronista del “Partido Justicialista” (PJ) con un 38,27 % y en tercer lugar por “Acción por la República” (AR) liderada por D. Cavallo (ex ministro de Economía menemista) con un 10,22 %. Entre los partidos de izquierda ninguno llega a superar el 1% y en conjunto IU, PO (Partido Obrero) y PTS alcanzan un magro 1,63% (Dirección Nacional Electoral y de la Reforma Política, 2008).
En el año 2001 y a un mes de los ataques terroristas a las torres gemelas en EE.UU., se realizan las elecciones legislativas que conforman el segundo período electoral analizado. Con el objeto de renovar la composición parlamentaria nacional y provincial, estos comicios se producen en el marco de un clima de apatía generalizada, considerando que ante la grave crisis política y económica que atravesaba el país las propuestas políticas representaban “más de lo mismo” (Rodríguez Kauth, 2001). Así, tres acontecimientos electorales dominan la lectura del escenario político resultante. Primero, sólo en Córdoba y sobre un total de 2.179.450 electores, la suma del voto en blanco e impugnado —no contabilizado por diferencias de fiscalización entre los apoderados legales de los partidos políticos participantes— asciende al 20,97% en senadores y 21,89% en diputados. A nivel país, la suma de este denominado “voto bronca” supera el 30% del padrón, con 1.600.000 votos en blanco, 2.200.000 votos anulados —con algún defecto de emisión que invalida su recuento— y 6 millones de abstenciones (Dirección Nacional Electoral y de la Reforma Política, 2008). Segundo, fuerzas que dos años antes se posicionaran en los tres primeros lugares para ocupar la presidencia, obtienen una merma significativa en sus caudales electorales: “la Alianza gobernante perdió 5 millones de votos, más del 60% de los que recibió en 1999” (Sobrino, 2001, p. 1), mientras el peronismo auto-presentado públicamente como gran ganador al superar al oficialismo, cae en más de 1.200.000 votos y el partido liderado por Cavallo se disuelve perdiendo el 90% de sus anteriores votantes. Tercero, el dato más relevante en este contexto de repudio popular hacia la clase política, es el crecimiento de las fuerzas partidarias de izquierda en los distritos de mayor densidad poblacional y electoral como Capital Federal y Buenos Aires, duplicando los votos de 1999 y superando el millón de electores (Rodríguez Kauth, 2001).
Luego de las elecciones legislativas de 2001, se configura un cuadro de inestabilidad política e insatisfacción generalizada con el modelo económico, que explota hacia fines de diciembre de ese mismo año. Con el abandono del gobierno por parte de De la Rúa, se produce una crisis social e institucional sin precedentes que se traduce la sucesión de tres presidentes en menos de 15 días y un trágico saldo de 32 muertos por la represión policial a las protestas, entre otros acontecimientos de gravedad. En abril de 2003, el retorno a la vida institucional se impone cuando el peronista Eduardo Duhalde —presidente provisional designado por el Congreso Nacional—, llama a comicios anticipados. Del análisis de los mensajes propagandísticos de esta nueva campaña, Carmen Rimondini y Mónica Raffaele (2006) destacan que las promesas políticas se configuran a nivel discursivo bajo el signo de un país mejor, limitándose a recuperar la representación de un Estado Benefactor garante de salud, trabajo, seguridad, etc. En este contexto, los resultados electorales dan cuenta de una importante fragmentación política con apenas un 10% de diferencia entre el primer y el quinto candidato, junto a un marcado predominio del peronismo como alternativa: tres de sus candidatos postulados en fórmulas competidoras sumaron el 60% de los votos (Dirección Nacional Electoral y de la Reforma Política, 2008). En sintonía con esta dispersión del voto positivo consonante con una alta fragmentación partidaria, el dato político de esta elección fue la casi desaparición del radicalismo frente a las capacidades de desagregación y reconfiguración de las alianzas peronistas: luego de más de cien años de historia partidaria en la que siete candidatos radicales ocuparon la presidencia y habiendo representado tradicionalmente el lugar de antagonista del peronismo hasta fines del siglo XX, en 2003 la UCR ocupa un sexto lugar. En cuanto a la performance de los partidos de izquierda, en comparación con la elección presidencial de 1999 IU duplica su caudal electoral alcanzando un 1,72 % del total de votos positivos —equivalente a 332.863 sufragios— y el PO aumenta en un 0.12% el suyo, alcanzando un 0,72% —139.399 sufragios— (Dirección Nacional Electoral y de la Reforma Política, 2008).
En el año 2005 tienen lugar las últimas elecciones legislativas que integran el recorte analítico aquí trabajado. Como se indicara en las consideraciones metodológicas previas, los resultados de la competencia legislativa operan como dispositivo de ratificación o rectificación del poder ejecutivo, pero también desde el punto de vista del marketing político se trata de instancias de medio término donde la clase política realiza una suerte de precalentamiento discursivo de tipo presidencial. Así, los sectores políticos en pugna en el 2005 evidenciaron sus aspiraciones en torno a “proyectos de poder” más que de ley, de cara a los comicios de 2007 (Martínez Pandiani, 2007, p. 219) y nuevamente el voto peronista salió fortalecido frente a la sostenida fragmentación de la oposición. El “Frente para la Victoria” (FPV), facción peronista con Néstor Kirchner en la presidencia, discursivamente enmarca estas elecciones como un plebiscito y contando con una imagen positiva superior al 60% de los electores, promueve una “nacionalización” de la campaña en distritos clave (Calvo, 2005, p. 155). En Córdoba, se replica el escenario nacional de predominio peronista, quedando 7 de las 9 bancas de diputados en juego en poder de “Unión por Córdoba” (37,7%) y “Frente Nuevo” (24,8%) (Dirección Nacional Electoral y de la Reforma Política, 2008). Mediante un discurso de transversalidad, el kirchnerismo impacta además en el electorado nacional y local de centro-izquierda, obteniendo parte importante del voto opositor de tradición radical. Ubicados por debajo del rendimiento alcanzado en 2001, en conjunto el PO, el MST y la nueva alianza Frente de Izquierda no alcanzan a superar los 500.000 sufragios nacionales —obteniendo respectivamente el 1,22%; 1,06% y 0,43% sobre un total de 18.187.029 electores—. Sin embargo y de acuerdo con estimaciones estadísticas difundidas por medios de prensa alternativos (Cristina y los medios ocultan que la izquierda recibió más de 500.000 votos, 2009), desde el año 2005 en adelante estos caudales electorales tienden a mantenerse relativamente estables, considerando que en la elección legislativa de 2009 los votos del PO y el MST descienden a 1,12% y 0,61% respectivamente, mientras el Frente de Izquierda alcanza el 0,88% del total de votos emitidos calculados en 20.123.717.
Luego del recorrido teórico y la contextualización realizada, el análisis del discurso de un medio local sobre acontecimientos nacionales aquí propuesto, considero se ajusta empíricamente a las dinámicas propias tanto de la organización política como del mercado mediático argentinos. En este sentido, este trabajo y dicha perspectiva integran un proceso de investigación de mayor amplitud4, que desde 2007 se desarrolla sobre la cobertura electoral de la prensa, con la intención de describir —tanto en términos analíticos como empíricos— la textura socio-política y discursiva de la opinión pública en Córdoba. En este marco, las elecciones emergen como instancia social clave en la construcción democrática del poder político, y su carácter noticiable entiendo constituye un acontecimiento mediático estratégico frente a la oportunidad de cambio de carácter institucional y regular encarnada por estos procesos.
Considerando el encuadre problemático descripto, los comicios presidenciales de 1999 y 2003 y legislativos de 2001 y 2005 integran el recorte establecido siguiendo dos criterios. Por un lado, el período ad hoc construido con base en estas cuatro instancias consecutivas, me permite abordar ciclos relativamente completos de gestión institucional; y por el otro, la distancia histórica que queda establecida entre ellos, hace posible desplegar un análisis comparativo, explorando regularidades de largo plazo. Lejos de una lectura lineal, esta distancia hace posible considerar la tensión entre los “espacios de experiencia” y “horizontes de expectativa” presentes en cada escenario político, en el sentido de “modos de ser desiguales” que juegan entre sí estructurando el tiempo histórico, donde “el futuro histórico no se puede derivar por completo a partir del pasado histórico” e “incluso las experiencias ya hechas pueden modificarse con el tiempo” (Koselleck, 1993, p. 341).
Todo el material periodístico empleado en esta investigación es de consulta pública y se encuentra actualmente accesible en la Hemeroteca de la Legislatura de la Provincia de Córdoba. Cabe destacar que de acuerdo con la descripción del mercado de la prensa desarrollada previamente, dentro del proyecto original estaba prevista la inclusión del diario “Clarín”, precisamente valorando su posición dominante junto a LN como fijadores de agenda. Sin embargo, al momento de recolección y clasificación de las notas periodísticas, las ediciones pasadas de Clarín no se encontraban accesibles físicamente en los archivos hemerográficos consultados. Esto impidió su integración a la muestra, priorizando la construcción del corpus sobre las ediciones en papel de los diarios seleccionados, al notar que en el formato digital de la prensa la información adquiere otra lógica estética y no refleja su organización gráfica original —donde pueden observarse la distribución del espacio, las ilustraciones y numerosas marcas visuales de atención preferencial en los contenidos—. Sobre los titulares de las tapas y secciones política y editorial de los diarios seleccionados, adoptados como ejes analíticos y categorías específicas a las que responde la organización del discurso periodístico (van Dijk, 1996), cabe indicar que éstos corresponden a las ediciones de las quincenas anterior y posterior a cada fecha electoral, en tanto fase intensiva de la cobertura informativa estudiada. Junto a los titulares y encabezamientos, adicionalmente he tomado en consideración las características de los primeros párrafos y epígrafes o subtítulos sensibles al uso de estrategias retóricas (ordenamiento jerárquico a través de tipografías; apelaciones emocionales; descripción directa y empleo de testigos oculares; uso selectivo de fuentes, citas y cifras; etc.), y recursos que permiten reconocer cierto estilo editorial propio en cada medio.
Asimismo, al proponer un análisis del discurso de la prensa como campo específico donde las modalidades de producción se hallan sujetas a convenciones y reglas propias de este género periodístico, se ha garantizado cierto nivel de homogeneidad en los productos discursivos que entran en competencia, consolidando las condiciones de comparabilidad del corpus construido.
Finalmente y en cuanto a la tarea de ordenamiento, clasificación y categorización del corpus, he empleado como soporte el programa Atlas.ti versión 5.0. Se trata de un CADAQS (Computer Assisted Qualitative Data Analysis Software) que permite incorporar distintos tipos de datos en formato digital (textuales y gráficos en este caso), facilitando la tarea de sistematización e integración del gran volumen de información que ha sido procesada en el marco de los objetivos de la presente investigación. Si bien el empleo de este tipo de programas informáticos hace posible “estructurar los datos de manera que el investigador pueda acceder a las distintas partes de su proyecto, constituido como una sola unidad” (Chernobilsky, 2006, p. 244), cabe señalar que la responsabilidad por el diseño de las categorías y relaciones inferidas entre ellas así como la elaboración de las argumentaciones que al respecto puedan desarrollarse, siguen siendo tarea exclusiva del investigador y sus criterios de disposición e interpretación de la información.
Sobre el tratamiento de la izquierda durante los procesos electorales seleccionados, a continuación expongo dos tipos de resultados: primero, realizo un análisis descriptivo predominantemente cuantitativo del espacio de cobertura dedicado por cada uno de los diarios locales y nacionales que integran la muestra de medios estudiados, atendiendo particularmente al tipo de menciones noticiosas y el momento de la campaña en que éstas son producidas; segundo y manteniendo el período de análisis establecido, me concentro en la evolución cualitativa del tratamiento editorial de la izquierda como fuerza política, tomando como caso testigo al diario LM.
Dentro de un corpus de 356 ediciones o ejemplares periodísticos, construido con base en las ediciones publicadas por LM, LV y LN durante la fase intensiva de la campaña proselitista correspondiente a cada comicio (1999, 2001, 2003 y 2005), en la tabla 1 observo que la izquierda es mencionada en 62 noticias distribuidas dentro de 49 ediciones. Dichas ediciones donde las menciones noticiosas aparecen representan un 13,76% del total de ejemplares recopilados.
| Diario | LM | LV | LN | |||||||||
|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
| Elección | 99 | 01 | 03 | 05 | 99 | 01 | 03 | 05 | 99 | 01 | 03 | 05 |
| N° menciones | 1 | 4 | 4 | 8 | 4 | 8 | 4 | 3 | 3 | 2 | 5 | 3 |
| N° ediciones | 16 | 20 | 28 | 29 | 29 | 28 | 42 | 37 | 28 | 29 | 42 | 28 |
Tabla 1
Número de menciones noticiosas y ediciones por período electoral
Por un lado advierto cierta estabilidad en el número de menciones a lo largo del tiempo, dado que la extensión de la cobertura no varía significativamente ni entre períodos ni entre diarios, recibiendo la izquierda básicamente la misma proporción de atención en función del número de ediciones producidas durante cada proceso electoral. Si bien en 1999 se registra el menor volumen de menciones noticiosas —8 en total—, incluyendo el menor número de menciones por diario —1 en el caso de LM—, durante los períodos siguientes dicho volumen se mantiene relativamente estable —con 14 menciones en 2001, 13 en 2003 y 14 en 2005— mostrando LN el número más bajo de menciones por diario —2 en el año
2001—. Por otro lado, cuando se considera la distribución de estas menciones al interior de cada diario, según las ediciones donde las noticias se publican; y segundo, se valora su frecuencia en relación con el momento de la campaña dentro de cada proceso electoral, se cuenta con una disposición de datos más compleja sobre la cuál es posible extraer nuevas informaciones. En este sentido y para poder dimensionar de manera contextualizada este nivel homogéneo de atención minoritaria recibido por la izquierda, a continuación propongo profundizar en ciertos aspectos específicos del tratamiento periodístico que la tabla de frecuencias de menciones y ediciones antes expuesta no evidencia por sí misma. Conectando el número de menciones, con los temas tratados y los días de cobertura, gráficamente puede advertirse cierto ritmo informativo seguido por los tres diarios estudiados (LM, LV y LN) durante las cuatro elecciones consideradas. Así, dentro de una suerte de electrocardiograma configurado por la frecuencia de latidos informativos que en relación con la izquierda generan las noticias publicadas a partir del vínculo entre los tres aspectos señalados, se confirma el potencial de análisis del caso de LM como diario que registra el comportamiento menos estable. Como medio relativamente joven dentro del mercado, LM muestra una progresiva metabolización de códigos periodísticos y circunstancias coyunturales en su línea de comportamiento editorial, en el marco de una trayectoria dinámica de tratamiento de la izquierda que observo adquiere una mayor tolerancia ideológica con el cambio en la relación de fuerzas políticas que aporta cada elección.
Durante el proceso electoral presidencial de 1999 y como se ha adelantado, noto una densidad de cobertura bastante homogénea —una mención por edición—. LM emerge desde el comienzo como caso atípico, al referir a la izquierda en una sola ocasión durante toda esa campaña electoral, mientras LV muestra una cobertura más extensa y regular. Por su parte, el diario nacional LN, concentra la mayor parte de sus referencias durante los días previos a la elección realizada el domingo 24 de octubre de 1999. En contraste, en el caso de las elecciones legislativas de 2001, extraigo varias lecturas significativas que anticipan la existencia de sesgos de cobertura mediática. En primer lugar, LM y LN muestran una concentración de sus menciones entre los días 15 y 17 de octubre, inmediatamente posteriores a la fecha de la elección (domingo 14 de octubre de 2001); mientras en el caso de LM, sus 4 menciones noticiosas sobre la izquierda son producidas en un mismo día —el día después de la elección—, incluyendo 3 notas de análisis de sus resultados y un artículo editorial enfocado en la “racionalidad”. Si bien esta particularidad discursiva será profundizada en el próximo apartado, este imaginario se advierte en el centro del tratamiento que este diario realiza de la izquierda como no-alternativa o alternativa política históricamente demagógica, populista e inadecuada ante el contexto de crisis que rodea a este proceso 2001. Comparativamente, en la campaña 2001 LV muestra una cobertura más regular y extendida en el tiempo que en 1999, y por su parte LN el día 16 registra un segundo salto importante dentro de la distribución de sus menciones noticiosas, cuando la agenda de este medio incluye dos notas periodísticas de análisis de los resultados nacionales favorables a la izquierda. A diferencia de la lectura de LM sobre los mismos acontecimientos, LN no refiere a la imagen de los candidatos de izquierda ganadores —su pasado sindical o de persecución política— y desde un estilo más formal, destaca las condiciones de fragmentación y debilidad partidaria en que este triunfo se produce. Como puede observarse en los titulares referidos y replicados a continuación, se trata de una coincidencia en la crítica con LM, desde una postura más sutil y menos confrontativa:
Las elecciones legislativas: la izquierda consiguió por lo menos tres diputados nacionales
El dilema después de la sorpresa - La posibilidad de la unidad de la izquierda aún parece lejana - La suma de las seis listas presentadas en la Capital supera los votos de Terragno - Récord histórico en el país (Rodríguez Yebra, 2001, p. 13).
Zamora cambió los libros por una banca - Descartó que la izquierda pueda unirse (Laugé, 2001, p. 13).
A diferencia de los períodos anteriores donde LV mostraba un ritmo relativamente homogéneo, en la cobertura de la campaña presidencial de 2003 este diario concentra sus menciones noticiosas sobre la izquierda (3 de un total de 4), dentro de su edición del día después de la elección celebrada el domingo 27 de abril5. Sobre la agenda de informaciones priorizada ese día, otra vez el aumento en las referencias se condice con una fuerte crítica, en este caso a su desempeño electoral:
Ahora, la izquierda sí se une, pero para no votar - IU, humanistas y PO, por la abstención en el ballottage
Bravo y un magro uno por ciento - Alfredo Bravo, que encabezó la fórmula del Partido Socialista, obtuvo un magro 1,14 por ciento de los votos - Hasta hace unos meses apoyaba la candidatura de Elisa Carrió - La IU se desplomó (Bravo y un magro uno por ciento, 2003, p. A8).
Por otra parte, la mayor cantidad de menciones del período 2003 corresponden a las ediciones de LM de los días 22 y 24 de abril, previos a la fecha de la elección. Atendiendo a este dato, observo que la agenda temática detrás de este aumento de interés incluye tres noticias enmarcadas dentro de una “ola noticiosa” sobre la violencia de la izquierda, en tanto hecho político cuyo tratamiento ideológico será estudiado en detalle más adelante. Por su parte LN, medio que como se dijo muestra el menor número de menciones de la izquierda en esta elección, muestra una continuidad noticiosa sobre la izquierda no habitual y dentro de un lapso previo a la fecha de votación —entre los días 23 y 25 de abril— casi coincidente con LM. Nótese que aun tratándose de un diario nacional localizado en Buenos Aires, LN cubre las actividades de los candidatos de izquierda y se refiere a su presencia en los acontecimientos de la fábrica Brukman en esa ciudad, sin el miedo a un espiral de violencia pre-electoral como el connotado por LM, cuya crónica noticiosa será tratada en detalle más adelante.
P. Walsh arengó a los militantes de Izquierda Unida en el Obelisco - Inusual cierre de campaña de Walsh
La candidata de IU habló en la marcha de los trabajadores de Brukman (Sued, 2003, p. 10).
Encuesta de Ipsos-Mora y Araujo para LA NACION - Dramático final con un triple empate
Menem va primero, pero logra una diferencia de sólo dos puntos respecto de L. Murphy y Kirchner
La UCR, detrás de Izquierda Unida y del socialismo (Dramático final con un triple empate, 2003, p. 6).
Cabe señalar que si bien LN se distancia respecto de la ola noticiosa asociativa de izquierda —violencia construida por LM— en sus referencias editoriales principales —anunciadas en tapa— comparte el imaginario de “racionalismo” antes mencionado, discursivamente dispuesto en términos opuestos al programa político de la izquierda. Como puede observarse en el fragmento editorial a continuación, esta idea subyace al diagnóstico electoral de este diario:
La única certeza es que la sociedad se corrió al centro - La tendencia es regresar a la sensatez y a la cordura
Sabemos, en primer lugar, que la izquierda radicalizada ha hecho una contribución monumental a favor del corrimiento de la sociedad hacia el centro desde las semanas caóticas de fines de 2001 y comienzos de 2002. Los mensajes que más han prendido en la misma sociedad que tiempo atrás marchaba a golpes de cacerolas quién sabe adónde, han sido los llamamientos a la sensatez, a la cordura, al buen criterio. (Escribano, 2003, p. 8).
En cuanto al último proceso electoral considerado (legislativas del año 2005), advierto el fenómeno de una alineación temporal y editorial en las menciones noticiosas de cada medio. Primero esta situación se produce entre los días 19 y 21 de octubre, previos a la realización del comicio convocado para el domingo 23, y luego se reitera durante el día después con la lectura de resultados que integran la primera edición pos-electoral, habitualmente la más extensa de este tipo de cobertura. Aquí, los diarios locales LV y LM respectivamente registran el mayor número de menciones noticiosas y al observar sus titulares, encuentro un tratamiento de la izquierda prácticamente análogo. Como puede verse en los dos grupos de titulares considerados más abajo, ambos diarios destacan el triunfo del socialismo en Santa Fé como emergente oposición nacional de centro-izquierda y la derrota de los “partidos chicos” locales:
GANÓ LA OPOSICIÓN DE CENTROIZQUIERDA - El socialista Binner domina Santa Fe (El socialista Binner domina Santa Fe, 2005, p. 9).
EL BÚNKER DE LOS PARTIDOS CHICOS - Ver la derrota con ojos de esperanza (Romito & Ruiz, 2005, p. 32).
CONTEXTO - Casi una experiencia religiosa - La imagen se repetía en los dos búnker, apenas se cerraron los comicios pasadas las seis de la tarde: la candidata sentada sola, escuchando la radio y pensativa. Era en las sedes del ARI y de IU, con G. Baldata y L. Olivero como protagonistas. Es que los militantes estaban todos ocupados en sus funciones de fiscales. (Saravia, 2005, p. A8).
SANTA FÉ - Binner ganó y se confirmó como la opción de izquierda - El Frente Progresista Cívico y Social obtenía nueve puntos más que el kirchnerista Frente para la Victoria. El ARI quedó tercero, pero muy lejos.
Con este resultado, la alianza de radicales y socialistas obtuvo cinco diputados nacionales, mientras que los leales al presidente Kirchner tendrán cuatro (Télam, 2005, p. 15A).
En el caso de LN, dentro de sus escasas y comparativamente menores referencias a la izquierda, las noticias se concentran en la figura de L. Zamora candidato local de Buenos Aires —figura política que además se reitera en relación con los anteriores comicios legislativos del 2001—. Su tratamiento periodístico recupera temas destacados en coberturas anteriores, como la fragmentación y división interna partidaria, en tanto causas de una debilidad estructural e histórica de la izquierda nacional:
DURAS ACUSACIONES CONTRA ZAMORA ABREN UN CONFLICTO EN AYL
Calificaron de "corrupto" al candidato - A menos de una semana de las elecciones, a Luis Zamora le explotó una bomba en la mano. El candidato de izquierda es blanco de feroces críticas por parte de sus propios ex compañeros, que compararon sus métodos de manejo con los de la dictadura y calificaron a su esposa y también candidata, Noemí Oliveto, de ser una "ñoqui" en la Legislatura porteña (Duras acusaciones contra Zamora abren un conflicto en AYL, 2005, p. 8).
LA DIVISIÓN NO PERMITE CRECER A LA IZQUIERDA - Luis Zamora es el mejor ubicado - La izquierda se enfrenta hoy a una elección difícil: sus divisiones recurrentes, que esta vez se multiplicaron, le restan posibilidades de asegurarse bancas en el Congreso” (La división no permite crecer a la izquierda, 2005, p. 20).
Se confirma entonces la existencia de cierto ritmo informativo, como modalidad observada en todos los períodos estudiados. Así, la superposición de picos de alza en la cantidad de menciones entre los diferentes diarios, emerge como dato indicativo de cierta tendencia a la retórica circular y la reproducción homogénea de los acontecimientos considerados noticias dentro de un mismo mercado informativo. De este modo el juego de espejos entre la prensa radicada en Buenos Aires y la del interior del país parece trascender la localización e idiosincrasia de los diarios locales, mostrando una concentración de la dinámica política en torno a los acontecimientos de la capital y un alineamiento del discurso informativo sobre este esquema. Teniendo en cuenta esta economía política de la información, a continuación procuraré dar cuenta de un arco específico de operaciones ideológicas seguidas por la prensa durante la cobertura electoral de la izquierda. Adoptando como caso testigo al diario LM, estas operaciones evolucionan desde la marginación discursiva absoluta en la cobertura de la primera elección considerada (1999), hasta el registro y la inclusión política e informativa plena de las fuerzas políticas de izquierda durante el último proceso analizado (2005), en tanto momentos extremos de un cambio fundamental observable en su propuesta editorial.
Como pudo observarse en la tabla 1, durante las elecciones presidenciales de 1999 y de un total de 16 ediciones del diario LM estudiadas, en una única oportunidad la izquierda fue protagonista noticioso en formato menor tipo “breve” (Partido Obrero por diputados trabajadores, 1999). Para ilustrar visualmente este dato y dimensionar el tamaño de esta mínima cobertura, obsérvese la figura 1, donde dentro del recorte de página además puede compararse el espacio ocupado por otras fuerzas competidoras en la campaña electoral de aquel momento.

Figura 1
Cobertura electoral de la izquierda en 1999 (Partido Obrero por diputados trabajadores, 1999)
En el caso del siguiente período analizado correspondiente a las elecciones legislativas 2001, de un total de 20 ediciones recopiladas, la presencia noticiosa de la izquierda se incrementa alcanzando 7 menciones. En paralelo a este aumento de espacio dentro de la selección de acontecimientos que el diario publica, se produce también un cambio significativo en su tratamiento informativo: dejando la pasividad, LM vuelve explícita una serie de prejuicios y estereotipos en relación con las alternativas políticas de izquierda. Además de confirmar ciertas preferencias político-electorales, estos elementos de opinión y posicionamiento darían cuenta de ciertos mecanismos de operación ideológica sobre los que se sustentan las lecturas e interpretaciones transmitidas al público lector. Por un lado, observo un importante sesgo en la cobertura de LM a partir de cierta habilitación direccionada del discurso político-electoral, ya que de las 7 noticias en las que la izquierda es mencionada, la palabra expresa de sus candidatos es empleada como fuente y citada de manera literal en menos de la mitad (3 noticias): en dos de ellas en la modalidad de citas textuales breves de candidatos re-contextualizadas como pie explicativo de fotografías y sólo en una de ellas (“Las nuevas caras de la política - Izquierda consolidó su presencia” por Olivero, 2001, p. 8) efectivamente cediendo la palabra y el protagonismo a la figura política aludida (Liliana Olivero, candidata a legisladora en elecciones legislativas locales), aunque con la salvedad de hacerlo fuera del período de campaña, el día después de celebrada la elección y una vez conocidos ya sus resultados.
Por otro lado, en los titulares de las notas referidas advierto una recurrencia alternativa a las estrategias de “unificación” y “fragmentación” de la izquierda en relación con el campo político-electoral en su conjunto. Siguiendo a John B. Thompson (1993/2006) respecto de aquellos modos generales en que la ideología opera desde el discurso, cabe destacar que se trata de dos estrategias de construcción simbólica que, en el primer caso apuntan a suprimir la identificación de diferencias reforzando una identidad colectiva más amplia y en el segundo, por el contrario fomentan la distinción y diferenciación. En el caso de este último tipo de estrategias, el énfasis está puesto en las características que señalan como diferentes a aquellos individuos o grupos que presentan un desafío efectivo al ejercicio del poder. En este sentido, al apostar a su descolectivización se llega incluso a producir la “expurgación del otro”, mediante la “construcción, dentro o fuera, de un enemigo que se retrata como maligno, dañino o amenazador” (Thompson, 1993/2006, p. 98) ante el cual es imprescindible unirse, constituyéndose así la “fragmentación” en una suerte de complemento o anverso de estrategias de “unificación” encubiertas. La “unificación” puede verse básicamente en el tratamiento homogeneizado de proyectos políticos que expresamente buscan distanciarse: por ejemplo, del radicalismo disidente (ARI - Alianza para una República de Iguales) junto al socialismo bajo la etiqueta de “progresismo”, o de éstas y otras alternativas electorales (IU - Izquierda Unida) bajo el rótulo de “izquierda cordobesa”. Su juego complementario con la “fragmentación”, se produce luego de dos formas alternativas: cuando se procede a invitar a una lectura disruptiva o conflictiva de los principales referentes de estas fuerzas, etiquetados con rótulos de gran carga ideológico-histórica como “trotskistas” o “marxistas” entre otros calificativos; o bien, cuando se destaca cierta “brecha” política que separa a las fuerzas de izquierda del resto de los actores del campo político, mediante calificativos propios de una jerga político-partidaria más aguzada e irónica (“gauché vernácula”, “discípulos criollos de Carlos Marx”, etc.) o al ser representados los político de izquierda como marginales de la competencia democrática, poco familiarizados con el poder político o bien no acostumbrados a ocupar espacios institucionales.
A continuación, incluyo tres ejemplos en este sentido. El subrayado es propio e introducido para indicar expresiones periodísticas destacadas en el análisis realizado6:
AVATARES
El efecto civilizador de la democracia es indudable. Un ejemplo evidente de ello es el impacto que tuvo sobre algunos miembros de la Izquierda Unida la elección de constituyentes. Es que siempre acostumbrados a quedar afuera de los órganos legislativos, esta vez los militantes de IU se vieron sorprendidos al obtener 9 miembros de la convención constituyente (Avatares: El efecto civilizador de la democracia es indudable, 2001, p. 10).
La izquierda cordobesa en su mejor elección
Los legisladores socialistas y los radicales disidentes nucleados en el ARI, junto a los de Izquierda Unida comenzarán a jugar en las ligas mayores de la política cordobesa. Haber logrado el 15 por ciento de los votos en conjunto sitúa a los legisladores progresistas en un lugar expectante, ya que los coloca como árbitros o al menos ese rol pretenderían ejercer, en la nueva Legislatura. (Molina, 2001, p. 11).
Vuelve esa franja al Congreso con el trotskista Zamora y la marxista Walsh
La izquierda festejó récord en Capital: 27% y 2 bancas
La izquierda se atribuía anoche la incorporación de 2 diputados, los porteños Patricia Walsh (IU) y Luis Zamora (Autodeterminación y Libertad), en una histórica performance que rondaba 15% de adhesiones en la Capital Federal. Planillas en mano y en plena celebración, Walsh anunció su predisposición a trabajar en conjunto con el ex líder del MAS, al mismo tiempo que clamó por la unidad de todas las organizaciones socialistas, un clásico de domingo de elecciones. La “gauché” vernácula venía creciendo en las encuestas, a medida que se acentuaba el desencanto con los partidos y fueron beneficiarios del voto castigo que no derivó en blanco o anulado. […]
Optimismo: Ayer, superaban 20%, si se suman otras organizaciones como el Partido Humanista, el PTS y el Partido Obrero. Los discípulos criollos de Carlos Marx esperaron con inusitado optimismo el cierre de los comicios […]
Regreso: Walsh, hija del desaparecido escritor y periodista Rodolfo Walsh, le aseguraba al PC un regreso al recinto, a 4 años de la finalización del mandato de Floreal Gorini, banquero del comité central (factótum de Credicoop) y último comunista con jerarquía parlamentaria a nivel nacional.
Gorini accedió a una butaca en la Cámara baja de manera casi accidental, gracias a que Graciela Fernández Meijide renunció para postularse a senadora nacional en 1995.
En 1993, Carlos Chacho Álvarez asoció a los comunistas a su sello, al Frente Grande, y dejó colar a Gorini en la boleta de Diputados (La izquierda festejó récord en Capital: 27% y 2 bancas, 2001, p. 17).
Nótese que en el último párrafo del fragmento de la última nota periodística referida, extraído casi en su totalidad dadas las múltiples estrategias discursivas relevadas en la superficie del texto, además de la rotulación o etiquetación de los sujetos predomina una “pasivización” (empleo de verbos en voz pasiva) de sus acciones y una “nominalización” (transformación de acciones y sujetos en sustantivos), determinando una “cosificación” de los fenómenos históricos en términos de Thompson (1993/2006). Enfocando la atención en ciertos temas a expensas de otros y mediante la supresión de agentes (ver ejemplos resaltados con el uso de tipografía itálica), estas estrategias “tienden a representar los procesos como cosas o sucesos” y “omitir las referencias a contextos espaciales y temporales” (Thompson, 1993/2006, p. 100). Dentro de la línea argumentativa empleada por LM en este texto, se recurre a datos históricos para sostener especulaciones en torno a la manera “accidental” en que la izquierda logra otro escaño en el Congreso de la Nación y tanto la legisladora electa (P. Walsh) como su co-partidario predecesor (F. Gorini) son recuperados como sujetos de acción (ver recuadros) solamente en la atribución de acciones que a entender del diario determinaron los resultados —antes leídos de manera intencionada aunque contradictoria en clave pasiva, como estrategia de mitigación y disimulo de sus efectos políticos—.
Otro recurso argumentativo importante que advierto dentro de los artículos periodísticos donde LM refiere a la izquierda durante las elecciones de 2001, muestra una sutil cadena de asociaciones en dos sentidos sistemáticamente contrapuestos. Por un lado, entre “izquierda”-“populismo”-“demagogia”, en relación con cierto pasado militar y presente sindical obstructivos del desempeño político-democrático, como términos configuradores de una red de significaciones que noto subyace a las informaciones sobre la participación de agrupaciones de izquierda en la campaña. Por el otro, en torno al “racionalismo” como imaginario totalizante, que abarca tanto la identificación de las propuestas de centro-derecha con alternativas adecuadas (racionales), como la asimilación de todo aquello que queda por fuera del enfrentamiento ideológico dicotómico entre izquierda-derecha y sin embargo es determinante para el juego político planteado en la coyuntura electoral. Tal es el caso del comportamiento “esperado” por parte del electorado o el “horizonte” imaginado de posibilidades de superación de conflictos, desde sus prácticas y los resultados de la elección. Particularmente en Argentina, junto a la crisis de representatividad que viene golpeando decididamente a los partidos y otras instituciones políticas desde el fracaso de las políticas neoliberales de los noventa, los sindicatos también han perdido prestigio e imagen pública. Teniendo en cuenta que durante las elecciones legislativas de 2001, tuvo lugar el registro de voto “protesta” o “bronca” (sufragios en blanco más impugnados) más alto en la historia electoral del país como preludio de la crisis social y económica que sobrevendría meses después (diciembre), este tipo de asociaciones sin duda portaban una idealización negativa importante.
Como señalo en los titulares a continuación, en el primer caso la asociación izquierda-sindicalismo es planteada a nivel institucional en relación con las propuestas electorales de esta fuerza política y en segundo lugar (en los dos fragmentos que siguen) se vuelve más elaborada y sutil, llegando incluso a tender un puente de significado entre la imagen personal de los candidatos (que visten “jeans, barba abundante y pelo largo” o que en otro caso, son hija de desaparecido o último representante de una tradición partidaria en decadencia) y la imagen flotante de un pasado represivo y peligroso, como amenaza de retorno latente ante los conflictos que en ese momento se suscitaban en el seno de la sociedad argentina.
Izquierda propone dietas de $1200, pero no habla de privilegios de sindicalistas
Los legisladores electos de la Izquierda Unida (IU), Liliana Olivero y Pablo Álvarez ya tienen listo el borrador del primer proyecto que presentarán el 10 de diciembre en la nueva Legislatura: “que los nuevos legisladores cobren una dieta de 1200 pesos, igual que el sueldo de una directora de escuela -coincidieron Olivero y Álvarez-; que no puedan tener más de tres asesores y que éstos no cobren más de 700 pesos”.
En verdad para tiempos de crisis de representatividad y enojo con todo lo político, la iniciativa es oportunista y audaz. También habrá que pensar que calidad legislativa tendremos si el populismo logra espacios amparados en el mal humor y, como casi todo, en la historia pendular de la Argentina, terminamos vaciando de calidad nada menos que uno de los poderes del Estado. Precisamente el del control al Ejecutivo. Sin dudas la demagogia, y obtuso a políticas reales y efectivas de achique del gasto público y a las prebendas sindicales.
50% menos: De acuerdo a este proyecto un legislador provincial deberá ganar el 50% menos de lo que percibe un ineficiente empleado de Luz y Fuerza en la EPEC estatal. […]
Pie de Foto: Olivero quiere llevar a $1200 dieta de legisladores. Cae bien populismo, pero no habla de las prebendas y salarios de sindicalistas, por caso Luz y Fuerza que integran la IU. (Izquierda propone dietas de $1200, pero no habla de privilegios de sindicalistas, 2001, p. 12).
Raúl “el Gato” Gómez, del Movimiento Socialista de los Trabajadores y Secretario General de la ADIUC, luego de pensarlo un poco, ha decidido mudar algunas costumbres que consideraba perniciosas para su futuro político y el de su partido. Hombre de usar “jeans”, barba abundante y pelo largo, Gómez ahora se ha transformado en un ex constituyente de barba recortada. (Avatares: El efecto civilizador de la democracia es indudable, 2001, p. 10).
Walsh, hija del desaparecido escritor y periodista Rodolfo Walsh, le aseguraba al PC un regreso al recinto, a 4 años de la finalización del mandato de Floreal Gorini, banquero del comité central (factótum de Credicoop) y último comunista con jerarquía parlamentaria a nivel nacional. (Molina, 2001, p. 11).
En cuanto a la relación entre los conceptos de “representaciones” e “imaginarios”, siguiendo a María Banchs, Álvaro Agudo Guevara y Lislie Astorga (2007) encontramos que Serge Moscovici refiere al papel fundamental del lenguaje en la permanente reconstrucción de significados que opera a través de las imágenes de mundo y su doble condición de miradas - lentes sobre los acontecimientos sociales. “Lo imaginario, lo simbólico, lo ilusorio” se advierte como constitutivo del pensamiento social y de esta manera, “no sólo nuestras imágenes del mundo social son un reflejo de los eventos en el mundo social, sino que los propios eventos en el mundo social pueden ser reflejos y productos de nuestras imágenes del mundo social” (Moscovici, 1982, p. 21, citado por Banchs, Agudo Guevara & Astorga, 2007, p. 63). Considerando que, en primer lugar “el poder de las ideas es agrandado por la imaginería, y segundo, el pensamiento a través de la imágenes es comprendido y comunicado con mayor facilidad” (Moscovici, 2007, p. 12), en el caso de la cobertura del diario LM aquí explorada advierto que el poder de articulación del discurso mediático sobre la práctica política se manifiesta en la oposición de la idea de “racionalidad” a las de demagogia y populismo, en conjunto adjudicadas a las posturas anti-mercado. En un contexto de crisis socioeconómica como la del 2001 en Argentina, se trata de elementos que significativamente son conectados con las subas y bajas del “riesgo-país” como problema estructural y despersonalizado, donde las prácticas especuladoras de los agentes financieros son totalmente veladas por las informaciones provistas. Dicha conexión es evidente entre el tema dominante de tapa durante las semanas previas a la votación (el impacto de las propuestas electorales “populistas” o “demagógicas” sobre las expectativas de los mercados internacionales, construido no sólo desde interpretaciones de indicadores económicos, sino también con base en “rumores” de agentes económicos —ver subrayado de dos líneas—) y la lectura de resultados del día posterior, donde LM refiere en tapa a la izquierda y al comportamiento “racional” de la sociedad, anclando el sentido de ambos elementos en el diagnóstico político-económico realizado.
Demagogia preelectoral en el país impacta a economía
Los absurdos del sindicalista Hugo Moyano pidiendo devaluar a Fernando de la Rúa, más el oportunismo con pose académica de Rodolfo Terragno que pide echar a Domingo Cavallo (contagiado de los propios gobernadores de la Alianza); la prédica constante y desvariada de Raúl Alfonsín; la incontinencia mística de Elisa Carrió… todo, terminó afectando más a la economía.
Ayer el riesgo-país volvió a dispararse (cerró en 1757 puntos) y la Bolsa se desplomó 7,02 por ciento.
Las fotos del voto
Sobre llovido, mojado. Ayer el riesgo-país trepó a 1757 puntos y la Bolsa cayó el 7% (Demagogia preelectoral en el país impacta a economía, 2001, pp. 2-4).
DESBOQUE PROSELITISTA AFECTA MUCHO A MERCADOS, RIESGO PAÍS EN 1842
Ya trascienden las medidas que anunciarán el próximo martes
Campañas políticas llevan riesgo-país a nivel récord
[…] El derrumbe de los precios de los bonos fue el resultado de los continuos rumores de devaluación, de pedidos desde el propio partido oficial de la renuncia de Domingo Cavallo o de las versiones sobre la posibilidad de cambiar las reglas de juego en el pago de la deuda. “Las elecciones y las declaraciones demagógicas, se están devorando el efecto positivo de la ayuda del FMI, como sucedió antes con el blindaje”, explicaba un directivo de un banco de primera línea. “Antes si un sindicalista hablaba de devaluación, no le llevaban el apunte, ahora Moyano dice que hay que devaluar y todos le creen”, advertía un operador bursátil para graficar la entidad que hoy tiene los rumores. (Ya trascienden las medidas que anunciarán el próximo martes, 2001, p. 3).
AYER ALCANZÓ LOS 1859 PUNTOS
Triste: somos primeros en el mundo por riesgo-país
La mayor parte de la culpa es por el tremendismo discursivo de nuestros políticos en la campaña electoral. Con populismo se proponen medidas muy poco serias como la devaluación o el no pago de la deuda. Con esto la Argentina se transformó ayer en el país de mayor riesgo financiero (Triste: somos primeros en el mundo por riesgo-país, 2001, pp. 5-7).
Suben mercados y habría menos temores para el 15
Los mercados financieros cerraron ayer más calmos al reducirse los discursos tremendistas de los políticos en campaña. Los títulos subieron 2 por ciento y la Bolsa 4, con buen volumen operado. También cayó fuerte el dólar futuro. Eso es bueno y marca que los expertos descartan dolarización y devaluación. Se observa menos temor para el lunes (Suben mercados y habría menos temores para el 15, 2001, p. 7).
La racionalidad salió bastante bien
Si se toma el voto a Eduardo Duhalde (900000 en este cálculo parcial) como “voto de tipo populista” se eleva el de centroizquierda. Pero no todo ese voto justicialista bonaerense acepta posturas teóricas o demagógicas que, de aplicarse, sólo provocarían el colapso inmediato de la economía nacional (La racionalidad salió bastante bien, 2001, p. 20).
Cabe destacar que en una situación de crisis protagonizada por los mercados financieros por naturaleza fundados en la especulación, en el empleo del término “temor” y su asociación al imaginario discursivo de “racionalidad” económica y política como elemento necesario y superador, el diario local LM no precisa el objeto final de tales temores y dicha indefinición, desde la inconmensurabilidad contribuye a moldear la fuerza de la amenaza. Existirían una gama de interpretaciones posibles sobre el objeto del temor: tanto la devaluación como la dolarización podrían serlo, o bien la posibilidad de triunfo de fuerzas partidarias proclives a no pagar la deuda externa ni negociar un nuevo acuerdo pos-electoral con el FMI, o bien la inestabilidad producto de la crisis interna del partido de gobierno que se sumaría al voto protesta y el mal humor social en relación con la dirigencia política en general, etc. En cualquier caso, el diario no intenta identificar la fuente de los miedos “sociales” que en definitiva podrían provenir de los mercados, los votantes, el gobierno, la oposición, los sectores corporativos, etc. De esta manera advierto una elaboración ideológica del conflicto sustancial de un momento sociohistórico específico, que lo disocia de los intereses y comportamientos de algunos sectores sociales (empresarios locales y extranjeros, corporaciones económicas, especuladores financieros) y lo asocia casi con exclusividad a la actitud de la clase política y la decisión electoral consecuente de la sociedad. Esta gestión imaginaria de miedos circulantes, forma parte de una dinámica de funcionamiento colectivo que establece expectativas y patrones de comportamiento.
Más allá de la crisis de 2001 que rodeaba las elecciones legislativas en Argentina, Mireya Lozada Santeliz (2007) ejemplifica el papel de las representaciones e imaginarios sociales excluyentes en relación con la polarización social y el conflicto político vigente en Venezuela, en el marco de una crisis de lo político y sus formas institucionales acontecida en diversos países de la región (Perú, Bolivia, Ecuador y Argentina, entre otros). Como parte del Grupo de Trabajo de Imaginarios Latinoamericanos (México-Francia), que centralmente adscribe a las teorías de Serge Moscovici sobre el sustrato psicosocial de las representaciones y de Cornelius Castoriadis sobre la institución social de los imaginarios, la autora reporta conclusiones de importancia para el análisis.
En fin, los imaginarios sociales estructuran la memoria histórica, la experiencia social y construyen la realidad. Sin estas formas simbólicas, cargadas de significados y sentidos comunes compartidos, es difícil sostener los sistemas de racionalización ideológica de una sociedad, donde la diversidad cultural y las distintas formas de exclusión reinterrogan permanentemente los discursos universalistas de democracia, igualdad y justicia (Lozada Santeliz, 2007, p. 383).
Continuando con el estudio de los restantes dos períodos electorales considerados, observo que de las 28 ediciones de 2003 del diario LM, la izquierda es mencionada en sólo seis noticias de las cuáles tres construyen una suerte de ola noticiosa. Mediante la asociación de incidentes en una manifestación por despidos en una fábrica en Buenos Aires (ocurridos cinco días antes de las elecciones presidenciales) con un supuesto “contenido” violento de las aspiraciones políticas de la izquierda como partido en competencia electoral, restando dos días para la votación nuevamente se reitera una apelación a ciertos “miedos” indefinidos asociados a un “imaginario” de violencia:
LA CARRERA ELECTORAL - Fue ayer en la fábrica Brukman. Hubo 40 heridos y 100 detenidos. Intimidaron a ciudadanos, rompieron vidrios y quemaron autos - Preocupante violencia de la izquierda a 5 días de votar
Se desespera la izquierda. Malas noticias para ese sector son las próximas elecciones en que los resultados previstos parecen enterrar al marxismo criollo. Cuando hace pocos meses festejaban y hablaban de revolución popular, hoy deben admitir que van primeros Carlos Menem y Ricardo López Murphy. Todo lo contrario de lo que imaginaban. Lo de ayer no sólo indica que buena parte del aparato comunista, trotskista y otras desviaciones piqueteros decidió apelar a la violencia para tratar de ese modo de conseguir lo que no obtienen en las urnas. (Preocupante violencia de la izquierda a 5 días de votar, 2003, pp. 2-7).
A partir del uso de tipografía itálica nótese la diferencia entre el encuadramiento de los hechos y la manera alternativamente despersonalizada o personificada de referir a las acciones de la izquierda dentro de un mismo titular. En el epígrafe del titular “Fue ayer en la fábrica Brukman. Hubo 40 heridos y 100 detenidos. Intimidaron a ciudadanos, rompieron vidrios y quemaron autos” (Preocupante violencia de la izquierda a 5 días de votar, 2003, pp. 2-7), los hechos son “cosificados” en su narración a diferencia de la indicación de responsabilidad que subyace a la “decisión” de actuar violentamente ante la inminencia de los resultados electorales, representada a continuación en el fragmento final: “buena parte del aparato comunista, trotskista y otras desviaciones piqueteros decidió apelar a la violencia” (Serio: violento ensayo de la izquierda a 5 días de votar, 2003, p. 2). Además, el titular de tapa aludido se inserta luego del recuadro “La carrera electoral” indicativo de la cobertura de la campaña presidencial 2003 y dentro de la edición de ese mismo día, la noticia recibe ampliación dentro de la sección de informaciones nacionales, empleando nuevamente estrategias de calificación / descalificación (“serio”) en relación con los hechos “cosificados” (“violento ensayo de la izquierda”, “vandalismo”) junto a mecanismos de “nominalización” y “pasivización” (Thompson, 1993/2006) de sujetos y acciones, también alternados con la activación de protagonistas en las instancias que se prefiere destacar.
Serio: violento ensayo de la izquierda a 5 días de votar
Una verdadera batalla campal se registró ayer en el porteño barrio de Once entre activistas de izquierda y piqueteros con las fuerzas policiales apostadas en el lugar. Munidos de piedras, bombas molotov y garrotes los encapuchados hicieron frente a los gases lacrimógenos que arrojó el personal de seguridad.
VANDALISMO. Un saldo de 40 heridos -10 de ellos policías- y casi 100 detenidos arrojó ayer el intento de reocupación de la textil porteña Brukman, que contó con el liderazgo de la izquierda (foto) (Serio: violento ensayo de la izquierda a 5 días de votar, 2003, p. 2).
Cabe destacar que en la foto referida en el titular, reproducida debajo en la figura 2, puede observarse una pluralidad de grupos —madres plaza mayo, gremialistas de ATE y trabajadores del hospital Garrahan, entre otros— más allá de la presencia de piqueteros y activistas de izquierda indicada por el diario.

Figura 2
Ejemplo de noticia sobre violencia atribuida a la izquierda en 2003 (Serio: violento ensayo de la izquierda a 5 días de votar, 2003, p. 2)
Por otra parte, encuentro importante señalar que en las ediciones tanto de LV como de LN del mismo día (restantes diarios cuyo estudio fue incluido en la presente investigación sobre la cobertura de la prensa en procesos electorales), ni en tapa ni en el interior se hace referencia alguna al tema (ni siquiera dentro de noticias anecdóticas o breves). Los titulares en ambos casos comparten otros ejes temáticos, dentro de la “cuenta regresiva” a cinco días de las elecciones: declaración de gastos de campaña por parte de los candidatos ante la justicia y optimismo frente al alza bursátil ante delantera de candidatos pro-mercado en las encuestas de intención de voto.
En cuanto a la construcción de una ola noticiosa en torno a las acciones violentas y el significado de estos temores a escasos días de celebración del comicio, el viernes anterior a la elección y entre titulares que exclusivamente refieren a los cierres de campaña de los candidatos primeros en las encuestas, bajo el recuadro “La carrera electoral” LM anuncia nuevos temores. Menciona incluso el fraude electoral, reforzando la idea de una izquierda violenta (como en las elecciones del 2001, asociada a “populismo” y “demagogia”) en oposición a una “racionalidad”, como atributo deseable y representado por los candidatos de centro-derecha C. Menem y R. López Murphy:
LA CARRERA ELECTORAL.
Se teme ataque de violentos callejeros que no tienen chance en las urnas
Se vota el domingo con expectativas y temores
Hay grandes expectativas para los comicios del domingo pero se nota también en muchos sectores el temor al fraude, sobre todo por la cantidad de fiscales que se necesitan para 13 candidatos —No menos de 75 mil para todas las mesas del país—. Podría darse el domingo un hecho que ni la misma crisis que estalló el 3 de diciembre de 2001 (“corralito”) logró imponer en el país: que la sociedad se vuelva racional —Hay posibilidad de que dos racionales en el manejo de la economía, Carlos Menem y Ricardo López Murphy, vayan al ballotage— Más importante aún —Si se sumaran sus votos podrían superar quizá 52%— Ambos significarían el comienzo del fin de tan costoso “populismo” para permitir el progreso de la Argentina como Nación. (Se vota el domingo con expectativas y temores, 2003, p. 2).
Precisamente el titular de la noticia, anuncia la clave interpretativa fundamental del juego de imaginarios y representaciones que el discurso de la prensa propone: “expectativas y temores”. Los miedos mediáticos —sin duda transmisión de intereses políticos, mediáticos y de otros sectores sociales—, se proyectan como una sombra sobre el proceso electoral, condicionando el comportamiento de la sociedad, desde un imaginario de las necesidades y problemas de la “Argentina como Nación” y anclando el sentido del voto de la ciudadanía a la habilitación condicionada de un escenario de “progreso”. Un dato importante al respecto, es que en el marco de las períodos electorales abordados, durante 1999-2001-2003 el diario LM carece de una sección claramente identificada como espacio editorial o de opinión y publica escasas notas firmadas. Este tipo de ordenamiento informativo que suma “opacidad” al discurso constitutivamente opaco de los medios masivos de comunicación7, se mantiene hasta 2005 como característica distintiva de su propuesta editorial frente a los otros medios estudiados (LV y LN). Por su parte, tanto LV como LN adelantan la temática diaria de la sección de opinión en sus tapas, la cual ocupa además un espacio habitual sobre el final de cada edición. En ambos casos se introducen junto al texto del editor responsable, las notas de columnistas fijos y particularmente en LN, se recurre con frecuencia a la invitación de distintas personalidades públicas (políticos, académicos, profesionales, escritores, etc.) que redactan artículos de opinión especiales para el diario. Estas notas así como las restantes informaciones incorporan la firma de sus autores y en el caso de LV, incluso se consigan las direcciones de e-mail de cada periodista abriéndolas a los lectores.
En el contexto de las elecciones legislativas del año 2005, LM muestra un giro significativo en las características estilísticas de su tratamiento periodístico a partir de la incorporación de un espacio de opinión editorial estable y anunciado en tapa a la manera de los otros medios, junto a la introducción de un espacio de “cartas de lectores” y la incorporación de entrevistas personales a políticos y notas de análisis de terceros “calificados”. Se trata de cambios importantes que no serán profundizados aquí, pero que entiendo hacen a la propuesta de lectura ofrecida e impactan sustancialmente en el carácter de la cobertura de la izquierda desplegada por LM durante 2005. Esto lo observo prioritariamente en términos cualitativos (discursivos), ya que cuantitativamente el número de menciones sigue siendo reducido: de un total de 29 ediciones relevadas entre los meses de octubre y noviembre de 2005, las fuerzas políticas de izquierda integran la crónica noticiosa electoral en sólo 10 oportunidades. Cualitativamente el tratamiento periodístico de la izquierda de LM se torna menos especulativo en sintonía con un posicionamiento político más reservado, cuidado o profesional en términos de una relativa “objetividad” como finalidad tradicionalmente atribuida al periodismo. Reflejando esto, a continuación detallo los títulos de 8 de las 10 noticias relevadas durante la campaña electoral de 2005, donde se destaca una novedosa cobertura expresa de las acciones políticas de la izquierda como por ejemplo su tradicional caravana:
“La izquierda viene bajando”
BUENOS AIRES (DyN) - La candidata a diputada E. Carrió aseguró ayer, con ironía, que “Moyano, Othacehe y los Fernández vienen bajando de Sierra Maestra”, al refutar las críticas efectuadas por el gobierno, que atribuyó a la jefa del ARI la representación de la nueva derecha. (La izquierda viene bajando, 2005, p. 8).
EN CAMPAÑA - Escrache a un banco (Escrache a un banco, 2005, p. 6).
“La banca al servicio de la gente”
La candidata de IU, L. Olivero, propuso “un cambio de fondo”
“Llevamos las causas populares al Congreso”
El primer candidato a diputado del PO, E. Salas, propuso elevar el salario mínimo y jornada laboral de ocho horas
ENTREVISTA A GRISELDA BALDATA, CANDIDATA DEL ARI
“Somos la forma de poner fin a la hegemonía de Kirchner” (Somos la forma de poner fin a la hegemonía de Kirchner, 2005, pp. 6-7).
EN CAMPAÑA - Caravana de IU (Caravana de IU, 2005, p. 4).
Caravana de la Izquierda Unida - La caravana de la IU partió ayer de la Plaza Colón. (Caravana de la Izquierda Unida, 2005, p. 5).
ELECCIÓN NACIONAL / GANÓ LA OPOSICIÓN DE CENTROIZQUIERDA
El socialista Binner domina Santa Fe
* La alianza socialista-radical sumó un 43% * Se impuso al kirchnerista Rossi por nueve puntos (El socialista Binner domina Santa Fe, 2005, p. 9).
En el segundo titular enlistado, LM refiere a un conflicto protagonizado por el partido local IU (Izquierda Unida) —“escrache” a un conocido banco de capitales extranjeros—, como hecho noticioso que aún en vísperas electorales y a diferencia de lo ocurrido con la resistencia organizada en una fábrica en Buenos Aires durante la campaña de 2003, no recibe un tratamiento político evidente e incluso incorpora el anuncio de una movilización de protesta convocada por esta fuerza política en Córdoba. En la figura 3, nótese el espacio mínimo de esta noticia, que además ni siquiera es “explotada” en relación con otras dos noticias que se incluyen en la misma página en el marco de sendas entrevistas a los principales candidatos de la izquierda local.

Figura 3
Noticia sobre “escrache” protagonizado por la izquierda en 2005 (Escrache a un banco, 2005, p. 6)
Por último, en las dos noticias abordadas más abajo, puede observarse una consolidación de este cambio de posicionamiento político-editorial señalado. Se produce una “inclusión” discursiva de la izquierda como actor electoral y una elaboración diferente de su rol dentro del campo político, tanto en su relación con los partidos tradicionalmente denotados como “chicos” como en cuanto al resto del espectro partidario, incluyendo a los “grandes” o clásicos del juego político.
Candidatos saben poco del Congreso
LA MAÑANA entrevistó a los seis primeros aspirantes a diputados nacionales de UPC, Frente Nuevo, EpeC, ARI, IU y Recrear. Unánime posición a favor de derogar los indultos. Prometen ceder a las ONG fondos para becas y subsidios (Candidatos saben poco del Congreso, 2005, pp. 2-4).
EL BÚNKER DE LOS PARTIDOS CHICOS - Ver la derrota con ojos de esperanza
Mientas avanzaba la noche, las esperanzas se desvanecían para los llamados “partidos chicos”. Algunos evaluaban la derrota buscando explicaciones adentro o afuera del propio partido, aunque la mayoría se mostraba cauta y optimista. Casi todos interpretaron como “exitosos” los resultados que acababan de confirmarse después del escrutinio aunque criticaron la dureza de la campaña propuesta por los partidos mayoritarios (Romito & Ruiz, 2005, p. 32).
Desde una mirada sincrónica de los procesos electorales y su tratamiento por parte de la prensa, en la última elección advierto un abandono radical de mecanismos de operación ideológica distintivos del tratamiento periodístico de LM en las elecciones de 2001 y 2003. Se relaja e incluso desaparece la alternancia entre estrategias de unificación —fragmentación y el uso combinado de estrategias de nominalización— pasivización identificadas por Thompson (1993/2006) y estudiadas aquí junto a la “activación” intencionada de protagonistas y acciones específicas, entre otros elementos discursivos configuradores de representaciones o reforzadores de imágenes culturales y estereotipos sociales. Sin embargo, considerando que en la selección y reproducción de los acontecimientos políticos por parte de la prensa siempre se construye e invita a la sociedad a una lectura particular, es probable que esta moderación del tono político de LM no sea una estrategia ingenua sino parte de una búsqueda tanto de una mayor inserción en el mercado de la información, como de un re-posicionamiento político en función de los distintos momentos sociohistóricos. Ejemplo de ello es el editorial “Derecha e Izquierda” publicado en la edición del día después de la elección del 23 de octubre de 2005, donde LM actualiza su perspectiva ideológica de la izquierda y la derecha como proyectos políticos históricamente diferenciados. Ante un repertorio de alternativas partidarias parcialmente reconfigurado luego de la crisis sociopolítica y económica del año 2001, resultante en el ascenso nacional de N. Kirchner y el FPV (Frente para la Victoria) retóricamente escindido de otras fuerzas de origen peronista, no sólo podría resultar políticamente incorrecto negar la gravitación de la izquierda como orientación ideológica vigente, sino que también podría ser más efectivo producir cierta “inversión” ideológica de términos tradicionalmente conflictivos.
Derecha e izquierda
Según el presidente N. Kirchner, el peronismo debería ser la base de “un gran frente de centro, centroizquierda”, y “evidentemente tiene que haber un gran centro, centroderecha, para que la gente tenga la capacidad de la alternativa, la discusión de la idea, la postura, la visión ante el mundo, el cambio que va teniendo el propio mundo”. Tiene razón. En la mayoría de los países democráticos, disputan el poder partidos del tipo aludido, lo que sirve para simplificar muchas cosas y para mantener a raya al populismo cortoplacista que en dosis excesivas suele resultar ruinoso, pero como Kirchner entenderá muy bien, no es demasiado probable que en los años próximos la política argentina se reorganice en torno de los dos polos así supuestos ni que el peronismo evolucione en un partido o “frente” de centroizquierda. Para que esto sucediera, sería necesario que los peronistas aceptaran formalizar sus periódicas rupturas internas en vez de desdoblarse antes de las elecciones para reconciliarse después, pero por motivos prácticos son muy reacios a poner fin a una práctica que tantos beneficios les ha reportado.
Kirchner se supone de izquierda. ¿Lo es? Si lo único que importa es la retórica, la respuesta será Sí, pero de acuerdo con los resultados concretos de su gestión, es en verdad un representante de la derecha. Desde que naciera hace dos siglos, la izquierda es igualitaria por antonomasia, a diferencia de la derecha que creen en las jerarquías y no se preocupa tanto por la distribución de la riqueza. Como sucesor de Duhalde, empero, Kirchner se ha dedicado a consolidar un “modelo” que es sumamente inequitativo […] Tal despojo fue facilitado por la habilidad de los peronistas que consiguieron hacer pensar que en verdad fue obra de los “neoliberales” y de los banqueros, pero de ser así ya hubieran procurado ayudar más a los perdedores.
El doble discurso típico de los populistas, que hablan como si fueran izquierdistas pero actúan como derechistas, es la razón por la que en nuestro país no se dan partidos grandes de ideología comprensible que sean equiparables con los europeos. […] Lo entienda Kirchner o no, el peronismo, un movimiento que se las ha arreglado para ubicar a sus partidarios en casi todos los espacios ideológicos concebibles y que ha hecho más que cualquier otro por crear la Argentina actual, es inseparable del status quo, de suerte que sería poco razonable esperar que se transformara en una fuerza genuina de centroizquierda que no podría sino priorizar la des-peronización del país. (Derecha e izquierda, 2005, p. 12.).
Como puede verse en el editorial de LM extractado más arriba, desde un re-acomodamiento editorial ante los cambios sociales que acompañan los tiempos políticos, la operación de “inversión” ideológica mencionada evidencia la compleja potencialidad de toda representación, imaginario o esquema cognitivo generalizado: se recupera la idea de “igualdad” asociada al programa político de la izquierda y desde esta parte del modelo, se trata de despegar la imagen de Kirchner de una tradición política de izquierda re-insertándola en una tradición de derecha. A partir de la referencia a E. Duhalde, como presidente anterior y exponente de un peronismo de “doble discurso” criticado por “populista” y “demagógico” (paradójicamente términos que antes fueran aplicados a la izquierda), se vuelve posible asociar esta herencia al peronismo en general y al kirchnerismo en particular, “ajustando” un esquema ideológico a los nuevos tiempos.
Desde una visión de conjunto de los diarios analizados, la relativa homogeneidad verificada en el ritmo de sus coberturas electorales guarda profundas implicancias teóricas y metodológicas. Por un lado, ante la crisis de mediación de las instituciones tradicionales y un proceso de mediatización social que incluye una creciente autonomización de los medios como espacio de traducción y legibilidad de lo político, esta tendencia al discurso masivo monolítico operaría reduciendo la complejidad y pluralidad como condiciones de sustentabilidad democrática. Por otro lado, respecto de las condiciones socio-políticas específicas en que se produce y reproduce esta homogeneidad rítmica de la cobertura electoral estudiada, destaco la coincidencia de todos los diarios durante cada proceso abordado en la edición del “día después”, como momento de mayor densidad discursiva y que concentra el máximo esfuerzo interpretativo. Con base en el análisis de la cantidad de menciones de la izquierda y atendiendo a los momentos específicos de la campaña donde ésta se vuelve noticia, observo que el espacio informativo ocupado por esta alternativa se ha mantenido escasamente alrededor de 15 (quince) menciones/noticias. Procurando aportar precisiones cualitativas sobre esta sistemáticamente reducida cobertura, el estudio de la agenda de la prensa durante los días en que se registran tales concentraciones aporta profundidad al análisis. Así, en el trabajo de conexión discursiva entre cantidades y calidades de las menciones noticiosas, encuentro que los picos se circunscriben a la semana de la elección —dado que la izquierda no es frecuentemente mencionada ni antes ni después dentro de la fase intensiva de la cobertura electoral— y en cuanto a las temáticas referidas, aún con distinto tono, advierto que éstas convergen en sendas críticas post-electorales a su validez como alternativa no sólo electoral sino política. Así en el 2001 predomina el alivio de LM por los buenos resultados electorales de las propuestas racionales ante la amenaza de una izquierda populista y demagógica, junto a la crítica a su fragmentación y debilidad partidaria publicada por LN a pesar de su triunfo electoral en Capital Federal; mientras en el 2003 y luego de la ola noticiosa sobre la violencia pre-electoral de la izquierda identificada por LM, se registran editoriales de LN sobre la sensatez de la sociedad argentina que se corrió al centro y notas de análisis de LV destacando un pobre y errático desempeño electoral de sus fuerzas políticas.
Específicamente en cuanto al refuerzo de estereotipos sociales desde las opciones informativas, he ensayado una conexión entre variantes del ACD vinculadas a una psicología del texto, atentas a las implicaciones sociocognitivas de los productos informativos (van Dijk, 1997; 2003) y enfoques que desde la sociología de la cultura estudian los mecanismos ideológicos operativos en las construcciones simbólicas (Thompson, 1993/2006). Este cruce analítico, me ha permitido reconocer en los textos ciertas estrategias de lectura de la prensa que denotan un interés periodístico, no sólo comercial-informativo sino también político-performativo. Asimismo, a nivel empírico el caso de la LM da cuenta de la sensibilidad del posicionamiento editorial de un medio en relación con el contexto, permitiéndome la observación de un tratamiento dinámico en relación con los sucesivos escenarios electorales estudiados. Considerando el papel de otros diarios competidores del mercado así como el carácter de las circunstancias socio-políticas específicas que rodean a cada elección, advierto cómo el tratamiento periodístico de LM muta significativamente: desde la invisibilización en la elección de 1999, donde ignora casi por completo su existencia; pasando por una habilitación direccionada dentro de la cobertura electoral de 2001 y 2003; hasta producirse un giro en su propuesta editorial en 2005, teniendo a una inclusión acorde con los parámetros de relativa visibilización sostenidos por los otros diarios durante los cuatro períodos analizados.
En la elección legislativa de 2001 enmarcada en un contexto de inestabilidad económica y alta incertidumbre política, en el tratamiento de la izquierda por parte de LM observo la construcción de una cadena argumentativa en torno a tres modalidades de operación ideológica descriptas por Thompson (1993/2006): cosificación, fragmentación y unificación. Por un lado, la mitigación de los actores de la izquierda y sus acciones, como estrategia de borramiento emerge combinada con una activación intencionada de su protagonismo, en acciones favorecedoras de atribuciones negativas y de una estigmatización de las figuras asociadas a ellas. Por otro lado y considerando además el papel de mecanismos de pasivización y nominalización en la producción de imágenes eternalizadas y/o naturalizadas (Thompson, 1993/2006), observo además una representación cosificada de personas y procesos eclipsando su carácter contingente o transitorio. Una rotulación de fuerte carga histórica de los políticos de izquierda como “marginales” del juego democrático y la asociación de sus acciones a la repetición de un pasado violento y combativo, alimenta por parte de LM la reproducción de una imagen atemporal y fija de esta fuerza política. En el tratamiento de sus acciones de campaña y resultados electorales, esta imagen es reforzada por el uso alternativo de estrategias de fragmentación y unificación: a una lectura conflictiva y disruptiva de las prácticas políticas de la izquierda como desactualizadas en relación con el campo político vigente, se añade el tratamiento homogéneo de proyectos políticos distintos como parte de un mismo programa obsoleto y opositor.
En la elección presidencial de 2003, noto una continuidad respecto del tratamiento en el año 2001, en el sostenimiento editorial por parte de LM de dos imaginarios contrapuestos: el de una izquierda asociada a populismo-demagogia (y básicamente al pasado) por oposición a un “racionalismo” adjudicado a las posturas de centro-derecha y pro mercado, como presente político condensado en las figuras de R. López Murphy o C. Menem —representantes “racionales” durante 2001—. La articulación y actualización de estos imaginarios, renueva el potencial de sus asociaciones cognitivas y así, durante la semana previa a los comicios, se observa la construcción en LM de una ola noticiosa genéricamente protagonizada por la izquierda. Tales sucesos, alejados de la realidad cordobesa y respecto de los cuáles se verifica que no son referidos ni en esta extensión ni de esta manera en la crónica de los otros diarios (LV y LN), al ser asociados a la violencia de la izquierda como comportamiento natural e histórico, son proyectados sobre la votación inminente en la forma de preocupantes “temores”. Esta materialización discursiva sin duda guardaba una importante carga significativa, dado que el contexto de la elección de 2003 cargaba con la virtual reconstrucción de la institucionalidad representativa cuestionada con los acontecimientos críticos de 2001. Considerando con van Dijk (1997) que la producción de estos miedos podría favorecer una reproducción estereotipada de consensos dominantes entre las élites de poder, contribuyendo a “confirmar” prejuicios predominantes en la sociedad en general, advierto que el considerable grado de indefinición discursiva observado en torno a estos temores podría potenciar su efecto masivo: se trata de amenazas imaginarias, moldeadas desde la inconmensurabilidad y asociadas de manera difusa a la reiteración de un pasado violento, presentificado como retorno siempre posible.
Por último, en el marco de un profundo cambio en la forma y el tratamiento de los contenidos de su propuesta periodística, en la elección de 2005 LM muestra una incorporación de la izquierda al juego político-electoral y por ende al espacio de su cobertura. Desde la perspectiva de la presente investigación se trata de una incorporación no inocente e interpretable como respuesta contextual de LM a su entorno, signada no sólo por intereses de posicionamiento frente a lectores y competidores del mercado informativo, sino también por una re-configuración de los escenarios socio-políticos que sin duda fuerzan a la prensa a un re-acomodamiento de sus perspectivas editoriales. Finalmente, advierto que esta actualización de LM en su tratamiento de la izquierda, si bien muestra un giro significativo respecto de su cobertura electoral 1999-2001-2003, muestra cierta línea de continuidad al adoptar los parámetros cuanti-cualitativos de relativa visualización compartidos por LV y LN.
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