El Espacio Público es un objeto de estudio donde cohabitan teorías del diseño urbano y de las ciencias sociales, disciplinas que establecen distinciones y puntuaciones explicativas que se desprenden más de la especificidad de sus objetos de estudio y de las demandas de acreditación en sus propios campos, que de la realidad integrada de lo socioespacial. Este fenómeno genera una situación paradójica: en la experiencia cotidiana del espacio público resulta muy fácil vivenciar los elementos físicos de la estructura urbana integrados a su dimensión social. Sin embargo, en la investigación y la intervención urbana, resulta enormemente complejo integrar los saberes de los distintos ámbitos de conocimiento.
En la escala de Barrio el Espacio Público, tanto por la recurrencia y el tipo de interacción, como por la homogeneidad y el control que de él hacen sus usuarios, adquiere características particulares (Berroeta, 2007). Las infraestructuras y los espacios públicos en los entornos residenciales son elementos materiales, determinantes del sentido de pertenencia y de vertebración social (Pol, 2002). En estos espacios se desarrolla parte importante de las relaciones sociales de la vivencia comunitaria (de Certeau, Girad y Mayol, 1994/2006; Gehl, 1971/2006; Project for Public Space, 2008). Tal como señala Patricia Safa (2000), las “identidades vecinales” se constituyen a partir de la preservación del lugar de residencia legítima y de la toma de decisiones en el desarrollo, tanto de acciones e innovaciones socio urbanas, como de demandas (preservación, cambio o mejoramiento del entorno) y sus problemáticas (contaminación, inseguridad y distribución desigual de bienes y servicios). Es por ello que, cada vez con más fuerza, se expresa la necesidad de que las políticas de regeneración urbana en esta escala integren ámbitos diversos de conocimiento e incorporen la visión de las comunidades que los habitan.
Un abordaje interdisciplinar, resulta central para minimizar los riesgos de los reduccionismos y de las ingenuidades de lecturas monodisciplinares que tienden a subvalorar o invisibilizar los efectos que determinadas dimensiones tienen sobre otras. Como distintas y distintos autores plantean (Orstein, 2005; Sutton y Kemp. 2006; Uzzel y Romice, 2007) cuando se consigue romper o minimizar las diferencias de procedimiento entre las ciencias sociales, la arquitectura, el urbanismo o el diseño en pos de un proceso común de actividades interdisciplinares el impacto en el desarrollo de proyectos ambientales es muy positivo, tanto en términos de la intervención física como en las comunidades involucradas.
Sin embargo esta colaboración es poco frecuente (Manzo y Perkins, 2006; Berroeta, Vidal y Di Masso, 2008). Existen diversas dificultades para generar este diálogo. Las mentalidades son diferentes en el modo de abordar los problemas, construir los escenarios y procurar las soluciones (Romice, 2005). Por ejemplo, el foco de estudio de la Psicología Ambiental es el micronivel y el meso nivel, en cambio, los planificadores y diseñadores se centran en el exosistema que incluye aspectos físicos y sociales de los escenarios (Churchman, 2002). Los diseñadores son sintéticos y holistas, integran conocimientos de diversas fuentes para entender una unidad específica, están centrados en el futuro, son solucionadores de problemas e implementadores. En cambio, los psicólogos ambientales y los investigadores sociales están centrados en el pasado o presente, son poco dados a realizar síntesis de diferentes dominios, su finalidad es habitualmente teórica y a diferencia de los diseñadores, los investigadores sociales buscan conocer y comprender más que una inmediata aplicación (Altman, 1990).
Este conjunto de diferencias son consideradas en el estudio del complejo persona-ambiente desde lo que Irwin Altman y Barbara Rogoff (1987) denominan una posición transaccional, enfoque que enfatiza el estudio de unidades de análisis holísticas, con fenómenos definidos en términos de aspectos psicológicos, contextuales y temporales inseparables.
Específicamente la perspectiva transaccional plantea que el estudio de las unidades molares debe realizarse en su contexto natural y abordando el fenómeno desde múltiples perspectivas -temporal, físico y psicológico- y múltiples técnicas de diferentes disciplinas. Su finalidad es conocer cómo los aspectos de la unidad transaccional confluyen formando un significado coherente (Werner, Brown y Altman, 2002).
Sin embargo, una de las críticas centrales a este planteamiento (Wiesenfeld, 2001; Sánchez y Wiesenfled, 2002) es la dificultad metodológica para abordar el fenómeno socioespacial desde una mirada interdisciplinar. Uno de los aspectos más complejos en esta tarea es la comunicación (Uzzel, 2005). Para Gleice Azambuja, (1997) una de las dificultades consiste en el tipo de lenguaje utilizado. Mientras las disciplinas del diseño recurren al lenguaje gráfico, las ciencias sociales analizan aspectos subjetivos implicando aspectos verbales y comportamentales no codificables directamente. En nuestras experiencias de trabajo interdisciplinar en procesos de regeneración en la escala de barrio, hemos constatado lo complejo que resulta traducir y sintetizar los resultados que cada profesional construye, tanto por el tipo de lenguaje como por la orientación metodológica seguida (Berroeta y Rodriguez, 2010; Vidal, 2008)
Desde esta posición transaccional, el objetivo de este artículo es presentar una estrategia de análisis multimétodo que integra un trabajo de espacialización gráfica de resultados, como una tentativa de acercar los lenguajes gráficos y textuales. Tomamos referencias del diseño urbano, la arquitectura, la antropología y la psicología ambiental para construir una propuesta de producción de datos cualitativos que se integran en un procedimiento de referenciación espacial.
El procedimiento metodológico consistió en una aproximación cualitativa en la que se triangularon diversas técnicas de producción de datos: análisis documental, observación y entrevistas biográficas referenciadas a imágenes aéreas, cuyos datos en su conjunto fueron analizados según el esquema metodológico propuesto por la Grounded Theory (Strauss y Corbin, 2002) y procesados en los programas Atlas/ti y Arcgis.
Esta estrategia es parte de la aproximación metodológica de una investigación que exploró la relación que se produce entre las características físicas, los usos y la construcción de significados del espacio público en la escala de barrio. En este escrito se reporta y analiza sólo la propuesta multimétodo de este estudio.
El estudio de las características espaciales de un territorio urbano es en sí una tarea compleja. Más allá de la catalogación de edificaciones y la cuantificación de espacios, se trata de aprehender un objeto escurridizo que a pesar de su evidente materialidad es eminentemente social.
Tomando como base la distinción de Harold Proshansky, William Ittelson y Leanne Rivlin (1970) respecto a las metodologías que abordan el complejo persona-ambiente, Hartmut Günther, Gleice Elali y José Pinheiro (2004) identifican tres tipos de orientaciones metodológicas: las orientadas a las personas, las orientadas al ambiente y las orientadas a la transacción entre persona ambiente, según sea el énfasis de lo que se busca conocer.
Las técnicas metodológicas utilizadas por los diseñadores suelen ser de orientación al ambiente y del tipo cualitativas. Según Mark Francis (2003) las técnicas más recurridas han sido el análisis documental, la observación, el mapeo conductual, las entrevistas, las autobiografías ambientales, las técnicas participativas, el análisis fotográfico y la Georeferenciación. A diferencia de éstas, para Esther Wiesenfeld (2001) las técnicas utilizadas por la Psicología Ambiental están orientadas a la persona y son del tipo cuantitativas, principalmente encuestas y cuestionarios. Sin embargo en una reciente revisión de la investigación producida en los últimos cuarenta años sobre place attachment, Maria Lewicka (2011) da cuenta de varios ejemplos de abordajes cualitativos, que utilizan entrevistas, fotografías, dibujos, mapas e incluso, propuestas multimétodo. En esta misma orientación a la persona, otras y otros autores provenientes de distintas disciplinas sociales han utilizado técnicas cualitativas como la observación y las entrevistas en profundidad (Lofland, 1971; Goffman, 1971/1979; Delgado, 1999, 2007; Flick, 2002/2004; Low, 2000; de Certeau, Giard y Mayol, 1994/2006; Gustafson, 2001; Manzo, 2003).
La orientación transaccional se centra en los procesos de interacción persona/ambiente y se caracteriza por ser una aproximación multimétodo, que suele triangular técnicas. Desde esta orientación en el diseño urbano se han desarrollado experiencias que en su mayoría se enmarcan en el movimiento denominado “Nuevo Urbanismo” o en el Diseño Comunitario, y cuya principal estrategia es el uso de técnicas que permitan la participación activa de las comunidades en el diseño y gestión de sus entornos (Gifford, 1997; Romice & Frey, 2003; Romice, 2002; Sanoff, 2000; Uzzell & Romice, 2007).
Otro aspecto que ha sido abordado, tanto por diseñadores como por psicólogos ambientales, es el estudio de la relación entre los usos de los espacios y la calidad o el tipo de diseño constructivo. Enfoques como el Diseño Social (Sanoff, 2000; Toker, 2007), la Sintaxis Espacial (Peponis & Wineman, 2002) o la Evaluación Postocupacional (Churchman & Ginosar, 1999; Zeisel, 1980; Zimring, 2002) son algunos de ellos. Aunque por lo general se refieren a espacios cerrados, existen aplicaciones en medios abiertos (Cooper & Francis, 1998) y barrios (Churchman & Ginosar, 1999). En estos enfoques se analiza el binomio sujeto-espacio, de manera individual o colectiva, buscando establecer conclusiones sobre las características del diseño constructivo y la ocupación de los usuarios.
En esta misma dirección, se ha analizado la función que cumple el diseño (calidad y características físico-espaciales) y las formas de uso (Gehl, 1971/2006) en el espacio público. Por ejemplo, Olga Segovia y Guillermo Dascal (2000) identifican cuatro tipos de espacio público según determinadas combinaciones entre estas variables: Alta calidad y uso intensivo, Baja calidad y uso intensivo, Baja calidad y poco uso y Alta calidad y poco uso, cada una de ellas con diferentes implicaciones para la intervención.
Tomado en consideración estos antecedentes fijamos nuestra aproximación metodológica desde una orientación transaccional y cualitativa. Se optó por un enfoque cualitativo, en tanto dicha elección es coherente con el proceso de reflexión epistemológico transaccional, pues tal como señalan Steven Taylor y Robert Bogdan (1984/1992), la metodología se define simultáneamente tanto por la manera cómo enfocamos los problemas, como por la forma en que les buscamos respuestas a los mismos. Nuestro interés es conocer las características específicas que constituyen el espacio público en un barrio, para lo cual consideramos imprescindible poner en diálogo distintas dimensiones (históricas, físicas, sociales y simbólicas) del territorio, integrando la subjetividad de los actores y la del propio investigador.
En la investigación cualitativa, nos señala Esther Wiesenfeld:
[se] reivindica una forma de relación investigador/a-informante, en la que las experiencias de vida de los informantes y los significados que les asignan se reportan en un clima de horizontalidad, donde prevalece el respeto mutuo, el diálogo reflexivo y se acepta el involucramiento de la subjetividad del/la investigador/a en dicho proceso (Wiesenfeld, 2000, p. 6).
Por tanto, la subjetividad y la intersubjetividad se conciben como los medios e instrumentos para comprender de manera más pertinente las realidades humanas.
Dentro del conjunto de metodologías que se adscriben al enfoque cualitativo, optamos por seguir el modelo de la grounded theory, (Glaser y Strauss, 1964). La decisión de utilizar esta particular perspectiva metodológica, responde a dos cuestiones: la primera y más significativa, es que nos permite alcanzar una explicación teórica de la relación entre las características físicas del barrio, los usos y las prácticas de sus habitantes en el espacio público, que es el objetivo general de la investigación de la cual se reporta aquí sólo el procedimiento metodológico. Una segunda cuestión, es que la teoría fundada es un tipo de análisis cualitativo que permite utilizar distintos tipos de datos, sea cuantitativos o cualitativos (Glaser, 1992). En el caso de esta investigación se utilizaron una diversidad de fuentes, que se adecuan a la complejidad del objeto de investigación y a las múltiples dimensiones que se quieren abordar, para lo cual se incorporaron diversos procedimientos y niveles de análisis en cada una de las etapas de la metodología: codificación abierta, codificación axial y codificación selectiva.
Como el objetivo de este texto es presentar el enfoque multimétodo que se siguió y en especial la propuesta de espacialización para el análisis del espacio público en la escala de barrios, nos abocaremos a describir el procedimiento metodológico dejando para un texto futuro la presentación del modelo teórico resultante de la investigación general. Creemos que esta estrategia metodológica puede contribuir a las iniciativas de estudio interdisciplinar y servir como soporte para facilitar el diálogo entre los profesionales que colaboran en procesos de regeneración en la escala de barrio.
El programa de doctorado en Espacio Público y Regeneración Urbana y el Centro de Investigación Polis de la Universidad de Barcelona, marco socioinstitucional en que se inscribe este trabajo, han planteado tanto en sus objetivos como en su quehacer investigador la necesidad de abordar y comprender interdisciplinarmente los procesos de regeneración urbana y desarrollar estrategias de participación ciudadana. Con este objetivo se han llevado a cabo diversas investigaciones aplicadas por equipos multidisciplinares en la línea de investigación Arte Público y Participación Ciudadana, una de ellas es la que desde el año 2004 se viene desarrollando en el barrio Barcelonés de Baró de Viver1. Es en este marco que los autores se abocan a explorar, analítica y empíricamente, la acción de las personas y su vinculación con el diseño urbano en este barrio.
El barrio Baró de Viver es parte de Sant Andreu, 9º distrito municipal de la ciudad de Barcelona, se ubica al Este de la ciudad en la frontera con Santa Coloma de Gramanet, con una superficie de 11,1 hectáreas y con una población de 2.357 personas, según la Guía de estadística del Ayuntamiento de Barcelona (2006). Se trata de un Barrio aislado, que ha estado delimitado por diversas infraestructuras físicas, y que ha sido objeto de sucesivos procesos de transformación urbana. Su origen se remonta al año 1929, fecha en que se construye el primer asentamiento, en el marco de una solución habitacional para el barraquismo de la época denominado las casas baratas, posteriormente en el año 1958 se construye un polígono de viviendas en altura y en el año 1985, producto de la aluminosis que afecta al polígono, se inicia el derribo de las viviendas y la construcción de nuevos edificios que terminan de entregarse en el año 1999. En la imagen siguiente se aprecia las tres formas urbanas que ha adoptado el barrio a lo largo de su historia.

Figura 1
Tres periodos urbanísticos del barrio Baró de Viver. Fuentes: imágenes adaptadas de fotos aéreas 1929 – 1958, cedidas por la Asociación de Vecinos Pi i Margall, e imagen Google Earth (s/f)
En este apartado nos abocaremos a describir cada una de las diversas técnicas utilizadas, presentando una breve síntesis de sus características centrales y su pertinencia para el análisis espacial, además daremos cuenta del modo específico en que fueron aplicadas, el procedimiento de análisis que seguimos para construir la espacialización y expondremos las principales imágenes resultantes.
El análisis documental con frecuencia es reseñado como el punto de entrada al espacio de investigación, que posibilita tanto, la generación del encuadre necesario para que el investigador se adentre informadamente al territorio de estudio, como el análisis de dimensiones sociales, históricas y físicas que inciden en el objeto de investigación (Sandoval, 1997; Flick, 2002/2004). En nuestro caso esta técnica se utilizó para llevar a cabo el estudio del territorio, adaptando la metodología propuesta por Antoni Remesar (2004) para el análisis de los núcleos históricos en la escala de barrio. Se trata de un análisis de barrio a partir de sus características morfogenéticas y de la evolución de su estructura y de su trama urbana, para conocer las posibilidades de cambio y pertinencia, considerando las dimensiones económico- sociales de su entorno.
Por Material Documental se entendió la:
amplia gama de registros escritos y simbólicos, así como cualquier material y datos disponibles. Los documentos incluyen prácticamente cualquier cosa existente previa y durante la investigación (...) los datos obtenidos de los documentos pueden usarse de la misma manera que los derivados de las entrevistas o las observaciones (Erlandson, Harris, Skipper y Allen, 1993, p. 99).
Se utilizó todo aquel material escrito al que se tuvo acceso, que se relacionara con la estructura de las características físicas del territorio, la estructura de la sociedad que habita el territorio y la evolución del territorio en su dimensión física y social.
El análisis documental se desarrolló en cinco etapas. En la primera, se realizó el rastreo e inventario de los documentos existentes y disponibles; en la segunda, se hizo una clasificación de los documentos identificados; en la tercera, se hizo una selección de los documentos más pertinentes para los propósitos de la investigación; en la cuarta, se realizó una lectura en profundidad del contenido de los documentos seleccionados, para extraer elementos de análisis y consignarlos en "memos" o notas marginales para registrar los patrones, tendencias, convergencias y contradicciones; finalmente, en el quinto paso, se realizó una lectura cruzada y comparativa de los documentos en cuestión, sobre los hallazgos previamente realizados, para construir una síntesis comprensiva (Sandoval, 1997).
Las fuentes consultadas fueron: Archivo Municipal, Archivo Urbanístico de BCN, textos producidos por la AAVV PI i Margall, Prensa y Bibliografía.
El resultado de esta fase fue un documento descriptivo de la estructura física del territorio (edificaciones, calles, espacios libres, mobiliario urbano, arborización, etc), de la estructura social que habita el territorio (sistematización datos de tipo socio demográfico y aspectos de organización social) y la evolución territorial en su dimensión física y social (descripción de las trasformaciones urbanas desde la mitad del s. XIX a la fecha)
Esta técnica de producción de datos nos permitió analizar los parámetros de la estructura espacial del barrio, a partir de la lectura de los diferentes planes de reforma urbanística, lo que por una parte, nos proveyó de datos para relacionar las características de los espacios físicos con los significados construidos por los habitantes del barrio y por otra, comprender las transformaciones que han afectado al territorio y su vinculación con el contexto más amplio de la ciudad.
El análisis de las características físicas del espacio público del barrio se llevó a cabo, a través de la observación estructurada del territorio de estudio, a partir de una serie de criterios contenidos en lo que denominamos “pauta de evaluación física de espacio público en la escala de barrio”.
Se elaboró un conjunto de indicadores para los criterios de observación del espacio público del barrio, considerando diversas propuestas de evaluación y diseño para el espacio público, a saber: elementos de correspondencia entre funciones y usos espaciales (Zeisel, 1980; Zimring, 2002; Churchman & Ginosar, 1999); pautas para el diseño de entornos vitales (Bentley, Alcock; Murrain, McGlynn y Smith, 1999); criterios para el diseño urbano (López, 1999); elementos de diseño para la defensa de la intimidad y la estimulación de relaciones comunitarias (Chermayeff y Alexander, 1964); How to turn a place around (Project for Public Space, 2008); Designing for user needs (Francis, 2003); Making public space (Carr, Francis, Rivlin y Stone, 1995); guía de evaluación de proyectos de espacio público (Brandao, Aguas y Carrelo, 2002). Esta propuesta2 fue sometida a un proceso de validación de expertos (16 arquitectos/as y 4 psicólogos/as Ambientales). Finalmente la pauta quedó conformada por 5 criterios generales y 37 subcriterios específicos, que se presentan a continuación:
Permeabilidad y Accesibilidad: el número de rutas que permiten ir de un sitio a otro y su grado de visibilidad. Vínculos que conectan con la ciudad y vínculo con áreas adyacentes (permeabilidad a escala ciudad y local). Facilidad de circulación dentro y a través del espacio, así como, con otros espacios. Alineamiento de los elementos en los espacios de circulación, existencia de patrones estandarizados de colocación de mobiliario y eliminación de obstáculos. Accesibilidad para personas con movilidad reducida y dificultades visuales.
Conformada por 11 Subcriterios: 1) Tamaño de las manzanas y su facilitación en la conexión de espacios, 2) Dimensión de calles, uso peatonal interno y automovilístico perimetral, 3) Rutas de acceso con el resto de la ciudad y la conexión peatonal, viaria y visual con el entorno inmediato, 4) Vías de acceso del Espacio Analizado, 5) Barreras visuales en el Espacio Analizado, 6) Observación de las vías de acceso desde el Espacio Analizado, 7) Observación del entorno colindante desde el Espacio Analizado, 8) Elementos visuales y arquitectónicos que dificultan el desplazamiento, 9) Funcionalidad de las Superficies para diversas necesidades de desplazamiento, 10) Correcta Implantación del mobiliario y arborización, y 11) Presencia de mobiliario e infraestructuras adaptadas.
Legibilidad: comprensión de la distribución del espacio y sus funciones. Recorridos (canales de movimiento); nodos, puntos focales de cruces de recorrido; hitos, puntos de referencia local; bordes, elementos lineales de demarcación. Simbología del espacio. Conformada por 7 Subcriterios: 1) Definición de los límites del barrio, 2) Comprensión general del espacio, 3) Definición de límites del espacio analizado, 4) Tratamientos formales de continuidad espacial (pavimentos, fachadas, elementos urbanos), 5) Legibilidad de las funciones públicas en el espacio, 6) Tratamientos formales de continuidad (pavimento y mobiliario), y 7) Existencia y visibilidad de hitos urbanos.
Variedad: variedad y formas de interacción entre actividades, variedad de formas y coherencia con el entorno. Conformada por 4 Subcriterios: 1) Variedad de zonas con usos específicos proyectados, 2) Variedad de pavimentos, 3) Variedad de formas constructivas, y 4) Congruencia entre formas constructivas.
Seguridad: seguridad peatonal; seguridad Viaria; creación de espacios defensivos; presencia de bordes y estructuras peligrosas. Respuesta del espacio en situaciones de emergencia. Con 5 Subcriterios: 1) Posibilidad de ser visto en el espacio analizado, desde diversos puntos, 2) Posibilidad de ver hacia las vías de salida del espacio, 3) Presencia de infraestructuras (rincones) que obstaculizan el control visual del entorno, 4) Características de la Iluminación, y 5) Mantenimiento del mobiliario e Infraestructuras.
Confort y Cualidad del Espacio: la conservación, el mantenimiento de los diversos elementos del espacio urbano, así como la comodidad y el atractivo estético que ofrece. Compuesto por 10 Subcriterios: 1) Relación sol y sombra, 2) Calidad acústica, 3) Funcionalidad del mobiliario y pavimento, 4) Atractivo del mobiliario, 5) No existencia de focos de polución, 6) Protección de vientos, 7) Cuidado de árboles y jardines, 8) Separación entre espacio público y espacio privado, 9) Mantenimiento del mobiliario, 10) Cualidades estéticas del paisaje urbano.
El proceso de observación se realizó en dos momentos, una primera fase de observación sobre los planos urbanísticos del barrio, que en rigor es parte del proceso de análisis documental, con el objeto de observar cómo se presentan estos criterios en la escala distrito y barrio. Posteriormente se realizó una observación directa en los distintos espacios del barrio. La realización de esta observación estructurada se hizo sobre la totalidad de las calles y plazas del barrio. Se confeccionó una ficha descriptiva en la que se consignó una descripción de las condiciones específicas que se observaron en cada espacio por cada uno de los 37 subcriterios, asignándoles, a modo de síntesis, una valoración cualitativa en torno al logro o no de las condiciones ideales de cada subcriterio: adecuado, regular e inadecuado.
Una vez confeccionada la totalidad de las fichas para todos los espacios públicos del barrio, se procedió a espacializar los resultados. Se dibujó sobre la imagen aérea de Baró de Viver los ejes viales y las plazas según el ancho de cada eje (superficie que representa el espacio en la imagen), se calculó el área de influencia de ellos, para así obtener la cobertura de calles y plazas, con este resultado se ingresaron las observaciones de terreno por cada categoría, asignándoles un valor numérico que oscila entre 3 y 1 según corresponda a los valores: Adecuado, Regular, Inadecuado. Esto permitió generar un mapa temático de tres colores que sintetiza el resultado del análisis. Para generar la síntesis de la variable Caracterización del Espacio se realizó un análisis multicriterio, utilizando el formato Raster de análisis de superficies del módulo de Análisis Espacial del software ArcGis 9.33.
Se elaboraron: 42 mapas para cada una de las calles e igual número para las plazas, uno por cada subcriterio más un mapa de síntesis general por cada criterio; 5 mapas de síntesis por cada criterio evaluado para el barrio, incorporando calles y plazas; y un mapa final de evaluación general del barrio. A modo de ejemplo se muestran los mapas de síntesis de calles y plaza, y el mapa de síntesis general del barrio para todas las variables de caracterización del espacio (imágenes 2 y 3).

Figura 2
Síntesis de Caracterización del espacio en Calles y Plazas. Fuente: elaboración propia a partir de Google Earth (s/f).

Figura 3
Síntesis general de caracterización del espacio. Fuente: elaboración propia a partir de Google Earth(s/f).
A través de un análisis multicriterio de ponderación de las subvariables consideradas en el análisis de Caracterización del espacio, se obtuvo este mapa de síntesis.
En esta imagen de integración de variables se muestra que los lugares más inadecuados del barrio son las calles Santa Coloma, Quito y Tucuman, junto a la plazuela Saviò, la Plaza Veracruz y el Parque Salón. Mientras que los lugares más adecuados son las calles Ciudad de Asunción, Clariana, Tiana-Caracas, las plazuelas Clara y del parlamento y la plaza Pilar Miró con la Losa.
El tipo de observación que se utiliza en el enfoque de investigación cualitativa se distingue de su versión cuantitativa, por el tipo de estrategia de observación, si es participativa o no; por el grado de estandarización del proceso en cuanto a los criterios de constitución de las categorías a observar; y por el grado de control que el investigador tienen sobre la situación observada (Montero, 2006).
La observación no participante estructurada es el tipo de observación que se abstiene de intervenciones en el campo, con el objeto de no influir en el discurrir habitual de los acontecimientos. Como señala Uwe Flick (2002/2004):
Esta forma de observación es un enfoque para el campo observado desde una perspectiva externa. Por tanto, se debería aplicar especialmente a la observación de los espacios públicos, en los que el número de miembros no se puede limitar o definir (Flick, 2002/2004, p. 154).
Se trata de una observación sistemática de tipo naturalista (Anguera, 1978) de los comportamientos, usos y desplazamiento en el espacio público del barrio.
La aplicación de esta técnica consistió en la observación in situ por parte de los investigadores del conjunto de acciones realizadas por los usuarios del espacio público del barrio. Se realizaron observaciones de entre una hora y hora y media cada vez, distribuidas en tres momentos del día: mañana, medio día, tarde, en días laborales y fines de semana durante las estaciones del año, verano, otoño e invierno.
El protocolo de recogida de datos de cada observación se realizó mediante un cuaderno de campo siguiendo los criterios considerados por la matriz de Mapeo conductual propuesta por Ombreta Romice y Hildebrand Frey (2003) y en que se registró, según las recomendaciones propuestas por José Olabuénaga y María Ispizua (1989) los siguientes contenidos: fecha, título de la observación referido al escenario concreto de observación, descripción de lo observado, detalles de accesorio y contexto, comentarios y registro de observaciones del investigador. Se realizaron 48 sesiones de observación, distribuidas según lo planificado en las estaciones de verano, otoño e invierno.
Una vez realizada la trascripción de las observaciones, el primer proceso de codificación que se realizó siguió un proceso de codificación deductivo (top-down) que consistió en determinar categorías o códigos previos, a partir de las cuales se llevó a cabo la identificación de las unidades de significado; se utilizó la tipología de usos del espacio urbano propuesta por el arquitecto danés Jan Gehl, (1971/2006). Este autor plantea la existencia de tres tipos de actividades que se realizan en el espacio urbano: las actividades necesarias que corresponden a las acciones que tienen un fin instrumental o funcional, las actividades opcionales que son aquellas que se llevan a cabo de manera voluntaria, y las actividades sociales que se realizan en interacción con otras personas, a su vez este tipo de actividades se dividen en los subtipos: caminar, estar de pie, sentarse y jugar.
El proceso de análisis que aquí presentamos, corresponde a la espacialización de las observaciones, cuya finalidad es mostrar los resultados de manera sintetizada y simple en mapas temáticos.
La espacialización se llevó a cabo mediante el software de georeferenciación ArcGis 9.3, específicamente el procedimiento realizado fue la construcción de una cobertura digital de datos territoriales, que corresponde a una matriz de datos que contiene la información espacial asociada a lo que se representa en el mapa. La cobertura trabajada en esta fase corresponde a la asociación de las actividades identificadas mediante las sesiones de observación y los espacios del barrio donde estas tienen lugar.
Para la espacialización de acuerdo a los usos de la estación del año de los espacios de barrio se utilizaron los siguientes criterios: a) Predomina la actividad observada que más se repite en un mismo espacio, b) Predominan las categorías de más de una actividad dentro de su tipo en un mismo espacio, c) En la observación de no actividad predomina cualquier categoría de Gehl identificada en el mismo espacio, d) Sobre la actividad de baja frecuencia o inexistente, predomina la categoría de Gehl identificada.
Se elaboraron tres mapas de síntesis de la totalidad de observaciones realizadas por cada estación del año y un mapa de síntesis general que se presentan en las imágenes 4, 5, 6 y 7.

Figura 4
Usos del espacio público en invierno. Fuente: elaboración propia a partir de Google Earth (s/f).

Figura 5
Usos del espacio público en otoño. Fuente: elaboración propia a partir de Google Earth (s/f).

Figura 6
Usos del espacio público en verano. Fuente: elaboración propia a partir de Google Earth (s/f).

Figura 7
Usos del espacio público, síntesis anual. Fuente: elaboración propia a partir de Google Earth (s/f).
El método biográfico se caracteriza por explorar mediante narraciones el desarrollo, los episodios y el transcurrir de la vida de una persona o de los miembros de un grupo o comunidad, reflejando no sólo efemérides sino la cotidianidad, los sentimientos, las creencias y las relaciones entretejidas entre lo individual y lo sociocultural. Es un método centrado, por definición, en el relato de carácter narrativo y de orden cualitativo. (Montero, 2006).
Daniel Bertaux (1999) distingue los términos Relato de Vida e Historia de Vida, señala que el primero se refiere a la narración que hace un sujeto de su propia experiencia, mientras que Historia de Vida corresponde al estudio de caso sobre una persona determinada, lo que incluye no sólo su propio relato sino otro tipo de fuentes. El relato de Vida, trata de aspectos específicos o episodios de las vidas de las personas relacionados con ciertas cuestiones sociales o de la comunidad en particular que tienden a ser semidirigidos por quien investiga. Por tal razón, la entrevista biográfica o relato de vida hace cortes en la historia personal del sujeto. Es una exploración breve, abierta en la extensión de las respuestas que entregue el narrador o narradora y semidirigidas por el investigador a partir de preguntas sobre aspectos de la vida de la persona informante. La persona narra su vida, pero lo hace a partir de una perspectiva particular determinada por el problema de investigación. Harry Hermanns (1995) sintetiza el proceso de la siguiente forma:
En la entrevista Narrativa, se pide al informante que presente la historia de un área de interés, en la que participó el entrevistado, en una narración improvisada... La tarea del entrevistador es hacer que el informante cuente la historia del área de interés en cuestión como un relato coherente de todos los acontecimientos relevantes desde principio hasta su final. (Hermanns, 1995, citado por Flick, 2002/2004 p. 183).
La entrevista comienza con una pregunta generadora que busca estimular la narración y encuadrarla dentro del tema de estudio, a continuación el entrevistador realiza una serie de preguntas que le permitan clarificar o profundizar sobre aspectos específicos que no hayan sido abordados con acuciosidad o que le interese conocer. Por último, se termina el proceso con una fase de balance en la que el entrevistador puede realizar preguntas de orden teórico explicativo y/o de balance de la historia.
Esta modalidad de entrevista, permite en un relato abierto ir reconstruyendo cronológicamente las experiencias de vinculación con el entorno y el modo en que son construidos y elaborados determinados hitos espaciales, colectivos y personales en los participantes. De tal modo que se pueda identificar aquellos contenidos afectivos, simbólicos e intersubjetivos, asociados a la significación espacial, que marcan las trayectorias de vida en el barrio.
Con el objeto de facilitar la ubicación espacial de la narración, se implementó en las entrevistas un procedimiento que hemos llamado de Referenciación Espacial de los Relatos. Para construir este procedimiento se consideró en primer lugar la metáfora de la mirada cenital propuesta por María Gisela Escobar (2009), a través de la cual condensa la idea de una visión vertical en altura que provee una imagen de la ciudad que no incorpora las prácticas cotidianas y que intenta abarcar el territorio en su conjunto simulando un mundo a escala. Recurriendo a esta figura optamos por utilizar fotografías aéreas a una escala que no permite la visualización de detalles justamente para provocar esta ausencia de lo cotidiano, de tal forma que cada entrevistado despliegue su propia experiencia en la imagen que les entregamos. Para esto consideramos la técnica de Mapeo Cognitivo (Lynch, 1970/1998; Cullen, 1974) que pone un especial énfasis en el lenguaje gráfico, entregando un papel activo al sujeto quien es llevado a diseñar/diagramas/describir su ambiente (Gleice, 1997) y la técnica de Mapeo Comportamental (Ittelson, Proshansky, Rivlin & Winkel, 1974), que permite relacionar directamente ambiente y comportamiento en función del tiempo y que consiste en una representación gráfica de actividades de las personas en un determinado espacio en estudio, para indicar sus comportamientos en relación a la localización en que ocurren (Günther, Elali & Pinheiro, 2004, p.5).
Se solicitó a cada entrevistado que durante el desarrollo de la entrevista fuera marcando en una foto aérea del barrio todos los espacios mencionados durante la entrevista. A cada espacio se le asignó un número que era consignado en la grabación de audio. A cada entrevistado, dependiendo de su tiempo de residencia en el barrio, se le entregó una o dos imágenes aéreas del barrio, que representan la estructura urbana del periodo 1958-1985 en una imagen del año 1985 y la situación actual del barrio en una imagen del año 2008, ambas en una escala 1:800 impresas en un formato DIN A3.
A modo de ilustrar el procedimiento, presentamos las imágenes (8 y 9) resultantes de una entrevista, acompañadas de unos breves extractos de la transcripción:

Figura 8
Imagen resultante entrevista N° 12. Fuente: Instituto cartográfico de Catalunya (1985).

Figura 9
Imagen resultante entrevista N° 4. Fuente: Google Earth (s/f).
toda la vida este barrio tuvo un centro social (2) que era una manzana entera, un espacio e incluso vallado, donde todo el mundo se relacionaba, se podían proponer actividades de todo tipo… para toda clase de personas, ya que incluso el casal de avis estaba dentro, ehhh… la zona deportiva estaba dentro, los locales para hacer actividades están dentro, había un bar dentro… todo estaba centralizado en un centro cívico
Los lugares más importantes del barrio donde la gente participaba por esa época eran el centro social (2), la escuela (4) y el campo de futbol (9) Si, si e incluso los mayores…. Me acuerdo que la escuela tenía… El colegio tenía una actividad…. Era un día especial que lo dedicaba a los ancianos…
los vecinos cada uno se buscan su pequeña parcelita para convivir con las amistades y tal, veras tu como te dije el otro día, la tutifruti o las fonts (3) (misma plaza) las señoras que están ahí en el interior se reúnen ahí, a no sé que venga alguien de afuera, cuando salen de sus casas ahí entablan conversación con sus vecinos y así, cada uno está buscando su eso … no. La gente de aquí (4) de campins, de este bloque vienen a la plaza de aquí (2) (Entrevistado Nº 12, entrevista personal, 19 de septiembre de 2008)4.
La que está muy bien es esa, la nueva plaza que han hecho, la plaza pilar miró (5) la gente va mucha gente ahí, por qué …porque como tenemos este bloque de aquí, este y este también, que son los más cercanos entonces participan más aquí en este caso (flechas en el mapa). (Entrevistado Nº 4, entrevista personal, 04 de septiembre de 2008).
El procedimiento de aplicación se realizó en sesiones de entre una hora y una hora y media cada vez, se realizaron en diversas dependencias, todas pertenecientes a las entidades del barrio en condiciones de confort y tranquilidad. La selección de los participantes se realizó a través de la técnica de “bola de nieve” o “snowball” (Romero, Rodruiguez, Durand-Smith y Aguilera, 2003). Participaron un total de 24 personas.
Una primera acción fue la trascripción de las entrevistas. En esta etapa las entrevistas almacenadas en los dispositivos de almacenamiento masivo fueron transcritos literalmente con el objeto de obtener una reproducción lo más fidedigna posible, rescatando así el contenido y el contexto de la situación de entrevista. Se puso especial cuidado en registrar las indicaciones numéricas y graficas que fueron consignadas en la grabación y que corresponden a la referenciación en el mapa de los acontecimientos y lugares referidos en la entrevista. La transcripción final se acompaña de la imagen resultante en cada entrevista.
El primer proceso de codificación que se realizó siguió una estrategia bottom-up que consistió en identificar en el texto las unidades mínimas de significado para posteriormente agruparlas en unidades más complejas denominadas categorías. En esta primera fase con el uso del software de análisis cualitativo Atlas Ti 5.2 se trabajó sobre las imágenes aéreas originales, asociando a ella las unidades de significado presentes en el relato y los espacios específicos representados en las imágenes trabajadas por los entrevistados. De esta forma se identificaron un total de 42 espacios referidos por los entrevistados (ver imagen N° 10).

Figura 10
Conjunto de espacios referidos por los entrevistados
Como se aprecia en esta networks los distintos escenarios referidos responden a diversos elementos del entorno del barrio, desde infraestructuras monumentales hasta pequeños elementos de detalle urbano.
Posteriormente se seleccionaron todos aquellos espacios cuyas referencias verbales en las entrevistas referirán a contenidos vinculados a aspectos emotivos, de prácticas específicas o de diferenciación espacial (Gustafson, 2001; Manzo, 2005) y que fueran mencionados con el mismo sentido por más de un entrevistado. Siguiendo la literatura especializada se denominó a estos espacios “lugares”. En total se identificaron 22 lugares en el barrio: Anfiteatro, Bares, Blocks, Campo de Futbol, Centro Cívico blocks, Centro del Barrio, Clariana, Cubos de Hormigón, Dispensario, Edificios, Escuela la Esperanza, Llosa, Metro Baro de Viver, Parque Salón, Plaza las Fuentes, Plaza los Pijos, Plaza Parlamento, Plaza Pilar Miro, Plaza Veracruz, Porches, Edificio Salón, Tiendas y Paseo Guayaquil. Elaboramos una descripción de los contenidos asociados a cada lugar, con los respectivos extractos de entrevista y del registro de observación.
La siguiente fase fue la categorización del conjunto de códigos que hacen referencia a un mismo tipo de significado, estableciendo dimensiones y propiedades de cada categoría e identificando los distintos lugares que se le asocian. Se excluyeron de este análisis, todos aquellos espacios que actualmente no existen en el barrio, es decir, todos los lugares mencionados que son anteriores a la reforma interior (1985) y que no permanecen actualmente. De esta forma construimos 6 categorías de lugar, asociadas a sus respectivos espacios en el barrio.
En esta etapa se comienzan a relacionar las categorías entre sí, mediante la identificación de los códigos cercanos o vinculados a más de una cita, en nuestro caso para alguno de los lugares o tipos de lugares identificados. De ésta manera se comienzan a reconocer fenómenos de orden más general que se vinculan mediante el reconocimiento de estas relaciones.
En esta fase el procedimiento contempló el trabajo de diseño gráfico para crear imágenes integradas de los diferentes mapas generados en la etapa anterior, procedimiento que permitió identificar correspondencias espaciales y de contenido entre las categorías. Para el análisis textual de las entrevistas esta vinculación se apoyó, en el uso de networks que facilitaron el proceso de relación mediante la visualización de los códigos y las relaciones en esquemas y mapas conceptuales.
Finalmente se obtienen esquemas o imágenes visuales en los que se resumen las relaciones entre las categorías (ver imagen 11).

Figura 11
Categorías de lugares
Por último se procedió a espacializar los resultados, mediante el uso del software Adobe Photoshop 7.0, para lo cual se elaboró una imagen de cada categoría de lugar identificada, consignando los respectivos espacios que le son asociados y una imagen de síntesis de todas las categorías superpuestas.
El resultado fueron seis imágenes de cada tipo de lugar (imagen12) y una imagen de integración (imagen 13) que permite observar el cruce de las tipologías de significado y los espacios específicos donde se expresan. De esta forma es posible identificar aquellos lugares en los que coexisten más de una de tipología de significado asociado.

Figura 12
Tipos de lugar. Fuente: elaboración propia a partir de Google Earth (s/f).

Figura 13
Síntesis de significados. Fuente: elaboración propia a partir de Google Earth (s/f).
Para dar cuenta del objetivo de este artículo, presentamos a continuación la integración gráfica de resultados y finalmente comentamos algunas de las principales potencialidades, limitaciones y desafíos para futuras investigaciones con abordajes mutimétodo.
Como una estrategia para hacer dialogar las diferentes dimensiones del espacio público en la escala de barrio, descritas de manera independiente en el apartado anterior, se procedió a una segunda fase de análisis. Su objetivo fue establecer relaciones entre las categorías identificadas, a través de un procedimiento inductivo y deductivo, superponiendo las distintas imágenes correspondientes a las tres categorías trabajadas: características físicas, usos y significados espaciales. En base a este recurso se integró el trabajo de análisis textual de la codificación abierta de las entrevistas, procedimiento que permitió identificar las relaciones entre las diversas categorías identificadas con cada una de las técnicas metodológicas utilizadas.
De esta forma se obtuvo una primera imagen (imagen 14) que superpone en una misma gráfica los resultados obtenidos con la pauta de observación espacial y las observaciones no participantes estructuradas, vinculando espacialmente la evaluación de las características físicas del barrio con los usos espaciales identificados.

Figura 14
Relación entre Características Físicas y Usos Espaciales. Fuente: elaboración propia a partir de Google Earth (s/f).
Una segunda imagen (imagen 15) integra los resultados obtenidos con la pauta de observación espacial y las entrevistas narrativas referenciadas, vinculando gráficamente la evaluación de las características físicas del barrio con los significados espaciales asociados a los espacios públicos del barrio.

Figura 15
Relación entre Características Físicas y Significados Espaciales. Fuente: elaboración propia a partir de Google Earth (s/f).
Una tercera imagen (imagen16) integra los resultados obtenidos con las observaciones no participantes estructuradas y las entrevistas narrativas referenciadas, vinculando gráficamente los usos espaciales identificados con los significados espaciales asociados a los espacios públicos del barrio.

Figura 16
Relación entre Usos y Significados Espaciales. Fuente: elaboración propia a partir de Google Earth (s/f).
Finalmente en una cuarta imagen (imagen17) se integran todos los resultados obtenidos de las diferentes técnicas utilizadas, sintetizando y relacionando las características físicas, los usos y los significados asociados a los espacios públicos en el barrio Baró de Viver.

Figura 17
Relación entre Características Físicas, Usos y Significados Espaciales. Fuente: elaboración propia a partir de Google Earth (s/f).
Las imágenes señaladas y especialmente la imagen 17 permiten integrar las distintas fuentes de datos en un mismo proceso analítico. Ligan de manera gráfica las observaciones de los investigadores y las narraciones biográficas de los participantes, asociando de esta manera, espacios físicos concretos con la evolución y construcción en el tiempo de significados y usos espaciales.
Además de la integración de resultados de usos significados y características físicas del espacio público, las imágenes finales son una herramienta para el dialogo interdisciplinar.
Esta síntesis gráfica de técnicas orientadas a las personas y a los ambientes es en sí misma un recurso útil para facilitar el diálogo entre diferentes disciplinas. Cada disciplina por separado (profesiones del diseño urbano y de las ciencias sociales) es capaz de ver, además de su propio objeto de estudio (ambientes físicos y personas), el objeto del otro simultáneamente. Esto puede ser una forma de minimizar las barreras de procedimiento entre las ciencias sociales, la arquitectura, el urbanismo y el diseño como algunos autores plantean (Orstein, 2005; Sutton y Kemp. 2006; Uzzel y Romice, 2007).
Sin embargo, desde las visiones monodisicplinares este recurso gráfico de integración puede no ser plenamente satisfactorio (no contentar ni a unos ni a otros) porque, por sí sólo, no da cuenta de elementos de detalle o matices específicos. Pero estas expectativas pueden cumplirse si se recurre a otros momentos y resultados del proceso metodológico, por ejemplo revisando las fichas descriptivas de la pauta de observación espacial de un lugar específico (ambientes físicos), los registros etnográficos de las formas de uso del espacio público o las categorías de significados asociados a los lugares (personas).
Personas y ambientes físicos, junto a los procesos que los vinculan, son los tres elementos aquí implicados como recoge María Lewicka (2011) utilizando el modelo de Scannell y Robert Gifford (2010). Puesto que las disciplinas del diseño urbano se orientan al ambiente físico mientras que ciencias sociales como la psicología ambiental se orientan a las personas (Manzo y Perkins, 2006) esta estrategia multimétodo permite el dialogo entre ambas orientaciones. En relación a los procesos, el tercer elemento del modelo de Leila Scannell y Robert Gifford (2010), consideramos que la vinculación entre los dos elementos necesariamente requiere de una aproximación transaccional debido a su análisis holístico, de fenómenos definidos en términos de aspectos psicológicos, contextuales y temporales inseparables (Altman y Rogoff, 1987).
Más allá de ser una estrategia pertinente para la investigación interdisciplinar, la combinación de múltiples métodos y técnicas es fundamental en procesos de intervención urbana en la escala de barrio. Pero requiere involucrar necesaria y activamente a la comunidad que habita el territorio, en la línea de lo que plantean Esther Wiesenfeld (2001), Ombreta Romice y Hildebrand Frey (2003).
Algunas consideraciones y desafíos que consideramos pertinentes en experiencias futuras de trabajo multimétodo y en especial en el uso de soportes gráficos, es afrontar las limitaciones de representación que ofrecen los soportes visuales bidimensionales. La legibilidad de las imágenes resultantes es pobre y requiere de un gran tamaño cuando se mezclan simultáneamente tres o más variables de información sobre una misma superficie. Este es un desafío que también nos lleva a preguntarnos ¿en qué medida el propio formato de comunicación científica, a través de revistas impresas o electrónicas (que simulan edición en papel), son medios que permiten una adecuada presentación de este tipo de resultados?
Un segundo desafío es contrastar los resultados de este tipo de trabajos multimétodo con el resultado de análisis unidisciplinares, comparando métodos. Si bien podemos afirmar que las estrategias mixtas enriquecen la discusión interdisciplinar, es necesario indagar los límites y alcances de estas técnicas para satisfacer las demandas del conocimiento disciplinar e interdisciplinar.
Por último, queremos destacar la técnica que llamamos “entrevista narrativa con referenciación espacial de relatos”, recurso que combina mapeo y narración. Esta técnica mezcla, en la propia producción de la información, lo físico (como representación en imagen) y lo textual, permitiéndonos dar cuenta de los tres elementos del modelo de Scannell y Gifford (2010): ambiente, personas y proceso. Dependiendo de la estrategia de análisis que se siga, es posible explorar los significados de las personas, del lugar y los procesos psicosociales subyacentes. Proponemos en futuras investigaciones analizar esta técnica y examinar modalidades grupales de aplicación.
En este texto hemos querido aportar algunos elementos a la discusión de la dificultad metodológica que representa abordar multidisciplinarmente el estudio del complejo persona/ambiente. Sometemos al juicio del lector esta estrategia, de múltiples orientaciones de análisis, que utiliza la síntesis gráfica de resultados, como una modalidad para aproximar los lenguajes y mejorar la comunicación entre las disciplinas involucradas. Con el fin de otorgar consistencia a la propuesta conceptual del enfoque transaccional, consideramos fundamental explorar nuevas posibilidades metodológicas que mejoren la comunicación interdisciplinar y que permitan aplicar auténticos análisis holístas.
Ajuntamiento de Barcelona (2006). Sant andreu en xifres. Barcelona: Ajuntamiento de Barcelona.
Altman, Irwin (1990). Toward a Transactional Perspective: A Personal Journey. En Irwin Altman & Kathleen Christensen (Eds.), Environment and Behavior Studies. Emergence on Intellectual Traditions. Human Behavior and Environment, vol.11 (pp. 225-256). New York: Plenum Press.
Altman, Irwin & Rogoff, Barbara (1987). World views in psychology: Trait, interactional, organismic and transactional perspectives. En Irwin Altman & Daniel Stokols (Eds.), Handbook of environmental psychology (pp. 7-40). New york: Jhon Wiley and sons.
Anguera, María (1978). Metodología de la observación en las ciencias humanas. Madrid: Catedra.
Bentley, Ian; Alcock, Alan; Murray, Paul; McGlynn, Sue & Smith, Graham (1999). Entornos vitales, hacia un diseño urbano y arquitectónico más humano. Barcelona: Gustavo Gili.
Berroeta, Hector (2007). Espacio público: Notas para articulación de una psicología ambiental comunitaria. En Jaime Alfaro & Hector Berroeta (Eds.), Trayectoria de la psicología comunitaria en chile (pp. 259-285). Valparaíso: Universidad de Valparaíso.
Berroeta, Héctor; Vidal, Tomeu & Di Masso, Andrés (2008, junio). El diseño de espacios públicos como oportunidad para la potenciación de comunidades. Comunicación presentada en la II International Conference on Community Psychology, Lisboa, Portugal.
Berroeta, Héctor & Rodriguez, Marcelo (2010). Participación Comunitaria y Regeneración de Espacio Público: Análisis de una Experiencia. Revista Electrónica De Psicología Política, 8(22), 1-26. Extraída el 10 de mayo del 2011, de http://www.psicopol.unsl.edu.ar/abril2010_Nota1.pdf
Bertaux, Daniel (1999). El enfoque biográfico: Su validez metodológica, sus potencialidades. Proposiciones, 29, 1-22.
Brandao, Pedro; Aguas, Sofia; Carrelo, Miguel (2002). O chao da cidade. Lisboa: Centro Portugués de Desing.
Carr, Stephen; Francis, Mark; Rivlin, Leanne & Stone, Andrew (1995). Public Space. Cambridge: Cambridge University Press.
Chermayeff, Serge & Alexander, Christopher (1964). Community and privacy: Toward a new architecture of humanism. New York: Garden City, Doubleday.
Churchman, Arza (2002). Envinronmental psychology and urban planning: where can the twain meet? En Robert. Bechtel & Arza Churchman (Eds.), Handbook of environmental psychology (pp. 191-200). New York: John Wiley.
Churchman, Arza & Ginosar, Older (1999). A theoretical basis for the post-occupancy evaluation of neighborhoods. Journal of Environmental Psychology, 19(3), 267-276.
Cooper, Marcus & Francis, Carolyn (1998). People Places: Design Guidelines for Urban Open Space. 2nd ed. New York: John Wiley & Sons, Inc.
Cullen, Gordon (1974). El paisaje urbano. Barcelona: Gustavo Gili.
de Certeau, Michel; Giard, Luce & Mayol, Pierre (1994/2006). La invención de lo cotidiano 2 habitar, cocinar. México D. F.: Universidad Iberoamericana.
Delgado, Manuel (1999). El animal público. Hacia una antropología de los espacios urbanos. Barcelona: Anagrama.
Delgado, Manuel (2007). Sociedades movedizas: Pasos hacia una antropología de las calles. Barcelona: Anagrama.
Elali, Gleice (1997). Psicologia e Arquitetura: em busca do locus interdisciplinar. Estudos de psicologia, 2(2), 349-362.
Erlandson, David; Harris, Edward; Skipper, Barbara & Allen, Steve (1993). Doing naturalistic inquiry: A guide to methods. Newbury Park, CA: Sage Publications.
Escobar, Maria Gisela (2009). Incursiones urbanas en Poble Nou: Imágenes y experiencias en un territorio en transformación. Athenea Digital, 16, 173-180. Extraído el 10 de mayo del 2011, de http://psicologiasocial.uab.es/athenea/index.php/atheneaDigital/article/view/678
Flick, Uwe (2002/2004). Introducción a la investigación cualitativa. Madrid: Morata.
Francis, Mark (2003). Urban open space: Designing for user needs. Washington, DC: Island Press.
Gehl, Jan (1971/2006). La humanización del espacio urbano: La vida social entre los edificios. Barcelona: Reverte.
Gifford, Robert (1997). Environmental psychology: Principles and practice. Boston: Allyn and Bacon.
Glaser, Barney (1992). Basic of grounded theory analysis: Emergence vs forcing. Mill Valey, C.A.: Sociology Press.
Glaser, Barney & Strauss, Anselm (1964). Awareness contexts and social interaction. American Sociological Review, 29(5), 669-679.
Google Earth (s/f). imagen de Tele Atlas. Extraida el 25 de marzo del 2009, de http://www.google.es/intl/es_es/earth/
Goffman, Erving (1971/1979). Relaciones en público. Buenos Aires: Alianza.
Günther, Hartmut; Elali, Gleice & Pinheiro, José Q. (2004). A abordagem multimétodos em Estudos Pessoa-Ambiente: Características, definições e implicações. Série: Textos de Psicologia Ambiental, 23. Extraido el 16 de febrero de 2012, de http://psi-ambiental.info/pdf/23InterTransMulti.pdf
Gustafson, Per (2001). Meanings of place: everyday experience and theoretical conceptualisations. Journal of Environmental Psychology, 21(1), 5-16.
Instituto Cartográfico de Catalunya (1985) Imagen aérea barrio Baró de Viver. Barcelona.
Ittelson, William; Proshansky, Harold; Rivlin, Leanne & Winkel, Gary (1974). An introduction to environmental psychology. New York: Holt Rinehart and Winston.
Lewicka, Maria (2011). Place attachment: How far have we come in the last 40 years? Journal of Environmental Psychology, 31(3), 207-230.
Lofland, Jhon (1971). Analyzing social settings. A guide to qualitative observation and analysis. California: Wadsworth publishing.
López, Jose (1999). Diseño urbano: Teoría y práctica. Madrid: Munilla–Lería.
Low, Seta (2000). On the plaza the politics of public space and culture. Austin: University of Texas Press.
Lynch, Kevin (1970/1998). La imagen de la ciudad. Barcelona: Gustavo Gili.
Manzo, Lynne (2003). Beyond house and haven: Toward a revisioning of emotional relationships with places. Journal of Environmental Psychology, 23(1), 47-61.
Manzo, Lynne (2005). For better or worse: Exploring multiple dimensions of place meaning. Journal of Environmental Psychology, 25(1), 67-86.
Manzo, Lynn & Perkins, Douglas (2006). Finding common ground: The importance of place attachment to community participation and planning. Journal of Planning Literature, 20(4), 335-350.
Montero, Maritza (2006). Hacer para transformar. Buenos Aires: Paidos.
Olabuénaga, Jose & Ispizua, María (1989). La descodificación de la vida cotidiana. Bilbao: Universidad de Deusto.
Ornstein, Sheila (2005). Architecture, urbanism and environmental Psychology: A reflection on dilemmas and possibilities of integrated action. Psicologia USP, 16(1/2), 155-165.
Peponis, John & Wineman, Jean (2002). Spatial structure of environmental and behavior. En Robert Bechtel & Arza Churchman (Eds.), Handbook of environmental psychology (pp. 271-291). New York: Jhon Wiley and Son.
Pol, Enric (2002). The theoretical background of the city-identity-sustainability network. Environment and Behavior, 34(1), 8-25.
Project for public space (2008). Placemaking for communities. Extraído el 5 de marzo de 2008, de http://www.pps.org/
Proshansky, Harold; Ittelson, William & Rivlin, Leanne (Eds.) (1970). Environmental psychology: Man and his physical setting. New York: Holt, Rinehart and Winston.
Remesar, Antoni (2004). Diseño Urbano Inclusivo. En Antoni Remesar & Pedro Brandao (Eds.), Design Urbano Inclusivo. Uma experiência de projecto em Marvila. "Fragmentos e Nexos" (pp. 183-187). Lisboa: Centro Portugues de Design.
Romero, Martha; Rodriguez, Eva; Durand-Smith, Ana & Aguilera, Rosa (2003). Veinticinco años de investigación cualitativa en salud mental y adicciones con poblaciones ocultas. Salud mental, 25(6), 76-83.
Romice, Ombreta (2002). Sustainable design: A question of community (visual) awareness. En Gabriel Moser, Enric Pol, Ivonne Bernard, Mirilia Bones, Juan Corraliza & María Giuliani (Eds.), People, places and sustainability (pp. 146-160). Seattle: Hogrefe & Huber Publishers.
Romice, Ombreta (2005). Knowledge, interdisciplinarity and environmental psychology. Psicologia USP, 16(1/2), 167-178.
Romice, Ombreta & Frey, Hildebrand (2003). Communities in action. The handbook. Glasgow: University of Stratchclyde.
Sánchez, Euclides & Wiesenfeld, Esther (2002). El construccionismo como otra perspectiva metateórica para la producción del conocimiento en Psicología Ambiental. En José Guevara & Serafin Mercado (Orgs.), Temas selectos de Psicología Ambiental (pp. 9-30). Mexico D.F.: UNAM.
Sandoval, Carlos (1997). Investigación cualitativa. Santafé de Bogotá: ICFES-ACIUP.
Safa, Patricia. (2000). El estudio de las identidades vecinales: una propuesta metodológica. Revista de la Universidad de Guadalajara.19, 68-73.
Sanoff, Henry (2000).Community participation methods in desing and planning. New York: Jhon Wiley and Sons.
Scannell, Leila & Gifford, Robert (2010). Defining place attachment: A tripartite organizing framework. Journal of Environmental Psychology, 30(1), 1-10.
Segovia, Olga & Dascal, Guillermo (Eds.) (2000). Espacio público, participación y ciudadanía. Santiago: Sur.
Strauss, Anselm & Corbin, Juliet (2002). Bases de la investigación cualitativa: Técnicas y procedimientos para desarrollar la teoría fundamentada. Medellín: Universidad de Antioquía.
Sutton, Sharon & Kemp, Susan (2006). Integrated social science and design inquiry through interdisciplinary design charrettes: an approach to participatory community problem-solving. American Journal of Community Psychology, 38(1-2), 125-139.
Taylor, Steven & Bogdan, Robert (1984/1992). Introducción a los métodos cualitativos de investigación: La búsqueda de significados. Barcelona: Paidós.
Toker, Zeynep (2007). Recent trends in community design: the eminence of participation. Design Studies. 28(3), 309-323.
Uzzell, David. (2005). Questionando os métodos na pesquisa e na prática interdisciplinares da Psicologia Ambiental. Psicologia USP, 16(1-2), 185-199. Extraido el 16 de febrero de 2012, de http://www.scielo.br/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0103-65642005000100020&lng=en&tlng=pt. http://dx.doi.org/10.1590/S0103-65642005000100020.
Uzzell, David & Romice, Ombreta (2007). Community design studio: A collaboration of architects and psychologists. CEBE Transactions, 2(1), 73-88.
Vidal, Tomeu (2008) Participación y diseño del espacio público. En T. Vidal y B. Fernandez (Eds.), Psicología de la ciudad. Debate sobre el espacio urbano (pp 41-57). Barcelona: Editorial UOC.
Vidal, Tomeu; Salas, Xavier; Viegas, Iris; Esparza, Danae y Padilla, Samuel (2012). El mural de la memoria y la Rambla Ciutat d’Asunción del barrio de Baró de Viver (Barcelona): repensado la participación ciudadana en el diseño urbano. Athenea Digital, 12(1), 29-53. Extraído el 6 de marzo de 2012, de http://psicologiasocial.uab.es/athenea/index.php/atheneaDigital/article/view/Vidal
Werner, Code; Brown, Barbara & Altman, Irwin (2002). Transactionally oriented research: Examples and strategies. En Robert B. Bechtel & Arza Churchman (Eds.), Handbook of environmental psychology (pp. 203-221). New York: John Wiley & Sons.
Wiesenfeld, Esther (2000). Entre la prescripción y la acción: La brecha entre la teoría y la practica en las investigaciones cualitativas. Forum: Qualitative Social Research, 1(2). Extraido el 03 de junio de 2008, de http://www.qualitative-research.net/fqs-texte/2-00/2-00wiesenfeld-s.htm
Wiesenfeld, Esther (2001). La problemática ambiental desde la perspectiva psicosocial comunitaria: Hacia una psicología ambiental del cambio. Medio Ambiente y Comportamiento Humano, 2(1), 2-20.
Zeisel, Jhon (1980). Inquiry by design: Tools for environment-behavior research. Belmont: Cambridge University Press.
Zimring, Craig (2002). Postoccupancy evaluation: Issues and implementacion. En Robert Bechtel & Arza Churchman (Eds.), Handbooks of environmanta psychology (pp. 306-319). New York: Plenum press.