Monoparentalidad por elección: procesos de socialización de los hijos/as en un modelo familiar no convencional

Single-parenthood by choice: Children’s socialization processes into a non-conventional family model

  • David Poveda
  • María Isabel Jociles
  • Ana María Rivas
En este artículo presentamos parte de los resultados de un proyecto de investigación centrado en familias monoparentales por elección. El estudio recoge datos en tres comunidades autónomas del Estado Español e incluye entrevistas a madres embarcadas en proyectos familiares en solitario (a través de adopción internacional, acogimiento permanente, técnicas de reproducción asistida y fecundación sexual con donante conocido) y a sus hijos/as sobre sus experiencias familiares, observación de diferentes espacios virtuales, formativos y asociativos en los que estas familias participan y recopilación de diferentes documentos en torno a la monoparentalidad por elección. Nos centraremos en examinar el modo en que los niños y las niñas de la muestra estudiada construyen su propio modelo de familia no convencional. Entendemos que la construcción del modelo familiar es, en realidad, un proceso de co-construcción de la subjetividad del hijo/a, en que las madres y otros agentes socializadores juegan un papel activo.
    Palabras clave:
  • Monoparentalidad
  • Concepto Familia
  • Socialización
  • Análisis Visual
In this article we present part of our findings from a research project focused on single-parent families by choice. The study collected data in three autonomous communities in Spain and includes interviews with mothers involved in single parent-projects (through adoption, foster parenting, assisted reproductive technologies or sexual fertilization through a known donor) and their children about their family experiences, observations in different formative, associative and virtual spaces in which these families participate and a compilation of different documents on parenthood by choice. We focus on the way in which the children we have studied build their own non-conventional family model. We understand the construction of this model as a process of co-construction of the child’s subjectivity in which mothers and other socializing agents play an active role.
    Keywords:
  • Parenthood
  • Concept Family
  • Socialization
  • Visual Analysis

1 Introducción1

A pesar de la importancia que se otorga a la familia en el desarrollo, socialización y educación infantil, la investigación sobre el concepto de familia que tienen los niños y las niñas es relativamente escasa y discontinua. Dentro de la psicología del desarrollo, el estudio sobre este concepto se plantea por primera vez en un trabajo clásico de Jean Piaget (1928) y reaparece en investigaciones posteriores dentro del mismo marco conceptual (Gilby y Pederson, 1982; Bourduin, Mann, Cone y Bourdin, 1990). Estos trabajos coinciden en señalar que la noción de familia experimenta cambios durante la infancia, de tal manera que los participantes más pequeños -en torno 3-5 años- toman como criterio definitorio la residencia compartida (i.e. forman parte de una familia las personas que viven bajo el mismo techo), mientras que los más mayores, a partir de 9-11 años, establecen como criterio el parentesco consanguíneo o legal (i.e. dos personas forman parte de la misma familia si mantienen un vínculo consanguíneo aunque no vivan juntas). Dentro de la lógica de estas investigaciones, el cambio se entiende como una progresión en la capacidad de los niños/as para utilizar criterios cada vez más abstractos y formales a la hora de comprender el mundo social; cambios que se atribuyen al desarrollo psicológico más general. De hecho, aunque los trabajos posteriores a Piaget plantean que la diversificación de los modelos familiares a los que la infancia está expuesta en la sociedad actual puede influir en el modo en que define la familia, los datos que presentan no parecen apoyar sólidamente esta premisa. Así, aunque aproximadamente la mitad de los participantes en el estudio de Charles Bourdin et al. (1990) provenían de familias divorciadas y separadas, sólo encuentran una relación significativa entre género y el desarrollo del concepto de familia, en la que las niñas incorporan antes que los niños el parentesco como criterio definitorio de una relación familiar.

Ahora bien, esta ‘progresión’ con la edad en el modo en que se construye la definición de familia parece ir en dirección contraria a lo que son las transformaciones en la forma en que se conceptualiza la familia y el parentesco en las sociedades postindustriales, en las que lo consanguíneo y legal pierde peso frente a lo electivo y afectivo (Hochschild, 2008; Beck y Beck-Gernsheim, 2003; Rivas, 2009). De hecho, como sugiere Jan Trost (Trost, 1990; Levin y Trost, 1992), cuando indagamos sobre los criterios que utiliza la población para definir qué es “una familia” frente a los que utiliza para definir quién compone “su familia”, encontramos que, en la población adulta, la residencia y el vínculo consanguíneo influyen conjuntamente con la amistad y otras relaciones para incluir y excluir a determinadas personas -o aun incluir mascotas- en la definición de la propia familia. Estos contrastes hacen explícita una diferencia importante en cómo se aborda el problema de investigación, ya que se puede pasar de indagar sobre “la” definición de familia como categoría general y/o aplicable a una serie de situaciones hipotéticas a indagar sobre la representación de “mi” familia en base a la definición y experiencia particular de cada uno de los participantes. Probablemente, sólo cuando se reformulan las preguntas en esta última dirección se puede apreciar el papel que desempeña la experiencia particular familiar -especialmente cuando sigue una pauta no convencional- de los niños y las niñas en el modo en que definen su familia y comprenden la idea de familia.

Los pocos estudios que han versado sobre la representación que tienen de su familia los niños/as que han tenido una experiencia familiar no convencional2 sugieren que, en efecto, su experiencia personal es una dimensión determinante. Helen Gardner (1998, 2004) ha explorado esta cuestión en el caso de menores en familias de acogida en Australia, examinando tanto la definición de niños/as que viven en una familia de acogida como la definición retrospectiva de adultos que pasaron parte de su infancia en familias de acogida. Sus resultados muestran cómo, en la definición de familia, pueden ser tanto incluidos como excluidos los miembros de la familia biológica y los de la familia de acogida, y lo que define este proceso es la vinculación afectiva que cada participante ha establecido con cada uno de esos miembros. Beatriz Moncó y Ana Rivas (2007) exploran cómo los/as hijos/as –al igual que otros miembros- de familias reconstituidas españolas desentrañan el parentesco a través de los términos que utilizan para definir las relaciones con los diferentes miembros de su familia. Frente a esto, para el caso de las familias de madres solteras, el modo en que los niños/as se representan a su familia no ha sido abordado como tal, ya que el énfasis se ha puesto en el ajuste psicológico de los hijos/as (Jiménez-Lagares, Morgado y González, 2009), que se considera similar al que experimentan los niños/as criados en otros modelos familiares. Esta línea de análisis es seguida por el trabajo de Enrique Arranz, Alfredo Oliva, Fernando Olabarrieta y Lucía Antolín (2010) quienes examinan la calidad relacional y afectiva de diferentes configuraciones familiares (incluyendo una variedad de familias monoparentales) para terminar argumentando que el énfasis debe ponerse en las condiciones socio-demográficas y las formas de interacción dentro de cada familia y no en el tipo de estructura familiar en sí misma.

En este trabajo abrimos esta línea de reflexión y analizamos la visión de familia que mantienen los niños/as que forman parte de proyectos familiares monoparentales por elección, así como algunos de los elementos que contribuyen a configurarla. Estas familias se han constituido a través de diferentes vías de acceso a la maternidad, siendo un rasgo compartido el carácter explícitamente intencional de la formación de un proyecto familiar encabezado por sólo un adulto. En el caso de las mujeres solteras, esto puede realizarse a través de técnicas de reproducción asistida, de un “donante conocido” o de la adopción internacional3. En el caso de los hombres solteros, ese paso se efectúa a través de la adopción internacional o, principalmente, del acogimiento permanente. Partimos de la hipótesis de que los/as niños/as de estos proyectos familiares tienen una representación de su familia (y los vínculos familiares, en general) particular que no responde a los principios señalados en la bibliografía revisada más arriba. Entendemos que esta representación específica es el resultado de un conjunto de factores que hacen de la reflexión sobre la familia un aspecto especialmente visible del desarrollo de estos/as niños/as:

  1. Se trata de un modelo familiar poco convencional en nuestro contexto cultural cuyo carácter no-normativo es patente en tanto que, desde el comienzo del proyecto, ni la vía de acceso a la maternidad/paternidad ni la composición de la familia tienen como referente a la “familia tradicional” compuesta por una pareja heterosexual y su descendencia biológica.
  2. Cada una de las vías de acceso a la maternidad/paternidad que hemos examinado en esta investigación impone imperativos (Eckert, 1994) o tareas del desarrollo (Havighurst, 1956) particulares que contribuyen a hacer la reflexión sobre la familia algo más visible, así: (a) los hijos/as nacidos de técnicas de reproducción asistida (TRA) deben poder definir su origen y vida familiar en ausencia de un progenitor masculino; (b) los hijos/as adoptivos/as deben lograr situar su origen y la relación entre la familia adoptiva y la familia biológica y, (c) los niños/as en acogimiento permanente deben gestionar el conjunto de relaciones que se dan entre su familia biológica y la familia de acogida.
  3. La reflexión sobre el propio modelo familiar, las relaciones que la componen, así como las supuestas ausencias y/o duplicidades a las que deben enfrentarse ocupan un espacio importante del discurso de las propias madres embarcadas en estos proyectos.

El último punto es de especial interés para nuestro trabajo. En análisis previos de los discursos y las acciones de las madres solteras por elección (MSPE) investigadas en los proyectos de los que parte este trabajo4, se muestra cómo éstas se configuran a sí mismas de diferente manera dependiendo del modo en que enfatizan su condición de “soltera” o “familia adoptiva” (Jociles y Rivas, 2009). Igualmente, disocian de forma muy articulada los diferentes roles que pueden desempeñar las figuras masculinas en sus relaciones sentimentales y familiares (Jociles y Rivas, 2010). Por otra parte, todo un conjunto de evidencias recogidas sugieren que hay un trabajo de socialización explícito, entendiendo socialización como un proceso activo, constructivo y bidireccional (Hutchby y Moran-Ellis, 1998; Gaskins, Miller y Corsaro, 1992), por parte de las MSPE (y también de los PSPE) hacia el modelo familiar particular en el que están criando a sus hijos/as. En otras palabras, están educando a sus hijos/as a participar en determinado modelo de familia, en determinada manera de definir la relaciones familiares y en el desarrollo de recursos para enfrentarse a la diversidad de situaciones sociales (en la escuela, en las relaciones entre iguales, ante otros miembros de la familia, en la vida cotidiana, etc.) en las que la naturaleza no convencional de su vida familiar puede ser problematizada. Esta educación tiene lugar en contextos no formales como las actividades gestionadas por las asociaciones de madres solteras por elección, las prácticas cotidianas de la vida familiar e incluso los escenarios de interacción generados durante el propio proceso de investigación.

Por ello, este trabajo tiene dos objetivos generales. Por una parte, desentrañar el concepto de familia y las relaciones familiares que tienen los niños/as que viven en familias monoparentales por elección. Por otra, examinar la lógica de diferentes espacios de socialización en este modelo familiar generados y/o aprovechados por las madres/padres. Aunque aquí abordaremos estos temas en apartados sucesivos, los datos que presentamos mostrarán que se trata de procesos interrelacionados.

2 Metodología

Los datos han sido recogidos dentro de una investigación más amplia sobre la monoparentalidad por elección en tres comunidades autónomas del Estado Español (Madrid, Cataluña y Valencia). Está planteada como una etnografía/investigación cualitativa multi-lugar en la que, hasta el momento, se han generado diferentes clases de datos: (I) Entrevistas semi-estructuradas a 90 madres y 13 padres solteros por elección5; (II) Entrevistas semi-estructuradas a 34 profesionales implicados en diferentes procesos de acceso a la parentalidad (e.g. psicólogos y trabajadores sociales que evalúan la idoneidad de los padres adoptivos, biólogos y psicólogos de clínicas de reproducción asistida, técnicos de la administración y directivos de ONG diversas); (III) Entrevistas y una “tarea visual” realizadas a 13 hijos/as de familias monoparentales con edades comprendidas entre los 3 y 19 años; (IV) Múltiples observaciones y recogida de documentos en diferentes espacios de relación de las familias monoparentales, tales como foros virtuales centrados en el acceso a la monoparentalidad (e.g. Madres Solteras por Elección y Adoptarsiendosoltero), actividades y reuniones de sus asociaciones, aparición en diferentes medios de comunicación, documentos generados por estas asociaciones o acciones formativas/divulgativas organizadas por diversas entidades implicadas en estos modelos familiares (e.g. administraciones públicas, ONG, asociaciones y clínicas de reproducción asistida).

En este artículo nos centraremos principalmente en los datos referidos a madres/padres e hijos/as de estas familias. Los datos de las madres y padres provienen de las entrevistas realizadas y las observaciones recogidas en los diferentes espacios en los que interactúan. Los datos de los niños provienen de dos clases de fuentes. Por una parte, una entrevista semi-estructurada centrada en diferentes aspectos de su experiencia familiar – completada por 13 hijos/as. Los participantes más mayores (de edades comprendidas entre 5-10 y 10-15 años, teniendo uno de ellos 19) realizaron la entrevista solos con el/la investigador/a mientras que varios de los más pequeños (entre 3-5 años) la llevaron a cabo acompañados por su madre, la cual en ocasiones desarrollaba las respuestas de la entrevista. Por otra parte, una “tarea visual” en la que se pidió a los/as niños/as (junto a su madre, si así lo deseaban) que realizaran un póster/mural sobre su familia a partir de fotografías de su álbum familiar -como consigna indicamos que el póster tuviera un mínimo de diez fotos- o en su defecto tuvieran una selección de fotografías de su álbum familiar para guiar la entrevista. Este póster se ha analizado como fuente de información en sí mismo y también sirvió para desarrollar la entrevista realizada con el/la niño/a. Siete de ellos/as completaron esta “tarea visual” y una trajo su álbum fotográfico para desarrollar la entrevista – en dos casos el mural se realizó individualmente en su hogar y en otros cinco se completó como parte de un taller organizado por el equipo de investigación con una asociación de mujeres monoparentales.

Las entrevistas y otros materiales verbales han sido analizadas desde las premisas generales de la teoría fundamentada (Strauss y Corbin, 2002) con el propósito de identificar los discursos que articulan la definición de familia y los procesos que guían su construcción. Los materiales visuales han sido analizados desde los postulados básicos del análisis composicional (Kress y van Leeuwen, 2006), descrito más adelante.

3 La visión de la familia en los hijos y las hijas de familias monoparentales

3.1 Los discursos sobre la familia y sus miembros en los hijos/as de familias monoparentales

3.1.1 Redefiniendo la familia: “si los quieres mucho son familia”

Cuando se solicita a los hijos/as de las M/PSPE que nos hablen de su familia e identifiquen a las personas que forman parte de la misma, nos encontramos con una representación de la familia muy poco convencional, que no se ajusta al modelo normativo de familia conyugal, heterosexual y biparental aún dominante en nuestro contexto cultural, modelo calificado, no sin cierta ironía, de “familia perfecta” por una de las niñas entrevistadas:

Extracto 1

(Risa) ¡Yo qué sé! Normal es… ¡Hombre! Para mí, mi familia es normal, claro. Normal, yo diría que sería una familia que los padres no estén… tipo modelo familia perfecta, que es… La idea de la familia perfecta es padre, madre e hijo, hija o cuantos hijos tenga. (María, 10-15 años, TRA, entrevista de investigación, 26 febrero 2010)6.

Frente a esta imagen “normal” de núcleo familiar, configurado por la pareja heterosexual y sus descendientes biológicos, cuya relación viene definida por el parentesco entendido como vínculo consanguíneo, elemento natural que legitima el establecimiento de relaciones que se van extendiendo de forma ascendiente y descendiente hasta conformar la malla genealógica, los niños y las niñas que han participado en nuestra investigación reconocen y nombran como parte de sus familias a personas con quienes les unen vínculos de diferente clase: parentesco, amistad y padrinazgo.

A la primera categoría pertenecen los parientes consanguíneos de la madre/padre, ya haya seguido ésta/e la vía de la reproducción asistida o la adopción/acogida:

Extracto 2

[E: -Y tu familia ¿cómo es?] Yo…como has visto a mis abuelos y ésta es mi familia. Y mis primos, pues, algunos son mi familia. Como por ejemplo, C. [Madre: Y J., sobre todo J.] Sí, es mi hermano J. [Madre: Que es como el hermanito] (Claudia 5-10 años, TRA, entrevista de investigación, 8 abril 2010).

Incluso llegan a integrar a antiguas parejas de la madre (a las que, a veces, no han llegado a conocer), como es el caso recogido en el siguiente verbatim:

Extracto 3

[E: - Tu mejor amigo te preguntó si tenías papá. ¿Y tú qué le dijiste?] Que le pregunté a mi madre si tenía papá, así que ella me dijo que no tenía. [E: - ¿Y por qué no tenías? ¿Te lo explicó?] Sí. [E: Y ¿Por qué?] Fumaba cada vez… ¿lo digo? [Madre: - Sí, sí, claro.] Fumaba dieciséis cigarrillos. [E: ¿Quién?] Mi padre. [(Bikas, 10-15 años, adoptado en Nepal, entrevista de investigación, 19 mayo 2010).

También incluyen a los parientes biológicos de los hijos/as que han sido adoptados/acogidos y con los que han tenido contacto antes de su adopción/acogida o que han conocido después por las pesquisas de la madre adoptiva:

Extracto 4

[E.- Tú imagínate que alguna persona te dice “Haz un dibujo de tu familia o explica quién es tu familia”, ¿quién sería?] Pues, mi madre y yo, y después mi familia esta. [E.- Lo que sería tu abuela y tu tía y tus primos en Madrid.] Y después si me dijeran que haga mi familia de la India, pues, ésta, la explicaría, la dibujaría, si puedo, claro. (Naisha, 10-15 años, adoptada en India, entrevista de investigación, 4 julio 2010).

A la segunda categoría, se adscriben las amistades de la madre o del padre, así como las madres y los hijos/as de la Asociación de Madres Solteras por Elección y de algunos foros de Internet, con quienes tienen contacto a través de las actividades lúdicas, formativas, reivindicativas y de ocio, que realizan periódicamente durante los fines de semana, vacaciones, etc., y que acaban configurando redes de apoyo independientes de las familiares.

Extracto 5

Mi mamá y yo os deseamos unas Felices Fiestas y que disfrutéis tanto como nosotros vamos a hacerlo el uno del otro! Con todo nuestro cariño a nuestras siempre amigas del foro, a los sobris/primitos ya nacidos, a los que están en el nido, y a los que pronto lo estarán! A las titas que lo están intentando. […] Ojalá que las próximas Navidades tengamos aquí vuestras fotos! Disfrutad mucho. Os queremos. (Madres Solteras por Elección- Multiply, 2010).

Como parte de la familia también incorporan a las propias amistades, compañeros y compañeras de colegio e hijos/as de los amigos y amigas de la madre/padre. Por último, incluyen a los padrinos y madrinas de nacimiento o de adopción, cuya proclamación se hace a través de un ritual civil o religioso con el que se escenifica el nuevo vínculo parental y se representa simbólicamente el parentesco ampliado (Cadoret, 2009):

Extracto 6

[E.-¿Ésta es tu comunión?] Sí. Ese día él me hizo muchas fotos. [E.- Vale, ¿y éstos son tus padrinos, pero de cuando te adoptaron?] Sí [E.- ¿Te bautizaron entonces?] Sí, pero en casa. [E.- Entonces, ¿esto sería toda tu familia?] Sí. (Naisha, 10-15 años, adoptada en India, entrevista de investigación, 4 julio 2010).

En estas representaciones familiares deja de ser evidente la idea de que el parentesco es un vínculo social que viene dado por el hecho de la consanguinidad biológica, o lo que es lo mismo, que el nexo biológico es necesario y suficiente para concebir una relación como familiar. En primer lugar, no parece ser criterio necesario para definir una relación como familiar en la medida que incorporan a su familia a personas con las que no tienen vínculo alguno de parentesco consanguíneo, pero tampoco parece ser criterio suficiente puesto que el hecho de tener una relación de consanguinidad con una persona, sea a través de la madre o del propio hijo/a, no implica obligadamente considerarlo como parte de la familia. Es decir, se rescatan algunos parientes biológicos y se olvidan otros, bien de la madre o del propio hijo/a, quien reconoce sólo a una parte de su parentesco consanguíneo.

Esta imagen de la familia, lejos de lo que puede parecer por tratarse en la mayoría de los casos de niños/as de poca edad, no es el resultado de confundir los vínculos consanguíneos con los vínculos de amistad (o unos vínculos consanguíneos con otros) por parte de los hijos/as, ni del deseo de las madres/padres de sustituir una figura ausente (el padre o la madre) por otras presentes (el tío/a, el abuelo/a, un amigo/a). Muy al contrario, los niños y las niñas distinguen perfectamente las conexiones derivadas de la biología de aquellas otras provenientes de la amistad:

Extracto 7

[E.- ¿Y esta tía, es hermana de tu madre?] No, no es que sea hermana de mi madre, es que… es su amiga [E.- Ah, vale, es tu madrina] Sí (Naisha, 10-15 años, adoptada en India, entrevista de investigación, 4 julio 2010).

Al igual que diferencian a sus parientes consanguíneos según las posiciones genealógicas que ocupan:

Extracto 8

Yo nunca tuve padre, porque nunca tuve. Porque, mira, con el abuelo pensaba que era mi padre pero no, era mi abuelo. (Aimar, 5-10 años, TRA, entrevista de investigación, 9 mayo 2010).

Trabajo de diferenciación en el que intervienen las madres activamente, dejando claro que no tienen intención de sustituir la figura del padre ni de replicar el modelo biparental:

Extracto 9

[E.: Bueno, y entonces ¿tú tienes padre?] No. [E.: No. ¿Por?] Mi abuelo es el padre. [E.: ¡Ah!, ¿tu abuelo?] [Madre: -¿Quién?, ¿el padre de mamá? No. Exactamente, es el padre de mamá.] (Claudia 5-10 años, TRA, entrevista de investigación, 8 abril 2010).

3.1.2 Parentesco electivo y pluriparentesco

El símbolo de la sangre, propio de nuestra visión occidental de parentesco, que convierte a uno en “pariente” por la proximidad genealógica, es desplazado –en la redefinición que los hijos/as de M/PSPE hacen de la familia- por la cercanía afectiva y la dinámica de convivencia cotidiana que comparten con las personas de su entorno (en relación con el cuidado, la crianza o el juego), por lo que se sienten y se significan como verdadera familia.

Extracto 10

Tengo mi mejor amiga, que nos conocemos de toda la vida y, de hecho, su familia fue mi familia cuando yo era pequeña, por todos los problemas que yo tenía familiares, y es la familia con la que pasamos navidades. De hecho, es mi familia. (Marcela, Cataluña, 40-45 años, estudios secundarios, informática, hija adoptada en Nepal de 5-10 años –presente en la entrevista-, entrevista de investigación, 21 julio 2010).

La experiencia de las M/PSPE y sus hijos/as es la que va generando modos particulares de establecer relaciones y conexiones cuya naturaleza no se identifica ya con el “ser” del individuo, definido como pariente de una vez para siempre al nacer, consecuencia de los significados atribuidos al hecho de compartir una misma sangre (Schneider, 1984); por el contrario, se trata de un trabajo simbólico de parentesco en el que la voluntad y la elección desplazan al azar y a la biología: lo que Kath Weston (2003) denomina “familias que elegimos” y Anne Cadoret (2003) “parentesco electivo”. Un parentesco en el que son las vicisitudes personales y las posibilidades de existencia, buscadas o no, las que van reformulando ad hoc los propios tiempos, marcos y aspiraciones familiares.

Este trabajo de parentesco es el que permite a los hijos/as que han sido adoptados/acogidos gestionar sus relaciones con las familias de origen. Como hemos visto antes, generalmente no existe sustitución de la familia de origen por la de adopción/acogida, sino que se rescatan aquellos parientes biológicos de la madre/padre y del hijo/a con los que se ha tenido más contacto o que se han conocido más tarde por deseo de ambos, lo que da lugar a situaciones de pluriparentesco, según el cual los parientes elegidos son recolocados, en un plano de igualdad no excluyente, de acuerdo a criterios ajenos a la proximidad consanguínea y genealógica. Unos son criterios de lugar, de origen geográfico y de identidad nacional: “la familia de aquí, la familia de allí”. Es lo que se aprecia en el caso de Naisha, adoptada en India:

Extracto 11

[E.- ¿Tú quieres tener familia?] ¿Más familia, dices? [E.- Sí, ¿te gustaría tener más familia ahora?] Pues, no, tengo bastante [risas] con mi familia de la India, que tengo un mogollón, y la de aquí. (Naisha, 10-15 años, adoptada en India, entrevista de investigación, 4 julio 2010).

Y en el de Bikas, adoptado en Nepal:

Extracto 12

[E.: - ¿Tú crees que es diferente tu familia a la de J. (su amigo del colegio)?] Sí. [E.: - ¿Por qué es diferente?] Porque todo el mundo son españoles, y yo tengo familia que son de Nepal. (Bikas, 10-15 años, adoptado en Nepal, entrevista de investigación, 19 mayo 2010).

Otros criterios hacen referencia al modo de conexión, “por nacimiento, por adopción”, entre las personas con las que se sienten unidos, en concreto, con sus dos madres, la adoptiva y la biológica, como queda reflejado en el siguiente verbatim:

Extracto 13

[E.: - Tu mamá Mo., de Nepal.] Pues, se casaron. [E.: - Se casaron, ¿no? Y tú estabas en las tripas de tu mamá, de M.] Sí. [E.: - Y Ma. te fue a buscar, ¿no?] - Sí. [E.: - O sea que ¿son dos maneras de tener hijos?] Sí: una (es) adopción y otra, nacido en Nepal. (Bikas, 10-15 años, adoptado en Nepal, entrevista de investigación, 19 mayo 2010).

En resumen, el acto de deconstrucción del parentesco, como hecho social derivado exclusivamente de la biología, no supone eliminarlo de los contextos relacionales de los actores, sino que abre el camino para resignificarlo y reinventarlo a partir de la experiencia práctica, como es el caso de las madres/padres solteros/as por elección, cuyas opciones familiares se imponen por encima de las prescripciones comunitarias y/o normativas.

3.2 Un análisis visual del sistema familiar de los hijos/as de familias monoparentales

Los pósteres creados por los participantes han sido examinados a partir de algunas premisas del análisis composicional (Bohnsack, 2008; Kress y van Leeuwen, 2006) y la lógica de la definición de familia propuesta por Trost (1988, 1999), en la que la díada es la unidad básica de las relaciones familiares. De esta manera, se analizan dos aspectos en las representaciones visuales producidas por los niños y las niñas: (1) qué relaciones diádicas y de otro tipo aparecen en la composición y qué tipo de vínculo las articula (e.g. biológico, legal, amistad, institucional, etc.); (2) cómo se organizan estas relaciones en el espacio del póster, atendiendo a cuáles ocupan el centro simbólico, son una extensión del centro o, incluso, quedan en una posición periférica.

A partir de estas premisas, los siete pósteres analizados parecen plasmar dos estructuras familiares-relacionales, las cuales -dentro de la provisionalidad impuesta por el tamaño reducido de casos- parecen corresponderse con las dos vías principales de formación de la familia (reproducción asistida o adopción). Asimismo, hay dos casos que presentan elementos más difusos, pero como señalaremos, se trata de familias que están en un momento de transición en sus relaciones y este cambio se ‘refleja’ en el retrato visual que han construido.

3.2.1 La familia como sistema con un centro y relaciones complementarias

Dos niños y una niña (entre 3-8 años) nacidos a través de técnicas de reproducción asistida -o donante conocido, en un caso- representan a su familia de tal manera que el centro de la misma está ocupado por la díada madre-hijo/a y sobre ésta se configura todo un conjunto de relaciones diádicas suplementarias entre el hijo/a y otras figuras significativas – cuya relación con la madre/hijo puede ser muy diversa.

Por ejemplo, en el póster de la familia de Miguel hay un centro simbólico en torno a la relación madre-hijo y todo un conjunto de relaciones significativas entre él y otras personas, como: un amigo de su madre, un primo de su madre, sus abuelos, su futuro hermano (la madre está embarazada por el mismo medio) o su tío. Además, en este caso cabe destacar la presencia visible de “figuras masculinas” en su representación de la familia y como el valor de éstas no viene necesariamente marcado por el parentesco consanguíneo.

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Figura 1

La familia de Miguel

3.2.2 La familia como un sistema compuesto por un sistema de múltiples díadas y relaciones complementarias

Un niño y una niña adoptados (entre 10-15 años) representan a su familia de tal manera que se da una cadena de relaciones de parentesco y afectivas. En el centro está la díada madre-hijo/a, pero sobre esta díada se destaca otra relación diádica entre el hijo/a y otra persona particularmente significativa (un primo, mejor amigo o hermano). Además, en la representación de la familia aparecen tanto la familia biológica del país de origen -con la cual se puede tener o haber tenido una relación diversa- como la familia adoptiva extensa en España.

Por ejemplo, en el póster de Bikas ocupa un lugar central la relación diádica madre adoptiva-hijo. Sobre esta díada se destacan otras dos relaciones significativas, una con su mejor amigo y otra con uno de sus hermanos biológicos (adoptado por otra familia en España, con la que no tiene contacto por negativa de ésta última). Finalmente, aparecen representadas -a través de fotografías, dibujos y textos- diferentes relaciones y miembros de su familia biológica en el país de origen y su familia extensa en España.

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Figura 2

La familia de Bikas

3.2.3 La representación de la familia en transición

Dos de los casos analizados (entre 3-8 años) no encajan fácilmente en los esquemas anteriores, ya que comparten diferentes elementos y/o incorporan otros aspectos no presentes en ellos. Aunque son muy diferentes, tienen en común que el póster capta un momento en que la familia está experimentando una transición que afecta de manera relevante a las personas y relaciones que la componen.

Por ejemplo, Alba es una niña que conoce y tiene relación con su padre (biológico), en tanto que es producto de una relación anterior de su madre, pero en la actualidad está completamente embarcada junto a ésta en el proceso de adopción de un niño. Por ello, aparecen algunos elementos característicos de una red de díadas (aunque Alba no es, en sentido estricto, hija de una MSPE, ni ha sido concebida por un proceso de reproducción asistida) pero también otras díadas significativas, en este caso con su futuro hermano adoptivo, que hemos argumentado es un elemento más propias del modo en que representan a la familias los/as niños/as adoptados. Igualmente, en el caso de Alba, llama la atención que, en esta red de relaciones, ni su padre, que aparece en la periferia del retrato, ni la familia extensa paterna ocupen un lugar visible en su sistema familiar.

Imagen

Figura 3

La familia de Alba

4 Socialización de los hijos/as de las M/PSPE: la creación de espacios para la promoción de un modelo familiar

Las M/PSPE tienen un papel crucial en la manera en que sus hijos/as conciben a “su familia”, es decir, en los criterios que usan para delimitar los contornos de la misma, en la centralidad que otorgan al “parentesco electivo”, en la inclusión en ella tanto de sus parientes biológicos como de los de su madre/padre en los casos de adopción o acogimiento, en la resignificación de ciertos vínculos de acuerdo al tipo de relación afectiva y práctica que se establece a través de ellos (primos que son conceptualizados como hermanos, amigos/as de la madre/padre que lo son como tíos/as, etc.).

Rompiendo con principios del parentesco fuertemente arraigados en nuestra sociedad al decidir tener un hijo/a solas/os, las M/PSPE son poco proclives a mantener una concepción tradicional de la familia. Ahora bien, si para ellas está clara la legitimidad de su opción familiar, son conscientes de que socialmente se sostienen ideas contrapuestas al respecto, por lo que están preocupadas por implicar a sus hijos/as en procesos que contribuyan a que vivan “con naturalidad” dicha opción y a que sepan cómo reaccionar ante cuestionamientos de la misma. De hecho, buena parte de las energías que despliegan en su labor de crianza están dirigidas a facilitarles experiencias tendentes a que puedan “normalizar” un modelo familiar poco convencional.

Entre las acciones dirigidas a intervenir socio-educativamente en los hijos/as, a que éstos vivan “con normalidad” su modelo familiar, y con relación a éste, especialmente la ausencia de padre, a no enfocar su familia como carencial por poco convencional que sea, a integrar en ella a personas que desempeñan (o han desempeñado) papeles relevantes en sus vidas o, por último, a saber responder a las dudas e interrogantes que se les planteen sobre la misma, están los relatos que las M/PSPE elaboran (o re-elaboran a partir de versiones preexistentes) para explicar a los niños/as “sus orígenes”. Estos relatos, si bien presentan variaciones dependiendo de la edad de los niños, de lo que se conozca sobre su pasado, de la ideología de parentesco que se maneja o, sobre todo, de la vía de acceso a la maternidad/paternidad seguida por la madre/padre, tienen en común un gran número de elementos (Jociles y Rivas 2010). Así, hacen referencia al hecho de que la madre/padre emprendiera un proyecto de familia “sin tener un papá” para el hijo/a (lo que suele explicarse de una manera sencilla: se debió a que no tenía pareja en esos momentos, aunque sí una extensa y rica red de parientes y amigos), o ponen énfasis en presentar su modelo familiar como uno más entre una amplia gama de posibilidades o, por último, resaltan la idea de que el amor es el que está en el origen de la llegada del hijo/a a la familia, sólo que, cuando se trata de donante conocido o de fecundación asistida, ese amor se hace provenir, además de la madre, de un “donante” y no, como sucede con la adopción, de unos “padres biológicos” que renunciaron temporal o permanentemente a él/ella para que, ante las dificultades para cuidarlo/la y educarlo/a, otra persona lo pudiera hacer en su lugar.

Otro espacio de socialización son las lecturas de cuentos (o el visionamiento de películas infantiles) que versan, desde diferentes perspectivas, sobre la diversidad familiar, especialmente sobre la monoparentalidad electiva.

Extracto 14

Es un libro (“Just Like You”) amoroso, que habla de las familias y el amor de los padres a sus hijos. / Lo interesante que tiene para nosotras es que... ¡todas las familias que aparecen en el cuento son monoparentales! / […] Se lo leía al pollito (apelativo para referirse a su hijo) desde los 5 años que fue cuando lo descubrí. Era un aporte más a nuestro tema de la familia. A él le gustaba también. Es un cuento muy dulce para mandarlos a dormir. (Madres Solteras por Elección–Foros activos, 2010).

Estas lecturas tienen lugar por lo común durante las interacciones madre/padre-hijo/a. Sin embargo, otras veces, se desarrollan colectivamente como ha sido el caso, por ejemplo, de la fiesta celebrada, en Madrid, por la Asociación MSPE con ocasión del día del libro de 2010, durante la cual madres e hijos leyeron a dueto diferentes cuentos alusivos a su modelo familiar. Esta asociación cuenta, además, con una biblioteca de obras literarias (para niños y para adultos) dedicadas a esta temática, cuyas novedades son presentadas regularmente en distintos actos organizados por la misma.

Las M/PSPE aprovechan, por otro lado, diversas circunstancias de su vida cotidiana para hablar de su opción familiar, para que sus hijos/as vayan incorporando determinados aspectos de “su” familia. Sabedoras de que los niños/as, como sostiene Hochschild (2008), “ponen mil oídos” para escuchar las conversaciones de sus madres/padres, sobre todo cuando esas conversaciones les permiten calibrar qué papel y posición se les otorga en su familia, suelen cuidarse de enviar mensajes claros a sus interlocutores y así, directa o indirectamente, a sus hijos/as.

Extracto 15

Es que, claro, no es que me pregunte el mío, es que me van a preguntar los otros niños. Y (el hijo de unos amigos) me preguntó un día así de repente estando todos, y me dice “¿Cuál es el padre de N.?”. Claro, miraba y era como que a mí me faltaba una parte. Me había visto más veces, pero nunca me lo había preguntado: “Es que N. ¿papá no tiene?”. Y le digo: “Hay familias que no tienen papá”. Se queda así pensando: “Entonces, ¿lo tienes tú sola?”. Y yo: “¡Ay, madre, que no me siga preguntando! A ver si no voy a saber…”. Le expliqué que había familias que tenían sólo mamá, que podían tener solo papá o que otras tenían papá y mamá, o que la mayoría tenían papá y mamá. Se quedó tan convencido. (Maripaz, Madrid, 35-40, soltera, estudios superiores, enfermera, hijo de 0-5 años por reproducción asistida, entrevista de investigación, 8 mayo 2008).

De hecho, cualquier situación puede servir para socializar a los niños/as en su modelo familiar: desde una conversación en el parque en que otro niño se interesa por “el papá” o el color de la piel del hijo/a, los comentarios surgidos en torno a una película de dibujos animados en que un gato ha adoptado a un polluelo de gaviota, el repaso del álbum de fotos o incluso –como se ha señalado- la participación en un estudio sobre el colectivo de M/PSPE. Así, buena parte de las madres que han colaborado en nuestra propia investigación, por un lado, han contestado a nuestras preguntas estando sus hijos presentes, sin por ello bajar la voz o callarse cuando han tocado temas que, al menos desde fuera, pueden ser considerados delicados; y, por otro lado, cuando se les ha entrevistado a ellos o han participado en talleres, como el de pósteres fotográficos mencionado más atrás, sus madres no sólo les han ayudado en la tarea, sino que han aprovechado la ocasión para seguir trabajando con ellos ciertas cuestiones relativas a ésta.

Las temáticas que abordan con sus hijos en el marco de estos espacios de socialización son variopintas. Entre ellas se encuentra, indudablemente, la referida a la ausencia del padre/madre, que es valorada como relevante por la totalidad de las M/PSPE estudiadas, pero que la mayoría, basándose en su experiencia y en la de otras familias, tienden a desproblematizar, a enfocar como un asunto al que prestar atención pero que no tiene por qué tener consecuencias cruciales en la vida de sus hijos. Ahora bien, lo consideran digno de atención, al menos, en el sentido de que no pueden eludir trabajarlo con sus hijos, ante todo porque éstos son (o serán) interpelados a partir de él y, por tanto, con su intervención socio-educativa buscan que ellos también lo desproblematicen. Ello supone, sobre todo, que los niños asuman sin ambages que no tienen padre/madre, para lo que las M/PSPE, entre otras cosas, intentan evitar que confundan al “padre/madre” con otras figuras aledañas (e.g. “donante”, “pareja”, “genitor/a”):

Extracto 16

Es que lo sabe de siempre. Cuando ya fue más mayor sí que me preguntó una vez si ella iba a poder alguna vez acceder a la identidad del padre. Y ya le expliqué que las leyes protegían el anonimato, y aproveché para decirle también que: “Un padre no es el que pone el semen, sino que un padre es el que quiere tenerte, el que decide tenerte, y que ese señor que puso el semen ni siquiera sabe que existes, ni ha querido tenerte ni nada. O sea, nos ha hecho el favor de ayudarme a mí a tener el hijo. Entonces, este señor está al margen, es ajeno a...”. Y lo entendió perfectamente. (Angelina, Madrid, 45-50 años, soltera, estudios superiores, empleada, hija de 5-10 años por reproducción asistida, entrevista de investigación, 7 febrero 2008).

O con los referentes masculinos/femeninos de su entorno familiar (tío/a, abuelo/a o padrino/madrina, por ejemplo):

Extracto 17

A. (su hijo) cuando me oye llamarle a mi padre "papá", hay veces que él también se lo llama, y yo le insisto en que no, que para él es su abuelo y lo tiene que llamar así. Entonces, le explico que él no tiene papá, que sólo tiene mamá y le digo que hay niños que sólo tienen papá y otros tienen las dos cosas, pero que igual otros sólo tienen tíos o abuelos. Le suelo poner ejemplos de otros niños que conoce que también son familias monoparentales. (Adoptarsiendosoltero-Yahoo, 2009).

Pero también supone que aprendan a defenderse frente a las agresiones que pudieran sufrir a causa de este motivo, y sobre todo que no experimenten esa ausencia como una carencia o una mácula en sus vidas.

Otra de las temáticas que trabajan con los niños es la de la composición familiar. Las madres significan y re-significan junto a sus hijos diferentes tipos de relaciones (a través de la terminología de parentesco utilizada o de la carga emotiva implícita en las expresiones a las que recurren, por ejemplo), lo que conlleva establecer, también junto a ellos, criterios para la inclusión / exclusión de determinadas personas del seno de la propia familia. Estos criterios, como se ha visto en el discurso de los niños, llevan unas veces a categorizar como parientes a sujetos con los que no tienen vínculos de sangre, otras a re-categorizar esos vínculos (primos que son considerados hermanos, primos de la madre/padre que actúan como si fueran hermanos de la misma/o, etc.), otras, a excluir por acción u omisión a ciertos parientes consanguíneos o afines con los que no tienen (o tienen apenas) trato y, otras veces, aunque sólo en los casos de adopción, a “integrar en la familia” –para acudir a la expresión de una de nuestras informantes- a los parientes biológicos del niño (sobre todo, a los padres, hermanos y/o abuelos) que, según nuestro Derecho de Familia, dejan de serlo legalmente. Vamos a tratar aquí únicamente el trabajo desplegado por las M/PSPE con relación al proceso de adopción, principalmente porque no tenemos posibilidad de abordar aquí con un mínimo de detenimiento los procesos que se despliegan en los demás casos.

La totalidad de las M/PSPE adoptivas de nuestra muestra de entrevistadas/os, cuando no han tenido datos de la familia biológica de sus hijos/as y era posible encontrarlos, han iniciado procesos de “búsqueda de los orígenes”. Es cierto que el disponer de estos datos y, por tanto, saber quiénes son los padres biológicos de los niños/as o incluso, en ocasiones, la identidad de los hermanos o de los abuelos, no significa que las M/PSPE incluyan siempre a esos padres, hermanos o abuelos como parte de la familia de sus hijos/as. En ese caso, suelen explicar esa no-inclusión mediante el argumento de que no es conveniente para ellos plantearles estas cuestiones hasta que no pregunten al respecto, apoyándose a veces en la idea de que ello obligaría a revelar una historia excesivamente dura para los niños, historia para la que, según se arguye, no están aún preparados o son aún excesivamente pequeños.

Sin embargo, lo más común es que nuestras entrevistadas hablen sin tapujos con sus hijos/as acerca de su familia biológica, habiendo establecido a menudo contacto más o menos continuado con ella a través de diferentes medios (telefónico, viajando al país de origen, etc.):

Extracto 18

La hucha que está haciendo ella (su hija) es para el orfanato, ella pone su dinero y es para sus amigos, para comprar lo que haga falta, y aparte ya una especial para su familia, claro. Yo no sé en qué condiciones me voy a encontrar a los abuelos, no sé en qué condiciones me voy a encontrar a las hermanas, y habrá que hacer algo pero yo éticamente [...]. Lo que dicen: “Tenemos dos familias”. Pues, sí, para mí sí es mi familia ya. Entonces, estamos haciendo hucha para estas cosas y, si no es el año que viene, será el otro (cuando viajen a visitarlos). (Marcela, Cataluña, 40-45 años, estudios secundarios, informática en empresa privada, hija adoptada en Nepal de 5-10 años –presente en la entrevista-, entrevista de investigación, 21 julio 2010).

Es más, encontramos alguna M/PSPE que, a pesar de no saber nada de la familia biológica de su hijo/a ni tener posibilidad de saberlo (como ocurre cuando se ha adoptado en China), “ha integrado” a la misma en su familia. Sea porque, por el hecho de ser monoparentales, es muy frecuente que les asignen niños mayores (quienes suelen recordar más a menudo a su familia de origen) sea tal vez porque se sienten más inclinadas a reconocer situaciones de pluriparentalidad debido a su ideología menos ortodoxa sobre la familia, la cuestión es que entre los hijos/as de M/PSPE que entrevistamos, tan sólo uno habló con cierto temor sobre su adopción y “su madre”, a pesar de que la madre adoptiva no estuvo presente durante la entrevista.

La labor socio-educativa desplegada por las M/PSPE con relación a su modelo familiar tiene, sin duda, un fuerte componente discursivo: las madres/padres charlan con sus hijos a partir de (o en torno a) un relato sobre sus orígenes, de un cuento, de un teatrillo de títeres, del visionado de una película infantil, del repaso de unas fotos o de cualquier otro incidente u objeto que incentive la charla sobre la familia; o conversan con otras personas sobre cuestiones relativas a ella, siendo “oídas” por los niños. Así, éstos van incorporando las ideas (y disposiciones) acerca de su modelo familiar a través de diálogos que “escuchan” o en los que participan, pero también a través de la experiencia de desplazarse por diferentes espacios de interacción, en los que se van adentrando y de los van entresacando, aparte de representaciones acerca de qué es la monoparentalidad, a diferentes componentes de “sus” familias. Otros de estos espacios son los creados ex profeso por las madres/padres para que sus hijos/as puedan interactuar con otros hijos/s de M/PSPE, como las reuniones y “kedadas” organizadas a través de los foros, de las asociaciones de monoparentales y/o a partir de plataformas de familias que han ido atravesando juntas momentos y avatares de sus trayectorias familiares (cursos de formación pre-adoptiva, una misma ECAI, viajes al país de origen de los niños, tratamientos médicos de reproducción asistida, etc.).

Extracto 19

Yo nunca he sido mucho de foros, […], pero lo importante para él es ver a otros niños como él. Y luego, al final, sí me encuentro cómoda, porque son mujeres que han llegado a la misma conclusión que yo, con las que tengo muchas cosas en común. (Justina, Cataluña, 35-40 años, soltera, estudios superiores, ingeniera, hijo por reproducción asistida de 0-5 años, entrevista de investigación, 10 agosto 2010).

Los encuentros presenciales de las M/PSPE que participan en los foros adquieren diversas formas, ámbitos territoriales, funciones, etc. Están, por un lado, los que se conocen como “kedadas”, es decir, reuniones abiertas a toda la comunidad virtual, para las que eligen un lugar donde pasar un día o un fin de semana juntas/os con sus hijos/as. Pero también se reúnen, por otro lado, en pequeños grupos que viven en una misma ciudad o comunidad autónoma, organizando actividades lúdicas semanales, mensuales o de fin de semana para el disfrute de su tiempo libre y el de sus hijos/as, incluidas las vacaciones. Este tipo de espacios y de prácticas van estrechando los lazos entre las M/PSPE y van dando origen a entramados de amigas/os que aportan un complemento al (en algunos casos, incluso un sustituto del) apoyo afectivo y material que suele proporcionar la red familiar (de ahí que, en ocasiones, se califique a las M/PSPE participantes y a sus hijos/as de parientes o cuasi parientes), pero además se orientan de forma expresa a que estos últimos/as se relacionen con otros niños/as con los que comparten circunstancias vitales y familiares, de manera que ello (el “ver otros niños como él”, como decía una informante refiriéndose a su hijo) contribuya asimismo a que “normalicen” su modelo familiar. Se trata así de espacios de encuentro que las madres transforman igualmente en contextos de socialización familiar de sus hijos/as.

5 Conclusiones

Del análisis del concepto de familia que manejan los/as hijos/as de M/PSPE, así como de los discursos y estrategias de socialización de las madres, se desprenden algunas ideas básicas sobre el concepto mismo de familia.

Ante todo, la familia aparece como una unidad social con historia y ubicada en diferentes coordenadas espaciales. La metodología empleada capta la representación de la familia y las relaciones afectivas relevantes para los niños/as en el momento del estudio, pero esta representación muestra relaciones pasadas (e.g con parientes fallecidos), emergentes o situadas en otras coordenadas geográficas (desde la familia biológica en el país de origen a la familia extensa residente en otras localidades españolas). Igualmente, los datos muestran la diversidad de configuraciones familiares que se dan dentro de las familias monoparentales por elección: algunas familias son “grandes” con muchos miembros con los que se mantienen vínculos diversos, otras tienden a ser más “nucleares” y reducidas, en unas los lazos de parentesco tradicionales desempeñan un papel importante, en otras son los electivos y las amistades cobran más fuerza, etc. En resumen, incluso dentro del conjunto de familias estudiadas, que se han considerado pertenecientes a un mismo “modelo familiar” (la monoparentalidad por elección), encontramos diversidad de experiencias familiares y de situaciones vitales en los/as hijos/as que las componen. Aquí merece la pena señalar cómo la tarea visual propuesta a los/as niños/as y familias tenía como objetivo precisamente lograr destapar esta historicidad, espacialidad y diversidad. Obviamente no argumentaremos que hemos diseñado un procedimiento infalible frente a otras estrategias proyectivas encaminadas a explorar la noción de familia. No obstante, sí creemos que la tarea propuesta aporta ciertas ventajas analíticas relevantes para nuestros objetivos. Frente a trabajar con listas cerradas de ejemplos (e.g. Bourduin et al, 1990) o “la técnica la escultura de la familia” -en la que se colocan un conjunto de figuras pre-diseñadas sobre un tablero (e.g. Gardner, 2004)- las instrucciones planteadas y los materiales usados no pre-determinan de antemano las categorías, relaciones o personas que pueden entrar o no en la definición de familia. Igualmente, frente al “dibujo de la familia” (e.g. Di Leo, 1970), que logra esquivar el problema de la pre-imposición de categorías, el uso del álbum familiar como fuente de información facilita hacer más visible la historicidad y espacialidad de las relaciones familiares. Finalmente, las fotografías del álbum familiar son en sí mismo una fuente de datos y significados generados en un contexto completamente ajeno a una investigación social, con lo cual pueden ser examinadas desde diferentes perspectivas analíticas (e.g. Rose, 2008).

Volviendo a los resultados, los datos también muestran cómo las madres estudiadas socializan activamente a sus hijos/as en este modelo familiar y trabajan con ellos/as, en una diversidad de maneras, lo que perciben que pueden ser los retos más importantes en su desarrollo y su relación con la sociedad, en sentido amplio. En términos de los conceptos que abrieron el artículo, se enfrentan a imperativos del desarrollo específicos, algunos de los cuales vienen marcados por la condición de monoparentalidad (i.e. la “ausencia” de un padre) o, en otras ocasiones, por la vía de acceso y son específicos de las TRA o de la adopción internacional. Ésta es una idea en la que queremos insistir, pues los datos no sólo muestran cómo la familia es una construcción social, sino que hemos querido dar un paso más intentado revelar algunos de los procesos, escenarios y estrategias que utilizan las madres solteras para guiar esta construcción dentro de su propia familia y con sus hijos/as. En otras palabras, entendemos que las madres ponen en marcha procesos educativos en escenarios informales y no formales, es decir, procesos de configuración de subjetividades (cf. Jociles y Charro, 2008), que conllevan la construcción de un modelo y una definición de familia.

Finalmente, como hipotetizamos en la introducción, la definición de familia que manejan los niños y las niñas estudiados no sigue el curso tradicionalmente señalado en la bibliografía evolutiva. Lo electivo desempeña desde temprano un papel muy visible en la representación de la familia que co-construyen con sus madres, y esta representación se consolida en los niños más mayores (a partir de 7-8 años), los cuales especifican y seleccionan claramente qué vínculos son significativos y definen su familia independientemente del parentesco consanguíneo o legal.

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