Reseña de Taylor (2010) Narratives of Identity and Place

Review of Taylor (2010) Narratives of Identity and Place

  • Cristobal Bravo Ferretti
Portada libro

Stephanie Taylor (2010).
Narratives of Identity and Place. London: Routledge.
ISBN: 978-0-415-48047-5 (hbk)



Vivimos en sociedades que tienden crecientemente hacia la movilidad y al desplazamiento. Esta constatación está basada no sólo en factores la economía mundial y en las posibilidades que ofrecen la tecnología y los medios de transporte, sino también en formas de vida y subjetividades “posmodernas” caracterizadas por la exacerbación de lo que Michel Maffessoli (2004) denomina el “impulso errante”.

El joven profesional que se va a estudiar un posgrado, un turista en busca de paisajes naturales, el trabajador que es trasladado por la empresa a otra región, el artista que viaja probando suerte en distintas ciudades, o simplemente un viajero sin rumbo, son ejemplos contemporáneos de cambios de lugar que las personas realizan en sus vidas. Los desplazamientos humanos característicos de nuestras sociedades obligan a poner el tema de la territorialidad y de los lugares en un ámbito de jerarquía dentro de las ciencias sociales.

¿Cuáles son las implicancias de los cambios de residencia para la conexión de las personas con el lugar? Esta es la pregunta que Stephanie Taylor se propone responder en su libro. En él se nos ofrecen las principales conclusiones y hallazgos de su investigación realizada con mujeres en el Reino Unido entre 1998 y 2002.

El libro desarrolla distintos argumentos teóricos en torno a la idea de que la movilidad más que producir un debilitamiento de los lazos que las personas tienen con su lugar de origen, ha dado paso a nuevas y más complejas relaciones con los lugares. Enmarcado en una tradición en psicología social que apunta al reconocimiento del carácter social de las identidades personales, este trabajo utiliza un análisis narrativo-discursivo que permite explorar las conexiones entre los marcos socio-culturales, por una parte, y la subjetividad de un hablante singular, por otra, estableciendo tanto rasgos comunes como diferencias en distintas narrativas de vida.

La autora recoge aportes de la psicología social crítica y de la psicología discursiva para complejizar el concepto de “proyecto reflexivo” que autores como Giddens han propuesto para caracterizar la conformación de identidad en la “Modernidad tardía”, sugiriendo que la construcción de identidad es un proceso abierto y en curso mediante la elaboración de una narrativa de vida. Desde estas perspectivas la identidad se construiría a partir de los recursos discursivos disponibles para los hablantes. Esta idea de amplia resonancia en la psicología social contemporánea, entrega aportes sustanciales para superar las teorías de identidad de lugar de corte cognitivista desarrolladas durante la década de 1980, que según Taylor se basan en una idea de “persona hecha”.

De acuerdo al enfoque presentado, existirían ciertas convenciones e ideas expresadas mediante patrones regulares del habla que involucran diversos tipos de relaciones hacia los lugares. Tales recursos narrativos estarían situados social y culturalmente, permitiendo vincular identidad con lugar. El caso más destacado es lo que Taylor denomina el recurso narrativo del “nacido y criado”1, y que corresponde a continuas referencias que las personas hacen a su hogar de origen y a sus “raíces”, enfatizando el vínculo entre familia y lugar. Este tipo de narrativas destaca la importancia del hogar en el que uno ha nacido para el establecimiento del sentido de pertenencia y de preferencia por ciertos lugares como casas, barrios, ciudades, etc. La capacidad de los lugares para invocar esta construcción idealizada del “hogar”, sería lo que permite la construcción de cierta continuidad del pasado hacia el futuro en una narrativa de vida. .

Si bien se presenta a la “narrativa del nacido y criado” como uno de los ejes que articulan las construcciones de identidad de lugar en nuestras sociedades, este recurso está lejos de ser la panacea. Para cierto tipo de identidades que se posicionan de manera no tradicional pueden existir dificultades a la hora de establecer un sentido de pertenencia al lugar dentro de sus narrativas personales. Ejemplos de este caso serían mujeres solteras, o no heterosexuales, u orientadas mayormente al trabajo que hacia la familia, o como es el caso de mujeres que no buscan establecer conexiones prologadas a los lugares ya sea de manera personal o familiar.

Muchas veces el paisaje se presenta como una “solución” al sentido de desarraigo que experimentan en relación a los lugares las identidades que no se posicionan de acuerdo a valores tradicionales. Para Taylor el establecimiento (o restablecimiento) de una apropiada relación al lugar puede estar dado por trasladarse a un determinado tipo de paisaje. El repertorio de naturaleza y paisaje aparece entonces como un recurso alternativo para la construcción de sentido de pertenencia, y el que puede ser elaborado por hablantes que se posicionan a sí mismos fuera de la narrativa del “nacido y criado”. Tal como la visión romántica de la naturaleza, ciertos paisajes como la playa, la montaña o el campo, son vistos como recursos capaces de proporcionar un tipo diferente de conexión con el lugar, que podría igualmente proveer de continuidad hacia el futuro a una narrativa de vida. Esta necesidad de crear una conexión con el lugar que otorgue continuidad a las narrativas explicaría, la importante atracción que generan los paisajes en nuestro contexto. La autora advierte que dada la creciente tendencia móvil de las sociedades contemporáneas, un posible aumento de la demanda por lugares en términos de repertorios de naturaleza y paisaje constituye una preocupación impostergable para geógrafos, urbanistas y planificadores.

Otro elemento fundamental para comprender las nuevas identidades de lugar características la “Modernidad tardía”, corresponde a conexiones más individualizadas hacia lugares de residencia “elegidos”. En estos casos los lugares son considerados como apropiados para sus residentes, no porque sean compatibles con su concepto de hogar, sino porque se ajustan a lo que las personas “quieren ser”. El habla, de éste modo, permitiría construir lugares de residencia en términos de oportunidades y elección. Vivir cerca del mall, tener acceso a la cultura, contar con vigilancia policial, constituyen patrones discursivos que expresan la idea de que vivir en cierto lugar te permite hacer o te previene de hacer algo, lo que le asigna un valor positivo a un lugar de residencia en términos de oportunidades. Tales construcciones de identidad de lugar y residencia hacen posibles posicionamientos de acuerdo a lo que Nikolas Rose (1996) denomina el “choosing self”, y que corresponden a tecnologías actuales de gobierno basadas en la instrumentalización de las capacidades de los ciudadanos y consumidores concebidos como “seres libres de elegir”.

Un último hallazgo importante que se nos presenta apunta a la existencia patrones de habla de carácter más personal y que son el resultado de aprendizajes adquiridos fundamentalmente durante la infancia de la familia y de la cultura de origen. El ideal de “una casa bonita”, se presenta como un “recurso local” que permite establecer un sentido de apropiación y de control sobre una casa o un departamento. Sin embargo la identidad que ello implica, puede verse amenazada por situaciones como los asaltos y desórdenes que puedan tener lugar en el entorno. La violencia, en éste sentido, no sólo es un peligro real para los habitantes de barrios inseguros, sino también un peligro simbólico en tanto es una amenaza para la construcción de su identidad de lugar. Esto le permite concluir a la autora que la construcción de identidad de lugar se hace más frágil, cuanto más idealizada es. Un análisis final respecto a esto apunta a que al ser las construcciones del hogar ideales, estas son inevitablemente imposibles de alcanzar, creando una presión hacia la movilidad en las sociedades y en las personas, especialmente de las mujeres en constante movimiento por encontrar un lugar y una identidad sin problemas

La idea de que la identidad se construye mediante la forma en que las personas narran sus vidas y se narran a sí mismas, ha pasado a ser uno de los postulados de mayor fuerza en la psicología social contemporánea. Este libro contribuye de manera evidente a concebir teórica y metodológicamente la identidad de lugar en términos narrativos, lo que lo convierte en una valiosa contribución para el estudio interdisciplinario de los lugares. El enfoque utilizado ha permitido explorar las continuidades en la construcción de identidad de los hablantes, ampliando el estrecho foco en la interacción inmediata que caracteriza a muchos de los trabajos de psicología discursiva. Asimismo indaga en la experiencia de la movilidad y de la migración contemporánea atendiendo a la identidad como un proceso de construcción discursiva abierto a la negociación. Los hallazgos más importantes apuntan a la existencia de recursos narrativos que permiten –o bien limitan- las posibilidades de construir identidades en relación a lugares, dentro de los que la narrativa de “nacido y criado” aparece como el principal articulador, característico de las identidades más tradicionales.