Reseña de Farías y Bender (2010) Urban Assemblages

Review of Farías y Bender (2010) Urban Assemblages

  • Nizaiá Cassián Yde
Portada libro

Farías, Ignacio y Bender, Thomas (Eds.) (2010).
Urban Assemblages: How Actor-Network Theory Changes Urban Studies. London: Routledge.
ISBN: 978-0-415-48662-0



Cualquiera que se haya dado a la tarea de investigar, aprehender o pensar la ciudad y sus fenómenos se habrá topado en algún momento con el desafío de identificar y delimitar qué cuenta como ciudad y qué es lo urbano, en definitiva qué –exactamente- habría de observarse y por medio de qué herramientas para dar cuenta cabal de ella. ¿Qué es ciudad: las personas, los espacios, la infraestructura, las conversaciones, los edificios, sus rutinas, las calles, los desplazamientos, las transacciones? ¿Dónde empieza y dónde termina? ¿Existe una ciudad?

Urban Assembleges es un ejercicio muy bien logrado, tanto teórico como pragmático, orientado a ensayar posibles respuestas a estos cuestionamientos. El texto abre con la introducción de Ignacio Farías que de forma sumamente clara e incisiva introduce a dilemas y puntos ciegos que han venido presentándose en el campo de los estudios urbanos, señalando cómo la ANT puede contribuir en su replanteamiento. Posteriormente el libro se divide en tres grandes ejes temáticos, combinando al interior de cada uno de ellos dos formatos de texto: cada parte se compone de cuatro artículos que funcionan como experimentos de aplicaciones empíricas de la ANT en fenómenos urbanos concretos y cierra con una extensa entrevista a un investigador experto1 con quien se debate y profundiza en conceptos tanto de los urbans studies como de la ANT en su relación con este campo. Esta combinación resulta sumamente efectiva: si en los artículos se ‘pone en práctica’ en las entrevistas se abre un diálogo, un espacio de conversación sobre los alcances y sentidos de ciertos conceptos y perspectivas. En conjunto se ensaya un replanteamiento de las herramientas de análisis en el campo de lo urbano, en la delimitación de preguntas y objetos de investigación y de metodologías para abordar la ciudad. El libro ha realizado un excelente trabajo de búsqueda y compilación incluyendo experiencias de gran diversidad tanto por su temática como por su procedencia geográfica (ocho diferentes ciudades de Europa, Asia y Latinoamérica).

Del libro podría hablarse de dos maneras, por un lado destacando lo que éste aporta al campo de la Teoría Actor Red y orientándose a aquellos que ya familiarizados con los planteamientos de la ANT desean explorar nuevas áreas de aplicación de este marco teórico. Pero también puede hacerse de cara a aquellos que ajenos a esta teoría se interesan por la ciudad, por pensar, dilucidar y ensayar lo urbano.

Quisiera enfocarme aquí al segundo aspecto, a aquello que el texto puede aportar a quien no familiarizado con la ANT, trabaja en el campo de los estudios urbanos. Para ello estructuraré esta reseña a partir de lo que considero la radicalidad de los desplazamientos que el libro sugiere en el abordaje de la ciudad, así como las implicaciones más notables del uso de la ANT en el campo de los estudios urbanos.

1. El cuestionamiento de la ciudad como unidad.

El libro arranca con una crítica a una premisa fundamental no cuestionada dentro de los estudios urbanos: la concepción de la ciudad como unidad estable, como un resultado reificado, un producto monolítico de límites y fronteras muy claras, como una entidad que puede ser identificada, observada e investigada: la ciudad. Aunque es verdad que dentro de la diversidad y multidisciplinariedad del campo de estudios existen infinidad de definiciones sobre lo qué es la ciudad, todas ellas parecen partir de una cierta estabilidad. Ya sea en la concepción de la ciudad como forma espacial, como unidad o entidad económica o como lugar de acción y formación cultural, todas las delimitaciones convergen en que la ciudad es una entidad estable y delimitada, de ahí que en su estudio pueda ser efectivamente señalada y delimitada de forma distintiva, ya sea espacial, económica o culturalmente. Desde el señalamiento de Ignacio Farías, aun aquellos planteamientos contemporáneos más radicales de la ciudad han sido, en realidad, devenires binarios basados en la misma concepción unitaria: la ciudad ya no es hoy en día delimitada sino fragmentada, singular o dual, ya no es una sino múltiples.

2. El desplazamiento del concepto de ‘espacio’ al de ‘emplazamientos’.

Los estudios urbanos han atribuido al espacio una notable autonomía y prioridad explicativa, considerándolo como una estructura previa y subyacente a toda relación en la ciudad, un espacio euclidiano y geométrico en el que los objetos son depositados. Se ha pensado espacio y escala como productos de existencia previa e independientes de la serie de prácticas que, de hecho, los producen. Desde la ANT la propuesta llevada a cabo en el libro desestabiliza esta autonomía sustituyendo el término ‘espacio’ por la noción de ‘emplazamientos’, en plural, considerando que tanto espacio como escala son puestos en acción -actualizados- de forma múltiple y ensamblados a emplazamientos locales concretos, donde actores concretos dan forma a dinámicas espacio-temporales en diversidad de maneras, produciendo así diferentes geografías de asociaciones. Los emplazamientos (a diferencia del concepto de espacio) no se definen por límites espaciales o escalas, sino por tipos y líneas de actividad donde los espacios emergen a través de redes que conectan diferentes emplazamientos.

En una exploración pragmática de este argumento, los artículos de la Parte 1 “¿Hacia una ontología plana?” ponen en cuestión el uso de categorías espaciales y escalares como local-global (en los artículos “Globalizaciones grande y pequeño: notas sobre estudios urbanos, Teoría Actor Red y escala geográfica” y “Estudios urbanos sin ‘escala’: localizando lo global a través de Singapur”) y se critica la pertinencia de conceptos referidos a aglomeraciones espaciales como los ‘clusters’ (con el caso de formaciones socioespaciales de producción creativa en el caso de la escena musical experiemental en Santiago), proponiendo empíricamente un desplazamiento hacia una concepción relacional de las formaciones espaciales, imaginando el espacio como un campo de actividad, como atributos específicos de ciertas redes de actores y de ensamblajes urbanos particulares. Los artículos sugieren morfologías alternativas de organización espacial (redes, flujos, atmósferas) que prescindan del uso de escalas que asuman el espacio como una organización jerárquica (local, regional, nacional, global).

3. La ciudad es un logro contingente, parcial y situado, no una realidad subyacente.

Partiendo de que la ciudad no es una unidad ni tampoco una realidad espacial autónoma subyacente, la noción de ‘ensamblajes urbanos’ asume que lo urbano es una cualidad que emerge de múltiples procesos de ensamblaje y que por lo tanto no pre-existe en las calles, los edificios, la gente o los mapas. La consecuencia más radical de esta afirmación es la concepción de que la ciudad no es una realidad externa, fija y acabada, sino una que cobra existencia únicamente en ensamblajes concretos. Desde la propuesta de la ANT, la ciudad es contingente, situada, parcial, un logro heterogéneo, a decir de Ignacio Farías “un logro ontológico […] en la medida en que involucra la actualización de un objeto que de otra manera sería inexistente”. Esto introduce un doble énfasis sumamente interesante en el estudio de la ciudad: tanto en lo material, actual y ensamblado, como en lo emergente, procesual y múltiple.

4. Este logro que es la ciudad, se alcanza a través de conexiones heterogéneas y simétricas.

Existe una fuerte tendencia en el campo de los estudios urbanos –y en mucho mayor medida en lo que toca a la Psicología Social– a dar prioridad a los elementos humanos y culturales de la ciudad a través de ignorar y restar valor a otros (los no-humanos, el inmobiliario, lo construido que es con frecuencia considerado como mero escenario de lo ‘verdaderamente importante’ de la ciudad). Desde esta concepción, la ciudad se entiende como un producto casi exclusivamente de naturaleza humana por lo que su investigación requiere atención a costumbres, prácticas sociales y todo un campo de análisis recogido en los estudios urbanos de la vida cotidiana. Ante la parcialidad de estas aproximaciones, Urban Assemblages resalta la necesidad de una investigación tanto teórica como empírica que reconsidere las relaciones entre infraestructura urbana, arquitectura, ecologías, prácticas, espacios y economías y que conciba la ciudad como un ensamblaje de procesos tecnológicos y sociales donde las infraestructuras no son objetos estáticos y la arquitectura no es ‘lo acabado’, lo muerto o lo mudo. La ANT aporta al estudio de la ciudad una sensibilidad hacia el rol activo que juegan los actores no-humanos en el ensamblaje del mundo, resaltando el papel fundamental de mediación de lo construido.

El logro que es la ciudad se explica a través de tres principios centrales de la ANT que Farías resalta como fundamentales a introducir en el campo de los estudios urbanos: la relacionalidad radical (objetos, herramientas, tecnologías, textos, instituciones, humanos y no humanos no pertenecen a esferas claramente diferenciadas, sino que se constituyen mutuamente unos a otros), el principio de simetría generalizada (al abordar la ciudad, los sujetos no tendrán primacía sobre edificios y espacios, ni viceversa, sino que se partirá de un repertorio conceptual común para describir y analizar las relaciones entre humanos y no humanos) y el principio de asociación (lo social no es una cosa, sino un tipo de relación, o mejor, asociaciones entre cosas que no son sociales por ellas mismas).

Ejemplos de estas relaciones heterogéneas y radicalmente simétricas pueden encontrarse particularmente en la segunda parte del libro “Una ecología urbana no-humana”. El principio de simetría es puesto en práctica en el artículo de Andrés Valderrama Pineda al abordar la cuestión de cómo se coproducen mutuamente el sistema de transporte urbano y la ciudad, resaltando la importancia de evadir posturas analíticas que confieran precedencia ontológica a cualquiera de las dos entidades y enfatizando como objeto de estudio la acción misma de coproducción entre la red de transporte y la ciudad, resaltando los actores –humanos y no humanos- involucrados en ella. La incorporación de los principios de la ANT en la disciplina permite abrir el campo de investigación a dimensiones y agentes que hasta ahora han sido poco considerados en los estudios urbanos, tal es el caso del sonido abordado en el artículo “Convicción y conmoción: sobre esferas sonoras, tecnopolítica y espacios urbanos”. Israel Rodríguez Giralt, Daniel López Gómez y Noel García López estudian los efectos de las tecnologías del sonido en la producción de espacios urbanos como una forma particular de tecnopolítica, analizando cómo colectividades son organizadas y ordenadas a partir de dos lógicas o estrategias de modulación del espacio sonoro: una lógica de conmoción y otra de convicción. Por su parte, Michael Guggenheim en su artículo “Inmóviles mutables. La conversión de edificios como un problema de cuasi tecnologías” explora tanto la plasticidad como la obduración (persistencia) de los edificios, asumiendo que éstos ‘no dejan de moverse, aun cuando han terminado de construirse’.

5. Desplazamiento del objeto de estudio: de la ciudad a los ensamblajes urbanos.

Quisiera aquí tomar la libertad de citar un párrafo extenso de la introducción de Ignacio Farías, que además de evidenciar el desplazamiento mencionado, constituye desde mi punto de vista, un claro resumen de la apuesta tanto teórica como metodológica que permea el grueso del libro:

“La noción de ensamblajes urbanos dicho en plural ofrece una base potente para recaptar la ciudad, una vez más, como un objeto que está siendo implacablemente ensamblado a emplazamientos concretos de práctica urbana o, por decirlo de otra manera, como una multiplicidad de procesos en devenir, redes sociotecnológicas de fijación, colectivos híbridos y topologías alternativas. Desde esta perspectiva, la ciudad se convierte en un objeto difícil y descentralizado, que no puede ya ser dado por hecho como un objeto claramente delimitado, ni como un contexto específico o un emplazamiento delimitado. La ciudad es en todo caso un logro ontológico improbable que requiere una elucidación”. (Farias y Bender, 2010: 2)

En resumen, Urban Assembleges es una suerte de “experimento colectivo” que explora la ciudad desde un fuerte compromiso empírico con estudios que abordan contextos y actividades concretas y a través de herramientas provenientes de la ANT. El libro sugiere un nuevo campo de trabajo que genere aproximaciones a la ciudad desde perspectivas de simetría y relacionalidad radical que confronten las distinciones entre local y global, cercano y lejano, dentro y fuera, nociones de lugar, y que no de prioridad únicamente a los símbolos, estructuras y prácticas socioculturales, sino también a la naturaleza urbana y a las infraestructuras tecnológicas, a los actores no humanos.