Athenea Digital. número 9- primavera 2006

Grupo de Trabajo Queer (ed.) (2005)
“El eje del mal es heterosexual. Figuraciones, movimientos y prácticas feministas queer”. Madrid: Traficantes de sueños.

ISBN: 84-96453-04-9



Antonia Dorado Caballero
Universitat de Girona
U1034138@hotmail.com

 

El Grupo de Trabajo Queer de Madrid nos deslumbra con esta crítica aportación de diferentes textos donde han querido dejar constancia, y lo han conseguido, de “lo trans y lo inter de lo queer”, de “las complejidades y contradicciones de las identidades múltiples”, de “las conexiones constitutivas de las diferentes opresiones”, del “rechazo a la dicotomía personal/político”, etc. (p.23) Una rica y variada aproximación a la teoría y la práctica política queer, mucha de la cual toma como escenario el estado español.

Una aportación, que por su composición de autoras, su estructura y su lenguaje utilizado; la hacen atrevida, original, diferente, en definitiva queer. (Sin olvidar que a esta obra se puede acceder de manera gratuita gracias al uso de la licencia creative commons de la que dispone la editorial que la ha publicado, la cual permite copiar, exhibir e interpretar este texto).

El eje del mal es heterosexual comienza con una pequeña descripción nada desperdiciable de cada una de las autoras, para dar paso a una introducción realizada por Carmen Romero Bachiller, Silvia García Dauder y Carlos Bargueiras Martínez (GtQ), responsables de esta edición y traducción de los textos. Las autoras nos sitúan en el contexto sociopolítico que originó la aparición de este libro, de la misma manera que especifican las circunstancias que propiciaron el título elegido para éste, y nos adentran con acertadas pinceladas al contenido de los textos (organizados por capítulos, y cada uno de ellos perteneciente a una autora, y la mayoría de ellos enriquecidos con imágenes ilustrativas y representativas) que siguen.

El capítulo uno “Desde los márgenes. Prácticas y representaciones de los grupos queer en el Estado español” de Gracia Trujillo Barbadillo. A partir de la primera mitad de los 90 dos grupos aparecen en el Estado como respuesta a la concepción de identidades sexuales aparentemente inmutables e inamovibles: LSD (Lesbianas Sin Duda) y la Radical Gai. Critican el heterosexismo existente que relega “hacia al afuera de los sistemas de poder, autoridad y legitimidad cultural” (Fuss, 1999) a cualquier tipo de práctica, deseo, placer... sexual que no sea el “normativo” heterosexual. Consecuentemente una de las principales críticas de estos grupos queer va dirigida hacia los movimientos de gais, lesbianas y transexuales que marcan como principal objetivo la consecución de una integración y una normalización dentro de esta sociedad patriarcal, androcéntrica y heteronormativa. Desde un punto de vista queer “la legitimización de l@s homosexuales como minoría normalizada no es entendida como una victoria sino como unaperpetuación del régimen social que sustenta dominaciones, jerarquías y exclusiones” (Seidman, 1997, en Mérida, 2002). Para la práctica política queer se hace frente a este poder a través de la resistencia. Una resistencia representada por unos cuerpos políticos, prácticas, deseos, etc., que muestran las diferentes multitudes sexuales. La autora nos ofrece ricos ejemplos de estas resistencias en el Estado español.

Sejo Carrascosa y Fefa Vila Nuñez tratan en “Geografías víricas: hábitat e imágenes de coaliciones y resistencias”, la evolución histórica en el estado español de la pandemia del SIDA y el activismos que surgió como medida para paliarlo y para crear diversas formas de prevención. Resuelta interesante como las autoras dejan al descubierto como el SIDA ha conseguido reflejar las carencias e intereses del sistema sanitario, de la investigación científica, de los partidos políticos, de los medios de comunicación, …, como las víctimas no reciben la misma consideración que otras producidas por catástrofes naturales o terrorismo, por ejemplo. Otro aspecto importante que destacan es la identificación de la epidemiología con grupo de gais blancos.

En los dos siguientes capítulos, “Homofobia, ¿por qué hablar de ello? de Barbara Smith y “Reflexiones desde la negritud y el lesbianismo” de Esther Ortega, se resalta la relación o encrucijada de las diferentes opresiones, tales como la raza, sexo, clase e identidad sexual, interconectadas e inseparables. Y las dificultades que se desprenden de ellas en las vidas de las personas que ocupan estas diferentes posiciones. Dentro de esta sociedad heteronormativa, la homofobia, es una de estas opresiones y es la que resulta más aceptable y legítima de todas.

En “Anhelos diaspóricos y la pequeña libertad: sexualidad, migración y precariedad”, capítulo cinco y ofrecido por Encarna Gutiérrez Rodríguez, a través de dos temas de actualidad dentro del Estado español, como son la legalización del matrimonio homosexual y la regularización de inmigrantes mediante contratos laborales, muestra cómo se puede participar de la ciudadanía de un estado cumpliendo las normas vigentes, y cómo aquell@s que no reúnen los requisitos, quedan excluidos, lugar que ocupan est@s inmigrantes. Reflexiona a cerca de la relación entre las políticas queer y esta situación de asilo. A pesar de las similitudes en la representación de estos dos aspectos, puntualiza el hecho de “resistir el intento de homología entro lo “queer” y lo “extranjero” como dos efectos de diáspora inter- y contrapuestas” (p. 78).

Utiliza como ejemplo representativo de una homosexualidad vivida en una situación de asilo e inmigración el análisis de la película de Kleine Freiheit, “Pequeña libertad” (2003). A partir de aquí, la autora cuestiona la utilidad de la teoría queer para este tipo de análisis.

La intersexualidady la transexualidad aparecen en los capítulos seis, siete y ocho (1), (“Hermafroditas con actitud: cartografiando la emergencia del activismo político intersexual” Cheryl Chase; “Mi cuerpo no es mío. Transexualidad masculina y presiones sociales de sexo”, Moisés Martínez; y “Una visión feminista de la transexualidad”, Juana Ramos Cantó), en los cuales se pone en tela de juicio varias de las dicotomías occidentales más representativas y controladas recelosamente: macho/hembra y masculinidad/feminidad, con la respectiva correspondencia.

Los sexos “ambiguos” son una seria amenaza para este régimen patriarcal y hetero, además de un desafío al esencialismo biológico, por lo que los avances quirúrgicos lo intentan “solucionar”, y de la manera más rápida posible. Evidentemente, sin tener en cuenta la decisión de estas personas, ni las numerosas repercusiones negativas que puedan acarrear sobre sus vidas. En la mayoría de estas intervenciones, se realiza la “cliterectomía”, técnicamente más asequible desde la comunidad médica. Esta mutilación genital resulta institucionalizada y legitimada en Occidente, y carece de la atención mediática y crítica moral que origina la ablación de clítoris que se realiza en algunas comunidades africanas, incluso por parte de amplios sectores del feminismo del “primer mundo”. De estas presiones sociales desprendidas del intento de mantener intocables las dicotomías sexuales establecidas, surge el malestar que padecen las personas transexuales, y en muchos casos, su deseo de pasar también por una cirugía que les proporcione unos órganos sexuales que concilien sus cuerpos y sus mentes. La perspectiva queer propone “desconstruir el valorpolítico-social de los genitales, asumiendo un cuerpo queerizado y concediéndoles un valor propio, más allá de la mirada y el juicio del otro”.

Javier Sáez nos invita a conocer dos subculturas dentro de la comunidad gay: la leather y la de los osos, en el capítulo “Excesos de la masculinidad: la cultura leather y la cultura de los osos”. Proporciona los orígenes y evolución de ambas, y remarca los interrogantes y cuestionamientos que producen sobre la masculinidad, partiendo del hecho que sean vistas como performances de género.

La aportación de Susanne Mobacker, “Los servicios públicos: ¿necesidades inmundas o callejón sin salida de la transgresión de género?”, a pesar de su brevedad, resulta sorprendente como ayuda a reflexionar sobre cómo los límites de la transgresión de género nos inunda, y facilita la lucha contra ellos invadiendo sus reglas y normas, aunque éstas parezcan insignificantes e inapreciables.

En “El baúl de los disfraces: Un manifiesto femme-inista”, Ulrika Dahl expone su biomitografía resaltando su feminidad, lesbianismo y su activismo feminista.

Este libro, de acentuada mirada crítica, finaliza con “Accesorios y complementos”, unos interesantes fragmentos de entrevistas pertenecientes a un proyecto de investigación realizado por Fefa Vila, Carmen Navarrete y María Ruido. La edición y presentación de la entrevistas corre a cargo de Javier Pérez Iglesias.

Para concluir, y a título personal, me gustaría señalar el carácter innovador de todos estos textos, no solo por sus contenidos y manera de comunicarlos, sino también por la capacidad que nos facilitan para, como lectoras, abrirnos a una multiplicidad de nuevas puertas de pensamiento; a nuevas formas de salida de nuestras ideas; de propiciar un cuestionamiento y una crítica social necesarios; un respeto y una tolerancia hacia los demás,… Y como podemos leer en la antología de Rafael Mérida:

“(…) cuando una persona se identifica como queer, automáticamente se convierte en una luchadora en contra de todas aquellas instancias que la estigmatizan y que cercenan su libertad, llámense familia, género, Estado, nación, clase o cultura. (…) Una persona queer rechaza clasificaciones sexuales y, sobre todo, promueve un cambio social individual y colectivo desde muy diversas instancias en contra de toda censura”.

SUERTE!

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:

Mérida Jiménez, R.M. (2002), Sexualidades transgresoras. Una antología de estudios queer. Barcelona: Icaria.

Fuss, D. (1999). Dentro / Fuera. En N. Carbonell y M. Torras, Feminismos literarios. Madrid: Arco / Libros.

 

Notas

(1) Entre los capítulos seis y siete, se incluye un glosario que ayuda a comprender la escritura médica sobre Intersexuales.