Athenea Digital. número8- Otoño 2005

Fernández Christlieb, Pablo (2004)
El espíritu de la calle: Psicología política de la cultura cotidiana. Barcelona: Anthropos.
ISBN: 84-7658-700-7.



Jesús Rojas Arredondo
Universitat Autònoma de Barcelona
jesus.rojas.arredondo@uab.es

 

Parece una ruta contada o más bien un itinerario que una vez que toma la palabra no la suelta hasta dejar claro cuales son los sitios por donde pasa el pensamiento de la sociedad, por donde habita, por donde se mueve, por el camino que sigue.

Ya desde el inicio, Pablo Fernández nos comienza a platicar del espíritu de la ciudadanía, del espíritu colectivo. Desde la metáfora de la ciudad, ahí donde se habita desde las calles, hasta las ubicaciones de la memoria colectiva, emplazamientos le dice él.

Y es que son esos señalamientos los que nos permitirán dar cuenta de los lugares por donde habita y de vez en cuando se deja ver dicho espíritu colectivo.

Con base en lo anterior, se habla entonces de la ciudad, de las plazas y de las calles, de las casas y de los cafés, de los parlamentos y de los individuos. Todos ellos manteniendo una estrecha y no menos complicada imbricación que, puede dar cuenta entre otras cosas, de cómo los espacios se empezaron a convertir en lugares.

El argumento de Elespíritudelacalle tiene como marco de referencia la relación entre el espacio privado y el espacio público con algunos espacios semiprivados y semipúblicos que dejan pasar de uno al otro sirviendo de conexión y que en ese paso, a veces, la vida cotidiana se puede gestar o es quizá ahí donde efectivamente termina y acaba gestándose; de la casa a la calle, de ésta al café, luego al parlamento y por último al individuo donde también se elabora un último sitio de reunión que crea un nuevo lugar, el cuerpo, entendiéndolo como el “espacio íntimo individual”. A lo mejor por eso es que la idea de un lugar itinerante-público en vez de un espacio delimitado-privado adquiere gran importancia para el autor, tal es la estela que va dejando el espíritu colectivo, sus pasos, esos que reflejan que se piensa y se siente mediante espacios, tal es la idea que el autor establece entre lo privado y lo público.

El recorrido que hace el espíritu colectivo le lleva a visitar diferentes lugares y al leer el primer capítulo queda clara la idea del escenario en el que se ha convertido la ciudad no ya como una metáfora sino que la metáfora es la misma ciudad. Estamos hablando de un texto abiertamente urbano. Con ese telón de fondo, nos encontramos con la ruta de viaje de la memoria colectiva y la manera mediante la cual convirtió a los diferentes espacios por lo que ha pasado, en distintos lugares donde terminó habitando.

Toda vez que recorremos de la mano los emplazamientos de la memoria colectiva, las palabras y las imágenes adquieren gran importancia pues es a partir de ambos conceptos donde se conforma el espíritu colectivo pues las palabras llevan su imagen e incluso el individuo mismo se conforma de dichos elementos. En esta parte del texto se habla del trayecto en automóvil para subrayar la frontera que divide el espacio privado del semiprivado. Recorrer una calle de la ciudad, esto es, pasar de un lugar a otro utilizando la calle como transporte nos invita a pensar en la idea de los no-lugares, el gran escenario deja múltiples posibilidades para pensar y problematizar el espacio.

Ya sabíamos por donde había pasado el espíritu colectivo, ahora ya podemos saber que aspecto puede tener, o por lo menos podemos imaginarlo. Ya sabemos el orden que guarda, su itinerario y hasta el vehículo que usa para desplazarse.

En ese ir y venir del espíritu colectivo, por las calles y motorizado, en El vaivén de la realidady El espíritu de la ironía aparece la idea de politizar y es que el mismo espíritu colectivo se politiza cuando sale a la calle, cuando dejade ser privado para convertirse en público, cuando deja de habitar la casa que permanece cerrada para ser un habitante más de la calle, cuando el espíritu colectivo tiene algo que decir, sabe como decirlo y se asegura que habrá alguien quien le oirá, las mejores condiciones para hacer que lo privado se convierta en público pasan por tener como punto de referencia esa ciudad entendida como una metáfora.

En definitiva, El espíritu de la calle es un libro que nos habla del espacio y del lugar, de la calle y de la ciudad, de la casa, de los cafés y de los bares, etc. Para ello, Pablo Fernández Christlieb nos lo cuenta como cuando se asiste a uno de sus cursos, platicando de lo cotidiano, de lo urbano y de la gente que habita la ciudades.