Athenea Digital - num. 8 otoño 2005-

El locutorio como espacio social transnacional: Una mirada psicosocial 1

Mª Carmen Peñaranda Cólera

Programa de Doctorat en Psicologia Social. Universitat Autònoma de Barcelona
MariaCarmen.Penaranda@uab.es

 

Entrando en los locutorios…

Los locutorios, espacios de acceso a las tecnologías (teléfono, Internet, etc.) a bajo coste y que se han multiplicado de forma considerable en el paisaje de nuestras ciudades, se están constituyendo como servicios, no sólo de acceso a estas nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC’s) sino también como lugares de establecimiento y consolidación de redes sociales. El objetivo de este trabajo de investigación es el de construir una mirada sobre los locutorios, lugares que, aunque a primera vista pueden pasar desapercibidos, son espacios relevantes desde un punto de vista psicosocial tanto por las dinámicas que se dan en su interior, como las que genera en el exterior.

La mirada que proponemos de los locutorios es una mirada atravesada por diferentes dimensiones y líneas de análisis que nos hablan de cosas como las transformaciones contemporáneas, el papel de la tecnología en la vida cotidiana, los cambios en las dimensiones del tiempo y del espacio, los cambios en las formas de concebir nuestras ciudades, las nuevas migraciones, las nuevas formas de organización social, etc. Los locutorios, a pesar de estar insertos en un escenario “macro”, es decir, un escenario de tendencias y procesos globales y globalizantes asociados, entre otras cosas, a las nuevas tecnologías, también dan cuenta de los diferentes procesos y escenarios “micro” que están contribuyendo a la construcción de nuevas realidades y relaciones sociales. En este sentido, los locutorios no sólo van a ser “producto de”, sino que también se articulan como generadores y productores de nuevas realidades y relaciones sociales. Aunque los locutorios participan de estas dimensiones macro y responden, en cierto modo, a las tendencias globalizadoras, no se limitan simplemente a repetirlas y/o reproducirlas, sino que construyen realidades y relaciones que “escapan” a estos procesos más abstractos. Veamos en qué sentido.

Recorridos por los locutorios…

Tres han sido los recorridos seguidos para aproximarnos a los locutorios. Recorridos que nos han permitido abordar y concretar las dimensiones que atraviesan estos espacios y que los configuran como espacios sociales transnacionales.

El primer recorrido, el más tecnológico, enfatiza en la relevancia psicosocial de la tecnología. El estudio de la tecnología nos proporciona pistas sobre lo que acontece en nuestra sociedad y en nuestro presente, en el sentido que, la implementación de las mismas no sólo transforma las grandes estructuras globales, sino que también puede afectar a nuestras formas de vida y de relacionarnos. Un simple vistazo a nuestra vida cotidiana ilustra cómo las tecnologías impregnan los diferentes ámbitos de nuestras vidas, nuestras relaciones y nuestros quehaceres. Y no sólo eso: las nuevas tecnologías de la información y la comunicación han transformado también las dimensiones del tiempo y del espacio, en el sentido que han permitido acortar las distancias y condensar los tiempos. Estas transformaciones han impregnado todo de velocidad, velocidad que también se ha incorporado en nuestra propia forma de ver y concebir el mundo. La relativización del tiempo y del espacio y la velocidad omnipresente, también han modificado la forma y la organización de nuestras ciudades. En este sentido, la ciudad, atravesada por la tecnología y la velocidad, se transforma, como apunta Manuel Castells (1997), en una ciudad de flujos (flujos de personas, de informaciones, de capital), en una ciudad red (de múltiples vínculos y conexiones). Estas transformaciones que afectan a nuestras ciudades, corren parejas a las transformaciones de los espacios que las conforman, emergiendo nuevos espacios para nuevos tiempos. Como veremos, el locutorio se erige como un ejemplo de ello.

El segundo recorrido se centra en el emplazamiento y la ubicación de los locutorios, desarrollados a partir de la consideración de su naturaleza, sus usos, sus significados y sentidos. Nos acercamos a los locutorios como espacios étnicos, los diferenciamos de espacios que ofrecen servicios similares y nos aproximamos someramente a las imágenes que circulan sobre ellos en nuestra sociedad. Explicitamos sus usos, como espacios de acceso a las tecnologías (y por lo tanto, de apropiación de las mismas), así como espacios relacionales (de conexión y vínculos). Indagamos sobre sus significados y sentidos, de la mano de Marc Augé (1995) y los conceptos lugar – no lugar, intentando discernir si los locutorios son espacios de tránsito o de permanencia. Esta definición y emplazamiento nos permitirá, más adelante, elaborar un dibujo de los locutorios.

El tercer recorrido se aproxima a los estudios sobre la transnacionalidad. Este concepto nos permite poner en evidencia los cambios en la propia conceptualización de la migración actual así como del sujeto migrante: por un lado, el fenómeno migratorio se extiende por diferentes territorios conformando espacios plurilocales y transnacionales, donde entran en juego las redes sociales que posibilitan el establecimiento de múltiples conexiones a través de las fronteras; por otro lado, el/la migrante, abandona la imagen de ruptura que le caracterizaba y pasa a ser considerado como un/a sujeto transnacional, un/a transmigrante, es decir, un/a migrante activo ubicado en estas redes sociales que le permiten moverse e instalarse en otras sociedades sin desvincularse, por ello, de sus lugares de origen. La apropiación de este concepto en el marco de los locutorios nos permitirá dar cuenta de estas nuevas formas de relación que los/as usuarios/as de los locutorios desarrollan con sus familias y amigos/as que dejaron en el lugar de origen. Relaciones mediadas por la tecnología y que permiten mantener un contacto diario, casi cotidiano, que supera las distancias y que traspasa las fronteras convencionales. Es en este sentido, que los locutorios se construyen como espacios sociales transnacionales, es decir, como espacios que no están vinculados directamente a un lugar concreto, que trascienden al contexto de las propias sociedades de “origen” y de “destino” y que funcionan como marcos de referencia desde donde articular prácticas cotidianas, identidades y proyectos de vida.

Dibujando y desdibujando los locutorios…

Estos recorridos nos han permitido aproximarnos a las dimensiones que atraviesan los locutorios, al tiempo que nos han permitido dibujarlos y desdibujarlos. Varios son los trazos que nos permiten hacer – deshacer un dibujo de éstos, entendiéndolos como espacios sociales transnacionales. Veamos cuales son:

Un primer trazo nos permite hablar de los locutorios como espacios de tecnología, una tecnologíaque permite relativizar el tiempo y el espacio de las personas que, por estar en movimiento, están separadas de sus seres queridos. Los usuarios de los locutorios utilizan tecnologías como las llamadas telefónicas, las tarjetas de prepago, las conexiones a Internet, los correos electrónicos, las conversaciones con web cam, el envío de dinero y/o documentos, etc. para cubrir esas necesidades de comunicación, para seguir presente y para participar de/en su comunidad de origen. La incorporación de la tecnología en nuestras vidas nos permite incorporar también formas de vida, es decir, formas de ver el mundo, de pensarlo, de relacionarnos y de actuar. Por lo tanto, el uso y apropiación de tecnologías como el teléfono, Internet, etc. está permitiendo que los/as inmigrantes estructuren y reestructuren sus relaciones sociales.

Hace años, la única posibilidad de contacto entre las poblaciones migrantes era la carta. Cartas que cruzaban océanos y que tardaban meses en llegar a sus destinos. En la actualidad, el acceso al teléfono o los correos electrónicos impregnan de velocidad el contacto, convirtiéndolo en algo mucho más frecuente, simultáneo y cotidiano. Algunos ejemplos de apropiaciones de la tecnología por parte de los usuarios de los locutorios son las llamadas telefónicas, lo que Steven Vertovec (2004) llama las “cheap calls” y las tarjetas telefónicas de prepago. Ambas tecnologías han contribuido, en los últimos años, al descenso en el coste de las llamadas internacionales, descenso que ha posibilitado que el contacto diario se convierta en una realidad. Como también apunta Vertovec (2004), estos sistemas actúan como “pegamento social” (social glue), ya que posibilitan que las personas que permanecen separadas, puedan mantener contactos cotidianos. Internet es otro de los grandes relativizadores de la distancia y posibilitador del contacto cotidiano. Los correos electrónicos superan con creces la velocidad del correo caracol. Pero no sólo eso. Las cámaras web y los sistemas de telefonía por voz, por ejemplo, permiten además el poder “ver” y “oír” al otro.

Un segundo trazo nos permite hacer referencia a las marcas étnicas y/o identitarias que encontramos en el interior de los locutorios. Estas marcas son elementos que nos transportan hasta el lugar de origen del/de la propietario/a y/o trabajadores/as del locutorio. Con marcas étnicas e identitarias me refiero a la apropiación simbólica que se hace de estos espacios a partir de fotografías, banderas, emblemas, etc. Incluso en ocasiones, los locutorios albergan pequeños colmados donde se ofertan productos alimenticios del lugar de origen del/de la propietario/a. Estos elementos actúan como marcas identitarias que hacen referencia al país de origen y actualizan la idea de nación y/o comunidad. En este sentido, los locutorios parecen devenir, no tanto en espacios de construcción de la nación, sino más bien de rememoración de la nación y de los referentes, de pertenencia a un lugar y a una comunidad. La identidad nacional compartida puede servir de excusa para compartir la experiencia migratoria, para facilitar la vivencia y convivencia y donde se cree un contexto de construcción de imaginarios.

El tercer trazo nos muestra a los locutorios como espacios donde encontramos informaciones varias, informaciones “informales”, que cuelgan de carteles en el interior del locutorio, donde se ofertan trabajos, alquileres de vivienda, información sobre asesorías legales, ofertas de ocio, etc. Estos anuncios diversos ponen en evidencian qué tipos de estrategias o de procedimientos se pueden seguir para moverse y funcionar en la sociedad de acogida. El locutorio posibilita que la información sea accesible, que circule y que uno/a pueda incorporarla en su transitar por la ciudad de manera que los movimientos sean más sencillos, más fáciles y más seguros. Estas informaciones no sólo “cuelgan” de los carteles del locutorio, sino que también circulan entre las personas que habitan el lugar, y construyen al locutorio como un centro de recursos. Es aquí donde comienza, sin lugar a dudas, a construirse la idea de red.

La idea de red se retoma en el cuarto trazo, red que se configura a partir de las relaciones múltiples que se establecen en los locutorios, relaciones diversas y múltiples, relaciones con las tecnologías y relaciones con las personas. Estas redes no sólo se tejen con los lugares de origen, es decir, con espacios lejanos, sino que también se tejen con las personas que transitan habitualmente por los locutorios, es decir, los/as que residen en espacios próximos. Aquí encontramos a usuarios/as inmigrantes, con los/as que se puede compartir la “vivencia migratoria” y usuarios/as autóctonos/as, con los/as que se puede establecer arraigos y vínculos con la sociedad de acogida. El estar inmerso en una red, puede ayudar a relativizar el desarraigo de la persona así como el extrañamiento que uno/a siente cuando está en un lugar al que, en un principio, no pertenece. La red es la gran potencia de los locutorios, es la que nos remite a la multitud de hebras que define el concepto de transnacionalidad, a la multitud de hebras que surgen de las múltiples relaciones que se establecen en estos espacios, que a su vez se forjan y sustentan de las propias prácticas cotidianas del/de la migrante. Esta red es la que nos permite seguir manteniendo vínculos con el allá, al tiempo que se construyen vínculos con el acá. Estas redes sociales que los/as migrantes ponen en funcionamiento nos permiten ver cómo construyen sus propias movilidades sociales y cómo articulan sus interacciones y relaciones sociales en las “nuevas” sociedades de acogida.

Tecnologías, llamadas telefónicas, tarjetas de prepago, conexiones a Internet, flujos de información, informaciones significativas, relaciones, vínculos, redes… Todos estos trazos hacen referencia a las diferentes dimensiones que conforman a los locutorios como espacios interesantes de mirar. A primera vista, el locutorio podría entenderse como un no-lugar, es decir, como un espacio de flujos, de conexiones, de circulación. Como un espacio fronterizo, que permite el tránsito pero que no motiva a la permanencia, en el que uno/a está de forma momentánea. En definitiva, un lugar de paso. Un ejemplo de este tipo de “estancia” en el locutorio seria la del/de la turista que, como si de un/a nómada se tratara, transita por el espacio y está en constante movimiento. En cambio, hemos podido ver que en los locutorios encontramos más cosas que meros flujos y/o meros tránsitos. Es en este sentido que, los locutorios pueden entenderse como lugares (en el sentido de lugares antropológicos), es decir, espacios con significado para las gentes que los habitan. En este sentido, nos encontraríamos con un espacio identitario, relacional e histórico. De la mano de las redes que tejemos en el locutorio, éstos invitan no sólo a ser atravesados, sino que también invitan a quedarse y permanecer, porque es un espacio acogedor, un espacio parecido a un “hogar”, donde uno puede compartir y relativizar la vivencia de la distancia.

Los locutorios como lugares, los locutorios como no lugares… Los locutorios como estaciones de relación, concepto integrador que nos permite poner en juego todas las aristas y dimensiones que lo atraviesan, todos los usos y características que lo configuran. En este sentido, entendiéndolos como estaciones de relación, es que los locutorios se articulan, ya no como espacios fronterizos, sino que son espacios “entre fronteras”, es decir, espacios construidos entre el “aquí” y el “allí”, donde el/la inmigrante recurre para mantener esa cotidianeidad con su comunidad de origen, con su familia, con sus amigos/as. Las distancias ya no son tan pesadas como antes o, al menos existe un lugar donde relativizarlas, donde compartir la distancia, la movilidad y la vivencia migratoria. Los locutorios podrían entenderse, en palabras de Rosa Aparicio (2002), como un “marcharse sin irse del todo”, es decir, en una forma de irse físicamente del país de origen, pero no socialmente, y donde uno puede mantener los lazos de forma constante. Los locutorios se articulan, de este modo, como lugares de referencia, como puntos de encuentro y/o reunión donde establecer conexiones. Conexiones que posibilitan formar parte de redes, redes que permiten la vinculación cotidiana y permanente entre las comunidades de origen y de destino. Conexiones y vinculaciones no puntuales y/o transitorias, sino que responden a intereses compartidos por donde discurren los flujos de relación y de información.

Y es justamente en este sentido, cuando hablamos en términos de estaciones de relación, cuando los locutorios se articulan como espacios sociales transnacionales, en tanto que permiten la presencia física y simbólica de personas, al tiempo que posibilita la conexión entre las mismas. De acuerdo con Carmen Voigt-Graf (2004) los espacios transnacionales están construidos por nodos, que pueden ser fijos o pueden estar anclados en redes, y por los flujos que se establecen entre estos nodos. Los locutorios posibilitan la conexión entre nodos, es decir, entre migrantes, entre los que emergen flujos de personas, de informaciones, de afectos. Esta estación de relaciones, este espacio “entre fronteras”, este nuevo espacio que se articula entre dos (o más) países, posibilita la construcción de nuevas formas de organización social y de relación, como por ejemplo, las familias transnacionales

Estas familias transnacionales rompen con la idea previa de que todo proceso migratorio implica desestructuración y desintegración del núcleo familiar, ya que, al estar inseridos en estos espacios sociales transnacionales, los vínculos y las relaciones con sus comunidades de origen se mantienen. Estas familias no son familias corrientes, sino que son familias “de larga distancia”, ya que el inmigrante puede estar trabajando “aquí” pero mantener su hogar “allá”. Los locutorios se convierten en “lugares de encuentro”, ese hogar “entre hogares” que permitiría un contacto cotidiano y la posibilidad de “estar sin estar presente”. Sería como una especie de “hogar virtual” al que nos acercamos para traer a nuestros seres queridos cerca, donde podemos compartir las preocupaciones y las alegrías, donde podemos imprimir la cotidianeidad de afectos y cariños. Los locutorios, por lo tanto, contribuyen en cierto modo a desdibujar la imagen de “ruptura” que conlleva la inmigración y dotan de continuidad a la experiencia migratoria, continuidad que hace posible el “estar sin estar presente” y el “ser y hacer familia” a pesar de la distancia.

A modo de conclusión…

Los locutorios, como se intenta mostrar en el trabajo de investigación, son espacios que emergen entre países, entre fronteras, entre deseos de permanencia y deseos de compartir vivencias. Los locutorios corren parejos a las transformaciones que propicia la tecnología, a las transformaciones que afectan a la ciudad, a las transformaciones que afectan a nuestras formas de estar en sociedad en la era de la globalización. Pero los locutorios también nos muestran otras formas de hacer y de estar en sociedad que responden a esa necesidad de permanecer a pesar de la distancia. Las estrategias que los/as usuarios/as de los locutorios ponen en funcionamiento para relativizar las distancias y (sobre)vivir en las sociedades de acogida nos muestran que las tecnologías no sólo acortan las distancias, sino que también pueden transformar nuestras formas de estar y de relacionarnos, y que se pueden armar nuevas formas de estar juntos o, como hemos visto con la familia transnacional, de ser familia.

Los locutorios nos hablan de nuestro presente a diferentes niveles. Mirar el locutorio posibilita dar cuenta, por un lado, de aquellas configuraciones y fenómenos que permiten hablar de la inauguración de nuevos tiempos, nuevos espacios y una nueva época. En él vemos ejemplos de algunas de las implicaciones de las tendencias y procesos globales y globalizantes asociadas en buena medida a las nuevas tecnologías. Pero, como anunciábamos al principio, los locutorios también nos hablan de particularidades locales y culturales, que se articulan en referencia o incluso como resistencia a algunos de esos procesos globales. En este sentido, y siguiendo a Luis Eduardo Guarnizo y Michael Peter Smith (1999), podríamos entender el locutorio como una forma del transnacionalismo “desde abajo”, es decir, como una forma de resistencia o como forma de escapar al transnacionalismo “desde arriba”, como forma de responder y de (sobre)vivir a las dificultades que los/as inmigrantes encuentran en sus sociedades de destino y en sus procesos de inserción social.

Los locutorios podrían entenderse, en palabras de Ulf Hannerz (1996), como “pequeños talleres”, en los que las personas trabajan en la construcción y mantenimiento de la realidad social. Los locutorios serían como esos “pequeños talleres” que ponen en juego formas de vida transnacional que se construyen a partir del uso de la tecnología, es decir, a partir de una llamada telefónica o del envío de un e-mail. El locutorio posibilita la construcción de redes, redes que se construyen aquí pero que, al mismo tiempo, se mezclan y vinculan con redes de allí. Estas redes son las que posibilitan que se establezcan relaciones que superan las fronteras y las distancias y nos muestran que, las relaciones pueden ser virtuales, pero sin ser por ello menos reales e intensas. El locutorio como “pequeño taller” donde sus usuarios/as establecen relaciones, construyen redes, participan de su comunidad de origen, permanecen en la distancia e incluso constituyen nuevas formas de organización social.

Los locutorios también nos muestran una vez más cómo la sociedad hace, deshace, crea y posibilita cosas y relaciones a través de las tecnologías y cómo, a su vez, las tecnologías crean y modifican formas de relación, formas de sociedad. Cómo las tecnologías no sólo operan de forma meramente instrumental acortando distancias, transportando palabras o personas, sino que transforman y modifican nuestra relación con el mundo, nuestra forma de concebir nuestras vidas y relaciones. Cómo, en muchos sentidos, nos permiten intensificar y reinventar nuestras formas de estar juntos, o incluso nuestras formas de ser familia.

Referencias

Aparicio, Rosa. (2002). La inmigración en el siglo XXI: Las novedades de las actuales migraciones. En F.J. García y C. Muriel (eds.). La inmigración en España: contextos y alternativas. Vol. II. Actas del III Congreso sobre la inmigración en España (pp. 31-40). Granada: Laboratorio de Estudios Interculturales.

Augé, Marc. (1995). Los no lugares. Espacios del anonimato. Una antropología sobre la modernidad. Barcelona: Gedisa.

Castells, M. (1997). La era de la información. Vol. I. La sociedad red. Madrid: Alianza Editorial, 2000.

Guarnizo, Luis Eduardo y Smith, Michael Meter. (1999). Las localizaciones del transnacionalismo. En G. Mummert: (Ed.). Fronteras Fragmentadas (pp.87-112). México: El Colegio de Michoacán-CIDEM.

Hannerz, Ulf. (1996). Conexiones transnacionales. Cultura, gentes, lugares. Madrid: Ediciones Cátedra, 1998.

Vertovec, Steven. (2004). Cheap calls: the social glue if migrant transnationalism. Global Networks, 4(2), 219-224.

Voigt-Graf, Carmen. (2004). Towards a geography of transnational spaces: Indian transnational communities in Australia. Global Networks, 4(1), 25-49.

 

(1) El presente trabajo de investigación se ha llevado a cabo dentro del marco del proyecto I+D “Impacto psicosocial y cultural de las innovaciones tecnocientíficas: procesos de cambio y reproducción social vinculados a la implementación y uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC’s)” concedido por la Dirección General de Investigación (DGI) del Ministerio de Ciencia y Tecnología al Departamento de Psicología Social de la Universitat Autònoma de Barcelona.