Lawrence,
Thomas Edward (2004) |
Xavier Ballaz Bogunyà
Universitat Autònoma de Barcelona
lamadrigueradeconejos@hotmail.com
La guerra parece haberse adueñado por completo de todo el espectro de lo real. Desde la política internacional a las protestas callejeras, pasando por los titulares de prensa día si y día también, lo bélico se ha erigido en un protagonista indiscutible de nuestras vidas en cualquier ámbito. Medio y meta, por doquier guerra sin fin.
Numerosos han sido los intentos de responder a una pregunta inaugurada mundialmente el 11-S: ¿y ahora, qué? Desde todas las disciplinas han venido apareciendo desde entonces propuestas de análisis de un fenómeno que supera con creces lo que entendíamos por guerra y por terrorismo.
Pero a mi entender, estas respuestas no pueden ser nunca unívocas ni neutras si quieren ser acertadas, y es por ello que considero relevante esta edición del texto de Lawrence, escrito, recordémoslo, en 1929. Subrayaré la oportunidad de este libro recogiendo unas palabras de Virno. En un encuentro de Rekombinant organizado por Bifo poco antes del 11 de septiembre de 2001, Paolo Virno decía que el movimiento es como la sonrisa del gato de Cheshire de "Alicia en el país de las maravillas". Vemos la sonrisa, pero hay que materializar al gato.
A mi juicio, el valor de este libro reside en dos aspectos: por un lado, porque da un paso más hacia esta materialización del gato. Hay mucho dicho; desde Seattle a Génova, de Porto Alegre a Mumbai, hemos construido un sinfín de herramientas para hablar de este cambio de escenario en política, en economía, en activismo y en socialidad, pero para que –como apunta Negri- esta multitud potente no se vea arrastrada de nuevo a un pensamiento blando fácilmente cómplice y autocomplaciente, hay que anudar éste léxico posfordista con la materialidad para que esta potencia perdure. Requerimos de nuevas prácticas para fijar estas nuevas luchas. Este libro participa, modestamente, de la forja de este nuevo estado de cosas. En primer lugar, mediante el uso de un tipo de licencia Creative Commons, cada vez más utilizada en el mundo del papel, que permite copiar y difundir libremente, y que socava los fundamentos de la propiedad intelectual arrastrando consigo numerosas implicaciones políticas y económicas en el ámbito de la producción cultural. Una punta de lanza importantísima en el conflicto político por la libre reproducción de los productos de la inteligencia colectiva contra todas las modalidades de propiedad intelectual que privatizan los cerebros y criminalizan la compartición de saberes. En segundo lugar, mediante el recurso a una prologuista anónima: ¿quién es Wu Ming 4? Sin Nombre 4, pues eso significa en chino, es alguien que, junto con tres compañeras más, oculta su rostro con éxito desde hace más de una década. Iniciadoras y principales agitadoras de la columna italiana de lo que fue un pseudónimo utilizado en todo el mundo por cientos de personas, publicaron “Q” (edición castellana: Mondadori, 2000) bajo el nombre de Luther Blisseth. Ambientada en la Europa de la Reforma y la Contrarreforma por el gran paralelismo que tiene esa época con la situación actual, esta novela supone un magistral ejemplo de creación de mitos con potencial renovador. Luego, abandonado el pseudónimo, tomado prestado de un futbolista jamaicano que militó en el A.C. Milan en los ochenta, han seguido vinculando siempre acción, literatura y política a través de los Tutte Bianchi que se hicieron famosos en Génova y actualmente desde la Wu Ming Foundation.
Por otro lado, el texto de Lawrence, a caballo (o quizás debería decir a camello) entre la reflexión teórica y la experiencia práctica, posee un valor y una actualidad innegables. Hecho por encargo de la Enciclopedia Británica para cubrir la voz “guerrilla”, T. E. Lawrence, el Orenz, condensa de manera sencilla y diáfana, trufando el texto con ejemplos de gran valor, un tratado sobre la guerra de guerrillas que pone en cuestión los fundamentos clausewitzianos más asentados, y aceptados todavía hoy por más de un analista político. Desde su profundo conocimiento del tema, adquirido durante años en el campo de (no-) batalla, Lawrence pone en tela de juicio la concepción clásica de la guerra.
Superando el mapa dibujado por Clausewitz, esboza una teoría bélica que apunta directamente a nuestros días, siendo capaz de captar, por haberlo llevado a la práctica, un arte de la guerra distinto. Frente al paradigma del duelo a gran escala, del enfrentamiento y de la muerte, construye una propuesta de la evitación y de la vida. Usando el sabotaje antes que la batalla, el movimiento antes que la fuerza, comprende, también, que la guerra se libra más allá del campo de batalla; allí donde viven las gentes que no empuñan armas pero que permiten o impiden, hacen posibles o imposibles victorias y derrotas. En su forma de hacer la guerra se contagia de, y aprovecha inteligentemente, aspectos de los nómadas que pondrán en cuestión los conceptos de línea de frente, de batalla, de objetivo militar y de lo que significa ser soldado. Lawrence sitúa la guerra en otro plano. Un plano liso, el del desierto, frente al espacio estriado de los ejércitos, que le permite no ya moverse él y sus hombres, sino cambiar a cada movimiento la disposición del campo de batalla. La guerrilla de Lawrence es invisible, (“los árabes eran como un vapor llevado por el viento”) y distinta a cualquier otra clase de guerrilla. Su mirada a lo bélico se alza contra la de von Clausewitz pero también, visionariamente, contra los preceptos de la guerra de guerrillas clásica. Sus paladines, desde Mao hasta el Che entendieron la guerrilla como el paso previo a la formación del ejército revolucionario y nunca dejaron de constituir el reverso de la moneda acuñada en la modernidad: guerra y política, Estados-nación y lucha de clases. Las reglas de juego en el que se movieron todos siempre fueron las mismas; ganar batallas y tomar el poder. Y a través de este libro se está proponiendo otra cosa, otro modelo de lucha que ofrece numerosos pivotes sobre los que orientar las luchas en el calidoscopio de la posmodernidad.