Tirado, F. J. y Mora, M. (2004) |
Daniel López Gómez
daniel.lopez@uab.es
Universitat Autònoma de Barcelona
“Cyborgs y extituciones. Nuevas formas de lo social” nos propone un giro ontológico para las ciencias sociales: pensar el acontecimiento y las formas sociales que lo sitúan en el centro de su formulación. Ahora bien, el ánimo de este libro lejos queda del campo de la estética o de la filosofía, concierne directamente a un quehacer científico. Lo que se persigue es crear una función que permita explicar, a partir de elementos particularidades, como se gesta la generalidad que denominamos social.
¿Cómo es posible lo social, lo colectivo? Es una doble pregunta. Por un lado, una interrogación por el colectivo y por otro lado, una pregunta por el acontecimiento. Si surge el colectivo como algo que llega a la realidad es precisamente porque emerge como algo nuevo, como un acontecimiento que suscita en nosotros cierta sorpresa y curiosidad. Algo que, como muestran los autores, ha quedado tradicionalmente enterrado en el pensamiento social bajo explicaciones substantivas como el contrato, la historia, el hecho o la relación. Cuatro formas de lo social, que acostumbran a mostrarse como formulas alternativas para pensar lo colectivo, y que, sin embargo, aparecen en este libro bajo un mismo común denominador que las aglutina: formulas que excluyen el acontecimiento en la explicación de lo social. Como explican Tirado y Mora, el contrato, la historia, el hecho o la relación “operan como sustantivos, permiten una definición, reducen el orden de lo heterogéneo y la complejidad a formas elementales desde las que iniciar toda reflexión social. Operan como últimas causas o motor inmóvil”. No obstante, el atrevimiento de este libro no consiste únicamente en señalar, a través de una lectura meticulosa y cuidadosa de los clásicos, el sacrificio sobre el que se asientan estas categorías sociológicas. Su vocación es claramente propositiva: desarrollar un pensamiento social en el que el acontecimiento, como plantea Serres, se convierta en el tercer incluido. Propósito que pone al libro en consonancia con las propuestas clásicas de Simmel, la sociología dionisiaca de Maffesoli, la microsociología, la sociología de la traducción o la etnometodología, al mismo tiempo que las traduce para producir un marco de sentido con el que poder construir dos conceptos concretos con los que hacer inteligible lo social desde el acontecimiento: el cyborg y las extituciones.
La figura del cyborg ha llegado a la escena del pensamiento social como una artefacto para dinamitar (o al menos, fluidificar) las dicotomías que lo estructuraban y extraer de él elementos para construir un pensamiento de la heterogeneidad y de la complejidad capaz de articular nuevas formas de hacer política. Gracias a él se producen tres rupturas importantes: entre humano y animal, natural y artificial, físico y no físico. Esta capacidad subversiva del cyborg es quizás su atributo más sobresaliente, pero no es el único. En este libro nos topamos con otro-cyborg. Con un concepto antes que con un instrumento. Lejos de reivindicar la potencia de disolución de dicha figura, constantemente ensalzada, Tirado y Mora, siguiendo a Adorno, quieren convertir el cyborg en una forma de “abrir lo que no tiene concepto a los conceptos, sin subordinar lo primero a lo segundo” Como ellos mismos dicen: “Deseamos convertir la noción cyborg en una caja de herramientas para pensar el acontecimiento; para dotar al pensamiento social de una nueva forma de pensar”. Y para ello, hacen una lectura arqueológica del mismo. Una lectura que pone al cyborg en relación al superhombre nietzscheano. Tras la forma-Dios del pensamiento clásico y la forma-hombre que surge con el pensamiento moderno, surge la forma-cyborg. Ésta forma, como dicen ellos, no es Dios ni es el hombre. Tampoco es la mera transgresión de fronteras ya establecidas. “Es la habilidad o posibilidad de actuar, ser y estar simultáneamente en planos diferenciados. Es la capacidad de ser definido de diversas maneras a través de múltiples posiciones.” Los autores afirman que se trata de un sobrepligue: “un espacio en el que se recogen e informan de saturación y redundancia de acontecimientos” Por lo tanto, una forma en la que se articulan y condensan los acontecimientos sin que por ello estos sean desprovistos de su novedad. Y es aquí donde reside la originalidad de los argumentos que en este libro encontramos. Pensar el cyborg únicamente como metáfora que disloca los dualismos instituidos lo convierte en una figura reactiva, subordinada a la definición de las cosas, y por tanto sin capacidad generativa. Una figura-esclava. Por el contrario, para Tirado y Mora, el cyborg, en primer lugar, es un devenir, “movimiento sin pausa, sin freno, con velocidad azarosa que atrapa seres, cosas, sujetos y objetos”- es ahistorico porque mezcla varias temporalidades y no se somete a la tiranía de una ordenación temporal y es político porque redefine y altera los limites del mundo. La forma-cyborg hace de la ontología un ejercicio inherentemente político, y éste tiene ahora al acontecimiento en su centro: “¿cómo nos enfrentamos con lo múltiple y lo variado, lo fragmentario y lo inacabado?” Pero no sólo eso, además de un cambio en el estatuto ontológico del término, la redefinición del cyborg implica un cambio operativo muy importante para las ciencias sociales: utilizar el concepto para ir más allá de una reivindicación de lo local como lugar de lo heterogéneo y poder explicar cómo es posible articular colectivos globales. A través de las propuestas de Michel Serres sobre la lógica trinaria de toda relación, los autores retoman el concepto de parásito, para explicar cómo es posible hacer del cyborg una figura molar. Surge entonces la segunda figura de lo social: la extitución.
Del mismo modo que la forma-hombre da paso a la forma-cyborg y que nos pensamos como seres híbridos, la institución como figura predilecta de lo social da paso a la extitución. Con este término, los autores ofrecen un concepto con el que hacer inteligible la progresiva desaparición de los interioridades sociales tradicionales (escuelas, fábricas, familias, etc.) y el surgimiento de organizaciones sociales cada vez más porosas, virtuales y maleables. En ellas encontramos los atributos del cyborg: son sobrepliegues donde quedan condensados los acontecimientos sin que ello implique la disolución de sus diferencias (homogenización). Con este novedoso concepto, Tirado y Mora, tratan de hacer inteligible los nuevos dispositivos de las sociedades de control. Se trata de un tipo-ideal a partir del cual dar sentido a las transformaciones de las instituciones en la época de la movilización total del mundo.