Principales aportaciones de Ortega y Gasset a la Psicología social construccionista y post positivista.

Ortega y Gasset’s principal contributions to the social constructionism and post positivism psychology

  • Anastasio Ovejero
“Principales aportaciones de Ortega y Gasset a la psicología social construccionista y post positivista” fue el título del seminario que Anastasio Ovejero impartió en el doctorado de Psicología Social de UAB en el mes de diciembre del 2001. Aquel día, en que comenzaban las temperaturas más bajas del invierno en Catalunya, acompañadas de una inusual nieve, realizamos la siguiente entrevista a un personaje que, en contraste, se mostró muy cálido y dispuesto a dialogar acerca de su trabajo en psicología social, sus acercamientos a la filosofía, y la conjugación de ambas disciplinas en el desarrollo teórico, político y práctico de la psicología. Y en donde además nos señaló las conexiones y puentes que entretejen las nuevas formas teóricas y algunas antiguas formas de pensar, tal como la que encontramos en una filosofía como la de Ortega y Gasset.
    Palabras clave:
  • Ortega y Gasset
  • Construccionismo social
  • Psicología política
  • Filosofía
“Ortega y Gasset’s principal contributions to the social constructionism and post positivism psychology” was the title of the seminary that Anastasio Ovejero gave in the doctorate of social psychology of the UAB in September of 2001. That day, in which began the lowest temperatures of the winter on Catalonia accompanied with a very unusual snow, we realized the next interview to a celebrity that, in contrast, showed himself warm, gentled and approachable to have a dialogue about his work in social psychology, his approaches to the philosophy and to talk of the conjugation of both in the theoretic, politic andpractical development of psychology. As well, in this conversation, he point us the connections that intertwine the new theoretic forms and some antic forms of thinking, like we find in the philosophy of Ortega y Gasset.
    Keywords:
  • Ortega y Gasset
  • Social constructionism
  • Politic psychology
  • Philosophy

Álvaro Ponce y José Morales: Quisiéramos comenzar preguntándote, ¿Para qué sirve la psicología social, cuál es la función que tiene?

Anastasio Ovejero: Primero que nada, sería preciso decir para qué sirve qué psicología social, y para quiénes sirve. Esto lo señalo, porque evidentemente, la psicología social llamada positivista, ha sido de muchísima utilidad... por ejemplo, la psicología del trabajo, antes llamada psicología industrial, ha sido tremendamente útil para controlar algunos procesos de producción dentro de la industria. Así también en el ejército ha tenido una inmensa relevancia. Desde luego, que no hay que dejar fuera aquellos instrumentos propios y típicos de evaluación, los test de inteligencia, que nadie duda que han tenido una función fundamental y que ha sido muy útil para el control social.

Por otra parte, la psicología social alternativa, que se propone desde ciertos sitios puede ser útil para emancipar a la gente, de la misma forma en que la psicología tradicional lo ha sido para el control social, para controlar a las personas.

De esta manera vemos que ésta nueva forma de psicología social está sirviendo para ver e interpretar la realidad de otra manera; para ver cosas diferentes a la psicología tradicional. Y en esto está puesto el sentido de esta nueva psicología, para que nos sirva de verdad para cambiar la sociedad en alguna dirección... aunque bueno, eso ya es muy apresurado como pronóstico, entre otras cosas, porque el cambiar no es fácil, y cambiar algo en determinada dirección, depende de qué se entienda por cambio, y de cuál es la decisión correcta del cambio, y en esto ya estamos hablando acerca de posturas ideológicas.

A.P.-J.M.: Entonces, ¿Sería un problema fundamentalmente ideológico?

A.O.: Sí, claro. La psicología tradicional ha sido muy útil, como he dicho antes, para funciones de control de las personas y para que funcionen mejor los sistemas del mundo capitalista. Eso es indudable. Que luego la psicología crítica puede ser útil para otras cosas, yo creo que eso está por verse. Pero como mínimo, creo que puedo afirmar que está sirviendo para desenmascarar muchos de los fenómenos que están debajo de ese control.

Así, el gran problema de la psicología, es naturalizar los fenómenos e intentar mostrar que las cosas son como son y como deben ser y que ya no se puede hacer nada por evitarlo. Por otra parte, está el “psicologizarlos”, es decir, intentar mostrar que los problemas de las personas están dentro de las personas; que los problemas sociales se reducen a problemas de personas individuales. Y en ese sentido, la psicología dentro del pensamiento social crítico, está siendo útil para desenmascarar muchos de esos argumentos que naturalizan la condición humana. En este sentido, el socio-construccionismo iría por ese camino también, mostrando evidentemente que las cosas no son «naturales», sino que las construimos.

A.P.-J.M.: Anastasio, hay quienes hablan de hacer una psicología que se constituiría en su hacer, como fin en sí misma, que podríamos llamar “psicología inútil”, ¿sería este el caso?

A.O.: No, esto no lo sé. Lo que sí, creo que, una psicología inútil sería difícil de hacer porque siempre sería útil para alguien. Una psicología que no tenga como función explícita controlar a la gente, ni liberar a la gente, no me imagino qué función tendría. Claro, en eso hay que ser rigurosos, hay que distinguir los efectos que dice conseguir, los efectos que pretende conseguir y que no se dicen, y los efectos que, luego, realmente consigue. Podemos hacer una psicología inútil, donde no queremos ni conseguir nada ni decir que queremos conseguir nada, pero que siempre tiene efectos.

Me da la sensación que los que dicen que van a hacer una psicología inútil, es porque piensan que con eso se podría conseguir un objetivo mejor que con otras psicologías. Te repito: producir tipos de efectos, que no son ni los que decimos pretender, ni los que pretendemos realmente, sino los que terminamos consiguiendo, sin saber que íbamos a conseguir eso. Esos elementos que se nos escapan y son siempre inevitables por muy inútil que quieras que sea tu conducta.

Yo creo que hacer una distinción entre estos tres tipos de efectos es muy importante. Los psicólogos tradicionales dicen que quieren lo mejor, la igualdad para todos, que la psicología esté al servicio de la población general, pero en el fondo lo que quieren no es eso, sino poner la psicología al servicio de los poderes dominantes. Estos dos tipos de efectos, se entienden bien, pero luego hay un tercer tipo de efecto, que es el que terminamos consiguiendo sin saber: los efectos horribles como cuando actúas siguiendo una cosa y te sale algo totalmente opuesto. Esto ocurre en otras instancias, por ejemplo, a lo mejor a tu hijo lo educas diciéndole que quieres el bien para él, pero lo que de verdad quieres es el bien para ti y luego, al final, lo que te sale no es el bien ni para él ni para ti. Hay que tener en cuenta la distinción de estos tres efectos de la psicología en general y los efectos de una posible psicología inútil

A.P.-J.M.: Cambiando de tema: quisiéramos preguntarte acerca de ¿Cómo fue tu acercamiento a la Psicología Social y luego cómo fue tu trayectoria intelectual?

A.O.: Mi trayectoria fue muy similar a la de tanta gente. El porqué de entrar a estudiar psicología, casi no lo sé. A los dos o tres años antes de entrar a la universidad, yo siempre soñaba con hacer física nuclear, puesto que lo que más me gustaba eran las matemáticas. Pero cuando llegó el año en que se entraba a la universidad me comenzaba a gustar la filosofía y dije “quiero ser filósofo, quiero estudiar filosofía”. Al estudiarla pensé –ahora no lo diría, pero así lo pensé entonces– que ganarme la vida filosofando no era ser filósofo sino sofista. Por lo tanto, pensé en hacer psicología por la mañana y dedicarme profesionalmente a ella y por la tarde dedicarme a la filosofía. Así finalmente, terminó siendo la psicología la profesión, el hobby y todo, tanto en las mañanas como por las tardes, porque es lo que me llena. Y bueno, la filosofía termina siendo una actividad secundaria.

La carrera de psicología que se enseñaba en ese tiempo era de corriente positivista. Después de estudiar psicología en Madrid, me fui a estudiar a la Sorbone en Francia, con una beca del gobierno francés y allí estuve trabajando en una psicología que era muy psicologista, cognitivista y experimentalista por excelencia.

Así en ese tiempo, ese modelo de psicología me convencía. Aunque ideológicamente creo que siempre fui un poco contestatario; ya que desde muy pronto me gustó la antipsiquiatría y cosas por el estilo. Sin embargo, en aquel entonces, no conocía ni de nombre a Foucault. No obstante, fue ya siendo profesor, que me introduje en el ámbito de la psicología crítica al realizar mi tesis sobre la personalidad autoritaria. Más tarde, cuando mi atención se dirigió hacia la psicología social de la educación, me centré en los aspectos críticos de ella, durante bastantes años: analizando la utilización de la escuela y del coeficiente intelectual como instrumentos de justificación de unas desigualdades sociales e intelectuales. De esta manera, fue a partir del 86 cuando empecé a tener más clara mi postura, ya que al mismo tiempo que me adentraba en el pensamiento crítico, fui saliendo de un positivismo propio de mi formación... del cual no es que fuese partidario, sino que antes ni me planteaba la idea de que pudiera haber otra cosa, como le pasa a todo del mundo.

A.P.-J.M.: Y en ésa época cuando sus intereses estaban entre la psicología y la filosofía, ¿La lectura de Ortega y Gasset fue por las mañanas o por las tardes?

A.O.: Ni una cosa ni la otra. Eso fue mucho más tarde. Mi interés en Ortega, comenzó como un interés psicológico con El Hombre y la Gente. En ese tiempo, me di cuenta que coincidía mucho con la psicología de Rom Harré y la etiogenia, y a partir de ahí me fue interesando en mayor medida. Luego fue que lo trabajé en mis dos libros anteriores, pero el interés venía de atrás: por el año 89 escribí un artículo sobre Ortega y en el 92 hicimos un encuentro hispano-portugués en Lisboa, donde presenté un trabajo que era sobre el perspectivismo de Ortega y Gasset como un planteamiento posmoderno. Sin embargo, fue cuando estaba preparando mi estudio para la cátedra, una investigación longitudinal sobre el fracaso escolar en Oviedo, cuando pedí a Tomás Ibáñez algunas recomendaciones al respecto, en donde él me sugirió que no hiciera un trabajo empírico, como yo pensaba en un comienzo. Fue entonces que me decidí a hacerlo sobre Ortega y Gasset, autor que como dije antes, ya venía trabajando. De hecho, me leí la obra completa de Ortega, para extraer de ella lo máximo que pudiera de sus elementos posmodernos.

Es por ello, que luego de revisar bajo ese prisma la obra de Ortega, es que creo que mi interés por este autor, es más bien intelectual, a diferencia del que siento por Foucault, que es de carácter más vital. Con Ortega lo creo así, porque aunque resulte curioso, en psicología en España, nadie lo lee, no es un autor conocido, ya que generalmente se leen autores norteamericanos, pero los textos de Ortega que aunque tienen que ver directamente con psicología no son leídos, y por lo tanto no tienen influencia en la psicología española.

A.P.-J.M.: Respecto a Ortega y Gasset, sus aplicaciones al posmodernismo, ¿Él es un autor que venía marcado de alguna manera por el existencialismo?

A.O.: Yo creo que es bastante existencialista, pero él siempre lo negaba. Él jugaba a no ser existencialista y decía que de existencialista no tenía nada. Sin embargo, el tenía toda la influencia de la filosofía alemana, de eso no hay duda. Sobre todo la fenomenología, el neokantismo, G. Simmel, el escepticismo de W. Dilthey, son todos autores que ejercieron una influencia fundamental en él. Todo a la luz de Nietzsche, y del Nietzsche que decía que no hay hechos sino sólo interpretaciones. Por eso es tan construccionista Ortega. A tal punto, que en su último libro llega a comparar a la ciencia con la poesía, afirmando que son hermanas gemelas, productos de la imaginación. La ciencia es pura imaginación, la física no está mostrando la realidad tal como es, porque es imposible saberlo y, por lo tanto, está imaginando una realidad.

Y en este sentido, surge la pregunta por ¿Quién a dicho que la ciencia tiene que ser empírica? La ciencia moderna no era empírica, era empírica la ciencia antigua, los escolásticos, Aristóteles, ellos eran empíricos, ellos observaban mucho, en cambio en los científicos modernos, a partir de Galileo, ¿qué es lo que pasaba?, que se realizaban muchas cosas sin ver. Y si no me equivoco, creo que esto tiene mucha relación con el construccionismo.

A.P.-J.M.: En relación a el construccionismo, y respecto a su afirmación de que: “No somos naturaleza, sólo somos historia”, ¿no implicaría en cierta medida el problema de caer en una especie de idealismo, pensar que nuestras construcciones no tendrían otro orden diferente al que verbalizamos, concebimos o imaginamos?

A.O.: Yo creo que de seguro han de tener otro orden, yo creo que lo que imaginamos y construimos no lo imaginamos, ni lo construimos y conseguimos sólo por azar, sino que es en función de nuestra posición real y de nuestros intereses.

Y en esto yo soy un poco marxista, y creo que sería importante volver a las consideraciones de Marx: no es la conciencia la que lleva al ser, es el ser el que lleva a la conciencia, no es mi ideología la que me lleva a actuar de una manera o de otra, es mi actuación de una manera o de otra la que me lleva a cierta ideología. En este sentido dice mucho un refrán español, castellano muy antiguo, que dice “si no vives como piensas, terminarás pensando como vives”.

Una persona que vive muy bien, pues efectivamente va a construir una realidad muy diferente de otra que vive mal. Eso en Iberoamérica es muy claro, hay países con la mayor desigualdad del mundo, en donde puede haber a la vez, una riqueza increíble con las más novedosas tecnologías, y a unos cuantos kilómetros más allá, se ven las mayores miserias. Entonces evidentemente yo puedo relativamente imaginarme y construir ciertas realidades, pero desde luego que quien se sienta aquí, construirá realidades distintas a las de quienes están y viven en las cloacas, que seguro que tendrán construcciones diferentes.

Yo creo que la realidad existe, la hemos construido nosotros, lo que no existe es que sea independiente de nosotros. Así, la verdad existe, claro que existe, pero no es construida sólo por nosotros, es construida por quien o quienes tienen poder, y así también, por distintos poderes, porque las personas puede tener diferentes tipos de poder. Lo que pasa es que esos procesos son muy complejos y hay una serie de contradicciones al tratar de apreciarlos de manera simplificada.

A.P.-J.M.: Respecto al socio-construccionismo: si bien se puede hacer una lectura de Ortega en el pos-modernismo, me imagino que habría puntos divergentes respecto a lo que señala él, y lo que señala el socioconstruccionismo.

A.O.: Desde luego, en Ortega encontramos a un autor claramente relativista en un sentido, pero nada relativista en otro. Lo que pretende Ortega con su perspectivismo no es mostrar todo relativo, sino mostrar que no existía la relatividad. Él huía de la relatividad como del fuego o del demonio. Lo que pasa es que él sin quererlo, y muy a pesar suyo, a medida que intentó solucionar el problema de la verdad, no supo cómo enfrentarlo, y para eso se inventó el perspectivismo, lo cual evidentemente ya no es relativismo. De ésta manera, el perspectivismo asume que la realidad existe y sin independencia de nosotros, somos nosotros los que somos limitados y no somos capaces de captarla en su totalidad. Así, solamente si juntáramos todas las perspectivas posibles podríamos saber cómo es la realidad, pero eso es imposible porque las perspectivas son infinitas. En cambio cuantas más posturas ponemos, más fiabilidad tendremos en saber qué es la realidad.

Lo que Ortega justamente quería con su teoría perspectivista era salvar el ausentismo de la razón, quería salvarlo y creía que lo salvaba así. Y de aquí creo se puede sacar un aspecto muy interesante a la hora de considerar la construcción de la realidad, que es que todas las perspectivas son importantes, lo cual es fundamental y muy democrático, dado que así se vuelve significativa cualquier perspectiva: la del albañil, la del barrendero, la del conserje, son todas importantes, son todas perspectivas diferentes de la realidad y, aunque ahí se aleja mucho del relativismo, yo creo que gana mucho en adquirir una postura democrática relevante, más aún cuando consideramos que es cerca del año 23 cuando publica esto. Así el perspectivismo sin duda que toma un lugar importante, y sobre todo en aquella época.

A.P.-J.M.: Finalmente, quisiéramos preguntarte por lo que estás trabajando hoy en día, sabemos que en Mayo quizá saldrá un libro tuyo, ¿nos podrías señalar en términos generales de que iría?

A.O.: Bueno, en Mayo pretendo tenerlo terminado, y espero que salga de manera pública por el mes de Septiembre o algo así. Y la temática sobre la que trataría sería algo bastante conocido y en absoluto algo nuevo, pero que creo que sería bueno retomarlo. Me refiero al llamado “racismo científico”. El cual consiste en analizar cómo se intenta justificar científicamente las desigualdades entre razas o grupos, a través de disciplinas como la biología o la psicología. Y en donde se hacen estas justificaciones fundamentalmente a través de dos vías: por un lado, el determinismo biológico, que es el rumbo que ha tenido la genética principalmente; y por otro lado, lo que tiene que ver con las desigualdades entre países, grupos sociales, grupos étnicos, a través de comparaciones en psicología. Luego, lo que yo quiero hacer, desde una perspectiva más construccionista, es resaltar la ideología que hay detrás de tales planteamientos. Además me interesaría incluir un análisis del libro de Berstein y Murray “La curva de campana”, cuyos planteamientos prácticamente no me convencen y a los cuales considero que dicen una serie de aspectos bastantes cuestionables, desde este nivel de perspectiva crítica.