Agendas, encuadres y discursos en los noticiarios televisivos españoles durante la crisis del Prestige

Agendas, frames and discourses in the Spanish TV newscasts during the Prestige Oil Spill Crisis

  • Miguel Vicente-Mariño
En noviembre de 2002, el Prestige lanzó un SOS con el que comenzaba uno de los mayores desastres medioambientales de la historia europea. Los vertidos desembocaron en una crisis política y una considerable confrontación social. En este trabajo analizo la cobertura periodística de cuatro cadenas españolas de televisión. Combinando un análisis de contenido cuantitativo con un análisis del discurso, presento la agenda de cada medio, perfilando un mapa de las estrategias corporativas y periodísticas de cada operador. Las crisis se muestran como periodos que aceleran las rutinas de producción periodística, agudizando las fortalezas y las debilidades del periodismo actual. Los resultados subrayan la excesiva relevancia atribuida a las conexiones en directo, la prioridad otorgada a las cifras y el creciente peso de la imagen, mientras las crisis se convierten en oportunidades estratégicas para las cadenas, que pueden replantearse su posición en el mercado.
    Palabras clave:
  • Agendas periodísticas
  • Encuadres noticiosos
  • Prestige
  • Noticiarios televisivos
On November 2002, the oil tank Prestige sent an SOS that soon became the starting point of one of the main environmental disasters in Europe. The oil spills lead into both a political crisis and a social confrontation. This article analyses the crisis’ coverage of four Spanish TV channels. By means of a quantitative content analysis and a discourse analysis, each channel’s agenda is rebuilt, mapping the corporate and informative strategies of each TV station. Crises are presented as periods when news production routines become accelerated, highlighting both the strengths and the weaknesses of daily journalism. Results underline the excessive salience attributed to live coverage, the obsession for quantifying news’ dimensions and the growing relevance attributed to the image, while crises are presented as strategic opportunities for TV channels in order to rethink their position in the market.
    Keywords:
  • Media agendas
  • News frames
  • Prestige
  • TV newscasts

1 Introducción

El 13 de noviembre de 2002, el naufragio del Prestige, un petrolero cargado con 77.000 toneladas de fuel oil, hacía saltar todas las alarmas en el litoral atlántico. Seis días después, el hundimiento del buque supuso el comienzo de unos vertidos que se han convertido en una de las mayores catástrofes ecológicas de Europa. Las consecuencias medioambientales han sido objeto de diversas evaluaciones en los últimos años, mientras el debate sobre la pertinencia de las decisiones adoptadas durante la gestión de la crisis sigue abierto.

El letal efecto sobre el ecosistema marino compartió protagonismo con procesos sociales y políticos de gran relevancia, marcados por una elevada confrontación ideológica en la esfera pública y por una activa respuesta ciudadana. Asimismo, las consecuencias económicas y sociales sobre un tejido productivo volcado, de forma predominante, en los recursos marinos añadieron un notable componente dramático y una proximidad emocional que encumbraron a la crisis del Prestige al primer puesto de la agenda informativa de 2002. Galicia, tradicionalmente alejada de los centros de decisión política en España, se convirtió en el epicentro de la información: un escenario propicio, por lo tanto, para identificar las tendencias dominantes en el periodismo contemporáneo. Entre mareas negras y blancas, los medios libraron su particular competición por la información y por la audiencia.

Una composición poliédrica en la que intervienen simultáneamente diversos factores convierten a esta crisis en un caso paradigmático, de relevancia para la comunidad científica contemporánea. Estas páginas pretenden explicar mejor una de esas múltiples caras: la cobertura televisiva. La información que aparece en los noticiarios televisivos proporciona datos interesantes sobre los medios de comunicación, pero también transmite un retrato, con variables grados de distorsión, de nuestro entorno. Esta imagen resulta, sin duda, un reflejo que debemos conocer para comprender mejor el engranaje de las sociedades actuales.

2 Objeto de estudio y metodología

El objeto de estudio de esta investigación es la información emitida por cuatro cadenas de televisión (TVE1, TV3, Antena 3 y Telecinco) sobre la crisis del Prestige. Conservando ese objetivo siempre en mente, he renunciado a la evaluación de las decisiones, técnicas o políticas, tomadas durante el periodo seleccionado. En su lugar, mi contribución se limita al análisis de parte de la producción mediática: es en este espacio donde su validez puede resultar más útil desde un punto de vista científico. El abordaje metodológico se compone de una combinación entre análisis de contenido cuantitativo y un estudio sobre los discursos periodísticos dominantes que escenificaron las cadenas durante la crisis.

En primer lugar, completé un protocolo de análisis de contenido cuantitativo compuesto por 47 variables que fue aplicado a las 453 piezas informativas en las que se hacía referencia al Prestige. El periodo analizado comenzaba el 13 de noviembre y finalizaba el 23 de febrero, seleccionándose dos noticiarios por cadena de cada una de las 15 semanas que componían la muestra. En segundo término, se identificaron tanto a 1470 personajes en las noticias como a las 783 declaraciones emitidas, ampliando el protocolo en 12 y en 23 variables, respectivamente. Finalmente, y haciendo uso de las transcripciones de todos los materiales y del programa Atlas.ti para el análisis de textos y de imágenes, se completó un abordaje cualitativo que permitió ilustrar los principales temas y las aproximaciones periodísticas dominantes acerca de la crisis.

3 Resultados: Estrategias editoriales

El primer apartado de los resultados se centra en la presentación de aquellos rasgos que definen la cobertura completada por las cuatro cadenas analizadas: cada una construyó su propio discurso durante un amplio margen de tiempo, priorizando unos temas en sus agendas y apostando por unos encuadres noticiosos diferenciados.

Durante la crisis, Telediario 2 (TVE1) fue la apuesta más clásica de la parrilla de noticiarios, con una puesta en escena sobria y sin apenas espacio para la innovación. El modelo de conducción en solitario, unido a una realización volcada sobre el presentador, imprime al espacio un tono personalista con una estética anclada en referentes televisivos tradicionales. Su liderazgo en audiencia fue indiscutible durante todo el siglo XX, pero la creciente apertura del mercado televisivo acabó por pasar factura al canal estatal. En este sentido, la crisis del Prestige supuso para este noticiario una dura prueba. Su cobertura fue objeto de duras críticas por parte de la oposición política y de los movimientos sociales (Nunca Máis) surgidos como respuesta a la gestión de los vertidos.

La aproximación informativa fue correcta en términos formales, con un estilo sobrio centrado en la enunciación de los hechos y con un escaso margen para la difusión de opiniones personales. Nos encontramos con un volumen de información considerable, que se mantiene a lo largo del tiempo y que intenta transmitir una visión equilibrada de la realidad entre visiones positivas y negativas. Sin embargo, tras esa correcta apariencia formal se esconde un proceso de selección sesgado, en el que las posiciones gubernamentales ocuparon un espacio muy superior a las voces críticas. La exposición neutral de noticias que hacen referencia a las medidas paliativas del desastre puede estar justificada en términos informativos, pero esta apreciación se derrumba al no ofrecer un espacio similar para las opiniones discordantes. La selección informativa primó los aspectos positivos, silenciando a grupos ciudadanos contrarios a la gestión política y completando una visión muy cercana a los intereses gubernamentales.

La cadena pública redujo la cantidad de información sobre el terreno al recurrir a sus abundantes recursos en otras zonas. Este intento de ampliación del alcance territorial, siendo una medida que puede contribuir a ofrecer una aproximación más interesante, acabó por descompensar la producción informativa. Parece claro que, al menos en este tema concreto, el foco informativo estaba localizado en el Noroeste peninsular y los intentos por desplazarlo afectaron a la estructura general de la cobertura.

Telenotícies Vespre (TV3) mostró durante la crisis un comportamiento ejemplar en lo que a su equilibrio formal se refiere. Este noticiario se convierte en un gran ejemplo del esfuerzo por respetar la armonía en la difusión de noticias televisivas. Partiendo de un ritmo veloz de presentación, se establece un turno alternativo de intervenciones entre los conductores que marca una pauta estable y reconocible para la audiencia. Esta vocación de mesura se expande también a los contenidos periodísticos: a pesar de ser un espacio de vocación y difusión autonómica, el alcance de las piezas emitidas combina, de igual modo, la actualidad estatal e internacional. Un espacio de gran formato, con casi una hora de duración, se traduce en una mayor presencia de temas y en la posibilidad de alcanzar un mayor grado de profundidad.

La crisis del Prestige fue un acontecimiento de primera plana durante los dos meses posteriores al naufragio del petrolero, si bien su irrupción en la agenda no supuso un desequilibrio en el conjunto de la oferta informativa del medio, ya que siempre se optó por destinar un tiempo amplio, pero no excesivo, al tratamiento del desastre y de sus consecuencias. La propuesta es clásica, al priorizar la información política al margen de su alcance territorial: la presencia de los líderes políticos es constante y el debate ideológico se presenta como uno de los principales aspectos, dotando de gran presencia al encuadre noticioso del conflicto en clave política.

Los informativos de TV3 salvaron su menor disponibilidad de recursos ampliando el espectro de los puntos de vista incluidos en el relato periodístico. Las voces críticas encontraron un espacio en igualdad de condiciones que las posiciones gubernamentales y el recurso a la opinión de los expertos contó con un foro propio, sin caer en el monopolio de declaraciones de las fuentes oficiales. En este sentido, la distribución de los tiempos de pantalla intentó respetar siempre ese equilibrio entre partes que se echa de menos en otras cadenas.

Las limitaciones del dispositivo de enviados especiales se compensaron mediante una ampliación de la duración de las noticias, que alcanzaban un nivel analítico más profundo que en emisoras estatales, y mediante la búsqueda de fuentes alternativas, ilustrando con argumentos las diferencias entre la versión oficial y las no autorizadas. La posición adoptada por TV3 fue siempre beligerante con la gestión protagonizada por los Gobiernos español y gallego, ofreciendo a su audiencia un periodismo de vigilancia y, en ocasiones puntuales, de crítica abierta al poder político.

Antena 3 Noticias 2 es el noticiario que otorga mayor protagonismo a su conductor principal, ya que Matías Prats ejerce de polo de atracción para la audiencia. Su dominio no es puesto en duda en ningún momento, y su posición de liderazgo ante el resto de conductores auxiliares con los que comparte escena resulta evidente. En un nivel más amplio, la apuesta estética que proponía esta cadena en 2002 apelaba a valores clásicos del periodismo, como la transparencia o el trabajo en equipo, con un plató muy iluminado que trasmitía una mayor calidez. Por lo que respecta al contenido, el noticiario combina una exposición formalmente seria de las noticias con unos contenidos visuales que tienden hacia la búsqueda del impacto. El gran protagonismo de las noticias blandas se traduce en una clara división en dos partes del programa: mientras que la información política y económica ocupa los primeros minutos, el segundo apartado se centra en informaciones que siguen criterios de selección mucho más laxos. Si a esto le sumamos la intencionada entonación empleada por el conductor y por varios redactores, nos encontramos con la aproximación más sensacionalista disponible en las pantallas españolas de la época.

Todas estas decisiones, que pueden ser objeto de crítica desde planteamientos tradicionales del periodismo, conseguían atraer un creciente número de telespectadores en 2002: se intuía un histórico cambio de tendencias en la audiencia española, completado apenas dos temporadas después, cuando Antena 3 arrebató el liderazgo a TVE1 por primera vez en la historia.

El accidente del Prestige recibió una gran atención inicial durante los primeros momentos, marcados por una mayor crudeza visual y emotiva, para desinflarse bruscamente en 2003. La curva de atención mediática devuelve siempre niveles inferiores a sus dos competidoras a escala estatal. El asunto permaneció en los primeros compases del noticiario durante noviembre y diciembre, pero no se mostró interés por prolongar la atención en el tiempo. La tendencia a la información en directo y la búsqueda de empatía con los afectados fueron los rasgos principales de una cobertura en la que predominaron las fuentes procedentes de una esfera política que resultaba tanto más atractiva cuanto mayor fuese el grado de enfrentamiento. Con su peculiar estilo periodístico, intentaron en todo momento generar emoción y sobrecogimiento en su audiencia. Para ello, recurrieron a los vecinos y a los marineros de las zonas afectadas, haciendo lo posible por retransmitir su desesperación o su indignación. El encuadre noticioso del interés humano se activó con mayor frecuencia que otros dispositivos periodísticos, sin prestar apenas atención a los movimientos ciudadanos de protesta.

Finalmente, Informativos Telecinco 20:30 se enfrenta a la crisis con un planteamiento novedoso, lanzando una decidida apuesta estratégica por la renovación no sólo del formato del noticiario sino también de su propia imagen como servicio informativo. En su intento por sacudirse los estereotipos de frivolidad y ligereza que se había ganado durante su primera década de emisiones, la información debía ser la punta de lanza. Así, se pone en escena un noticiario donde numerosos factores, desde la iluminación hasta el empleo de los recursos técnicos, invitan a pensar en un relato informativo mucho más riguroso. Sus semejanzas con TV3 en el ritmo se completan con un diseño más vivo y diáfano, con el fin de alejarse también de sus dos competidoras en el ruedo estatal. La decisión de adelantar su emisión media hora es otra señal más de su deseo de diferenciación, al mismo tiempo que consigue abrir la puerta a un interesante juego de estrategias de programación que se desplegará con mucha más intensidad en las temporadas posteriores (Monclús, Belen y Vicente-Mariño, Miguel, 2009). Se trata de un modelo equilibrado en su composición interna que pretende ofrecer una nueva alternativa. Los resultados de estos cambios no fueron inmediatos en Telecinco, pero con el paso de los años su oferta ha ido encontrando su sitio, siendo crucial en este proceso la transformación periodística que supuso la cobertura de la crisis del Prestige.

La estrategia diseñada por Telecinco carece de precedentes en la historia televisiva española. En un contexto de dura competencia, Telecinco realiza una apuesta arriesgada y se apropia, informativamente hablando, de la catástrofe. Todos sus activos se vuelcan sobre el desastre para ofrecer la cobertura más profunda y completa posible, mientras se renuncia por completo a la diversidad temática que continúa presidiendo la agenda de acontecimientos noticiosos. En este sentido, cabe interrogarse acerca de la propia concepción del noticiario televisivo: si consideramos que la función principal de este formato es ofrecer un resumen equilibrado de la actualidad informativa, Telecinco no alcanzó este objetivo; si, por el contrario, nuestro objeto de estudio se limita a la cobertura de un hecho noticioso puntual, como la crisis del Prestige, su tratamiento resulta más que correcto.

Sin embargo, sería un error equiparar alegremente cantidad con calidad. Telecinco ofreció, sin ningún lugar a dudas, la mayor cantidad de información, pero, ¿hizo lo mismo en términos de calidad informativa? La decisión de no limitar el espacio para informar sobre la crisis permite, evidentemente, hacerse eco de muchos más hechos, causas y consecuencias y también facilita el acceso de un mayor número de voces en el discurso informativo de la cadena. Así, el predominio de fuentes institucionales que se percibe en el resto de cadenas se atenúa en esta cadena y, además, el espacio para las opiniones discordantes aumenta, incrementando la imagen de pluralismo que debería estar siempre presente en cualquier medio de comunicación. Sólo es preciso comparar las agendas de cada medio para comprobar las diferencias en cuanto a las temáticas tratadas y al número de protagonistas involucrados en el relato diario de los acontecimientos. En general, podemos afirmar que la cantidad de información será uno de los factores que haga posible la calidad y la profundidad informativa.

El abuso, no obstante, conlleva una serie de riesgos que afectan al posicionamiento editorial. El grado de implicación de Telecinco está fuera de toda duda, pero es precisamente esa proximidad la que, poco a poco, hizo virar su discurso hacia posiciones abiertamente enfrentadas a las oficiales. El hecho de apoyar o de criticar a las autoridades no es más que una decisión editorial, pero el factor de riesgo apunta a que esa posición influya en la selección informativa y sesgue la línea editorial. Telecinco intentó mantener el equilibrio entre informaciones que reforzasen la acción gubernamental y noticias que la pusiesen en entredicho, pero nuestros resultados evidencian que esta cadena privada adoptó una posición predominantemente crítica con las decisiones de los Gobiernos central y autonómico. De hecho, la atención prestada a opiniones contrarias a la gestión de la crisis acabó convirtiendo al operador en protagonista de la propia cobertura.

Si bien es cierto que los índices de audiencia no recogen una mejoría sustancial del noticiario a lo largo del periodo analizado, la repercusión simbólica de su posicionamiento le sirvió para adquirir una imagen pública de informativos con voz propia e independencia, dejando atrás los fantasmas que acompañaron a la cadena desde sus primeros pasos y lanzándola a la competencia directa con otras cadenas de alcance estatal.

4 Resultados: La cobertura periodística de situaciones de crisis

En el segundo apartado del capítulo de hallazgos, enumero algunos de los rasgos dominantes en la cobertura televisiva de episodios críticos, prestando especial atención a su relación con procesos sociales y económicos de mayor calado.

Una crisis es siempre una oportunidad estratégica para cualquier organización. Así, una cadena de televisión se enfrenta ante el reto de tomar una de las diversas rutas periodísticas que se abren diariamente. En esta ocasión, Telecinco aprovechó para virar diametralmente su foco informativo, mientras que el resto de competidoras adoptaron una postura más conservadora y no se involucraron con la misma intensidad. Sin embargo, y a la luz de los datos acumulados durante el análisis, las similitudes son mayores a las diferencias.

En primer lugar, las crisis producen un evidente efecto de aceleración en las rutinas productivas de los medios. Consecuentemente, no es posible sostener que la irrupción de un episodio crítico, por intenso que sea, derive en una modificación sustancial de las prácticas profesionales. Pero sí que podemos afirmar que, ante cualquier situación de desestabilización crítica o catastrófica, los hábitos periodísticos experimentan una notable dinamización: rasgos definitorios de la información actual (inmediatez, disponibilidad de material audiovisual…) aumentan su relevancia cuando el hecho sobre el que se informa es una crisis.

También es cierto que, tras unas primeras horas de desconcierto generalizado, las redacciones reaccionan y se plantean el dispositivo periodístico necesario para ofrecer una información de calidad, proporcionando unos recursos superiores a los habitualmente disponibles. Los periodistas de más peso para el equipo de edición se desplazan hasta el lugar de los hechos e intentan coordinarse con el personal de la delegación local para preparar el abordaje informativo. Estos criterios deberán ser estudiados en profundidad para profundizar en el conocimiento de la producción informativa, profundizando en una línea de investigación (Tuchman, Gaye, 1978) que se encuentra un tanto abandonada en las últimas décadas.

En segundo término, la mejora de los medios y las vías de transporte ha reducido sensiblemente el tiempo necesario para llegar al lugar de la noticia, y la evolución tecnológica permite la emisión televisiva desde cualquier punto del planeta, por lo que el aterrizaje en el escenario de la información sólo depende del momento en el que se tome la decisión y de la disponibilidad de los recursos técnicos y humanos necesarios para alcanzar tal punto. Como resultado de estas nuevas posibilidades técnicas, la emisión en directo ha experimentado un encumbramiento generalizado que, paradójicamente, se traduce en una evidente pérdida de profundidad informativa en las crónicas. Los noticiarios analizados están plagados de intervenciones en directo que no proporcionan más valor a la crónica que el hecho de que la audiencia pueda comprobar que el equipo de periodistas realmente se encuentra presente en el lugar de los hechos. En este sentido, sería conveniente un replanteamiento editorial de las funciones de las conexiones en directo en los noticiarios: la precipitación que acompaña a la información de última hora suele ser una fuente de imprecisiones que podría ahorrarse.

En tercera instancia, la información televisiva durante una crisis tiende hacia un exceso de compartimentación de los asuntos noticiosos. El diseño del guión del noticiario intenta diferenciar claramente algunos temas dominantes, sobre los que se actualiza la información sin buscar conexiones mutuas. En la crisis del Prestige se observa una distribución hermética entre piezas centradas en el balance de daños y en las tareas de limpieza, reportajes en clave intimista narrando las desgracias de afectados o las heroicas intervenciones de los voluntarios, y las crónicas políticas marcadas por el enfrentamiento partidario. Los encuadres noticiosos (Entman, Robert, 1993; Semetko, Holly y Valkenburg, Peter, 2000) resultaban evidentes, reproduciendo una secuencia con escasas modificaciones durante el periodo estudiado y que apunta hacia un tratamiento ritual de la información. De este modo, las claves interpretativas están claras para informadores, protagonistas y audiencia, pero no contribuyen a transmitir una visión ajustada de la compleja realidad social sobre la que se informa.

En cuarto lugar, el periodismo televisivo basado en las declaraciones sigue siendo un modelo dominante. Este rasgo es aún más evidente cuando se emiten noticias políticas. El rol que asumen la redacción es el de mero reconstructor del debate a partir de breves fragmentos que pretenden resumir intervenciones mucho más amplias. La obsesión por lanzar titulares a la opinión pública acaba traduciéndose en un discurso quebrado y en una imagen desenfocada. La clase política es responsable de este retrato, si bien las rutinas profesionales del periodismo también ejercen una evidente influencia en el deterioro del debate público televisado.

En este mismo sentido, el predominio de las fuentes institucionales fue común a todas las cadenas durante la crisis, si bien es cierto que el espacio cedido a personajes anónimos ejerció un interesante contrapunto. La repercusión de la catástrofe medioambiental en la vida humana era evidente y la tendencia hacia la personalización excesiva se convirtió en un recurso sencillo para los periodistas, que se centraron en las historias cotidianas para completar crónicas con un carácter intencionadamente emotivo. En consecuencia, los líderes políticos son los rostros más frecuentes en las pantallas, pero muchos ciudadanos anónimos comparten protagonismo.

Quinto, es importante señalar el papel secundario jugado por las cuestiones medioambientales en comparación con el impacto socioeconómico del desastre. Prestar atención a la frágil situación que sufren las personas afectadas por los vertidos no justifica la escasa conciencia medioambiental mostrada por los noticiarios españoles. En una época que sitúa a la sostenibilidad como una palabra clave en el plano discursivo, los medios prestan una atención tangencial a estas cuestiones, siendo preciso reclamar un replanteamiento del abordaje periodístico sobre el medio ambiente.

Esta decisión, sin embargo, requeriría apostar por modelos alternativos de explicar los acontecimientos diarios. Unos modelos que deberían hacerse eco de la complejidad que preside la realidad social. Muchos críticos afirmarán rotundamente que la televisión no está capacitada para asumir esos retos, pero son numerosos los ejemplos de buen periodismo audiovisual que pueden demostrar el prejuicio sobre el que se asienta esa afirmación. Si bien es cierto que las dinámicas productivas del ecosistema mediático actual no estimulan la interpretación y la construcción de esquemas complejos de atribución causal, no es menos verdad que a lo largo de la cobertura del Prestige se acumulan buenos ejemplos de identificación causal, de establecimiento de conexiones entre decisiones estructurales y resultados personales… Por completar, en resumen, un periodismo en televisión de mayor calidad.

Finalmente, la creciente frecuencia con la que ciertos acontecimientos reciben un tratamiento catastrófico o crítico por parte de los medios hace necesaria la elaboración de protocolos de actuación profesional, que permitan optimizar los recursos disponibles, ofrecer una cobertura apropiada y mantener el orden en el conjunto de la producción periodística. A la luz de los noticiarios analizados, no parece que ese grado de previsión esté presente en las estrategias de las cadenas españolas de televisión, por mucho que sus responsables sean conscientes de que la capacidad de anticipación es una de las claves del éxito para cualquier institución.

5 Conclusión

Me encantaría pensar que esta investigación nunca más se pudiese replicar con otro caso empírico: sería la mejor prueba de que los seres humanos hemos aprendido a respetar a nuestro medio ambiente. La historia nos devuelve, sin embargo, una nefasta realidad con una sucesión periódica de accidentes de este tipo. La prueba la tenemos en el reciente vertido en el Golfo de México, que ha bañado de petróleo las costas estadounidenses. Las dudas sobre si el Prestige ha supuesto una ocasión para la reflexión y el aprendizaje son más que razonables, tanto en el ámbito de la información televisiva como en muchos otros aspectos de la gestión pública...

La crisis del Prestige nos ha servido como un caso válido para profundizar en las coberturas periodísticas de las cadenas de televisión. La investigación sobre el contenido mediático es imprescindible para conocer mejor los procesos de construcción colectiva de significados, pero es sólo una parte: muchas otras aproximaciones son todavía precisas para conocer el verdadero peso que ejerce este contenido sobre los productores y sobre los receptores de la información.

6 Referencias

Entman, Robert (1993). Framing. Toward Clarification of a Fractured Paradigm. Journal of Communication 43(4), 51-58

Monclús, Belén y Vicente-Mariño, Miguel (2009). La influencia de la competencia en las estrategias de programación de noticiarios televisivos en España. En José Javier Marzal, Andreu Casero y Francisco Javier Gómez (eds.). Tendencias del periodismo audiovisual en la era del espectáculo. ( pp. 49-65). Madrid: Ediciones de las Ciencias Sociales

Semetko, Holly y Valkenburg, Peter (2000). Framing European politics: A content analysis of press and television news. Journal of Communication, 50 (2), 93-109.

Tuchman, Gaye (1978). Making News: A Study in the Construction of Reality. London, New York: Free Press.