>Medina, Raúl y cols. (2007). Temas selectos en Terapia Familiar. Investigación y práctica clínica en nuestro contexto. México: Universidad de Guadalajara. ISBN: 978-970-27-1278-7
El contenido de las líneas que se presentan a continuación intenta reflexionar sobre el material que se expone en el texto escrito por psicólogos e investigadores mexicanos interesados en la terapia familiar sistémica y cuyos estudios presentados, en su mayoría, son producto de los trabajos de titulación de la maestría en Terapia Familiar de la Universidad de Guadalajara (Jalisco, México). Respecto a su contenido, podemos señalar que se encuentra organizado en dos partes. La primera, está constituida por una serie de estudios realizados en el marco de la intervención y el trabajo clínico en terapia familiar sistémica. En dicha sección se exponen cinco capítulos cuyas líneas logran la vinculación entre los conocimientos teóricos y la práctica profesional de sus autoras y autores (Raúl Medina, Rosa María Flores, Esperanza Vargas, Claudia Bonilla, Raquel Domínguez, Carmen Ávalos, Juan Carlos Gutiérrez, Teresa García y Berenice Torres), todos ellos terapeutas mexicanos que ponen a disposición del lector información de gran utilidad para investigadores, terapeutas y profesionales interesados en el área clínica.
En el primer capítulo, titulado ”Nuevas Tendencias narrativas en Terapia Familiar: de la epistemología al cambio”, Raúl Medina presenta un análisis de las bases epistemológicas de diferentes orientaciones narrativas terapéuticas. Dicho autor inicia el capítulo reflexionando sobre la naturaleza social de las teorías científicas y nos recuerda que un modelo o paradigma hace posible que una comunidad de científicos se comunique, coordine y se interrelacione con el fin de legitimar el conocimiento que ellos mismos están generando. En líneas posteriores, nos presenta un análisis detallado de tres tipos de terapias, la de Goolishian y Anderson (conversacional), la de White y Epston (narrativa), y la de Kelly (constructivista). En este sentido, presenta un esquema señalando las coincidencias y diferencias de estas corrientes terapéuticas y, a la vez, nos recuerda que cada una de ellas en el ejercicio práctico no se excluyen, sino más bien, pueden complementarse y tener un beneficio altamente enriquecedor.
El capítulo posterior ”Protocolo de intervención breve sistémica para adultos víctimas de abuso sexual” de Rosa María Flores y Esperanza Vargas, bajo la reflexión teórica de la terapia familiar estratégica breve, exponen una revisión bibliogràfica respecto al abuso sexual, y un análisis de propuestas prácticas con carácter sistémico, seguido de la presentación de la elaboración del protocolo de intervención diseñado con la epistemología sistémica, e inspirado en enfoques centrados en la resolución de problemas. Al igual que Raúl Medina, ellas nos recuerdan que no existe una verdadera y única realidad, sino que existen tantas realidades posibles como diversas interacciones se dan entre sujeto y realidad.
”Reconstruyendo el espíritu quebrantado: enfoque sistémico y terapia de la violencia intrafamiliar”, es otro capítulo de esta primera parte del libro, cuya autoría corresponde a Claudia Bonilla, Raquel Domínguez y Carmen Ávalos, quienes, desde las prácticas de la terapia familiar sistémica, presentan la situación de violencia intrafamiliar como una pauta de interacción suscitada en la familia, y en la que cada integrante interpreta un papel que contribuye a perpetuar tal situación. En este estudio se analiza el abordaje clínico de familias con esta problemática y se reflexiona sobre las fortalezas y las pautas positivas de relación que posibilitan cambios que mejoren el bienestar físico, emocional y social de cada integrante de la institución familiar.
Capítulos como ”Construcción del estilo terapéutico: supervisión y estrategias de intervención” de Juan Carlos Gutiérrez, nos invitan a reflexionar sobre la figura del terapeuta familiar como sujeto de análisis, como observador y observado, como espectador y a la vez protagonista de la dinámica que se gesta en el espacio terapéutico. Reflexiones que dan paso al capítulo posterior de Teresa García y Berenice Torres, quienes en ”Estilo terapéutico, terapia familiar estructural y familias especiales”, nos recuerdan que el terapeuta, como integrante del sistema terapéutico, no puede desligarse de las características propias de su pensar, sentir y actuar. Elementos que, sin lugar a duda, están presentes en su labor profesional. Las reflexiones de estas autoras provienen del estudio comparativo realizado en tres familias con un hijo que presenta discapacidad intelectual. Asimismo, concluyen el estilo terapéutico a través de un proceso en el que se integran la epistemología sistémica y la historia personal, al tiempo que vinculan estos elementos con el modelo teórico de la terapia familiar estructural y el análisis del trabajo terapéutico.
De esta manera, llegamos a la segunda parte del libro, que como se señaló al inicio de esta reflexión, logra establecer un vínculo fuerte entre teoría y práctica, lo cual convierte a este texto en una buena herramienta introductoria que facilita la comprensión de temas terapéuticos a quienes tengan interés por la terapia sistémica. En esta segunda parte, se expone el abordaje sistémico de fenómenos psicosociales. Dentro de estos capítulos, encontramos ”Las voces de la familia en la elección de ser psicólogo: una investigación cualitativa”, de Eliseo Pérez y Esperanza Vargas. Este estudio explora las creencias de las familias de los futuros psicólogos y psicólogas, considerando la visión de los propios alumnos respecto al significado que atribuye la familia a su profesión, a ellos mismos y a su futuro profesional. La premisa bajo la cual se realiza este estudio subraya que la actividad profesional es escogida de acuerdo con las capacidades que el estudiante considera poseer para dedicarse a una profesión específica. Las reflexiones de este análisis subrayan que lo más importante en los mensajes que los estudiantes reciben respecto a su formación no es únicamente su contenido, sino que más significativa es la persona de quién provienen dichos mensajes o consejos. En palabras de ambas autoras: “... los discursos por sí mismos no tienen suficiente valor, para que repercutan, deben ir acompañados de un escenario relacional y particularmente afectivo”. He ahí la importancia e influencia de esos discursos y de esas voces provenientes de la familia.
Posteriormente, encontramos un artículo de Jesús Romo y Berenice Torres, quienes en ”Características relacionales de los trastornos de angustia en mujeres casadas”, utilizan el método biográfico y buscan la versión de la persona entrevistada sobre sus relaciones familiares, la manera actual y pasada de vivenciar su situación, así como los significados que le atribuyen. Dichos autores obtuvieron tres áreas del universo relacional de las pacientes: el de la familia de origen, la familia de procreación y el ecosistema. En este estudio, se confirma que el síntoma expresado a través de los trastornos de angustia es la expresión de algo que debe ser comunicado y que utiliza como medio de expresión al cuerpo, es decir, es un intento por explicitar las necesidades que han sido ignoradas, que no han podido ser verbalizadas y que en el padecimiento se expresan de manera somatizada. Una recomendación del estudio es dirigir la mirada hacia el trabajo con las redes de salud para fomentar una visión holística del individuo. En ese capítulo y a lo largo de todo el texto, todos los temas tratados se presentan con detalle y exposición de la metodología utilizada, así como del escenario de estudio y las características de la población. Estos elementos permiten contextualizar y recuperar de dichas reflexiones aquella información que pueda adaptarse a las necesidades y características de los espacios terapéuticos, académicos o de investigación del lector.
El contenido que se encuentra expuesto en las páginas siguientes, corresponde a estudios de fenómenos psicosociales cuyos resultados se exponen en capítulos como ”Impacto del programa Oportunidades en la relación de pareja”, de Teresa del Carmen Romo y Raúl Medina; ”Concepciones sobre género y familia de origen en liberados del sistema postpenitenciario” de Araceli Aguilar y Remberto Castro; ”Explorando percepciones de adolescentes sobre sexualidad y embarazo”, cuya autoría corresponde a Flor Ramírez y cuyas reflexiones dan paso a otros estudios realizados en familias y jóvenes de Puerto Vallarta, como los presentados por Remberto Castro y colegas, así como los de Cristina Villalobos, cuyos estudios abordan la temática de la sexualidad en estudiantes de bachillerato. Todos los autores y autoras que acabamos de citar realizan una serie de reflexiones que señalan a la Teoría General de Sistemas como propuesta tanto teórica como de intervención en la investigación en familias, pues brinda la posibilidad de estudiar a esta institución como un todo, desde puntos de vista interdisciplinarios y transdiciplinarios.
El cuidado meticuloso en la selección de los estudios presentados en este libro, la calidad de su contenido y de sus reflexiones, nos hacen calificarlo como un material listo para ser analizado, criticado y trabajado por estudiantes con formación en áreas clínicas, y especialmente por investigadores y terapeutas sistémicos, que al igual que los autores de este libro, recurren a la terapia sistémica como una herramienta seria y científica para el abordaje de temas clínicos y psicosociales. Sólo resta, por tanto, dar la enhorabuena a sus autores y autoras por el excelente trabajo realizado.