Reseña de D.Lupton “The Imperative of Healt”

Review of D.Lupton “The Imperative of Healt”

  • Marcel Balasch
Portada libro

Lupton, Deborah (1995)
The Imperative of Health. Public health and the regulated body. Thousand Oaks, California: Sage Publications.
ISBN: 0803979363



Esta obra de Deborah Lupton nos ofrece un interesante estudio de los significados y asunciones subyacentes a lo que entendamos por políticas de promoción de la salud. Se trata, concretamente, de un trabajo que analiza las relaciones de poder generadas alrededor de las prácticas de promoción de la salud.

Para comprender las relaciones de poder que operan en dicho ámbito, la autora apuesta por abandonar la distinción entre estado y ciudadanía, o dicho de otro modo, la comprensión según la cual el estado ejercería de instancia coercitiva sobre la ciudadanía para producir consenso acerca de las buenas “prácticas de salud.

Inspirada en la tradición foucaultiana y, sobretodo en los trabajos de Nikolas Rose considera, en cambio, que estas relaciones de poder producen una ciudadanía disciplinada pero autónoma, un/a ciudadano/a que goza de una suerte de “libertad regulada'. De este modo, en vez de asumir dichos dualismos, este libro busca explorar las formas mediante las cuales se han producido las prácticas y conocimientos sobre la salud, cómo se han justificado, qué objetivos persiguen y como todo ello está arraigado en un contexto sociohistórico más amplio.

Para llevar a cabo dicho análisis el libro se centra en la noción de biopoder de Foucault, centrada, por un lado, en la relación interpersonal médico-paciente y, por otro, en el poder disciplinario del cuerpo político basado en la documentación y regulación de la salud de las poblaciones. La subjetividad, en este sentido, se construye a través de y gracias a la articulación del poder. La noción de gobernabilidad incorpora, de este modo, tanto las prácticas de autogobierno como las formas externas de gobierno más aparentes como la vigilancia y la regulación llevada a cabo por instituciones estatales.

Los aparatos y lógicas de la gobernabilidad, fuertemente conectados con el desarrollo de los estados liberales, han enfatizado en la libertad y los derechos individuales y se han opuesto al excesivo intervencionismo del Estado. Pero lo interesante de la propuesta de la autora en este libro es que nos hace ver que no son solamente los aparados del Estado los que han desarrollado e impulsado el imperativo de la salud sino que este se encuentra también fuertemente apoyado en la proliferación de agencias e instituciones diversas como la familia, los medios de comunicación, el sistema educativo, los grupos de apoyo y las organizaciones comunitarias. Estas personas, profesores, trabajadores sociales, familiares, grupos de acción comunitaria, epidemiólogos, etc., aunque tienen objetivos diferentes, e incluso opuestos, y que muchas veces son vistos como los portavoces de discursos más o menos alternativos o empoderadores, a menudo, articulan un discurso común y fomentan determinadas prácticas que comparten la idea de la primacía de la salud y la importancia de la acción racional por parte de los/as ciudadanos/as. Dichos discursos constituyen a un cierto tipo de sujeto: un sujeto autónomo, dirigido hacia el selfmanagement, es decir, hacia su auto-mejora, un sujeto autoregulado, que desea auto-conocerse, un sujeto que busca y se preocupa por su propia salud.

Para Lupton, la idea de “estar saludable' y del cuidado de uno mismo incorpora largos procesos de socialización subliminal más que decisiones conscientes y proactivas. El cuidado tiene que ver con cómo las personas se constriñen a si mismas más que en cómo son constreñidas externamente incorporando no códigos morales generales explícitos sino una comprensión compartida sobre qué es ser una persona sana. Por lo tanto, las prácticas del yo no están dirigidas por una opresión de la subjetividad sino, al contrario, por una mejora de los placeres y los deseos, la felicidad, la salud, etc. acorde con los objetivos institucionales, sociales y políticos de gobierno. Utilizando las palabras de Rose la autora afirma que son “terapias de libertad".

Así pues, según la autora, nos encontramos en un momento sociohistórico en el que la salud ha devenido un imperativo promovido no solamente por las agencias del Estado sino por las propias organizaciones ciudadanas. Estas estrategias parecen haber tenido éxito si nos fijamos en las formas mediante las que las personas articulan sus explicaciones acerca de su salud y los tipos de prácticas saludables que se llevan a cabo hoy en día. Ya no es suficiente con acudir al médico cuando estamos enfermos sino que debemos estar informados y preocuparnos por permanecer más y más saludables.

A pesar del potente desarrollo que este dispositivo de poder ha alcanzado en nuestras sociedades contemporáneas occidentales, el imperativo de la salud no debe ser entendido como una totalidad. Alberga resquicios, espacios de transgresión. Según Lupton, éstos pueden rastrearse en las prácticas de la vida cotidiana puesto que a un nivel '“micro', las personas pueden no estar conformes con las advertencias de la salud pública o la promoción de la salud ya sea por un sentido de frustración o de resentimiento, o bien porque obtienen mayor placer y satisfacción desde otras prácticas de si o porque su experiencia las lleva a adoptar posiciones de sujeto y prácticas alternativas.