Athenea Digital. número 0 - Abril 2001

Tomás Ibáñez & Lupicinio Íñiguez (compiladores)
Critical Social Psychology. London. SAGE. 1997



Enrique Jubés  Barroeta
Universidad Autónoma de Barcelona

 

Este texto esta constituido por las dieciséis aportaciones realizadas dentro del marco de un encuentro de Psicología Social Critica en la cuidad de Barcelona en 1993. Los/as autoras cuyas contribuciones componen este volumen son: Charlse Antaki, Erica Burman, Susan Condor, Tomás Ibáñez, Lupiciño Iñiguez, Karin Knorr Cetina, Ivan Leudar, Ian Lubek, Mike Michael, Ian Parker, Jonathan Potter, Steve Reicher, Martín Roiser, Rex Stainton Rogers, Wendy Stainton Rogers, Valerie Walkerdine, Sue Willkinson  y Russell Spears.

Tal y como señala Spears (1997), es muy difícil definir un conjunto teórico unitario que de cuenta de la “Psicología Social Crítica”, de hecho ésta diversidad puede ser una de sus principales características. De esta forma “Critical Social Psychology” es un texto heterogéneo que refleja la naturaleza del debate ontológico, epistemológico y político en la psicología social “crítica” contemporánea.

La mayoría de las posturas teóricas presentes en el libro se podrían agrupar dentro de alguna forma de socio construccionismo, sin embargo, sería necesario matizar esta afirmación dada la heterogeneidad de los capítulos, pero la primacía de “lo social” y “lo relacional” está presente en la mayoría sus páginas. La realidad se endiente como una producción social, construida a través del lenguaje, instituciones, relaciones de poder y prácticas históricas contextualmente localizadas, de esta forma la noción de “discurso” es fuertemente debatida y a la vez en donde se puede encontrar mayor acuerdo.

Spears en la Introducción al texto hace un esfuerzo por organizar el debate en torno a algunas “cuestiones” epistemológicas, ontológicas y políticas que pueden servir de guía al lector, para aproximarse a las problemáticas planteadas en el libro, estos temas son: El giro lingüístico, Discurso y Construccionismo, Realismo vs. Relativismo: ¿es la construcción social suficiente?, Método, Práctica investigativa y Reflexividad, El problema del sujeto y finalmente la cuestión Política.

La función constructiva del lenguaje y su relación con el discurso son aspectos fundamentales en la discusión de los autores, Rex y Wendy Stainton Rogers en su artículos ¿Going Critical? problematiza la noción de “psicología critica” matizando la increíble polisemia del termino “crítica” esto los lleva a posicionarse radicalmente en el aspecto ontológico,  negando cualquier tipo de independencia de “la realidad” de las historias que contamos sobre “ella” (discursos), por lo menos en cualquier sentido significativo. Sin embargo, la dimensión “material” en la producción del discurso es rescatada en la construcción de las relaciones de poder por Ian Parker aportando mayor complejidad a las implicaciones políticas a las posturas construccionistas.

Por su parte Lupicinio Iñiguez foucaultianamente, refiere el discurso a las relaciones de poder institucionales que se sostienen a través de la producción, el mantenimiento de formas y practicas discursivas específicas. Iñiguez al problematizar la noción de “agencia” del sujeto (enunciador), y siguiendo a Foucault (1978)[1] distingue entre Sujeto Enunciador y Sujeto Locutor (hablante) en la producción de formaciones discursivas contextualmente localizadas, señalando que la producción de subjetividades es un proceso complejo, que no puede referirse simplemente a la “posición del sujeto enunciador dentro de la formación discursiva”, sino por el contrario debe dar cuenta de su heterogeneidad y complejidad.

Por otro lado, Jonathan Potter en su contribución “Discourse and Critical Social Psychology”, entiende “la persona” como un usuario del discurso, y es en él donde se encuentran los repertorios interpretativos que serán usados por los individuos en la construcción de su “mundo social”. Mostrando la increíble “variabilidad” en las producciones discursivas, lo que le sirve de base para criticar agudamente a las aproximaciones actitudinales en la psicología social.

Se pueden leer en el texto al menos dos posturas no necesariamente contradictorias en función a la naturaleza del “sujeto” y sus relaciones con “el discurso”. La primera se inclina a entender la persona como: “sujeto del discurso” auto-producida y auto-regulada en el mismo discurso. Mientras que la segunda lo entiende como un sujeto “externo”: un usuario del discurso.

En cuanto al debate “Realismo versus Relativismo”, en términos generales la discusión se desplaza de los “debates estériles” en torno a este tópico, para centrase en las implicaciones políticas y los efectos pragmáticos de cada posición. Si la realidad es una construcción social tal y como argumentan Stainton Rogers y Potter; lo real está constituido en las prácticas discursivas, lo que no implica que “la realidad” sea exclusivamente “una construcción social”. Como señala Tomás Ibáñez (1996)[2] “Decir que un objeto se produce mediante determinadas operaciones, lingüístico – conceptuales, no significa que ese objeto sea de la misma naturaleza que las operaciones que lo han constituido”.

Aunque existen diferentes posturas sobre “lo real” (Potter, Stainton Rogers, Michel, Parker, Condor, Spears) de alguna manera todas parecen sugerir, que “la realidad” no puede ser independiente de los grupos, intereses y las operaciones de construcción que la constituyen, si se acepta esto, se puede concluir lógicamente que cualquier “realidad es relativa” en cierta medida. De esta forma, “la realidad” es una producción intrínsicamente histórica que responde a los intereses de los grupos dominantes de cada época, los cuales son susceptibles a modificaciones como resultado de la dialéctica “relaciones de poder – prácticas de libertad”, produciendo nuevos discursos, tecnologías y formas de subjetividades o reforzando las antiguas.

De la controversia Relativista-Realista se desprende en gran medida los siguientes temas de reflexión en el texto, las cuestiones del método (experimentales-cuantitativos vs. hermenéuticos-cualitativos) y sus implicaciones con las prácticas de investigación la producción de conocimiento científico, y la reflexividad.  Las posturas críticas enfatizan en los fines políticos de las prácticas de investigación y en la forma de producir “conocimientos” dentro de los laboratorios mostrando los aspectos relacionales de la producción de conocimiento, las formas de construir la “objetividad”, de ocultar intereses, de manejar rivalidades, etc.

De esta manera, tal y como señala Speras la “reflexividad” se ha convertido en un elemento primordial en la Psicología Social Critica, proporcionando una opción ética, política y metodológica, para las practicas de investigación y la construcción del conocimiento científico, así el investigador queda incorporado y comprometido con los resultados que produce y resaltando el valor del “conocimiento local” y “ubicado históricamente”, como opción al conocimiento trascendental y ahistórico propio de la modernidad.

Sin embrago la reflexividad puede trasformarse en una nueva “palabra buzón” dentro de la cual puede caber casi cualquier cosa, desvirtuando los su propia definición. Así el uso acrítico de la “reflexividad”, puede ayudar a mantener las asimetrías en la producción del conocimiento. Condor en su texto “An so say All of Us?: Some thoughts on “Experiential Democratization” as an Aim for Critical Social Psychologists” analiza el trabajo de Sampson (1991, 1993) [3] mostrando como la retórica del dialogismo y la democracia puede ser utilizada como dispositivos de autoridad en donde el autor se autoproclama de forma “descontextualizada y universal” como una voz autorizada para determinar lo que “la realidad”  de los fenómenos estudiados y esconderse bajo el nombre de “reflexivo”.

En este sentido, Lubek y Ibáñez en sus textos: Reflexively Recycling Social Psychology: A Critical Autobiographical Account of an Evolving Critical Social Psychological Analysis of Social Psychology y Why a Critical Social Psychology? resaltan la importancia de “lo político”, en la determinación de los fines y prácticas de investigación posicionándose críticamente frente al paradigma experimental y su fetichismo metodológico. 

Otro de los temas centrales de discusión en la mayoría de los texto es la cuestión del “Sujeto” o “Self” en el desarrollo del libro se pueden observar las diferentes posiciones en torno a la noción del “Self”. Sin embrago, se podría afirmar que  todas las contribuciones se distancian de la noción “Cartesiana” en donde el sujeto se entiende como “un universo motivacional y cognitivo compacto, único y mas o menos integrado un centro dinámico de conciencia, emoción, juicio y acción, organizado en una totalidad peculiar y en constaste con otras totalidades semejantes y con un trasfondo social y natural” (J. Bruner 1990)[4]. Para adentrarse desde paradigmas “postmodernos” a la complejidad del “Self” entendido como un producto fragmentario, histórico, relacional construido en el seno de las practicas sociales que lo constituyen. Una de las criticas comunes se dirige al “esencialismo” y  “voluntarismo” implícito en la noción cartesiana del sujeto, y sus vinculaciones políticas con las practicas liberales, cuestionando el individualismo que postula al sujeto como dueño de su propio destino e independiente en sus decisiones, tal y como lo define Friedman (1981)[5] en su best-seller “Free to Choose”:

"Los precios que emergen de las transacciones voluntarias entre compradores y vendedores –es decir, en el mercado libre- son capaces de coordinar la actividad de millones de personas, que solo persiguen su propio interés (...) sin que sea necesario que las gentes se hablen o se amen."

Frente a esto y fundamentado en el “giro lingüístico” (pero no quedándose solo en él) y frente a la pregunta: si no existe certidumbre en las grandes meta- narrativas ¿por qué hemos de creer en la certidumbre de un sujeto individual que puede ser solo una ilusión?. Esta pregunta no obtiene una única respuesta, los autores postulan diversas concepciones de “la subjetividad”, desde perspectivas discursivas, a los posicionamientos de la “Teoría del Actor Red” en donde son la subjetividad se concibe como articulaciones entre actantes “humanos” y “no humanos”, en constante interacción. (M. Michael)

Para terminar se puede afirmar que este texto que compilan Ibáñez y Iñiguez, es un fiel testigo del pensamiento crítico en la psicología social contemporánea, en estos tiempo borrosos, de esta forma el texto puede ser leído en clave de “mudanza” de paradigmas. Pero este libro muestra un muy bien lograda síntesis de los aportes y debates teóricos, epistemológicos y políticos que resultan de la reflexión e investigación de los diferentes autores. Los diversos tópicos que se recorren a lo largo del libro, son un excelente pretexto para interpelar el pensamiento que tradicionalmente ha dominado en la “Psicología Social” tradicional. De esta forma el texto se constituye sin duda en uno de los referentes más importantes, para aproximarse la complejidad del pensamiento crítico actual.


Referencias:

[1] Foucault (1978): Las Palabras y las Cosas: Una arqueología de las ciencias humanas. Madrid. Siglo XXI.

[2] Ibáñez T. (1996) Fluctuaciones Conceptuales en Torno a la Postmodernidad y la Psicología. Universidad Central de Venezuela. Caracas

[3] Sampson (1991) The democratization of Psychology. Theory & Psychology, 1, 275-298 y Sampson (1993) Celebrating the other: a dialogic account of human nature. New York: Harvester Wheatsheaf. Citado en  Susan Condor (1997) And So Say All of Us?: Some Thoughts on “Experiential Democratization” as an Aim for Critical Social Psychologists.

[4] J. Bruner J. (1990): Actos de Significado: Más allá de la revolución cognitiva. Alianza Editorial. Madrid.

[5] Friedman (1981): Free to Cose, Avon. Citado en Dupuy J. P. (1999) El Pánico. Gedisa Barcelona.