Athenea Digital - num. 0 abril 2001-
La privatización del control penal.
Un nuevo mecanismo de exclusión social
|
Maria
Lucrecia Hernández Vitar
Programa de Maestría en Sistema Penal y Problemas Sociales. Universidad de Barcelona |
Pocas funciones sociales parecen más públicas que las de control policial, la
de administración de justicia y la de encarcelación de las personas. Sin embargo,
desde hace unas décadas la soberanía estatal se ha visto invadida y en la situación de compartir
el uso exclusivo de su poder coercitivo con un emergente sector: el privado.
En este contexto, el análisis de las políticas de seguridad
y de control penal llevadas a cabo por los Estados -inscriptas como uno de
los objetivos prioritarios de los gobiernos y desarrolladas con más fuerza
a partir de la década de los ´80- permite comprobar la existencia de un conjunto
de factores articulados a su implementación. A partir de los ´80 se puede observar, en primer lugar,
que el incremento del sentimiento de inseguridad ciudadana, unido a las fuertes
campañas de lucha contra el crimen, dio lugar al nacimiento de una nueva forma
de pensar y de mirar los problemas y las relaciones sociales, expresada a
través de la óptica del riesgo y de la inseguridad. En segundo lugar, y como consecuencia de lo anterior,
el aumento del encarcelamiento a nivel mundial fue uno de los detonantes tanto
de las políticas de control penal duro como de las que posteriormente fueron
el esbozo de las opciones privatizadoras en torno a prisión. En este mismo
sentido, se puede observar una tendencia a policializar cierto tipo de problemas
sociales, tales como la tenencia de drogas o el gran movimiento de las masas
de inmigrantes (Bergalli,1995). En tercer lugar, a partir del surgimiento de nuevas
categorizaciones sociales y a raíz del fracaso de las estrategias esbozadas
hasta ese momento, se perfilaron nuevas corrientes y comenzaron a ponerse
en marcha políticas de diseño ambiental para afrontar el fenómeno de la delincuencia.
Emergen enfoques innovadores, de sello más preventivo que punitivo, como así
también nuevos mecanismos de vigilancia, que abarcan desde la introducción
de tecnología hasta diferentes modalidades de participación ciudadana. Junto a ello se observa que la paradoja del mundo contemporáneo,
signada por los procesos de globalización e individualización, encuentra su
manifestación más evidente en la difuminación de las fronteras entre lo público
y lo privado. En esta situación de fusión y ante la creciente incapacidad
que muestra el Estado para cumplir con las tareas que le son propias, determinadas
áreas de producción de bienes y de servicios estatales han sido penetradas
por capitales y por modos de gestión del sector privado. Opciones consideradas
como una de las salidas más rentables (medidas en términos costes-beneficios)
para aligerar la carga económica del Estado y, en igual sentido, para fomentar
la expansión de sus servicios. La emergencia de lo privado Con la emergencia del modelo posfordista y la crisis
del Estado de Bienestar empezó a verificarse un progresivo desmantelamiento
de la regulación del Estado en la vida social, transfiriéndose bienes y servicios
hacia la esfera privada, y desarrollándose estrategias orientadas a implicar
al sector no estatal. En este orden de cosas, no resulta extraño que se asista
a un traspaso de las modalidades de control social desde lo público hacia
lo privado, ámbito en el que comienzan a gestarse y a definirse las políticas
criminales y las de seguridad ciudadana. Como consecuencia, comienza a resurgir la industria
de la seguridad privada. Conviene señalar que esta forma de manejo de la seguridad
ciudadana no es nueva; por el contrario, desde los orígenes de las funciones
de policía, de seguridad y de protección a la ciudadanía, ha sido una constante
la existencia de cuerpos privados oferentes de esta clase de servicios. Por
este motivo, resulta necesario tomar como punto de partida del análisis el
nacimiento del Estado moderno y el surgimiento de la policía como cuerpo fundamental
para poner en práctica su poder coercitivo (Recasens, 1996; Recasens y Domínguez,
1998). Este fenómeno se observa en la intensificación y la
expansión de nuevos mecanismos o técnicas de control de la conducta humana
(v.g. centros custodiales, sistemas de monitoreo electrónico, nuevas formas estadísticas para determinar
y para predecir riesgos), las que son consentidas o receptadas casi voluntariamente
por los ciudadanos, tanto aquellos sometidos a algún tipo de institucionalización
como los que se encuentran en condición de hombres libres. Estados Unidos y Gran Bretaña en la década de los ´80
han sido el escenario privilegiado de irrupción de estos procesos que, sin
embargo, no quedaron acotados a sus límites. La configuración de los nuevos
bloques económicos junto a la reorganización del orden mundial ha conducido
a que estas transformaciones se conviertan también en una realidad en gran
parte de las naciones del mundo, como es el caso de la Unión Europea o muchas
ciudades latinoamericanas. A partir de allí comenzaron los procesos de privatización
de los organismos públicos de producción de bienes y servicios, lo que ha
puesto en juego cuantiosas sumas de dinero. El fenómeno se ha puesto de manifiesto
en diferente áreas. En las que algunos autores denominan instituciones
intermedias", relacionadas con el manejo de "drogadictos" o
de los delincuentes juveniles. Asimismo, en el ámbito comunitario a partir
de la emergencia de asociaciones de vecinos que se agrupan para combatir la
delincuencia, y en otro tipo de asociaciones que intervienen en el proceso
de "rehabilitación" de ex-presos. Por último, cabe destacar otro tipo de cuestiones, a
las que conviene prestar atención preferente. Por un lado, las privatizaciones
están referidas a las medidas preventivas de vigilancia, dentro de las cuales
se encuentran los mecanismos de vigilancia privados (guardias, alarmas, circuitos cerrados de televisión, etcétera);
por otro lado, la privatización también se ha introducido en el ámbito penitenciario,
tanto en lo que hace a la construcción misma de los establecimientos como
en lo atinente al manejo del régimen progresivo de los internos. Estas nuevas estrategias han sido desarrolladas para
manejar ciertos tipos de conflictos dentro de las comunidades y suministrar
mecanismos de control social en el seno de las mismas. Su incorporación está
relacionada con el nacimiento de extensas áreas de propiedad privada (centros
comerciales, condominios, restaurantes, etcétera), ámbitos en los que comienza
a transcurrir gran parte de la vida de los ciudadanos. Aunque se trata de
espacios de uso público, su carácter de propiedad privada genera el derecho
de sus propietarios a la autodefensa (Shearing y Stenning, 1981 en Shearing
y Stenning,1994). El nuevo enfoque actuarial en el control del crimen Dentro de este nuevo esquema, la atención se centra
en la vigilancia y la distribución de los potenciales ofensores, en la prevención
o la reducción de las oportunidades para delinquir, como también en el manejo
y la detección de los grupos clasificados por su riesgo. Se ha
producido una clara redefinición de quiénes son los enemigos públicos, asumiendo
posiciones centrales tanto los delincuentes convencionales -traficantes de
drogas o terroristas- como los grupos recientemente incorporados -los inmigrantes
ilegales, los sin trabajo, los drogadictos, los pequeños ladrones
o las prostitutas-. Se observan formas actuariales en la concepción y en
el manejo de la seguridad pública que emplean el lenguaje del "management" y la utilidad social,
en contraposición a la noción tradicional de la responsabilidad individual
(Feeley y Simon 1995). En este contexto, las políticas de seguridad desplegadas
por los Estados, tanto la simple acción de iluminación de una calle como la
construcción de nuevos centros penitenciarios, se encuentran imbuidas del
lenguaje de la prevención -en sus distintas formas- de la contención o el
aplazamiento en la carrera delictual de los nuevos delincuentes. El análisis de estas nuevas problemáticas son abordadas
en el estudio sobre La privatización del control penal. Un nuevo mecanismo
de exclusión social. En la primera parte el presente estudio se efectúa
un análisis de los procesos de cambio y de transformación de las políticas
y las estrategias de control del delito, haciendo particular referencia a
la tendencia a la privatización. Luego de examinar la situación existente
en Estados Unidos y en Europa, el foco de atención se centra en la República
Argentina. Si bien los mecanismos privatizadores se verificaron
dentro los tres estadios del control penal, formado por la policía, la administración
de justicia y la ejecución de penas, se privilegian sólo dos de aquellos.
La elección no fue realizada al azar, sino que el interés es investigar los
estratos más duros del control penal, la policía y la cárcel, en el marco
de un esquema que muestra la emergencia de una policía privada y de opciones
de privatización en el ámbito penitenciario. Se procura asimismo descubrir la nueva lógica de las
políticas de seguridad emergentes, el por qué de su aparición, el contexto
en el que surgieron, así como analizar algunas de las estrategias que tienen
relación directa con la privatización del control penal. Se examina cómo las políticas de prevención de la criminalidad
ensayadas en la actualidad desde los diferentes ámbitos involucrados en su
formulación y ejecución están orientadas y marcadas por los siguientes indicadores:
i) el surgimiento de un nuevo concepto, el de sociedad del riesgo,
mediante el cual se manejan y se calculan los riesgos sociales a través del
aseguramiento y prevención de las posibles pérdidas que pudieran ocasionarse;
ii) se privilegia la definición y el diseño de los espacios de control; iii)
se produce el ingreso de múltiples agentes encargados del control y la estructuración
de la lucha contra el crimen; iv) la intensificación de las técnicas
de vigilancia y el desarrollo de nuevos mecanismos electrónicos de supervisión
de la conducta; y v) la intervención de servicios sociales y asistenciales
en el management de
las nuevas clases peligrosas. En una segunda parte se analizan las consecuencias derivadas
del ejercicio del control del delito, las tendencias de privatización y el
corporativismo que experimentan en la actualidad muchos de los sistemas políticos
europeos y ciudades norteamericanas. Entre ellas, podría hablarse del surgimiento
de una "industria del control del delito", de un mercado del
control del delito (Christie, 1993) o de las nuevas fórmulas de desempeño
de las funciones de vigilancia otrora asignadas al Estado. En este punto se intenta mostrar la reorganización de
la asignación de las responsabilidades de vigilancia del orden público que
se ha producido en el interior de los Estados. En forma complementaria, se
procura alertar acerca del surgimiento de una nueva estrategia de orden y
de seguridad ciudadana, definida y controlada por agentes del sector privado
e indagar en qué medida estas modalidades coinciden o se contraponen con aquellas
proclamadas por el Estado. Para finalizar, el análisis se orienta hacia la
expansión del rol del sector privado en el tercer componente del sistema de
justicia, el de la ejecución de las penas, que a partir de los ´80 comenzó
a generar gran interés, pero también fuertes controversias. En el último capítulo, y a modo de conclusión, se plantean
algunos indicadores para demostrar el traslado a la realidad argentina de
los mecanismos y de los modelos de control penal instalados en el mundo denominado
desarrollado. En esta línea, se muestra que en el caso de Argentina
se reproducen -mediante imitación- las nuevas políticas adoptadas en la lucha
contra el delito: seguridad privada, diseño espacial para la prevención del
delito, intensificación y aplicación de sofisticadas tecnologías en los mecanismos
de vigilancia, participación comunitaria en el diseño de las políticas de
seguridad, control multiagencial del delito
Pero, en definitiva, no hacen más que crear,
sin mezclar, dos ciudades dentro de una. Como dicen Borja y Castell,
a la ciudad legal se le añadió
una ciudad ilegal o alegal. (Borja y Castell 1997). Referencias BERGALLI, R. (1995): El Sistema Penal Español como el Ambito
Menos Conocido del Control Social. En: Social Control, Political Power,
and the Penal Question: For a Sociology of Criminal Law and Punishment.
Oñati Proceedings, 1995, número 17. BORJA, J. y CASTELL, M. (1997): Local y Global. Madrid.
Taurus. CHRISTIE, N. (1993): La industria del control del delito.
¿la nueva forma del holocausto?. Buenos Aires, Editores del Puerto. FEELEY, M. y SIMON, J. (1995): La nueva penología: notas
acerca de las estrategias emergentes en el sistema penal y sus implicaciones.
En Delito y Sociedad. Revista de Ciencias Sociales. Número 6-7.
Buenos Aires. RECASENS, A. (1996): Soberanía, aparato policial e integración
europea. En R. Bergalli y E. Resta (compiladores): Soberanía: un principio
que se derrumba. Aspectos metodológicos y jurídicos-políticos. Barcelona.
Paidós. RECASENS A. y DOMINGUEZ J. L. (1998): La configuración
del espacio policial contemporaneo. En M. Añón; R. Bergalli; M. Calvo y P.
Casanovas (editores): Derecho y Sociedad. Valencia. Tirant lo
Blanch. SHEARING, C. y STENNING P. (1994): Private Security: Implications
for Social Control. En S. Henry (editor): Social control, Aspects of
Non-State Justice.